Los acuerdos entre el gobierno mexicano y el cártel español -gobierno y empresas hispánicas- siguen en todos los rubros. La construcción de dos hoteles flotantes en astilleros gallegos no salvará de la ruina a esta industria pero en abril del 2012 Calderón le prometió a Rajoy flujo de dinero hacía España. Y le cumplió.
Una empresa pública en apuros, Navantia, con trabajadores en huelga y un astilero privado podrán salvar el ciclo de la crisis terminal gracias a un mega-acuerdo que siguiendo la traidición necolonial que iniciara el presidente López Portillo pretende salvar regiones sumidas en el infierno de la crisis permanente como Galicia. Lo desveló el corresponsal de La Jornada en España, Armando Tejeda aunque ya era tema público y notorio en la prensa ibérica:
Antes de anunciar la firma del contrato para la construcción de las dos plataformas, el presidente de la Xunta de Galicia, el conservador Alberto Núñez Fiejóo, anunció en mayo pasado una alianza estratégica con Pemex en la que la paraestatal se comprometió a desembolsar centenares de millones de euros para que se construyeran 14 remolcadores y los dos hoteles flotantes.
Fue una operación impulsada y autorizada por el director de Pemex, Juan José Suárez Coppel, y ejecutada por el consejero delegado, José Manuel Contreras.
Según el acuerdo, los dos hoteles flotantes tendrán una eslora de 131 metros y una manga de 27 metros, con lo que tendrá una capacidad operativa de 600 ocupantes cada uno, con un peso total de la embarcación de unas 7 mil toneladas.
Mientras los gallego-mexicanos de la comarca de Avión, encabezados por la familia Vázquez Raña, enriquecidos bajo el ala del poder desde tiempos de Echeverría, mueven dinero privado entre México y España sin aportar nada a la economía de ambos lugares, el gobierno de Calderón sigue la línea de José López Portillo que decidió usar a Pemex como palanca de salvación de la no nata refinería de Muskiz
que en 1979. Tras el abandono de la norteamericana Gulf, el gobierno de
México construyó la primera refinería de España con personal de Pemex
que le dieron a Repsol, entonces pública hoy privada, la mayor receptora
y refinadora de petróleo crudo de España.
Igual que aquella maniobra de salvación, opaca y llena de mordidas de alto nivel, le supuso a López Portillo abrir casa en Sevilla en 1982 y ganarse el Premio Príncipe de Asturias, el
panista sigue con la idea que las empresas de la madre patria merecen
contratos y prebendas sin que esto suponga reciprocidad alguna, como mostró la abortad operación de compra de Repsol que Pemex intentó con una endeudada constructora española.
A cambio, la estancada industria naval mexicana, tendría parte del contrato de las 14 remolcadoras que podría recaer en astilleros de Mazatlán,
aunque esta parte no es clara y las negociaciones siguen abiertas con
el ejecutivo gallego tras la promesa de Calderón a Rajoy en abril del
2012 que traería dinero fresco de México para la decaída economía peninuslar.
En todo caso, sigue la opacidad y los negocios conjuntos con el cártel español pero en el laberinto gallego, este mítico contrato no parece ser más que una auxilio temporal. Veamos, pues, que se dice en Galicia sobre el acuerdo estratégico con México.
¿Qué supondrán para Galicia los contratos de Pemex?
Este es el reporte del periódico La voz de Galicia:
Ferrol padece, desde el pasado 4 de julio, y por primera vez en décadas, un panorama de gradas vacías en las antiguas Astano y Bazán. Dos gigantes industriales que bombean la económica de la comarca sin oxígeno y con una sangría que se ha cobrado ya unos 1.800 puestos de trabajo. El astillero vigués Hijos de J. Barreras acaba de salir de un concurso de acreedores que lo ha mantenido paralizado los últimos meses. Con este contexto como telón de fondo, los contratos con Pemex vienen a romper con una tendencia de carteras de pedidos vacías, aunque será necesario que lleguen nuevos encargos para despejar definitivamente la crisis del sector.Ver mas
¿Qué va a suponer para los astilleros de la ría de Ferrol?
Las plantas de Ferrol y Fene tienen una plantilla directa de unas 2.300 personas, y la auxiliar ha llegado a superar las 3.600 en los años de bum del sector, aunque en los últimos 18 meses se han destruido unos 1.800 puestos en las subcontratas. Por sí solo, el encargo de Pemex no va paliar el número de empleos perdidos, pero viene a acabar con un lustro sin firmar nuevos encargos y a generar nueva ocupación para el sector. El inicio de la obra va a coincidir con el fin de la que está en curso: la quinta fragata F-100 para la Armada española, que se entregará en breve, y el segundo megabuque para Australia, que ya está en su última fase. Evitará, pues, la parálisis total de las instalaciones que se avecinaba.
¿Qué necesitan las plantas públicas para salvar definitivamente el bache?
Más trabajo. El presidente de la SEPI, el accionista único de Navantia, aseguró ayer que hay más de 50 acciones comerciales civiles y militares de la empresa en el mercado internacional y que pueden dar frutos en las próximas semanas. Arabia Saudí, Turquía, Noruega y Australia son algunos de los países que podrían reportar nuevos encargos. Además, los trabajadores demandan desde hace 18 meses la construcción de un dique flotante que cuenta hasta ahora con el apoyo de partidos, empresarios y la propia Xunta, y que generaría dos años de trabajo.
¿Qué supone para Hijos de J. Barreras el contrato firmado?
Sin rodeos: la salvación del astillero. La empresa saldrá oficialmente a finales de mes del concurso de acreedores, tras conseguir una quita del 80 %. Con toda la plantilla en expediente de regulación de empleo desde junio del 2011, la firma de este pedido supone la vuelta a la vida para el mayor astillero privado de Galicia y para su extenso anillo de auxiliares del naval.
¿El pedido pone a salvo al mayor astillero privado de España?
El contrato le permitirá arrancar, pero una vez dado el paso más difícil, es necesario afianzar la carga de trabajo futura con nuevos contratos. Para ello es imprescindible que Bruselas desbloquee el tax lease, lo que permitiría al astillero competir en el mercado en igualdad de condiciones en materia de incentivos fiscales que los países de la competencia.
¿Qué se juegan los astilleros gallegos con los barcos encargados?
Lo primero que se juegan es el dinero, claro está. Para ello, los astilleros deberán ser escrupulosos con los compromisos adquiridos y los plazos de entrega. Solo así se evitan las temidas penalizaciones. En ello les va también el prestigio y la capacidad de ganarse la confianza de una de las mayores petroleras del mundo, en pleno proceso de renovación de su flota y puede deparar prósperas operaciones con el sector.
En el caso de los astilleros públicos de la ría de Ferrol, el contrato de la fabricación del buque hotel permite la vuelta al sector naval civil de la antigua Bazán. Hace ya un cuarto de siglo que no salen de sus instalaciones barcos mercantes.
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