El ataque al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) ha aglutinado al conjunto de trabajadores y organizaciones de izquierda que de por sí ya estaban en lucha contra el gobierno de Calderón e incluso ha sumado a nuevos sectores. La base de los sindicatos independientes y la izquierda del PRD particularmente han expresado su solidaridad y deseos de luchar hombro a hombro con el SME.
Una de las primeras muestras de solidaridad activa con la lucha de los electricistas se dio el lunes 12 de octubre, un par de días después del “sabadazo”, en el mitin al que había convocado Andrés Manuel López Obrador (AMLO) para protestar por el alza en los impuestos y al cual asistieron miles de electricistas, teniendo Martín Esparza, dirigente del SME, un lugar central como orador en dicho acto. La unidad entre el SME, PRD, PT y CND era vista con naturalidad por las bases, las cuales se veían como un conglomerado de personas luchando contra un enemigo común y con iguales intereses.
Aunque es la primera ocasión en algunos años que los dirigentes del PRD, particularmente AMLO y del SME se ha unido en una causa común, la unidad a nivel de las bases ya era patente al menos desde el 2006, cuando en las movilizaciones contra el fraude electoral, miles de “smeítas” asistían a las diferentes acciones en contra de la imposición de Calderón. Lamentablemente en 2006 la dirección del SME y otros sindicatos no se sumaron a la lucha; pocos sindicatos si lo hicieron, como los tranviarios y la CNTE. La oportunidad para llevar a la presidencia a un gobierno del PRD, emanado del deseo de millones de trabajadores por frenar la ola de ataques y recortes a los niveles de vida de la clase obrera sin embargo pasó, sin que la mayoría de las direcciones sindicales se sumaran a la lucha.
Para la burguesía mantener controlada la presidencia no era un fin en sí mismo, sino un medio para seguir atacando a los trabajadores, este es el objetivo de desaparecer al SME. Así mismo la lucha de AMLO y los sindicatos no es distinta sino complementaria; el ataque al SME es un resultado de la imposición de Calderón, de igual forma el desenlace de la lucha del SME repercutirá en el PRD y particularmente en el ala izquierda encabezada por AMLO. Por tanto no existe una división tajante sobre quién debe de encabezar esta lucha, y sobre quién recae la responsabilidad de tomar iniciativas, porque tarde o temprano lo que ocurra con los sindicatos repercutirá en el PRD y viceversa.
Unidad de acción
López Obrador de forma correcta ha llamado a las bases del PRD y la CND ha sumarse a las acciones que convoque la dirección del SME, dentro de la gira que realiza actualmente en el estado de Oaxaca no ha dejado de vincular la lucha “por la transformación del país” con la defensa del SME. Por otro lado los diputados del PRD capitalino también vinculados a la izquierda del partido, han ofrecido ya un primer apoyo económico al SME, comprometiéndose a que este será regular y a costa de su salario, además de que han sido quienes promovieron el amparo contra los despidos de los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro (LyFC). Estas acciones son sin duda más avanzadas que los tímidos apoyos verbales de “los chuchos”, que no conocen otro lugar de acción más que los pasillos de las cámaras de diputados y senadores, donde ha quedado claro que no se detendrán los ataques, si no por el contrario se avalarán. El papel de la derecha del PRD sigue siendo el de hacer caso omiso de las aspiraciones de los trabajadores.
Las iniciativas del ala izquierda del PRD son positivas pero insuficientes para detener este ataque. El mismo AMLO una vez que procedió el amparo contra los despidos decía a los electricistas: “El amparo no significa que les van a dar la razón. Jueces, magistrados y ministros están bien controlados por la mafia (política)" (Oaxaca 7 de noviembre). Esto resulto ser verdad apenas unas horas después, ya que el amparo terminó por declararse improcedente. Por lo tanto la alternativa que nos queda a la clase trabajadora es la de movilizarnos consecuentemente, teniendo como criterio no los llamados a la calma y el pacifismo que hacía el secretario de gobernación Gómez Mont un día antes del paro nacional del pasado 11 de noviembre, sino sobre todo haciendo caso de la experiencia de aquellas luchas históricas de la clase trabajadora. Andrés Manuel insistía en tres: La independencia, la reforma y la revolución de 1910.
