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miércoles, enero 19, 2011

Ley de APP, la última apuesta de Calderón

En unas semanas, la Cámara de Diputados discutirá la ley más polémica de los últimos años: la de las Asociaciones Público Privadas, que, según especialistas, implica la privatización de todos los sectores y servicios públicos. La iniciativa –presentada por el Ejecutivo en octubre de 2009– representa la última carta de Felipe Calderón para capitalizar el respaldo del sector empresarial a favor del PAN en las próximas elecciones

Ana Lilia Pérez

Con miras a las próximas campañas presidenciales, Felipe Calderón se juega en el Congreso de la Unión su última carta para regresarle al Partido Acción Nacional (PAN) el apoyo del sector empresarial que el blanquiazul perdió en el desempeño de su gobierno: la Ley de Asociaciones Público Privadas (LAPP), que, en términos llanos, abre a la iniciativa privada todos los sectores, bienes y servicios que por mandato constitucional controla el Estado; de allí que el politólogo e historiador Arnaldo Córdova, investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), defina dicha ley como el “fin del Estado mexicano”.

La posibilidad de lucrativos negocios en áreas del sector salud, educación, seguridad pública y, sobre todo, energético llevó a las cámaras empresariales a replantear su respaldo a la continuidad del PAN en el gobierno federal, condicionado aún a la aprobación de la LAPP, que en octubre pasado fue avalada por el Senado de la República y está próxima a discutirse en la Cámara de Diputados.

Aunque los empresarios tampoco están de brazos cruzados, la cabildean en público y privado. Algunos, como el presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, Eduardo Correa, colocan en la agenda pública la “urgencia” de que la Cámara de Diputados ratifique la ley para su entrada en vigor.

En San Lázaro, la minuta actualmente se encuentra en comisiones, y se espera que sea una de las primeras en llevarse al pleno hacia febrero o marzo; sin embargo, algunos grupos parlamentarios, como el del Partido del Trabajo (PT), se preparan para combatirla “dada su agresividad sin precedente en contra de las atribuciones y potestades económicas del Estado”, dice la legisladora Ifigenia Martínez Hernández.

Una ley torcida

El 10 de noviembre de 2009, Felipe Calderón envió al Senado su proyecto para formalizar las asociaciones de la Administración Pública Federal (APF) con particulares para la prestación de todo tipo de obras y servicios, incluidos los prohibidos por la Constitución y no contemplados tampoco en la Ley de Obras Públicas y Servicios Relacionados con las Mismas (LOPSRM) ni en la Ley de Adquisiciones y Arrendamientos del Sector Público (LAASP).

Asociaciones que en la práctica comenzaron a ejecutarse desde hace más de una década en sectores como el de comunicaciones y transportes con las concesiones y privatización carretera; el de salud, mediante la subrogación de infraestructura hospitalaria y servicios médicos en los Proyectos de Prestación de Servicios (PPS).

En el sector energético, con los proyectos de infraestructura productiva de largo plazo (Pidiregas), los Contratos de Servicios Múltiples (CSM), y, en el caso de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), bajo el nombre ya de asociaciones público privadas, término que tampoco es novedoso, sino copia del modelo que inició Inglaterra a inicios de la década de 1990.

Que la iniciativa llegara al Senado y no a la Cámara de Diputados como correspondía, según las atribuciones de cada una, no fue casual, sino parte del cabildeo para asegurar su aprobación, revela el diputado priista César Augusto Santiago Ramírez, quien critica que en este sexenio el Senado se ha convertido en vía de aprobación de leyes a modo para Felipe Calderón.

De allí que “en los temas más delicados de la vida nacional, el presidente envíe sus iniciativas al Senado y no a la Cámara de Diputados, como corresponde de acuerdo con las atribuciones constitucionales de cada una”, refiere el político chiapaneco, que cuenta en su récord seis legislaturas federales y una local.

En efecto, pese a que en el pleno, senadores de distintos grupos parlamentarios –incluido el Partido Revolucionario Institucional (PRI)– definieron la ley como el proyecto más privatizador de los últimos 50 años, el pasado 12 de octubre la aprobaron con 85 votos a favor, ocho en contra y cero abstenciones.

De la política de Salinas a la ley de Calderón

En la historia de México, si por algo se distingue el sexenio de Carlos Salinas de Gortari es por la ola de privatizaciones de empresas estatales: monopolios privados, rescates multimillonarios y el correspondiente déficit en los ingresos. Pero ni entonces se planteó la idea de que los privados administraran áreas como la seguridad pública, incluidas las cárceles; el sector salud o las identificadas como de seguridad nacional, como si lo hace la LAPP de Felipe Calderón.

