Otra
manera de ver al Pacto por México es como un escenario donde el nuevo
gobierno y los tres partidos principales, así como los monopolios y las
grandes corporaciones empresariales, están negociando una redistribución
del poder y los recursos del país. Suena muy crudo, pero así es.
Columna publicada en Red Generación
Otra manera de ver al Pacto por México
es como un escenario donde el nuevo gobierno y los tres partidos
principales, así como los monopolios y las grandes corporaciones
empresariales, están negociando una redistribución del poder y los
recursos del país. Suena muy crudo, pero así es. Es lógico que al llegar
un nuevo equipo a la Presidencia de la República no seguirán las cosas
igual; respetarán algunos compromisos del gobierno saliente, pero
impondrán sus propios intereses. Si le damos vuelo a la imaginación
podríamos sospechar que incluso habrá cambios en áreas de negocios no
contabilizados legalmente. Mientras esto sucede, y se está tardando, el
país sigue en una espiral nada halagüeña. Continúan huyendo los
capitales hacia el extranjero; sólo llegan los golondrinos, y también
están nerviosos. Cifras oficiales muestran que los empresarios mexicanos
invirtieron fuera de México durante el año pasado 25 mil 596 millones
de dólares, mientras que la inversión directa de extranjeros en empresas
localizadas en México fue de 12 mil 659 millones, según el Banco de
México.
El oro del Banco de México
Invertir
en oro consiste en adquirirlo ya sea en metal, como lingotes, o
monedas. O indirectamente, por ejemplo: certificados de depósitos de
oro, o fondos de inversión especializados; incluso comprar acciones de
empresas mineras. La idea de invertir es comprar cuando su valor esté a
la baja y venderlo cuando esté al alza. El Banco de México tomó una
decisión acertada cuando adquirió un volumen importante. ¿Pero dónde
está el oro? Se supone que son 100 toneladas, equivalentes a 4 mil 543
millones de dólares, adquiridas en 2011. La Auditoría Superior de la
Federación comprobó que el Banco Central no ha realizado inspecciones
físicas a su tesoro para tener la certeza de su resguardo físico;
únicamente dispone de documentos. El oro está depositado en un banco de
Inglaterra y Agustín Carstens le tiene una confianza absoluta. Con todo,
la Auditoría considera que se debe realizar una inspección física para
verificar y validar la integridad de los lingotes. La confianza mató al
gato, dicen por ahí.
El Ferrari árabe
¿De veras el Ferrari Enzo que maneja por las calles de Miami José Carlos Romero Durán,
el hijo del senador petrolero Carlos Romero Deschamps, es el deportivo
más caro del mundo? Su precio es de poco menos de 2 millones de dólares,
unos 25 millones de pesos. No. Todavía hay uno más caro, el llamado
Ferrari árabe. Se trata del modelo W, fabricado por Motors Lykan
Hypersport, presentado en el Salón Internacional de Qatar. Es un
prototipo de una empresa libanesa cuyo presidente es Ralph Debbas. Se
construirán siete unidades al año, con un precio de 2.4 millones de
¡euros! cada una, alrededor de 40 millones de pesos. Si alguien conoce
al junior, avísenle para que su papi le compre el Ferrari árabe; es muy naco que traiga uno más barato.
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