El Paro Nacional del 11 de noviembre
Tras la trascendente jornada de lucha del 11 de noviembre, los trabajadores y las masas oprimidas no solo han demostrado que ya no están dispuestas a tolerar los ataques de Calderón, sino que además han demostrado cuál es el camino a seguir para defender sus intereses como clases. Tal situación debe ser plenamente comprendida por el conjunto de los dirigentes sindicales y del PRD, especialmente por AMLO.
Tras el 11 de noviembre Martín Esparza ya habla de elevar el listón de lucha y convocar a una huelga nacional. Estas declaraciones deben ser tomadas muy en serio dado que está demostrado que Calderón no dará marcha a tras en su reaccionaria medida contra LyFC y el SME si no es a condición de que él y la burguesía se den cuenta de que de mantenerse en su postura, pueden perder mas de lo que intentan ganar. Y eso sólo se puede lograr paralizando la producción, los servicios, el transporte, etc., es decir por medio de una huelga general que les demuestre al gobierno y a los empresarios quién verdaderamente manda en este país.
Siendo así, resulta de vital importancia que los sindicatos, el PRD y AMLO lancen una firme convocatoria por la huelga general acompañada de llamados por construir comités en cada centro de trabajo, en cada escuela y en cada barrio y ejido que organicen asambleas en las que se debata a cerca de esta acción de lucha y en la que se definían medidas para impulsarla entre otras capas de la población, en especial entre los trabajadores industriales que en su mayoría sus sindicatos están bajo el control de los charros de la CTM y el CT.
Los llamados a la unidad de acción y al impulso de la huelga general también deben impulsar un programa de lucha en el que, además de la defensa de LyFC y del SME, se planteen reivindicaciones que agrupen las aspiraciones de todos los oprimidos y explotados del país: contra los despidos y por un aumento salarial de emergencia del 100%; seguro universal de desempleo; contra la privatización de Pemex, del IMSS del ISSSTE y en defensa de la educación pública; por el derecho a una vivienda digna y la dotación de servicios de infraestructura en todas las colonias y poblados; por subsidios y créditos blandos para el campesinado pobre, etc. Los desposeídos de la ciudad y el campo debemos caminar hombro con hombro y enfrentar a nuestros enemigos en común, Calderón y la burguesía, como un solo hombre golpeando todos juntos el mismo día y a la misma hora. Y no hay mejor manera para lograr dicho objetivo que desarrollando una huelga general que remueva hasta los cimientos mas profundos de esta sociedad capitalista que nos asfixia al negarnos toda posibilidad de una vida digna.
A derrocar a Calderón
Contrario a las pretensiones de la burguesía y para mala suerte de esta la lucha del SME ha abierto una vez más la posibilidad de que el gobierno de Calderón caiga, ello a condición de que la dirección encause toda la rabia acumulada hacia este objetivo por medios revolucionarios. Ante los ojos de millones de trabajadores la persona más autorizada para sustituir a Calderón es López Obrador. La batalla del SME se ha convertido en la batalla de una parte decisiva de la clase trabajadora, porque la defensa del SME podría convertirse en la ofensiva general de todos los explotados del país que culminara la lucha que comenzó en el 2006.
Que esto sea así depende fundamentalmente del papel de AMLO y la dirección de los sindicatos, particularmente del SME y de la UNT, es por ello que al mismo tiempo esta lucha, y para frenar en definitiva la política de ataques del Calderón y la burguesía, misma que se ha recrudecido por la actual crisis económica, se tiene que también plantear como tarea el derrocamiento del Calderón y la expropiación de los banqueros, empresarios y terratenientes para poner todo esa riqueza al servicio de la sociedad por medio de una económica planificada y bajo una democracia obrera. Es decir, la lucha por la defensa de LyFC y el SME y por los intereses del conjunto de la clase trabajadora, debe ser al mismo tiempo la lucha por la instauración del socialismo.
¡En defensa del SME y por la caída de Calderón: Huelga General!
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