MÉXICO, D.F., 18 de agosto (apro).- El término “maicear” comenzó a ser utilizado hace diez años entre los periodistas que cubrían las campañas presidenciales, para denominar el soborno o el “chayo” que recibían por parte de algunos partidos y candidatos para que hablaran bien de ellos.
La idea era dar a los reporteros, como a los pollitos, granos de maíz (dinero) para tenerlos bien alimentados y luego usarlos en el momento adecuado. Desde entonces, la expresión “maicear” se quedó en el vocabulario político, mas no en el eclesiástico, pero el cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Iñiguez, decidió utilizarlo en días pasados.
"¿A ustedes les gustaría que los adopte una pareja de maricones o lesbianas?", dijo el prelado, luego de acusar al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, de "maicear" a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para que aprobaran las adopciones entre parejas de un mismo sexo.
Acostumbrado a las acusaciones fáciles y a los escándalos, Sandoval Iñiguez sabía lo que hacía al acusar de corruptos tanto a los ministros como al jefe de Gobierno. Y también sabía cuál sería la reacción al manifestar una conducta intolerante y homofóbica.
"A lo mejor salen otra vez con su batea de babas estos señores (los ministros), y mañana o pasado aprueban la adopción, a lo mejor, no lo dudo. También no dudo que estén muy maiceados, desde luego, por Ebrard, están muy maiceados, y por organismos internacionales", dijo en conferencia en Aguascalientes, el pasado domingo 15.
Lo que resulta inusitado es que diga que tiene pruebas del soborno de Marcelo Ebrard a los ministros, aunque hasta el momento no las ha presentado. Incluso habría que preguntar: si ya desde antes tenía las pruebas, ¿por qué no las dio a conocer antes de que se aprobara en la SCJN la posibilidad de adopción por parte de matrimonios gay? De haberlo hecho, seguramente los ministros hubieran tomado otra decisión.
Ebrard reaccionó pidiendo que el ministro de culto se retractara y dio un plazo perentorio. Cumplido el tiempo, el mandatario capitalino presentó una demanda contra Sandoval Iñiguez y Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis de México, por daño moral y por violar el artículo 130 de la Constitución, que establece la separación Iglesia-Estado.
En la demanda, los abogados del jefe de Gobierno invocan también violaciones al artículo 39 de la Ley de Responsabilidad Civil, que hace referencia a la protección y el derecho a la vida privada, el honor y la propia imagen en el DF.
La reacción de Sandoval Íñiguez fue evasiva. “Lo dicho, dicho”, contestó a los reporteros el cardenal cuando lo cuestionaron en torno de las acusaciones hechas y la demanda interpuesta en su contra. De su lado, el padre Hugo Valdemar acusó a Ebrard de “persecución religiosa” y, paradójicamente, de intolerancia.
Pero el problema mayor por ahora es la desconfianza que en los últimos años ha generado la Iglesia católica con los escándalos de pederastia, homosexualidad, corrupción y falta de solidaridad de su jerarquía con los más pobres.
Así, por ejemplo, el arzobispo primado de México, el cardenal Norberto Rivera, ha sido denunciado en México y Estados Unidos por proteger a un sacerdote pederasta.
Por su parte, el cardenal de Ecatapec, Onésimo Cepeda, fue denunciado por fraude al simular un préstamo por 130 millones de dólares y quedarse con 42 obras de arte, entre ellas pinturas de Orozco, Clausell, Modigliani y Tamayo. Cuando lo llamaron a declarar, Cepeda mandó un mensaje con sus abogados: “Me la persignan, ya hablé con el presidente de la República”.
Sucesor de Juan Jesús Posadas Ocampo, Sandoval Iñiguez ha sido polémico por su opulencia y sus declaraciones. “Se necesita no tener madre para ser protestante", dijo sobre otras iglesias.
Y más: "Las desviaciones de algunas personas no deben servir para condenarlos, pero tampoco para presumirlas; que las mantengan más bien en secreto", agregó sobre los homosexuales.
"Las mujeres no deben de andar provocando, por eso hay muchas violadas", señaló algunas vez, y en otra ocasión calificó a los militantes del PRD como “hijos de las tinieblas”.
Pero Sandoval Iñiguez también ha sido señalado por estar inmiscuido en las “narcolimosnas”.
En 2003 se filtró una investigación sobre lavado de dinero que Jorge Carpizo interpuso en contra del cardenal ante la Procuraduría General de la República, en la que se señala que el prelado recibió fuertes sumas de dinero (“narcolimosnas”) de personajes como Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca Carrillo, Miguel Ángel Félix Gallardo, los hermanos Lupercio Serratos, Rafael Aguilar Guajardo y Rafael Muñoz Talavera, a partir de 1996.
Desde entonces, el clérigo compró ranchos, granjas y grandes extensiones de tierras para el cultivo de maíz, ubicadas en su mayoría en Nextitlán, Totatiche y Tapalapa, donde los lugareños veían bajar con frecuencia diversas avionetas. Además, recibió considerables donaciones de caballos, cerdos, toros y aves de corral.
Otro caso que dio de qué hablar fue el del obispo de la Diócesis de Aguascalientes, Ramón Godínez Flores, quien en abril de 2007, apoyado en el pasaje bíblico en el que María Magdalena le lava los pies con perfume a Jesucristo, admitió que a la Iglesia católica llegan limosnas del narcotráfico, pero que se purifican al entrar a ella.
"Donde quiera se dan (limosnas del narco), en Aguascalientes y en Tepezalá, pero no nos toca a nosotros investigar el origen del dinero (…) No porque el origen del dinero sea malo hay que quemarlo. Hay que transformarlo, más bien. Todo dinero puede ser transformado, como una persona también que está corrompida se puede transformar", expresó. Luego dijo: "Si una persona se puede transformar, cuanto más lo material".
Y ha sido tan fuerte la sospecha del vínculo de la Iglesia católica mexicana con el narco, que el papa Benedicto XVI expresó su preocupación desde entonces.
Quizá por todos estos antecedentes es que Sandoval Íñiguez ha preferido guardar silencio en torno de ese tema, porque al final de cuentas el escándalo de los ministros “maiceados” es opacado con las “narcolimosnas” que se sospecha recibió de diversos capos.
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