La derecha venezolana apuesta a la violencia y al escenario internacional
Por Diego Olivera
La conformación de una nueva Asamblea Nacional (AN) en el año 2011 ha conllevado al parlamento y a la sociedad a un nuevo debate: la conceptualización de la categoría Democracia, un concepto acuñado en los debates filosóficos de la Antigua Grecia, donde la creación de un senado representado por nobles (patricios), dirigía a la mayorías sociales organizadas en plebe o esclavos, sin derechos a la tierra, ni a la vida. En esa sociedad surgieron los primeros esbozos de un modelo de democracia, pasaron muchos siglos donde los imperios y los señores feudales dominaron al mundo sin hablar de libertades o democracia. En los albores de la revolución industrial y posteriormente en la revolución francesa, se comenzaron a esbozar conceptos humanistas, basados en los principios de libertad, igualdad y fraternidad, que sucumbieron con la creación de la burguesía y el nuevo modelo mercantilista. Sólo a mediado del siglo XIX surgió una nueva idea de sociedad y democracia, la socialista. Muchos revolucionarios socialistas, humanistas, libertarios, debatieron, estudiaron y crearon una concepción revolucionaria, que generó procesos y cambios en lugres como la vieja Rusia Zarista, China, Vietnam o Cuba. Hoy hablamos de socialismo y de democracia.
El término democracia ha generado hoy un importante debate en la sociedad venezolana. Entre la democracia representativa y la democracia participativa y protagónica no estamos haciendo juego de palabras o de semántica. Son dos nociones de modelo de sociedad, la primera sustentada por los sectores del poder económico, emergentes de las dictaduras de Gómez y Pérez Jiménez, en casi 4 décadas de poderes militares, que dieron paso a la rebelión social de 1959. Aquel 23 de enero que produjo un gran movimiento social que derrocó al régimen militar, pero que sucumbió ante el poder de una burguesía y una nueva clase media rentista, que no vino a generar un modelo de desarrollo económico, sino a vivir de las dádivas de los recursos naturales y de la importación. Así se logró transformar la sociedad venezolana en una sociedad consumista, y generar en ella hábitos de corrupción y de dependencia de cargos políticos. Muchos de estos males persisten en nuestra sociedad actual, son parte del debate interno, en la búsqueda de transformar la sociedad en un modelo nuevo de democracia, en el marco de una vía socialista, que invariablemente debe estar sustentada en la participación popular, no solo en eventos de calle o en asambleas legislativas, sino en las nuevas leyes del Poder Popular, en la creación de la Comunas y en su desarrollo, como formas de vida comunitaria, sustentable en proyectos socio productivos.
Hoy la visión de una sociedad democrática pasa por la igualdad social
La búsqueda de un debate a nivel de la sociedad pasa invariablemente por la AN, el marco concebido por la Constitución de Venezuela para legislar y ser representantes de la mayoría del pueblo venezolano. Esta aspiración ha sido atropellada por un debate insano e irrespetuoso de la bancada de MUD, con 65 diputados, que ha tratado de frenar o sabotear las sesiones plenarias. Parte de esa estrategia pasa por la agresión verbal al presidente de la AN, por los diputados José Caldera y Julio Borges, y ahora por una acción el diputado Alfonso Marquina, quien claramente ofuscado, golpeó al diputado del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Henry Ventura.
Pero lo mas preocupante no pasa por los excesos de este sector político, pasa por la carencia de una concepción o un modelo de sociedad. No hay propuestas reales, solo hay un criticismo absoluto y el objetivo de volver al modelo anterior, el cual sucumbió por su propia incapacidad para crear una Venezuela sustentable. El desgaste de ese modelo culminó en el Carachazo, estallido social en 1989 y la destitución del presidente Carlos Andrés Pérez, lo que dio paso a un gobierno organizado en una coalición de pequeños partidos, que llevó a Rafael Caldera a la presidencia, luego de este haberse salido del partido de su vida COPEI (socialcristiano). El fracaso de este modelo democrático partidista de 40 años, alejado de la sociedad, generó el triunfo del hoy presidente Hugo Chávez Frías, que en un proceso de debates e inclusión social, ha centrado en la vida venezolana, no solo el conocimiento de una nueva alternativa de sociedad, sino la capacidad de el propio pueblo de dirigir sus Consejos Comunales (organización popular por sectores), o de organizar Comunas con autonomía y recursos propios, para crear una sociedad sustentable.
La defensa de un modelo en quiebra sigue siendo la esperanza de la derecha
El fracaso del modelo neoliberal -no solo en América Latina en la década de los 80 y 90 del siglo XX- que generó varias décadas de retroceso económico, y que también generó la crisis en EEUU, conocida como la burbuja inmobiliaria (especulación financiera y bursátil), dejó al desnudo una sociedad basada en las bolsas financieras y una economía sustentada en el libre mercado, sin planificación, apoyadas en la usura y la especulación, que golpeó también la economía de Europa, llevando a los mas países mas pequeños a ajustes neoliberales, en manos del funesto Fondo Monetario Internacional (FMI), los que hoy viven huelgas y despidos, mostrando de esa manera la verdadera cara de un modelo sustentado por los grandes capitales y las corporaciones que rigen los destinos del mundo.
Pero la derecha venezolana sigue acudiendo a los escenarios internacionales de EE.UU., a la Organización de Estados Americanos (OEA), o al Parlamento Europeo, para solicitar la intromisión de estos estados e instituciones transnacionales en los asuntos internos de Venezuela, asuntos que sólo competen a sus ciudadanos y sus autoridades legítimamente elegidas en las distintas elecciones avaladas por los testigos de organizaciones nacionales e internacionales. Hoy la derecha solo apoya sus posturas en las críticas descalificadotas al gobierno, en la calificación de mentira ante cualquier informe o análisis del gobierno, sin verificar cifras, ni investigar, se limitan solamente decir no, mostrando una oposición acérrima, sin ideas y sin propuestas.
Seria difícil que estos sectores puedan sustentar un debate sobre conceptos de democracia, porque el solo hecho de la Ley de las Comunas, donde se transfieren poder y recursos a las comunidades, generó pánico, porque se desplazaban a los gobiernos regionales y locales, dando el protagonismo al pueblo organizado, un pecado contra el capital y la manipulación de fondos de algunos funcionarios. Es importante señalar que la propuesta de una sociedad socialista también sigue en debate en la construcción de esa democracia participativa y protagónica, porque los socialistas deben aprender de las experiencias y de los errores que conllevaron al fracaso de un modelo -no de una sociedad socialista- sino por los errores partidistas y humanos, que anteponían el aparato burocrático a los interés de la sociedad en su conjunto. Hoy se busca articular un modelo no exento de errores, de dificultades, pero sí obligado a resolver las necesidades de la sociedad y del pueblo, que espera una sociedad distinta, basada en la igualdad de deberes y derechos, con capacidad de decidir y de crear su propio modelo popular de socialismo.
Publicación Barómetro 14-02-11
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