Por Leandro Albani (desde Cuba)
Un hombre famoso, con una vida dedicada a un solo objetivo, y reconocido por los círculos de poder de Estados Unidos. La historia de Luis Posada Carriles se remonta a los inicios de la revolución cubana y tiene como denominador común su dedicación a tiempo completo para lograr el asesinato de Fidel Castro o sabotear cualquier logro del pueblo de Cuba. El periodista canadiense Jean-Guy Allard, autor de una investigación que confirma los lazos del asesino con la CIA, afirma: “Posada Carriles sigue en Miami manejando y apadrinando como un mafioso el sector terrorista”
Amparado por los sucesivos gobiernos estadounidenses, Luis Posada Carriles se mueve como pez en el agua entre los grupos anticubanos de Miami, y logró algo que pocas personas pudieron: aunque exista una catarata de pruebas en su contra por hechos terroristas, camina con total libertad en suelo norteamericano y, en épocas pasadas, se permitió el lujo de salir del país con documentación falsa sin que la mayor agencia de inteligencia del mundo ponga alguna traba. Sin duda esto sucede porque la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) fue su escuela; y a un excelente alumno en el arte del complot, se lo debe cuidar en todo momento.
Reverenciado en Miami, invitado de honor en los encuentros anticubanos que se llevan a cabo públicamente en el estado de Florida, este hombre nacido en la provincia cubana de Cienfuegos, desde joven mantuvo una estrecha relación con los servicios de inteligencia, tanto de la dictadura de Fulgencio Batista, como de Estados Unidos.
Luego de la revolución en 1959, Posada Carriles fue reclutado por la CIA y, desde entonces, se convirtió en el padrino del terrorismo contra América Latina, como lo califica el periodista canadiense radicado en Cuba, Jean-Guy Allard.
Entrevistado por Sudestada en su casa de La Habana, el investigador y autor del libro “Posada Carriles, cuarenta años de terror” no vacila al afirmar que el anciano colaborador de la CIA “es una especie de psicópata o enfermo mental” que dedica su vida a fraguar atentados y complots contra Cuba, y que además supo tejer una red de mercenarios por toda América.
Entre su lista de crímenes, siempre en compañía de su compinche Orlando Bosch, resaltan la voladura de un avión de Cubana de Aviación en 1976 en Barbados; los atentados en 1997 en La Habana contra hoteles, que le costaron la vida al ciudadano italiano Favio Di Celmo y la planificación del asesinato de Fidel Castro durante la Cumbre Iberoamericana en el año 2000. Por este último, Posada Carriles estuvo detenido apenas dos años en Panamá y luego fue indultado, junto a tres de sus cómplices, por la entonces presidenta Mireya Moscoso.
Con el triunfo de la revolución en Cuba, este terrorista se trasladó a La Habana donde fue contactado a través de la embajada estadounidense. Según Allard, que desde 2000 trabaja en el diario Granma: “Posada Carriles pasa a Estados Unidos donde, de inmediato, se pone al servicio de la CIA para sus acciones contra Cuba” y es formado en Fort Bening para después desempeñarse “como instructor de contrarrevolucionarios. También aparece en la famosa Operación 40, que debía acompañar la invasión de Playa Girón. Esto fue la conformación de un grupo de policías represivos que, al momento de la instalación de alguna base en territorio cubano, iba a ubicar e identificar a los partidarios de Fidel y eliminarlos. Una especie de genocidio y limpieza ideológica que se proponía la CIA en aquel momento. Lo interesante es que todas las personas reclutadas para la Operación 40 luego reaparecen en numerosas operaciones en Latinoamérica. Los cubanos formados por la CIA para la represión, el sabotaje y el terrorismo, casi todos luego fueron utilizados en la guerra sucia de Estados Unidos contra el continente Latinoamericano”. Como ejemplo de este accionar, Allard recuerda que durante la dictadura militar en Argentina entre 1976 y 1983, fueron desaparecidos dos empleados de la embajada cubana en el país y que los tentáculos de la CIA y sus reclutas estuvieron involucrados.
Recorriendo países con el aval de la inteligencia estadounidense, el rastro de Posada Carriles se puede seguir en Venezuela en la década del 70, consiguiendo mercenarios en América Central o hasta en África, continente al que se trasladó en la década del 90 para, como lo denunció Allard en sus artículos, hacer negocios con el tráfico de armamento.
“Posada Carriles es un personaje bastante complejo, no sólo fue agente de la CIA, sino que fue narcotraficante, traficó armas, estuvo vinculado a muchos círculos de delincuentes, tanto en Venezuela –donde pasó varios años- como en América Central. Incluso, luego de su arresto en Panamá, no se jubila y mantiene lazos con esas redes de fanáticos de extrema derecha”, asegura el periodista canadiense.
Los atentados
Sin bien el listado de acciones terroristas que cometió Posada Carriles, o ayudó a planificar, es interminable, se destacaron un puñado que son su marca registrada. En 1976, un avión de Cubana de Aviación que viajaba hacia la isla explotó frente a Barbados y el saldo de fue de 73 muertos. La aeronave partió desde Guayana y, en su escala en Caracas, subieron dos venezolanos contratados por Posada Carriles. Entre sus maletas, llevaban una bomba confeccionada por el propio mercenario de la CIA.
Allard indica que existen “documentos desclasificados, accesibles en el sitio web de la Universidad de Washington, donde se puede ver que Posada Carriles y Orlando Bosch comentaron públicamente en un par de ocasiones, o a amistades, qué aviones iban a explotar y dieron indicios de que estaban preparando el atentado. Es claro que Posada Carriles y Bosch son los responsables de eso y de otros actos de terrorismo contra Cuba, ocurridos en esos mismos días de 1976, año muy activo en este nivel. Está también la muerte del ex canciller de Salvador Allende, Orlando Lettelier, y su ayudante, que se produce en esos días. En la oficina de la agencia de detectives que Posada Carriles dirigía en aquel momento en Caracas, se encuentran mapas del recorrido utilizado por Lettelier desde su domicilio hasta su lugar de trabajo en Washington. Posada Carriles y Bosch ni siquiera niegan que han cometido estos crímenes. Cuando algunos periodistas en varias oportunidades les han hecho preguntas por esto, contestan con risas, con comentarios que no quieren decir nada, burlándose de esas situaciones. Orlando Bosch hasta habló de los pasajeros del avión destruido como ’un par de negritos’, en una declaración más que racista”. Por este hecho terrorista, el gobierno venezolano del presidente Hugo Chávez, desde hace años solicitó la extradición de Posada Carriles, rechazada de forma continua por Estados Unidos.
En 2000, se descubrió y desbarató el plan de magnicidio contra Fidel Castro durante la Cumbre Iberoamericana que se llevaba a cabo en tierra panameña, Detrás del complot, la mano de Posada Carriles apareció nuevamente en Panamá, donde fue detenido y encarcelado por dos años, hasta que la presidenta de ese país lo indultó. Al llegar a Estados Unidos, fue detenido y comenzó un juicio plagado de irregularidades.
Para Allard, los contactos de Posada Carriles con la inteligencia norteamericana lograron embarrar el proceso judicial y, en la actualidad, la misma jueza estadounidense que lo dejó en libertad, Kathleen Cardone, de la ciudad de El Paso, en Texas, debe enjuiciarlo nuevamente por orden de la Corte de Apelaciones de Nueva Orleans. El periodista califica esta nueva decisión como algo “absurdo” ya que se ordena “un nuevo juicio ante el mismo juez, que por supuesto no tiene objetividad ninguna sobre esa causa”.
Allard recuerda que, al absolver a Posada Carriles, la magistrada “lo llamó luchador anticomunista e hizo comentarios favorables a esa actividad anticubana que desarrolló. Por poco, la jueza habló de un héroe de la lucha contra el comunismo y contra el ‘castrismo’”.
