La toma de tribuna de la Cámara de Diputados, realizada ayer por un grupo de legisladores afines al movimiento lopezobradorista, en protesta por el alza de impuestos acordada por el PAN y el PRI, reveló una vez más el verdadero talante de la derecha en el poder: autoritarismo, intolerancia y censura. La decisión de interrumpir la transmisión en vivo del Canal del Congreso es un hecho grave que viene a sumarse a la propaganda engañosa, de corte francamente fascista, que el gobierno ha desplegado en contra de todo aquel que se le oponga.
Aunque la señal del canal legislativo se transmite solamente por televisión de paga o restringida, diversos medios de comunicación nacionales y extranjeros dan seguimiento a lo que ocurre en las dos cámaras del parlamento mexicano a través de esta vía. Por ello, lejos de ocultar o minimizar la protesta, lo que esta burda maniobra propició fue un mayor interés de los periodistas y del círculo rojo por observar lo que estaba pasando en el salón de sesiones.
Panistas y priistas, tal como ocurrió con los electricistas el día en que la policía federal invadió las instalaciones de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, fueron sorprendidos por una parte de la oposición de izquierda, que un día antes, en discreto coloquio realizado en la colonia Roma, había decidido la toma de la tribuna legislativa, para tratar de impedir o por lo menos exhibir, la complicidad de ambos partidos en el aumento de impuestos a la ciudadanía, y el mantenimiento de los regímenes especiales de tributación que permiten a los grandes contribuyentes evadir legalmente sus contribuciones al fisco.
El gobierno calderonista y la mesa directiva, presidida por el diputado panista Francisco Ramírez Acuña, creyó que pactando con los chuchos en el PRD tenían todo bajo control. Pero un reglamento interno, avalado mansamente por la coordinación perredista en San Lázaro, que prohíbe la toma de tribuna, no puede estar por encima de la objeción de conciencia y de la libertad que cada legislador tiene para actuar conforme a sus creencias. Además, la bancada del PT, reducida en número, pero elevada en calidad, tiene la iniciativa y la táctica para imponer la agenda de los grandes temas nacionales. Así, ese pequeño pero combativo grupo de legisladores identificado con Andrés Manuel López Obrador, ha puesto a la defensiva y contra la pared a una mayoría timorata, sumisa y cómplice.
Las mantas y cartulinas que los obradoristas desplegaron en protesta por los impopulares impuestos que PRI y PAN quieren imponer a la ciudadanía, asustó a la directiva cameral. La enorme manta con la leyenda “Calderón es el verdadero peligro para México”, molestó a Los Pinos. Hubo más mensajes, algunos de ellos bastante agresivos. Consecuentemente, los diputados del PT y PRD que ocuparon la tribuna, aparecieron solamente durante ocho minutos en el Canal del Congreso. Ese es el tiempo en que los integrantes de la mesa directiva se retiraron del presídium, Inmediatamente después, la señal fue sustituida con programas grabados, y así permaneció por horas. Sólo uno de los canales de circuito cerrado del Palacio Legislativo siguió difundiendo una imagen panorámica del salón de sesiones.
Es previsible lo que sigue: los medios de comunicación al servicio del régimen, lincharán mediáticamente a los diputados que se atrevieron a utilizar este recurso parlamentario de la toma de tribuna, perfectamente legal en México, y hasta rutinario en otros parlamentos del mundo. En contraste, esos mismos medios callarán o justificarán el abuso y la ilegalidad que se cometió al censurar la transmisión del Canal del Congreso. Vivimos tiempos canallas, sobre todo en la prensa.
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