16 octubre 2009
“Hasta ahora nadie había identificado la “extinción” de Luz y Fuerza del Centro como un golpe de Estado de Felipe Calderón. Y la propuesta de huelga general de pago de impuestos y boicoteo que usted preconiza sería defensa viable contra el calderonato”.
Rey Francisco Morales.
I
El autor del epígrafe en la entrega de hoy, el caro leyente Francisco –quien nos lee, dice, en Diario Libertad, periódico que circula por Internet desde hace siete años-- también ha escrito en
misiva recibida hoy: “el golpe de don Felipe viola la ley”.
La afirmación del leyente Francisco no antójase sin fundamento, pues siendo, como se identifica a sí mismo, constitucionalista (no nos informa en qué parte del país o del mundo), sabría cómo discernir violaciones a la norma suprema de México.
Ello contrasta, afirma, con la formación académica del señor Calderón y de sus secretarios de despacho, principalmente el de Gobernación, Fernando Gómez Mont, quien es un abogado que,
presumiblemente, conocería de normas constitucionales.
Mas no. A ese respecto, el leyente Francisco escribe: “Pero ya sabemos que los dos Felipes son abogados leguleyos duchos en corromper agentes del Ministerio Público y jueces, magistrados y hasta ministros del Poder Judicial. Saben cómo violar leyes”.
Bien. La afirmación de don Rey pudiere tener o no méritos. Pero da en el clavo. Como letrados en derecho, los señores Calderón (con escasa experiencia profesional) y Gómez Mont (célebre y celebrado por “saber” cómo ganar sus casos) dejan mucho qué desear.
El asunto traído a primer plano por el leyente Francisco es atañedero a la naturaleza y, ergo, definición, del acto calderonista de “extinguir” a LyFC y de esa guisa desemplear a 60 mil y pico
trabajadores sindicalizados y de confianza de dicho ente.
Vayamos a los motivos y, desde luego, el contexto y las coyunturas que el Presidente de Facto identificó como favorables o propicias, a nuestro ver incorrectamente, para “extinguir” a LyFC como vía para destruir al Sindicato Mexicano de Electricistas.
Don Felipe (nos referimos al señor Calderón, no al obeso secretario Gómez Mont) también identificó en esas aparentes coyunturas políticas condiciones con el viento a favor --en popa--
para alcanzar otros dos objetivos centrales.
II
Esos objetivos son:
Uno, el de someter, finalmente, al sindicalismo independiente, pues según su ideología conservadora el golpe al SME --cuyo origen se remonta a 1914, en la Revolución Mexicana— su destrucción tendría un efecto propagador. Apaciguante.
Y, otro, el de enviarles un mensaje a la gran oligarquía mexicana –el megaempresariado financiero y comercial y franquiciado de bienes y servicios y sus asociados locales y extranjeros--, irritada por ciertas políticas calderonistas.
Fue ese “coup d´ État” --golpe de Estado-- motivado por el afán diríase que vocacional del señor Calderón de reforzar su poder metaconstitucional, sustentado sobre premisas y atavismos de la cultura política prevaleciente y cumplirle a sus patrones.
Éstos –la gran oligarquía, los consorcios trasnacionales y los intereses estratégicos creados de Estados Unidos-- mostraban públicamente irritación y hasta descontento con la actuación de don Felipe. Sospecha: sus patrones conspirarían para removerlo.
Mas si bien esos son, objetivamente discernidos, los motivos de don Felipe –reforzar su poder político metaconstitucional, apaciguando a sus patrones al destruir al sindicalismo--, el golpe de Estado nos exhibe otra faceta de don Felipe. Faceta macabra.
Es la faceta vocacional autoritaria, asaz arbitraria, de de un individuo –el señor Calderón—y de una filosofía y las ideologías que inspira y las prácticas políticas que fomentan bajo cualesquier
razones del poder personal o de un proyecto de poder.
Esa filosofía y las ideologías que devienen de aquella son las del conservadurismo. Históricamente, desde el “grito” de Independencia a la fecha, los conservadores han tratado de establecer un régimen económico y político opuesto a los intereses populares.
Ello es verismo fedatario, documentado con amplitud por la historia. Los propios conservadores de siempre –los de antes y de ahora-- no le ven demérito moral o ético a su cosmovisión y
propósitos y objetivos y el método a usarse para alcanzar éstos.
