domingo, febrero 14, 2010
Oportunismo ramplón
MÉXICO, DF, 12 de febrero (apro).- Mientras en el PAN hay algunos militantes que cuestionan las alianzas con el PRD, como el expresidente Vicente Fox --quien hoy felicitó al secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, por haber renunciado al partido, aunque el guanajuatense evita seguir el ejemplo--, en la dirigencia nacional panista las siguen impulsando e incluso las extienden al plano legislativo.
La agencia Apro y Proceso en línea dieron cuenta el pasado jueves de hasta dónde quiere llegar el PAN con el PRD.
Se destacó, por ejemplo, lo revelado por el vicecoordinador panista Roberto Gil Zuarth, sobre la existencia de un acuerdo para que juntos, PAN y PRD, saquen adelante las reformas hacendaria y política.
Pero existe otra alianza que se teje en estos días entre un ala del PRD en la Cámara de Diputados y toda la fracción del PAN; a través de ésta se pretende rechazar la controversia constitucional en contra de los lineamientos que elaboró el Consejo de Administración de Petróleos Mexicanos (Pemex) y que, a decir de algunos especialistas, abre aún más las puertas a la iniciativa privada para que participen en áreas estratégicas que sólo deben estar en manos del Estado.
Del otro lado se encuentra el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el que no sólo respalda a los promoventes de la controversia, los petistas afines a Andrés Manuel López Obrador, sino que además les ayudó en su confección jurídica. Aquí se teje otra alianza PRI-PT.
Empero el PAN rechaza cualquier acto que frene las decisiones del gobierno federal, y la corriente Nueva Izquierda (llamada coloquialmente como Los Chuchos), de entrada, coincidió con sus planteamientos en cuanto a la controversia se refiere. Pero será este fin de semana cuando determinen Los Chuchos si, de la mano de Acción Nacional, se oponen a la controversia.
En otro extremo se coloca Vicente Fox, quien denuncia que esas alianzas electorales entre ambos partidos, PAN-PRD, no deben continuar, pues son “como el agua y el aceite”.
Y no le falta razón. Por lo menos en el plano de la reforma hacendaria es difícil pensar que un partido que se dice de izquierda esté a favor del aumento de impuestos a la población para lograr llevar más recursos al gobierno federal.
Habrá que esperar todavía algunas semanas para ver si lo que anunció el vicecoordinador panista se concreta a la hora de modificar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) o el Impuesto Sobre la Renta (ISR).
Aunque no será extraño que esto sí ocurra, pues basta recordar cómo en la discusión y aprobación de la Ley de Ingresos llevada a cabo en octubre pasado, fueron justamente los diputados afines a Nueva Izquierda quienes sí votaron a favor, en tanto que los legisladores del PRD identificados con López Obrador se opusieron, junto con el Partido del Trabajo y Convergencia.
La división que generó la propuesta de controvertir la decisión del Consejo de Administración de Pemex va más allá de una llana alianza parlamentaria. Detrás de todo parecen estar viejas rencillas y pleitos de poder al interior del propio PRI.
Aunque parezca extraño, el Revolucionario Institucional apoyó al PT en la elaboración de la controversia; pero no fue el PRI de Manlio Fabio Beltrones --quien poca o nula coincidencia política tiene con López Obrador, porque detrás de la controversia están los debates sobre la reforma energética que enfrentó tanto la opinión de tabasqueño como la idea que de la paraestatal tiene Beltrones--, sino otro de los tantos grupos en que se fraccionó el PRI desde que perdió la Presidencia de la República.
Está claro entonces que los impulsores de la controversia en el PRI no fueron los diputados ceneopistas (afines a Beltrones), sino los que hoy están del lado de la coordinación parlamentaria que encabeza Francisco Rojas.
Hay quienes sostienen que detrás del apoyo al PT está el desencuentro político que mantienen Beltrones y Rojas, pues al parecer el segundo respalda a Peña Nieto en su búsqueda por la candidatura presidencial para el 2012, e incluso aún no cancela su propia posibilidad de llegar a esa posición, espacio que por cierto Beltrones también anhela desde hace varios años.