“Sólo falta que se proponga una Cámara de Diputados outsourcing o que se contraten outsourcing diputados”, critica el diputado Mario Di Costanzo.

La LAPP argumenta la imperiosa necesidad de que “la iniciativa privada se convierta en un proveedor de servicios de la APF, con la obligación de construir la infraestructura necesaria para la prestación de los mismos, asumiendo en forma equitativa los riesgos que represente la ejecución de los proyectos”.

La supuesta pretensión de “impulsar el desarrollo de nuevos proyectos de infraestructura, incentivar la inversión, atender necesidades sociales e impulsar el empleo y el crecimiento económico de manera más ágil”.

Su aprobación en el Senado implicó la reforma, adición y derogación de diversos artículos de la Ley de Obras Públicas y Servicios Relacionados con las Mismas; de la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público; de la Ley de Expropiación; de la Ley General de Bienes Nacionales y del Código Federal de Procedimientos Civiles.

Las malas prácticas: licitaciones dirigidas, adjudicaciones directas, contrataciones irregulares a cambio de comisiones, dádivas o sobornos son el pan de cada día en instancias como el Instituto Mexicano del Seguro Social, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, Petróleos Mexicanos (Pemex) y la CFE, involucradas lo mismo grandes trasnacionales que las pequeñas compañías. Ahora, la LAPP legaliza este tipo de prácticas, alerta el diputado Mario Di Costanzo Armenta, secretario de la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación.

Los bienes materia de expropiación podrán ser tasados por valuadores externos y no únicamente por el Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales. Las escrituras tampoco requerirán del aval de la Secretaría de la Función Pública.

Sí contempla el sector energético

En noviembre, la minuta aprobada por el Senado llegó a San Lázaro. Desde la mesa directiva, se impuso un veto para que la Comisión de Energía no participara en su análisis y discusión, con el argumento de que, desde el Senado, se había excluido el sector energético de las APP. Ello azuzó la inquietud de revisar a detalle la minuta, explican a Contralínea legisladores integrantes de esa Comisión.

El análisis que de manera individual haría cada uno les develó que la ley que aprobó el Senado no tiene candados suficientes para blindar el sector energético –el más lucrativo del país– de este tipo de asociaciones, como se manejó oficialmente, denuncia Laura Itzel Castillo, secretaria de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados.

Ifigenia Martínez, exvicepresidenta de la mesa directiva del Senado, explica que, en la redacción “imprecisa”, está el truco para que la LAPP tenga posibilidad de ejecutarse “en cualquier materia”, principalmente en Pemex, y “para ello utiliza una redacción imprecisa encaminada a interpretarse como la posibilidad de participación de materia petrolera, similar a la utilizada para justificar la celebración de contratos de servicio público, ahora llamados incentivados”.

La redacción de la ley que el Senado aprobó encendió la alerta en San Lázaro. “Es imposible de aprobar esta ley si tiene resquicio para su aplicación en materia energética, es imposible de aprobarla en esa materia. Definitivamente no, allí no se puede y punto”, suelta tajante César Augusto Santiago, quien fungió como director general adjunto de Pemex en el sexenio de Ernesto Zedillo.

Cabildeos oscuros

El proceso legislativo que ha tenido la LAPP está lleno de claroscuros. Cuando entró a San Lázaro, por ejemplo, la Junta de Coordinación Política “informó” a los coordinadores del interés de que se aprobara antes del 15 de diciembre, es decir se buscó que entrara como una de tantas leyes y dictámenes que en cascada se validaron previo a la tregua navideña.

Sin embargo, “algunos diputados logramos que no se desahogara sin un análisis previo y, mucho menos, se votara”, refiere Enrique Ibarra, diputado del PT por Jalisco.

En el estira y afloja, los coordinadores parlamentarios del PRI, Francisco Rojas; Partido de la Revolución Democrática, Alejandro Encinas; y del PT, Pedro Vázquez, acordaron revisar los alcances de la ley mediante algunos foros en febrero y marzo próximos, antes de que la LAPP se someta a votación.

El análisis que los legisladores del PT, principales opositores de la LAPP, expondrán ante el pleno durante la discusión de la ley deduce que la propuesta calderonista que avaló el Senado es “un mecanismo claro de facilitación privatizadora”.


Argumentos falaces

En su iniciativa, Felipe Calderón argumenta que la LAPP impulsará la competitividad económica del país y, “en general, la calidad de vida de la población con la inyección de capital para el desarrollo de obras”.