III
Los conservadores reniegan de la miga vera del nacionalismo y de lo revolucionario, aunque han usado ambos conceptos como atuendos a modo para la simulación. El PRI, agente expedito del conservadurismo mimético, es revolucionario de nombre. No más.
El conservadurismo (y los conservadores) han sido, desde el siglo XIX, los que han invitado y traído a potencias extranjeras y sus expresiones políticas y económicas a oprimirnos bajo modalidades y guisas y estilos variopintos. Lo padecemos hoy.
Iturbide, el trauma de la secesión de Texas, el cercenamiento territorial brutal de 1849, El Vaticano, Maximiliano, la conspiración de Henry Lane Wilson con Huerta El Chacal y Félix Díaz, la intervención estadunidense de 1914, el general Pershing, Carranza…
Y la cristiada –la guerra de los cristeros, financiada por el Vaticano, la Iglesia Católica Mexicana y los conservadores--, el alemanismo y su desexpropiación petrolera, los gobiernos seudorrevolucionarios hasta Ernesto Zedillo, priísta de pátina, y Vicente Fox.
Y, hoy, el señor Calderón. Miguel de la Madrid , Carlos Salinas y el señor Zedillo –conservadores bajo disfraz tricolor-- fueron al Miramar del Potomac a ofrecerle México en bandeja de plata. El imperio creó enseres para imperializarnos.
Y esos enseres –el Consenso de Washington, el TLCAN, el Plan Puebla-Panamá, el ASPAN y la “iniciativa Mérida”-- permiten que monarcas extranjeros –los consorcios trasnacionales-- tengan por epígono y sicario patológico a un dictador local en ciernes.
Y ese dictador local en ciernes –el señor Calderón— gobierna, como se ha visto desde 2006, dictando decretos inconstitucionales y/u opuestos a la Constitución, como se observa en la “extinción” de LyFC y el cese del SME y desempleo de miles.
El contexto histórico barrunta la configuración y emergencia de un gran peligro: el tránsito de una “dictadura perfecta” –un sistema de simulación de democracia política, económica y social cuyo emblema es el PRI— a la dictadura de un sólo hombre.
Pero el tipo de dictadura que parece haber fundado el señor Calderón --eje del ejercicio metaconstitucional de un poder ajeno a la premisa legal mayor de lo constituido— nos retrocede en el tiempo y en la historia. A Iturbide. A Maximiliano.
ffponte@gmail.com
www.faustofernandezponte.com
Glosario:
ASPAN: Alianza para la Seguridad y Progreso de la Amèrica del Norte.
Iniciativa Mérida: propuesta del gobierno de EU al de México y aceptada por éste sin consultarla a la ciudadanía, similar al llamado Plan Colombia, diseñada para apoyar con equipo y tecnología e incluso personal de asesoría en la campaña mexicana contra los cárteles dedicados al tráfico ilícito de estupefacientes y psicotrópicos.
Huerta, Victoriano, El Chacal (1850-1916): militar y Presidente de Facto de México. Se le atribuye el asesinato de Francisco I. Madero. Como coronel del Ejército Mexicano combatió con saña y ferocidad las innumerables rebeliones indias (yaquis y mayas principalmente) que había en el país, lo que le permitieron ascender a general. Escoltó a Porfirio Díaz a Veracruz, quien abordaría el Ipiranga en su exilio a Francia. Durante la campaña contra Pascual Orozco, arrestó a Francisco Villa y ordenó su fusilamiento, pero intervinieron los hermanos de Madero y sólo se le envió a prisión a la ciudad de México, quedando en libertad a los pocos días; ello acrecentò su odio por el Presidente.
Rey Francisco Morales.
I
El autor del epígrafe en la entrega de hoy, el caro leyente Francisco –quien nos lee, dice, en Diario Libertad, periódico que circula por Internet desde hace siete años-- también ha escrito en
misiva recibida hoy: “el golpe de don Felipe viola la ley”.
La afirmación del leyente Francisco no antójase sin fundamento, pues siendo, como se identifica a sí mismo, constitucionalista (no nos informa en qué parte del país o del mundo), sabría cómo discernir violaciones a la norma suprema de México.
Ello contrasta, afirma, con la formación académica del señor Calderón y de sus secretarios de despacho, principalmente el de Gobernación, Fernando Gómez Mont, quien es un abogado que,
presumiblemente, conocería de normas constitucionales.
