miércoles, octubre 14, 2009

Liquidar al país: la meta

Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes…

El afán de Felipe Calderón de abrir varios frentes de lucha debe verse con cautela y no perder de vista que su prioridad en este momento es apuntalar una economía antipopular, donde los trabajadores carguen con el peso del costo de la crisis financiera y sus secuelas. Por lo pronto, la liquidación de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro le sirvió para reducir la tensión social derivada de su propuesta de paquete fiscal, pero ahora el problema económico adquirió tintes políticos de alcances no precisados aún. Lo cierto es que Calderón necesitaba con suma urgencia algo que desviara la atención ciudadana del tema de los incrementos a la carga impositiva, y lo encontró en la activación de una guerra absurda (otra más) contra el sindicalismo democrático.

Cuando los dirigentes del Sindicato Mexicano de Electricistas suponían que las negociaciones con el “gobierno federal” se desenvolvían de modo difícil pero con ciertos avances, el “sabadazo” vino a demostrar no sólo que estaban equivocados, sino que se habían dejado engañar ingenuamente. Como Javier Lozano Alarcón, secretario del Trabajo, y Fernando Gómez Mont, secretario de Gobernación, no pudieron dividir a la organización sindical, por más esfuerzos que hicieron, Calderón decidió actuar de manera ilegal, como lo han señalado varios juristas especializados en constitucionalismo y derecho laboral. Es claro entonces que no se va a andar con miramientos legales con tal de obedecer instrucciones de la oligarquía.
Que no tienen argumentos legales sólidos lo demuestra la negativa de Lozano a comparecer ante diputados de la Comisión de Energía ayer martes. Así sentó un malsano precedente que es de esperarse no se repita, para lo cual es preciso que la 61 Legislatura actúe con firmeza e imponga la disciplina requerida en casos como éste. Se afirma que ahora tendrá que comparecer ante el pleno, cabe esperar que sí lo haga e intente demostrar, de modo fehaciente, que le asiste la razón al “gobierno federal” al haber decretado la liquidación de la CLFC y paralelamente la del SME.
Por lo pronto, los razonamientos económicos no justifican que se haya dado un paso tan polémico, por decirlo de algún modo, en el momento más inoportuno, cuando el “gobierno” de Calderón se debate en medio de graves problemas por los terribles desaciertos en que ha incurrido en los tres años que lleva en Los Pinos. No es razonable enviar al desempleo a más de 65 mil trabajadores, cuya liquidación tendría un costo de más de 20 mil millones de pesos, que se suman a los más de 40 mil millones de subsidio a la empresa. Se argumenta que con dicha medida se tendrían ahorros anuales de 18 mil millones de pesos. Menos se entiende que se piense crear otra empresa similar a la CLFC, según la secretaria de Energía Georgina Kessel, en la que se recontrataría preferentemente a los trabajadores liquidados del SME, lo que reduciría la cifra referida a los ahorros.
Llama la atención que no alarme al “gobierno” de Calderón el extraordinario costo que tiene para la economía nacional el pago de intereses del IPAB, más de 40 mil millones de pesos anuales, que significan un dramático despilfarro al no reportar ningún beneficio al país el pago de una “deuda” que los mismos banqueros contrajeron con su irresponsabilidad y que el gobierno del entonces mandatario, Ernesto Zedillo, avaló en contra de los intereses nacionales. Este “compromiso” se subsana en forma y tiempo, religiosamente, sin que ninguna autoridad reclame ni se rasgue las vestiduras por las dramáticas consecuencias que tiene para la sociedad en su conjunto entregar tanto dinero anualmente a los bancos para que lo envíen a sus matrices en el extranjero.
Tal parece que nuestras autoridades federales están decididas a liquidar al país, no sólo al sindicalismo libre y democrático, pues los resultados de sus políticas públicas así lo dejan ver. En esta hora somos el país con la economía de menor crecimiento en América Latina, no por la mentada crisis económica mundial que se manifestó este año, sino por las pésimas decisiones adoptadas por los gobiernos neoliberales desde hace casi tres décadas. Lo más dramático del caso es que con Calderón en la primera magistratura los males aumentaron exponencialmente, al extremo de que parecemos una nación europea, pero de las que más fueron afectadas por la Segunda Guerra Mundial, como sucedió con Alemania, Gran Bretaña, Francia, Polonia, entre otras, que tuvieron que resurgir literalmente de sus cenizas. La única diferencia es que aquí no hemos tenido una guerra tan destructiva, pero para allá vamos como se vislumbran las cosas. A menos que la sociedad se organice y luche por sus legítimos intereses, sin dejarse embaucar más por los medios electrónicos.

gmofavela@hotmail.com

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