Juan José Morales
Escrutinio
Recientemente leí un despacho de la agencia El Universal en el cual se citan declaraciones de Roger Santodomingo, secretario general del Colegio Nacional de Periodistas de Venezuela, en el sentido de que Hugo Chávez, presidente de aquel país sudamericano, intenta controlar el uso de Internet al igual que se hace “en países como Cuba o Bielorrusia, aliados cercanos de Chávez”, donde —aseveró Santodomingo— “se castiga a la población por intentar usar libremente Internet”.
O don Roger está bastante mal informado —cosa lamentable en un dirigente gremial de los hombres de la pluma— o miente a sabiendas, al estilo de Goebbels, el ministro nazi de propaganda, que usaba la técnica de difundir falsedades para que algo quedara de ellas.
En Cuba, ciertamente hasta hace poco el acceso a Internet estaba reglamentado y limitado a una parte de la población. Ello, sin embargo, se debía a problemas económicos y técnicos, no a una política represiva tendiente a negarle su uso a los ciudadanos. Pero desde septiembre del año pasado, según decreto firmado por el Comandante Ramiro Valdés, Ministro de Informática y Comunicaciones y publicado en la Gaceta Oficial del gobierno, cualquier ciudadano cubano puede utilizar ese servicio.
Hay, no obstante, un grave impedimento: como la Internet está controlada desde Estados Unidos por las grandes empresas norteamericanas, son ellas las que imposibilitan a millones de cubanos tener acceso a la red.
Por principio de cuentas, conforme a su política de estricto bloqueo, el gobierno norteamericano prohíbe a las compañías de Internet prestar servicio a Cuba y les aplica fuertes multas si lo hacen. Por ello —y no porque su propio gobierno se los imposibilite— a los cubanos les está vedado el acceso a los buscadores más populares y conocidos, como Yahoo o Google. Por eso no pueden tampoco utilizar direcciones de correo electrónico de Hotmail y otras compañías norteamericanas, ni descargar programas de Microsoft y otros proveedores.
Ciertamente, como alternativa —limitada y complicada, pero alternativa al fin—, existe la posibilidad de utilizar otros programas y buscadores. Pero surge un inconveniente tecnológico: también como resultado del bloqueo norteamericano, a Cuba no se le permite conectarse a los cables submarinos de fibra óptica que pasan por sus cercanías, y que están controlados por el gobierno de Estados Unidos o empresas de telecomunicaciones de ese país. Sus enlaces de Internet tiene que hacerlos vía satélite, y eso —como es sabido— limita considerablemente el ancho de banda y en consecuencia la velocidad de transmisión y el volumen de información.
Fue por todas esas trabas externas que el gobierno cubano debió regular el uso de Internet, reservándolo para quienes más lo necesitaran, como maestros, científicos, diplomáticos, funcionarios gubernamentales, médicos, hoteles, agencias de viajes, etc. Tuvo también que establecer redes internas especializadas para distribuir entre científicos, técnicos, maestros y otras personas, la poca información que se logra bajar de la Internet. Por ejemplo, Infomed, una red para los médicos, y Cubarte, para intelectuales y artistas,
Pero las cosas están en vías de cambiar. Con la colaboración precisamente del gobierno de Chávez, se está tendiendo a través del Caribe un cable de fibra óptica de más de 1,500 kilómetros entre Venezuela y Cuba, con una extensión a Jamaica. Debe quedar terminado este año y con él se multiplicará la capacidad de acceso de Cuba a la red mundial.
Los cubanos podrán utilizarla masivamente, y sin duda lo harán, pues pocos países están tan bien preparados para aprovecharla. Prácticamente toda la población de la isla tiene una escolaridad mínima de nueve grados, hay computadoras en todas las escuelas —hasta en las más pequeñas y apartadas—, y se enseña computación no sólo en las escuelas de todos los niveles desde la primaria hasta la universidad, sino también en numerosos clubes para jóvenes y adultos mayores.
De modo, pues, que es falso que en Cuba se impida a la gente usar la Internet y se castigue a quien la emplea. Los impedimentos y las sanciones vienen de otro lado.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
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