Mas no. A ese respecto, el leyente Francisco escribe: “Pero ya sabemos que los dos Felipes son abogados leguleyos duchos en corromper agentes del Ministerio Público y jueces, magistrados y hasta ministros del Poder Judicial. Saben cómo violar leyes”.
Bien. La afirmación de don Rey pudiere tener o no méritos. Pero da en el clavo. Como letrados en derecho, los señores Calderón (con escasa experiencia profesional) y Gómez Mont (célebre y celebrado por “saber” cómo ganar sus casos) dejan mucho qué desear.
El asunto traído a primer plano por el leyente Francisco es atañedero a la naturaleza y, ergo, definición, del acto calderonista de “extinguir” a LyFC y de esa guisa desemplear a 60 mil y pico
trabajadores sindicalizados y de confianza de dicho ente.
Vayamos a los motivos y, desde luego, el contexto y las coyunturas que el Presidente de Facto identificó como favorables o propicias, a nuestro ver incorrectamente, para “extinguir” a LyFC como vía para destruir al Sindicato Mexicano de Electricistas.
Don Felipe (nos referimos al señor Calderón, no al obeso secretario Gómez Mont) también identificó en esas aparentes coyunturas políticas condiciones con el viento a favor --en popa--
para alcanzar otros dos objetivos centrales.
II
Esos objetivos son:
Uno, el de someter, finalmente, al sindicalismo independiente, pues según su ideología conservadora el golpe al SME --cuyo origen se remonta a 1914, en la Revolución Mexicana— su destrucción tendría un efecto propagador. Apaciguante.
Y, otro, el de enviarles un mensaje a la gran oligarquía mexicana –el megaempresariado financiero y comercial y franquiciado de bienes y servicios y sus asociados locales y extranjeros--, irritada por ciertas políticas calderonistas.
Fue ese “coup d´ État” --golpe de Estado-- motivado por el afán diríase que vocacional del señor Calderón de reforzar su poder metaconstitucional, sustentado sobre premisas y atavismos de la cultura política prevaleciente y cumplirle a sus patrones.
Éstos –la gran oligarquía, los consorcios trasnacionales y los intereses estratégicos creados de Estados Unidos-- mostraban públicamente irritación y hasta descontento con la actuación de don Felipe. Sospecha: sus patrones conspirarían para removerlo.
Mas si bien esos son, objetivamente discernidos, los motivos de don Felipe –reforzar su poder político metaconstitucional, apaciguando a sus patrones al destruir al sindicalismo--, el golpe de Estado nos exhibe otra faceta de don Felipe. Faceta macabra.
Es la faceta vocacional autoritaria, asaz arbitraria, de de un individuo –el señor Calderón—y de una filosofía y las ideologías que inspira y las prácticas políticas que fomentan bajo cualesquier
razones del poder personal o de un proyecto de poder.
Esa filosofía y las ideologías que devienen de aquella son las del conservadurismo. Históricamente, desde el “grito” de Independencia a la fecha, los conservadores han tratado de establecer un régimen económico y político opuesto a los intereses populares.
Ello es verismo fedatario, documentado con amplitud por la historia. Los propios conservadores de siempre –los de antes y de ahora-- no le ven demérito moral o ético a su cosmovisión y
propósitos y objetivos y el método a usarse para alcanzar éstos.
III
Los conservadores reniegan de la miga vera del nacionalismo y de lo revolucionario, aunque han usado ambos conceptos como atuendos a modo para la simulación. El PRI, agente expedito del conservadurismo mimético, es revolucionario de nombre. No más.
El conservadurismo (y los conservadores) han sido, desde el siglo XIX, los que han invitado y traído a potencias extranjeras y sus expresiones políticas y económicas a oprimirnos bajo modalidades y guisas y estilos variopintos. Lo padecemos hoy.
Iturbide, el trauma de la secesión de Texas, el cercenamiento territorial brutal de 1849, El Vaticano, Maximiliano, la conspiración de Henry Lane Wilson con Huerta El Chacal y Félix Díaz, la intervención estadunidense de 1914, el general Pershing, Carranza…
Y la cristiada –la guerra de los cristeros, financiada por el Vaticano, la Iglesia Católica Mexicana y los conservadores--, el alemanismo y su desexpropiación petrolera, los gobiernos seudorrevolucionarios hasta Ernesto Zedillo, priísta de pátina, y Vicente Fox.
