domingo, agosto 12, 2012

Golpe oficial a MVS; favorece a grupo Televisa

Rayuela
¡Qué bárbaros!: el “rescate” de la frecuencia de 2.5 Ghz de MVS habla del tamaño del compromiso del gobierno federal.
La tentación-Fisgón
 Hundimiento-Helguera
 *La SCT "rescatará" de forma anticipada concesiones
*Once empresas afectadas; los contratos vencían en 2015 y 2020
*Subutilizada, la banda de 2.5 Ghz, argumenta el gobierno
*Ofrecerá el valioso espectro a operadores de "alta velocidad"
*Expertos: la decisión es acto "discrecional"
*Licitará el espectro para que operadores ofrezcan banda ancha de alta velocidad y 4G
*El segmento permite ofrecer servicios más avanzados y rentables de telecomunicaciones
Dionisio Pérez Jácome, secretario de Comunicaciones y Transportes, en conferencia en la cual no aceptó preguntas, dijo que el gobierno tomó la decisión de iniciar el rescate de la banda de 2.5 Ghz para llevar a buen fin el ‘‘reordenamiento de esa frecuencia’’

El secretario de Comunicaciones y Transportes, Dionisio Pérez Jácome, anunció que el gobierno federal no puede esperar a que venzan las concesiones que Multivisión (MVS) y otras empresas tienen en la banda de 2.5 gigahercios (GHz), por lo que decidió iniciar el proceso de rescate de ese espectro y licitarlo para que nuevos operadores lo exploten para ofrecer banda ancha de alta velocidad y servicios de cuarta generación (4G).
El funcionario indicó que no se trata de un decreto para que ese espectro que antes se usaba para dar radio y televisión restringida vía microondas vuelva al resguardo del gobierno federal, sino que es un proceso en el que los afectados como MVS podrán presentar pruebas, alegatos y, en los casos que sea viable, obtener una indemnización.
La banda de 2.5 Ghz es una de las más valiosas en el mundo de las telecomunicaciones, debido a que la evolución tecnológica permite que su uso ya no sea para ofrecer radio y televisión restringida vía microondas, sino más avanzados y rentables servicios de telecomunicaciones móviles y de banda ancha.
La banda de 700 megahercios (Mhz) que explotan las televisoras es la otra frecuencia más atractiva para el negocio de las telecomunicaciones móviles y de banda ancha. Una vez que los concesionarios de televisión analógica migren al esquema digital deberán devolver este espectro como parte del llamado dividendo digital, cuyo uso será decidido por el gobierno mexicano.
Las 68 concesiones vigentes que rescatará la Secretaría de Comunicaciones y Transportes vencían en 2015 y 2020. Diez empresas tienen 26 de esas concesiones y las 42 restantes están bajo el control de MVS, por lo que al serle retiradas, la empresa se queda sin la posibilidad de desarrollar el proyecto 2.5 Banda Ancha para Todos, que le propuso al gobierno federal para continuar explotando el espectro con la prestación de servicios de banda ancha y telecomunicaciones móviles, como marcan organismos como la Unión Internacional de Telecomunicaciones.
Según declaraciones del vicepresidente de MVS, José Antonio Abad, para conservar la cantidad de espectro suficiente para desarrollar el proyecto, la Secretaría de Hacienda le fijó una contraprestación de mil 238 millones de dólares, mientras la propuesta de MVS era de 680 millones de dólares, ya que de otra manera sería económicamente inviable.
La decisión del gobierno federal no afectará otros segmentos de negocio de MVS como las transmisiones de radio por 102.5 y 104.9 de frecuencia modulada (FM) o su programación en televisión satelital a través de Dish, en la que se incluye el canal 52. MVS se reservó sus comentarios sobre la decisión de la SCT.
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Las encuestas sí influyen

