domingo, agosto 12, 2012

Nada quedará en lo oscurito: TEPJF

Rayuela
Si no se apegan a la ley, mal. Y si se apegan, también mal. Nada parece gustar a algunos empresarios mexicanos.
 
 
Calificación de la elección-Fisgón
La lucha de la izquierda se conduce en el marco legal y de forma pacífica
*La línea: decir que fueron los comicios más limpios

*"Incumplió las promesas de capitalizar a la aerolínea"
Tenedora K: Med Atlántica dejó en el aire a Mexicana 
*Tampoco concilió con los acreedores ni solicitó el concurso mercantil
*El 100% de acciones seguirán en fideicomiso hasta que haya otro postor
*El juez Consuelo tendrá que dar pie a nuevos inversionistas: Di Costanzo

El hormiguero de #YoSoy132

Vista desde el exterior, la vida diaria del movimiento #YoSoy132 semeja un hormiguero. Miles de incansables jóvenes realizan todo tipo de actividades de manera simultánea. Celebran reuniones de discusión y análisis, elaboran documentos donde califican el pasado proceso electoral, producen materiales audiovisuales explicando su causa, se solidarizan con luchas sociales, como la de los ejidatarios choles de Tila o la comunidad de Huexca; apoyan a los aspirantes rechazados en su movilización para tener un lugar de estudio, protestan masivamente contra Televisa y organizan campañas en el ciberespacio.
Efectúan con eficacia todas estas tareas que se han dado a sí mismos, a pesar de que enfrentan grandes dificultades. Cuando convocan a una protesta llegan miles de personas. Sus análisis y materiales educativos están elaborados con inteligencia, sentido del humor y buen gusto. Actúan con una mezcla de audacia y prudencia, rompiendo los moldes establecidos para la acción política y evitando caer en provocaciones. Sus iniciativas usualmente tienen resultados tangibles.
#YoSoy132 ha logrado dar forma a un profundo descontento social existente en el país antes de su formación como movimiento. Antes de su nacimiento, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD), dirigido por Javier Sicilia, dio cauce al enojo popular contra la guerra de Felipe Calderón contra el narcotráfico. Sin embargo, al institucionalizarse y entrar en la lógica de las inevitables negociaciones con el Estado, su capacidad de convocatoria se diluyó. Sus intentos por poner a las víctimas de esa guerra en el centro de la campaña electoral no fructificaron.
La presencia de ese malestar existente antes del surgimiento de #YoSoy132 se hizo evidente cuando se convocó a la primera marcha contra Peña Nieto en la ciudad de México. El naciente movimiento estudiantil se deslindó de ella e, incluso, aseguró que podrían producirse provocaciones. A pesar de ello, la protesta fue un éxito y muchos jóvenes universitarios se sumaron a la convocatoria.
Pero hoy, el surgimiento de #YoSoy132 y sus iniciativas han logrado dar a ese descontento popular un eje de sustentación y un horizonte programático. Además, su potencialidad de organizar el malestar es aún mayor, en la medida en la que la estrategia de Andrés Manuel López Obrador de constituirse en brazo legal y referencia ética contra la imposición de Peña Nieto, al tiempo que se abstiene de tomar las calles, ha dejado un espacio en la acción colectiva que ha sido ocupado por los estudiantes y sus aliados.
¿Qué hay detrás de este hormiguero? El movimiento #YoSoy132 no es un sindicato o una unión estudiantil integrada por afiliados individuales. Tampoco es una federación de estudiantes conducida por una mesa directiva centralizada que asume la representación de sus adherentes, o una coordinadora de comités de lucha por escuela en la que participan activistas. Es un organismo de masas, de nuevo tipo, en construcción, cuya soberanía surge de las asambleas por escuelas y en la asamblea nacional.
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