Y, hoy, el señor Calderón. Miguel de la Madrid , Carlos Salinas y el señor Zedillo –conservadores bajo disfraz tricolor-- fueron al Miramar del Potomac a ofrecerle México en bandeja de plata. El imperio creó enseres para imperializarnos.
Y esos enseres –el Consenso de Washington, el TLCAN, el Plan Puebla-Panamá, el ASPAN y la “iniciativa Mérida”-- permiten que monarcas extranjeros –los consorcios trasnacionales-- tengan por epígono y sicario patológico a un dictador local en ciernes.
Y ese dictador local en ciernes –el señor Calderón— gobierna, como se ha visto desde 2006, dictando decretos inconstitucionales y/u opuestos a la Constitución, como se observa en la “extinción” de LyFC y el cese del SME y desempleo de miles.
El contexto histórico barrunta la configuración y emergencia de un gran peligro: el tránsito de una “dictadura perfecta” –un sistema de simulación de democracia política, económica y social cuyo emblema es el PRI— a la dictadura de un sólo hombre.
Pero el tipo de dictadura que parece haber fundado el señor Calderón --eje del ejercicio metaconstitucional de un poder ajeno a la premisa legal mayor de lo constituido— nos retrocede en el tiempo y en la historia. A Iturbide. A Maximiliano.
ffponte@gmail.com
www.faustofernandezponte.com
Glosario:
ASPAN: Alianza para la Seguridad y Progreso de la Amèrica del Norte.
Iniciativa Mérida: propuesta del gobierno de EU al de México y aceptada por éste sin consultarla a la ciudadanía, similar al llamado Plan Colombia, diseñada para apoyar con equipo y tecnología e incluso personal de asesoría en la campaña mexicana contra los cárteles dedicados al tráfico ilícito de estupefacientes y psicotrópicos.
Huerta, Victoriano, El Chacal (1850-1916): militar y Presidente de Facto de México. Se le atribuye el asesinato de Francisco I. Madero. Como coronel del Ejército Mexicano combatió con saña y ferocidad las innumerables rebeliones indias (yaquis y mayas principalmente) que había en el país, lo que le permitieron ascender a general. Escoltó a Porfirio Díaz a Veracruz, quien abordaría el Ipiranga en su exilio a Francia. Durante la campaña contra Pascual Orozco, arrestó a Francisco Villa y ordenó su fusilamiento, pero intervinieron los hermanos de Madero y sólo se le envió a prisión a la ciudad de México, quedando en libertad a los pocos días; ello acrecentò su odio por el Presidente.
Miramar (Palacio de): lugar de residencia de Maximiliano y Carlota, en el Adriático, a donde acudió una delegación de conservadores mexicanos para ofrecerle al príncipe austríaco la corona de México.
Plan Puebla-Panamá: propuesta del gobierno de EU al de México y aceptada por éste en el sexenio de Vicente Fox para crear un foco de desarrollo económico mesoamericano con arreglo a la filosofía del neoliberalismo y su manifestación más documentada, el saqueo de recursos naturales y creación de mercados para bienes y servicios estadunidenses. El nombre del Plan ha sido modificado, pero en Washington se le conoce como Proyecto Mesoamérica.
Potomac: río en cuya ribera se localiza el Distrito de Columbia, asiento administrativo-político de la ciudad de Washington, capital de EU.
PRI: Partido Revolucionario Institucional.
TLCAN: Tratado de Libre Comercio de la América del Norte.
Wilson, Henry Lane (1859-1932): embajador de Estados Unidos en Mèxico durante los presidencialados de Teodoro Roosevelt y William Taft. Conspiró (Pacto de la Embajada) con los generales Victoriano Huerta y Félix Díaz para derrocar a Madero, asesinado por los golpistas junto con el vicepresidente José María Pino Suárez. Fue destituido en 1913 por Taft y retirado del servicio exterior de su país.
Lecturas recomendadas:
Cuatro juicios sobre la Revolución Mexicana, de Jesús Silva Herzog. SEP/80.
El Plan Puebla-Panamá, de Víctor Manuel Barceló Rodríguez.
Universidad Juárez de Tabasco.
Lecturas recomendadas:
Cuatro juicios sobre la Revolución Mexicana, de Jesús Silva Herzog. SEP/80.
El Plan Puebla-Panamá, de Víctor Manuel Barceló Rodríguez.
Universidad Juárez de Tabasco.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario