04 septiembre 2009
Felipe Calderón sabe que el miércoles dio su mejor discurso desde que está en la Presidencia. El gran asunto es sí llegó a tiempo. Lanzamos dos formas de ver el Informe. Por una parte, es evidente que las cosas tienen que cambiar y la única forma de hacerlo es que se enfrente a los poderosos grupos empresariales y los cotos de poder sindical. No debe pasar mucho tiempo para saber sí esto va en serio o no. La otra forma de ver el discurso del Presidente es bajo la premisa de que después de tres años de gobierno no ha pasado casi nada.
Van tres años de calderonismo y seis de foxismo con muy poco qué presumir en materia económica. El discurso del miércoles es importante porque se reconoce que lo que se tiene que hacer no se ha hecho. Algunos de los 10 puntos tienen que ver con temas de campaña, otros pueden ser un conjunto de buenas intenciones y otros más forman parte de la imperiosa necesidad de cambio. ¿Está dispuesto Calderón a enfrentar a los grandes medios de comunicación? El asunto tiene que ver con muchos elementos que van desde la genuina democratización hasta una urgencia más: la competitividad y el dar paso a nuevos grupos que ensanchen la vida económica y discursiva.
Hace algunos días Porfirio Muñoz Ledo planteaba que había que dar paso a un gobierno de unidad nacional y que el actual renunciara. La idea, más allá de que para algunos tenga tintes de arenga, debe ser atendida entre otras razones porque bajo las actuales condiciones en que estamos muchos de los inéditos pueden terminar por ser posibles. El tema es de alto riesgo porque si de algo padece el país en este momento es de una falta de cohesión que hace que cualquier asunto, por más importante que sea, pase a segundo plano por la evidente división que se da en buena parte de los ámbitos de la vida nacional. Sin cohesión vamos al caos con este gobierno u otro.
Felipe Calderón se está jugando el cuello y tiene que tomar decisiones. Quizá de nuevo haya un mal diagnóstico de lo que está pasando, recordemos que en esto de los diagnósticos este gobierno ha fallado ya varias veces. Quizá podríamos estar ante un Presidente que no decide, o quizá ya entró en lo que más ha criticado de los priístas: nos referimos al ni los veo ni los oigo. Si no escuchó el 5 de julio y no sabe lo que pasa en la calle, el problema va que vuela para ser todavía más serio. Si no enfrenta las consecuencias funestas que genera el actual modelo económico, pasando por la transformación del poder abusivo de los medios, en particular los de la tele, nadie le va a creer ni voltear a ver. Es paradójico que en medio de la crisis tenga una oportunidad. A estas alturas es un asunto de su supervivencia.
¡OUUUCHCHCHCH! Pocos en el PRI entienden por qué se dejó en manos del PAN la Comisión de Hacienda en la Cámara de Diputados. ¿Será que no quieren ver la manzana podrida que ellos también se comen y comparten? ¿Pues qué no votaron por el PRI para que cambien las cosas?
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