En su “lucha internacional contra el terrorismo”, Estados Unidos no aplica sus propias leyes con la misma severidad. Posada Carriles ahora fue autorizado a viajar en un avión privado hacia los tribunales de El Paso, aunque tenga prohibido trasladarse en vuelos comerciales por su peligrosidad. “Increíblemente, el gobierno norteamericano no aplica sobre Posada Carriles los convenios que firmó contra el terrorismo internacional; este mismo gobierno no lo califica de terrorista para no tener que aplicarlos”, denuncia Allard.
La cuna del terrorismo
Con un fondo de playas soleadas y exclusivas, y promocionada a través de la industria cinematográfica de Hollywood, la ciudad de Miami se convirtió desde hace más de cincuenta años en el punto de encuentro de toda una fauna donde se mezclan mercenarios, seudos dirigentes políticos y agentes de la CIA que trabajan día a día planificando acciones contra Cuba. Desde hace algún tiempo, a estos grupos se sumó una nueva camada de “exiliados políticos” que llegaron desde Venezuela luego del triunfo del presidente Chávez y de la puesta en marcha de la Revolución Bolivariana.
Allard describe que en el estado de Florida existe “una infraestructura del terrorismo”, integrada por “cientos de individuos que fueron implicados de una manera u otra en el terrorismo contra Cuba, desde que empezaron las primeras operaciones de la CIA contra este país”. “Ya en los primeros meses de 1959, la CIA se ponía a desestabilizar a la revolución cubana, algo que fracasó. Esta actividad nunca fue interrumpida, es una agresión permanente de los servicios secretos norteamericanos”, señala.
En Miami, esta clase de personas no sólo conspiran de forma permanente, sino que tienen la venia por parte del gobierno para crear grupos públicos como Alpha 66 y los Comandos F4, que tienen locales y realizan reuniones en las narices del FBI. Para el investigador canadiense, el FBI conoce en plenitud estas actividades, pero tiene “prohibido” tocar a esas agrupaciones. “Posada Carriles sigue en Miami manejando y apadrinando como un mafioso el sector terrorista”, indica Allard.
Como laderos “legales” de este terrorista, el periodista remarca su cercanía con la congresista republicana Ileana Ros-Lehtínen, quien fue una de las primeras en reconocer al golpista Ricardo Micheletti en Honduras.
“Todo el mundo sabe en Miami quienes son esos tipos. Es como ignorar que Al Capone era un gangster, lo mismo es pretender que Posada Carriles y su gente son inocentes. En Miami dicen que son luchadores, héroes, y a pesar de todo el gobierno norteamericano se niega a reconocer el carácter horriblemente criminal de Posada Carriles, uno de los grandes asesinos del último siglo en América Latina”, resume Allard.
Las trampas no funcionan en la tierra de Fidel
Planes de magnicidio, invasiones militares, actos terroristas, operaciones psicológicas, guerras biológicas y climáticas, bloqueo económico, agresiones diplomáticas, contrainsurgencia y subversión. Todo esto soporta Cuba desde hace 51 años. Desde la invasión mercenaria a Playa Girón en los inicios de la revolución, hasta la infiltración a través de Organizaciones No Gubernamentales financiadas por la CIA en la actualidad, el pueblo cubano sabe muy bien lo que representa la denominada “gusanera” de Miami. Allard explica que la isla socialista “tiene una inmensa experiencia sobre este tema, y Cuba no se deja engañar: las trampas funcionan muy mal en la tierra de Fidel Castro”.
