Felipe Calderón Hinojosa, autoproclamado “presidente del empleo”, cierra su administración con más de 8 millones de mexicanos en el desempleo, según la UNAM, 300 por ciento más que la cifra reportada por el Inegi (que apenas alcanza los 2 millones de “desocupados”). Los estados más afectados por la violencia, con el mayor número de desempleados. La informalidad predomina en el sexenio calderonista.
Egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Sara
lleva dos años sin empleo. La joven de 28 años estudió la licenciatura
de diseño y comunicación visual en la Escuela Nacional de Artes
Plásticas. Desde entonces ha sido vendedora de membrecías, secretaria,
cajera y recientemente colocó una manta afuera de su casa con la leyenda
“se hacen trabajos escolares”.
Se le nota cabizbaja. “Estoy muy triste y desesperada”, declara, entre muecas y ojos húmedos.
En el país, más de 8 millones de personas se encuentran en el
desempleo, de acuerdo con información del Centro de Análisis
Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la UNAM.
Pese a que con los desempleados se podría llenar el Estadio Azteca 53 veces, a Sara
no le sorprende la cifra. Su papá, su mamá, algún tío y otros
compañeros con los que cursó la carrera están en la misma situación.
“El Borras es un artista muy talentoso. Después de años sin
encontrar trabajo entró a un taller a hacer serigrafía. Le pagaban dos
pesos por bolsa que imprimiera. Al final, por un mes de trabajo, le
dieron 500 pesos y le quedaron a deber 200. El segundo mes le querían
pagar por impresión 50 centavos. Dejó de ir.”
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi)
contabiliza 2 millones 437 mil 409 personas “desocupadas” en México. Sin
embargo, el CAM cuenta con otra cifra muy superior: calcula que son 8
millones 710 mil 108 las personas con interés en trabajar que no
encuentran empleo. El Centro, dependiente de la UNAM, revela que el
gobierno federal oculta al 72 por ciento de la población desempleada,
además de que no contempla a quienes sufren una situación crónica de
desempleo.
“Mandé cientos y cientos de correos, fui a entrevistas, llamé por teléfono. En unos lugares pagaban muy poco. Hay trabajo en el call center y en las ventas, pero es por comisión. Está cabrón, si estudiaste una carrera”, agrega Sara.
La diferencia en las cifras, señala el Reporte de investigación 95,
se debe a que la metodología que utiliza el Inegi no es la adecuada.
Luis Lozano Arredondo, miembro de dicho Centro, explica que fue a partir
del panismo que el Inegi evadió la metodología internacional para hacer
cálculos de empleo y desempleo.
El también profesor de la Facultad de Economía agrega que en 2005
la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) le
pidió al gobierno mexicano homologar la metodología del desempleo de
acuerdo con los criterios internacionales. “El rector de estadísticas de
la OCDE le mandó un oficio a Gilberto Calvillo Vives, entonces director
del Inegi, donde le decía que revisara la metodología para el cálculo
del desempleo”.
Como consecuencia del desacato, México presenta una tasa menor de
desempleo que nueve de los 11 países miembros de la OCDE, entre los que
se encuentran Canadá, Francia, Alemania, Grecia y España.
Ante ello, los investigadores del CAM aseguran que las cifras que
arroja el Inegi han sido utilizadas políticamente por el presidente
Felipe Calderón, quien hasta asegura que durante su gestión se ha
superado el récord en la generación de empleos.
La aseveración más reciente del mandatario fue durante su visita a
la presa La Yesca, en marzo de 2012, donde dijo: “El año pasado
generamos casi 600 mil nuevos empleos; ahora en dos meses llevamos 181
mil, lo cual es una buena noticia que refleja no sólo la recuperación
económica del país, sino lo más importante, que hay empleos formales
para los mexicanos”.
Los autores del documento establecen que la tasa de desocupación no
corresponde con la tasa de desempleo, la cual se ha agudizando desde
que en diciembre de 2006 Felipe Calderón asumió la Presidencia de la
República, al pasar del 12.7 por ciento a la cifra más alta que alcanzó:
el 16.4 por ciento. Mientras, el Inegi reportó, de 2006 a 2011, como
tasa de desocupación, un rango del 3.5 por ciento al 6.2 por ciento, lo
que muestra una diferencia de al menos 10 puntos porcentuales entre
ambas mediciones.
Para el presidente de la Comisión de Trabajo y Previsión Social de
la Cámara de Diputados, el priísta Leobardo Soto Martínez, la variación
en las cifras se explica por la eventualidad y la informalidad de los
empleos; sin embargo, confía plenamente en los datos del Inegi: “Son
cifras con mucha seriedad”.
Aún con ello, asegura que el “presidente del empleo” le falló a
millones de trabajadores y a millones de mexicanos, al carecer de una
política económica que reactivara la economía y generara más empleos. La
tarea, dice, queda pendiente para el nuevo gobierno.
Francisco Hernández Juárez, diputado federal de extracción
perredista, se declara “totalmente de acuerdo en que el gobierno miente
con las estadísticas: quiere vender la idea de que es un buen gobierno; para dar una visión optimista del escenario que vivimos, maquillan
las cifras para justificar que es así. El empleo y la democracia
pasaron a segundo plano para Felipe Calderón cuando, al llegar a la
presidencia con poca legitimidad, diseñó la lucha contra el
narcotráfico, estrategia que le haría ganar credibilidad”.
La reforma laboral o la precarización del empleo
José Gerardo de los Cobos Silva, integrante de la Comisión del
Trabajo, refiere que para la generación de empleos el gobierno federal
requería de la reforma laboral que su partido, Acción Nacional (PAN),
impulsa desde 2003 y que, asegura, el Partido Revolucionario
Institucional (PRI) ha bloqueado.
“Para que haya más empleo necesitamos modernizar el marco jurídico.
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