Sólo detrás de las ambiciones presidenciales se pueden entender estas alianzas PRI-PT en la Cámara y la que tienen en puerta PAN y un ala del PRD (la que no mantiene buena relación política con el autodenominado “presidente legítimo”).
El PRI está molesto con el PAN por haberse aliado con el PRD en Oaxaca y Durango, por ello desde un principio anunció su rotundo “no” a la propuesta de reforma política de Felipe Calderón.
Por su lado los panistas dicen que no se dejarán “chantajear por el PRI” y que ello los impulsa a buscar alianzas con el PRD para avanzar en este tema y el hacendario, en la Cámara de Diputados.
Ya Francisco Rojas, coordinador de los legisladores priistas, ha tratado de sumar a los más acérrimos críticos de Felipe Calderón en la Cámara: los petistas Mario DiCostanzo, Gerardo Fernández Noroña y Jaime Cárdenas.
Para no ir muy lejos, el pasado martes se reunió con estos tres legisladores para ofrecerles su apoyo en la controversia constitucional y, de paso, aprovechó el momento para hablarles de su agenda legislativa para el actual periodo ordinario de sesiones.
Ahí, Rojas les comentó que sus objetivos son tres: regresar a la banca de desarrollo su papel de impulsar la economía, exigir cuentas al gobierno federal sobre el gasto público y poner un freno a los delegados de algunas secretarías de Estado, como Economía o Desarrollo Social, “pues están usando los créditos y apoyos con fines electorales”.
Al término del encuentro, Rojas les preguntó si habría algún problema si se les tomaba una foto del evento, a lo que los petistas no tuvieron inconveniente; al día siguiente la gráfica figuró en varios medios de información; un claro mensaje para el gobierno federal de que el PRI tiene cerca y mantiene un diálogo con los más férreos críticos de Calderón Hinojosa, y quienes por cierto no desaprovechan la tribuna para llamarlo “espurio, ilegítimo y pelele”.
Del otro lado está la extraña “coincidencia” --por no llamarle aún “alianza”-- entre algunos perredistas con los diputados federales del gobierno de Calderón.
Un ejemplo de que parecen caminar juntos fue lo ocurrido, también la semana pasada, en la Comisión de Hacienda y Crédito Público de la Cámara de Diputados.
En dicha sesión se pretendía establecer un calendario para la revisión y emisión del dictamen de las Cuentas Públicas atrasadas del gobierno federal.
Ahí, el PRI pretendió arrancar con las de Calderón pero, para sorpresa de los priistas, fue el PRD quien dijo “no”, y propuso empezar con las del gobierno de Vicente Fox, que desde hace años siguen en el cajón del olvido legislativo.
“Pero qué les ocurre a los perredistas”, comentaron algunos diputados del PRI que participan en la comisión, y hasta se mofaron: “Ahora resulta que es el PRD quien se niega a escudriñar en las cuentas del gobierno que ellos consideran espurio”.
La queja llegó hasta Mario Delgado, secretario de Finanzas del gobierno perredista del Distrito Federal que encabeza Marcelo Ebrard.
Al saber de lo ocurrido, éste sólo alcanzó a exclamar: “¡Hasta allá llega ahora la alianza con el PRD o es que ya los centavearon!”
De la compra de votos a diputados de PRD, PAN, PRI, PT o de cualquier otro partido, nadie puede asegurar nada, pues no existe prueba de ello y, si esto ocurre, no serían tan ingenuos como para dejar huellas.
Lo que sí es cierto es que los procesos electorales de este 2010 y el presidencial del 2012 están haciendo que las piezas se intercambien, que unos diputados “de izquierda” se alineen con otros de derecha, o que algunos priistas resulten ser más panistas que los propios blanquiazules, sin acordarse siquiera de la ideología.
Parece ser que de aquí en adelante lo único que importa es ganar elecciones, ganar acuerdos, frenar a los “incómodos”, alentar a los ávidos de poder y corromperse, si no por dinero sí por lograr posiciones políticas.
Por eso lo mismo se verá un guiño del PRI al PT, que al PRD sentarse a un lado del PAN. Esta es la calidad de algunos políticos mexicanos, indignante pero real.
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