Según el periodista, la experiencia de 50 años de revolución permite que a personajes como Posada Carriles se los observe “de manera muy experimentada”. Por más atentados que planifiquen y lleven a cabo, Allard asegura que será muy difícil “desestabilizar a la revolución cubana” porque “todavía no encontraron la receta para lograrlo”. “No es que los servicios norteamericanos no están activos contra la revolución, siguen haciéndolo. Vimos hace poco el arresto en Cuba de un supuesto contratista de organizaciones como la Agencia del Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID), mientras estaba distribuyendo equipos de última generación satelitales a individuos que ellos identifican como disidentes. El tipo está preso. Hay que ser bien conciente aquí, como en el resto del continente, de que los servicios norteamericanos están activos, penetran, sobornan, captan a agentes y colaboradores en todos los países en América Latina, para usarlos a favor de sus intereses”, asevera.
Mientras tanto, desde Miami todavía no logran encontrar las formas para detener a Cuba y los procesos de cambio que se desarrollan en varios países de América Latina. Aunque el financiamiento del gobierno estadounidense de Barack Obama para “fomentar la democracia” en Latinoamérica superó la cifra de la administración Bush; en las tierras debajo del Río Bravo, los pueblos se mantienen alerta contra amenazas latentes que seguramente tendrán como partícipes a personajes como Posada Carriles.
Los nuevos neonazis en América Latina
“Ahora existen en America Latina organizaciones fascistas, que por poco no se autoproclaman neo nazis. Pienso en UnoAmérica, que es una organización fascista conformada por ex activistas del Plan Cóndor. ¿Qué pasa cuando ocurre el golpe de Estado contra (Manuel) Zelaya? Aparece la gente de UnoAmerica, de los circuitos de injerencia europeos y norteamericanos, aparecen los más altos enviados de la extrema derecha norteamericana, entre los que se encuentra la cubana americana Ileana Ros-Lehtínen, congresista por Miami. Aparecen varios politiqueros norteamericanos al lado de Micheletti. Ella está siempre al lado de Israel, viajando gratuitamente allá y participando de manera activa en todas las votaciones que pueden ser favorables a Israel y desfavorables a Venezuela y Cuba, y a todos los países de la Alianza Latinoamericana para los Pueblos de nuestra América (Alba)”, manifiesta Allard.
En estos últimos años, la actividad de agrupaciones, organizaciones no gubernamentales y partidos políticos de derecha financiados desde Estados Unidos tuvieron un resurgimiento debido a los procesos de cambio que se producen en el continente. Además de Cuba y Venezuela, en la mira desestabilizadora ahora se encuentran Bolivia, Ecuador y Nicaragua, sin olvidar que en Honduras, el pasado 28 de junio, se llevó a cabo un golpe de Estado que derrocó al presidente Zelaya.
Como muestra de las actividades de injerencia en Latinoamericana, Allard comenta que la congresista estadounidense Ileana Ros-Lehtínen “se presenta en Tegucigalpa al lado de Micheletti a hacer apología, y hasta pronunció una frase horrible durante una conferencia de prensa, donde dijo que algún día Cuba tendría un líder como Micheletti”.
Para el periodista canadiense, en Honduras la mano de los servicios de inteligencia norteamericano estuvo presente desde meses antes: “Micheletti es un empresario mediocre, que tiene una pequeña red de ómnibus en una región de Honduras, ¿por qué se mantuvo en el poder, por qué resistió las presiones de la Unión Europea, de la Organización de Estados Americanos, de la llamada comunidad internacional? Es evidente que sabía que tenía los apoyos ocultos de la CIA. Micheletti es un hombre de la CIA, de la misma forma Posada Carriles hoy en día se encuentra en una situación muy privilegiada en Estados Unidos”.
“La extrema derecha latinoamericana está muy activa en este momento contra Chávez, contra Rafael Correa, todo lo que hicieron en Bolivia, hasta importar de Europa del Este a asesinos para matar en Santa Cruz a Evo Morales. Lo hicieron con recursos y dinero de las oligarquías y de los grandes negociantes, que con sus billetes financian estas actividades”, afirma Allard.
Texto íntegro, cortesía de la Revista Sudestada, edición nº 86, marzo de 2010
Foto: Yamila Blanco
Versión recortada enhttp://www.revistasudestada.
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