Por Gilberto Balam Pereira
Una propuesta de trabajo retrógrada y esclavista con una propuesta de reforma medieval a la Ley Federal del Trabajo, el gobierno fecalista aliado a la Coparmex pretenden borrar de un tiro el sindicalismo democrático, propuesta presentada por los diputados panistas en la Cámara el pasado 18 de marzo y con la que insisten en anular los derechos de los trabajadores. La propuesta alternativa sería sustentada por la CTM, el CT, la CROC y el UNT cuyos acuerdos fueron tomados el 23 del mismo marzo en un desayuno.
En mi opinión resultaría inútil responder con una contrapropuesta alternativa distinta a la gubernamental ya que no existen las condiciones en la Cámara de Diputados para lograr una mayoría de votos que permita echar para atrás la propuesta oficial. En la 58 Legislatura hubo también una propuesta en la que permanecían inmóviles las condiciones sanitarias, prejuicios de género y el seguro de desempleo, por ejemplo.
Los telefonistas concuerdan que la reforma de Lozano no tiene probabilidades de aprobarse. En tanto que la propuesta alternativa de los diputados NO panistas es progresista.
La reforma panista está llena de trampas, para variar. Estos macabrones cristeros pretenden cambios cuando el salario mínimo no rebasa los 50 pesos diarios y el 90% de los contratos colectivos del país son de protección, ya que en muchos casos los trabajadores de una empresa nunca se enteran que están afiliados a un sindicato blanco y mucho menos que disponen de un contrato.
Una reforma laboral debe ser consensada con los trabajadores a fin de mejorar sus condiciones laborales y evitar la precariedad del trabajo mediante la subcontratación y los salarios bajos.
Lo que pasa es que Lozano y el presidente laboral de Coparmex repitieron como base su propia iniciativa de 2005, cuando Carlos “Abate” Abascal era Secretario del Trabajo, con la que pretenden sostener la totalidad de los contratos colectivos de protección en los que el patrón escoge a su sindicato.
En general se trata de poner más candados a la libre asociación sindical. Ya no habría sindicatos democráticos, sino corporativistas empleados de despachos patronales.
El 22 de marzo los grupos parlamentarios panistas publicaron un desplegado que informaba las “ventajas” de la iniciativa para los trabajadores. ¿Panistas haciendo concesiones a los empleados y obreros? ¿Quién les cree? Y el colmo, estos supuestos “cambios” ya están contenidos en la nueva legislación, sobre todo la prohibición a los patrones de negar empleo a las embarazadas, permitir que éstas distribuyan a voluntad las semanas de descanso pre y post-parto, que reduzcan una hora su jornada, el castigo al acoso sexual, y prohibir emplear a menores de 14 años de edad.
Repito. La reforma está plagada de trampas. Por ejemplo, que se limitará el costo de los juicios laborales, pero se enmascara que correrá a cuenta del trabajador. Se regula la subcontratación de trabajadores en segundas o terceras empresas rompiendo con esto la relación laboral de un solo patrón con el trabajador y evitando el derecho de seguridad social.
También la fórmula Lozano permite al patrón la libertad de correr a cualquier trabajador cuando le dé la gana. Asimismo favorece el carácter temporal del trabajo y niega toda transparencia a lo que se refiere a los derechos en general de los trabajadores. Contiene además nuevas modalidades de contratación: períodos de prueba, aprendizaje y períodos de temporadas del trabajo. Manipulando también el salario mínimo, los patrones nunca pagarán más de 20 pesos por hora laboral. Se pagaría también como máximo seis meses de sueldo como indemnización en caso de retiro cuando el juicio laboral dure unos cuatro años. También existirá la figura de “sindicatos patronales industriales” en sustitución de los sindicatos democráticos como lo serían los de Miguel Alemán Velasco y Pedro Aspe con sus líneas aéreas.
Concluyendo la reforma de Lozano–Coparmex-Fecal es que serán muy degradadas las condiciones laborales y se reducirá las posibilidades de empleos.
Esta iniciativa la promueven el PAN, el priísta-panista Lozano, la Coparmex y otros sectores ultrarreaccionarios, fecalistas y yunquistas.
Lo mejor sería rechazar esa pinche iniciativa esclavista panista y convocar a la movilizaciones de los trabajadores para hacer un bloque común y detener esa pretensión de mantener esclavizados a los obreros. No permitir nunca un retroceso histórico, este gobierno fecalista tiene bien puestos los ojos en su admirado régimen porfirista. Pero si nos lo proponemos le diremos ¡adiós! desde el Ipiranga.
Dios nos oiga, ya que dicen que el Señor es toda bondad.
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