El gobierno de Fecal ha sacado al ejército de los cuarteles, para perpetrar masacres y otras atrocidades con el pretexto de luchar contra "el crimen organizado".
La derecha en el poder agrede cotidianamente a los sindicatos y al pueblo, con nuevos impuestos y con medidas como el aumento a los combustibles.
El poco dinero que la gente pobre ha logrado depositar en un banco y lo mantiene como una última reserva, ya no está seguro, porque la derecha en el poder se lo quiere arrebatar con el pretexto de que ese dinero está "inactivo", como si fuera un crimen no poder estarlo incrementando o usarlo para fines comerciales.
Tradicionalmente, gente de modestos recursos, como son muchos ancianos y subempleados, mantienen en el banco un poco de dinero, para poder hacer frente a una emergencia, por ejemplo, una enfermedad, con la confianza de que podrán disponer de él cuando les sea necesario.
Esos ahorros, hasta por la cantidad de 300 días de salario mínimo (menos de 20 mil pesos) corren el riesgo de ser confiscados por el gobierno y entregados a la "beneficiencia pública" si sus propietarios los mantienen sin hacer depósitos o retiros, sea en cuentas de ahorro o en depósitos a plazo fijo, por más de tres años.
Lo anterior, como consecuencia de la reforma al artículo 61 de la Ley de Instituciones de Crédito, que se llevó a cabo en febrero de 2008. De acuerdo con ese precepto, dichos fondos serán enviados a una "cuenta global" donde permanecerán otros tres años y, de no reclamarlas, sus propietarios perderán ese dinero, que pasará a la beneficiencia.
De acuerdo con la ley, los bancos, que fungen como intermediarios en esa confiscación masiva de dinero, tienen 90 días para enterar a sus clientes de que están en peligro de perder sus cuentas, por lo que los exhortan a "reactivarlas", haciendo en ellas cualquier movimiento, pero muchos de esos depósitos son a plazo fijo, por lo que esa posibilidad puede demorar meses, con el consecuente riesgo para el ahorrador.
Bancos como HSBC, están enviando notificaciones a los domicilios de los afectados, pero las personas que corren más riesgo de perder sus ahorros son las más débiles: por ejemplo, minusválidos o enfermos, que no pueden acudir a las sucursales bancarias, o gente de edad muy avanzada, o con poca instrucción, a quienes puede tomarles por sorpresa el lenguaje abstruso en que están redactadas esas cartas.
Algunos ahorradores han expresado, lo mismo en sucursales bancarias que en foros de Internet, que lo único claro de esos comunicados es la intención del gobierno de apoderarse del dinero de los ahorrradores.
Surge también la duda de si constitucionalmente es válido que el gobierno se apodere del dinero de los ciudadanos que no han cometido otra falta que mantenerlo en un banco; además, cabe preguntarse si los 10 o 15 mil pesos que tenía una anciana para no verse totalmente indefensa irán a engrosar las arcas de Televisa, con el pretexto del Teletón, o a empresarios poderosos que lucran con la llamada filantropía.
Pero es un hecho que esa medida perjudica a los pobres en beneficio del gobierno fecal y de los más ricos, que son sus aliados.
Como un contrasentido para la cantaleta derechista de la lucha "contra la inseguridad", resulta que para los pobres, la verdadera inseguridad, el peligro real para su pequeño patrimonio, está representado por el gobierno, que pretende arrebatarle todos sus ahorros, robo mayor que el de un ladrón que le pueda quitar solamente lo que lleva en el bolsillo.
La siguiente nota, publicada en El Universal se refiere a los aspectos financieros del problema, aunque no aborda sus implicaciones sociales y humanas:
El UniversalSeccionesCartera
Cuentas inactivas, a beneficencia: banca
Ahorros sin movimiento en seis años ya no se podrán reclamar
Los ahorros de los clientes en una cuenta bancaria y que durante un plazo de tres años no realicen ningún movimiento se enviarán a una “cuenta global”, y si éstos no se reclaman tres años después se canalizarán a la beneficencia.
Una vez que el dinero se dirija a la beneficencia, los depositantes ya no podrán reclamar su dinero.
En febrero de 2008, entraron en vigor cambios a la Ley de Instituciones de Crédito, donde se redujo de cinco a tres años el plazo para concentrar los recursos de cuentas sin movimiento y después, enviarlos a la beneficencia.
Salvador Espinosa, director ejecutivo de productos de captación de Scotiabank, reveló que a tres años de que entró en vigor la ley, los intermediarios iniciaron la notificación a los clientes que no realizaron movimientos, a fin de que activen su cuenta.
Las instituciones tienen 90 días para establecer contacto con los depositantes, por teléfono, correo o mail.
“Si no se logró comunicación con el cliente, o bien, éste siguió sin efectuar ningún movimiento, su dinero se destinará a la cuenta global, que se abrirá en cada banco”.
El también coordinador del Comité de Captación de la Asociación de Bancos de México (ABM) destacó que la cuenta volverá a tener actividad con cualquier retiro o depósito por mínimo que sea que realice el cliente.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el directivo aclaró que una vez que el dinero se encuentra en la “cuenta global”, el proceso para reclamarlo es sencillo. No obstante, cada entidad fijará su procedimiento para la identificación del titular.
Pero advirtió que el dinero que sea canalizado a la beneficencia “ya no se podrá recuperar ni reclamar”.
Salvador Espinosa comentó que los bancos trabajan en la detección de las cuentas sin movimientos, a fin de notificarles que deben activarlas.
Marco Carrera, director de estudios de mercado de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), afirmó que para activarlas sólo se requiere un movimiento.
El artículo 61 de la Ley de Instituciones de Crédito establece que las cuentas, que en un periodo de tres años no registren movimientos por depósitos o retiros, se canalizarán a una “cuenta global” en el mismo banco.
Tres meses antes de que concluya el plazo (90 días) la entidad está obligada a dar aviso por escrito al cliente.
La legislación puntualizó que una vez que los recursos se canalicen a la “cuenta global”, los intermediarios no podrán cobrar comisiones, pero sí generarán un interés mensual que equivaldrá al aumento en el Índice Nacional de Precios al Consumidor.
Cuando el depositante se presente para realizar un depósito, retiro, o reclamar la transferencia o inversión, la institución deberá retirar de la “cuenta global” el importe total, a efecto de abonarlo a la cuenta o entregárselo.
Sin embargo, si los recursos siguen sin movimiento por otros tres años y cuyo monto no exceda el equivalente a 300 días de salario mínimo —174 mil pesos (sic)—, se entregarán a la beneficencia. Con ello, los derechos del ahorrador “prescribirán y una vez en poder de la beneficencia, no podrán reclamar ni recuperar los recursos”.
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