Octavio Rodríguez Araujo

Que conste que no lo digo yo, sino Leonardo Valdés Zurita, consejero presidente del IFE: los hallazgos que revelan las encuestas “se han usado, usan y, seguramente, se seguirán usando, para diseñar campañas publicitarias y estrategias para la obtención del voto en las elecciones” (véase artículo de Valdés en El Universal, 06/8/12, las cursivas son mías).
Más adelante el consejero presidente del IFE añadió que las encuestas pueden influir en las preferencias electorales, pero tanto como cualquier noticia. Aquí, en esto último, ya no estoy de acuerdo, pues no son una noticia a secas, como murió Chavela Vargas, sino que son noticias supuestamente basadas en información científica sobre la opinión de la muestra de electores en la que se basa cada encuesta. Si una noticia dice que estadísticamente está probado que circular por tal calle ha sido peligroso porque ahí han matado a 134 ciudadanos en los últimos tres meses, esto influye en la población y tendrá que ser necio el que, a sabiendas, circule por esa tal calle. Hay noticias que influyen y otras que simplemente informan. Las encuestas que dan por ganador a un candidato, incluso por 18 puntos o más, sobre el segundo lugar, obviamente influyen en los electores, y más en un país ansioso por tener ganadores, aunque sea en las Olimpiadas, ya que en muchas otras materias somos perdedores (como país y gracias a nuestros gobiernos). Está probado que las encuestas también pueden fabricar al ganador, según quién les pague: negocios son negocios, y en una elección, sobre todo si es para la Presidencia, se mueven cientos o miles de millones de pesos, tanto legales como ilegales, ya que lo que está en juego no es sólo un cargo de elección sino del personaje más poderoso (hacia adentro) que puede tener un país presidencialista.
De quien esté en la Presidencia depende el futuro del país y, especialmente, de los que se han beneficiado con determinadas políticas que derivan, fundamentalmente, del jefe del Poder Ejecutivo. Los beneficiarios de esas ciertas políticas no están dispuestos a que el régimen político y la orientación del ocupante de Los Pinos cambien y dejen de privilegiarlos. Para mantener su situación están dispuestos a todo y siempre preferirán a un conservador, aunque sea gatopardista, que a un reformador. Es simple, así dicho, pero no es asunto secundario para el llamado establishment.
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Día de los pueblos indígenas, ¿hay algo que celebrar?

Francisco López Bárcenas

Este 9 de agosto los estados del mundo realizarán diversas actividades para celebrar el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, como hacen desde 1995, cuando por acuerdo del la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) comenzó el Decenio de las Poblaciones Indígenas, con la finalidad de fortalecer la cooperación internacional para que los estados afrontaran los diversos problemas que aquejan a aquéllos.
El 20 de diciembre de 2004, poco antes de que ese plazo feneciera, la misma asamblea proclamó el Segundo Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas, con lo cual implícitamente reconocía que no habían logrado sus propósitos. Como parte de las actividades gubernamentales se instituyó el 9 de agosto como el Día de los Pueblos Indígenas.
A dos años de que termine el segundo decenio de estos pueblos, los estados del mundo celebrarán su día sin la presencia de los festejados, porque la mayoría ni siquiera se ha enterado de que tiene una efeméride; cuando más, escucharemos discursos oficiales sobre el rezago en que se debaten los habitantes de estos pueblos y de los esfuerzos que desde las esferas institucionales se hacen para superarlos. Veremos grupos de indígenas invitados a los festejos, generalmente a beneficiarios de algunos programas asistencialistas de los que se supone hace años habían terminado para dar paso a una política de desarrollo con identidad, según el discurso oficial. Será, pues, una fecha para que los gobiernos se luzcan en nombre de los pueblos indígenas y muestren que su discurso de la pluriculturalidad no es más que la forma que el neoliberalismo inventó para negarles sus derechos.
Los pueblos no festejan. Unos porque, como ya se dijo, ni siquiera se han enterado de que en la ONU hace casi 20 años se preocupaban por la situación de colonialismo en que vivían; los que se dieron cuenta pensaron que más que mecanismos para ayudarlos a remontar su situación, lo que los estados estaban creando eran condiciones para disfrazar las políticas de despojo que las empresas privadas planeaban desde ámbitos internacionales, ajenos a los oficiales pero más poderosos. En México estas medidas se tomaron en una situación bastante delicada: hacía meses en Chiapas había estallado la rebelión indígena y amplios sectores sociales –incluidas muchas organizaciones indígenas– apoyaron su lucha, lo que obligó al gobierno federal a detener la ofensiva militar, misma que reanudó en febrero del año siguiente, intentando detener a la dirección del ejército rebelde, reanudando la intervención militar que hasta la fecha no cesa.
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