Aunque desde su nombre parecería orientada a fortalecer el régimen de economía mixta, “en esencia es todo lo contrario: significa favorecer al sector privado a toda costa, abandonando funciones primordiales y entregando para su gestión sin intervención del gobierno todo tipo de servicios públicos y la construcción de infraestructura para su operación”, explica Ifigenia Martínez, una de las economistas más prestigiadas de México, la primera connacional en obtener el grado de maestría y doctorado en economía por la Universidad de Harvard.

“Tal intención se pretende apoyar –continúa Martínez– en la supuesta mayor eficiencia del sector privado y en la supuesta necesidad de adoptar tecnología de punta en las actividades gubernamentales para la prestación de servicios públicos. No obstante, la experiencia ha demostrado muchas veces el carácter ruinoso de esa participación privada en actividades públicas.”

El saldo de los esquemas que precedieron a las APP es contundente:

La privatización de la banca comercial y el posterior rescate a través del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (después llamado Instituto para la Protección de Ahorro Bancario) implicaron un costo fiscal de 1 billón 248 mil millones de pesos, según cifras de la Auditoría Superior de la Federación inscritas en el informe final de la comisión de investigación sobre el IPAB. Para septiembre de 2010, el pasivo estimado era de 780 mil millones de pesos.

La privatización y posterior rescate carretero, que en 1997 tuvo un costo de 58 mil 100 millones de pesos, se triplicó una década después por los intereses generados: 98 mil 700 millones de pesos, según estimación del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados.

El otro esquema que precedió a las APP es el de los Pidiregas, aplicados particularmente en el sector energético. El resultado: sin activos visibles, la deuda de Pemex vía Pidiregas en los sexenios panistas suma 896 mil millones de pesos; los de la CFE, 263 mil millones.

Ni una ni otra paraestatal se hicieron más competitivas y eficientes. En el caso de Pemex, de ser la sexta empresa petrolera más importante del mundo en 2000 (sólo después de Saudí Aramco, Pedevesa, Exxon Mobil y la NIOC de Irán), hoy se ubica en el número 11.

El caso de la CFE es quizá más polémico: las deudas adquiridas vía Pidiregas sirvieron para capitalizar docenas de compañías privadas, en su mayoría extranjeras. Sin una ley todavía sobre las APP, esta paraestatal tiene ya pactados compromisos de este tipo prácticamente para todas las fases de producción, y aunque cada día sus pasivos son más abultados, la CFE no ofrece a los usuarios ni mejores servicios ni tarifas más bajas, por el contrario, actualmente es la empresa que acumula más quejas ante la Procuraduría Federal del Consumidor por “tarifas y cobros abusivos”.

Respecto de los PPS, esquema más afín con las APP, su desarrollo de ninguna manera ha sido a favor del bien público. De acuerdo con diversas investigaciones de la reportera Érika Ramírez, en el ámbito federal y particularmente en el sector salud, han sido utilizados para beneficiar a empresarios vinculados al PAN y algunos claramente identificados como financieros de campaña de Felipe Calderón (Contralínea 122, 173), con proyectos que además han costado hasta cinco veces el precio original pactado.

Abultados costos

La ley de Calderón argumenta la necesidad de las APP por la inyección de capital para el desarrollo de infraestructura, pero como ha ocurrido con los PPS en el sector hospitalario, los proyectos que se desarrollen mediante estas nuevas asociaciones costarán dos y hasta tres veces más que si el proyecto lo desarrollara el gobierno, advierten economistas.

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viernes, septiembre 04, 2009

Se duplicó con Fox y Calderón la deuda federal

*Las amortizaciones serán mayores a la inversión productiva en Pemex, CFE y LFC
*La deuda del gobierno llegó a $4.5 billones; duplica la de 2000
*Sólo durante este gobierno el endeudamiento creció 34.19%, según anexo del Informe
*A junio, el débito externo totalizó 153 mil 693 mdd, más del doble de la reserva internacional de divisas



El total de compromisos de deuda del gobierno federal llegó en junio de este año a 4 billones 515 mil 380 millones de pesos, cantidad que prácticamente duplicó a la registrada en 2000, al comenzar los gobiernos del Partido Acción Nacional (PAN), y que, en términos comparativos, equivale a 40 por ciento del valor total de bienes y servicios producidos por la economía nacional en un año, indicó información oficial.

Mientras el gobierno federal baraja la posibilidad de contratar mayor deuda el siguiente año para hacer frente a un boquete en las finanzas públicas para 2010, calculado en 300 mil millones de pesos, datos oficiales difundidos esta semana dieron cuenta de un creciente endeudamiento de los sectores público y privado, que se ha convertido en factor adicional de presión en la cotización del peso frente al dólar.
La información, contenida en el Anexo estadístico del tercer Informe de gobierno, revela que en los siguientes cuatro años los sectores público y privado deberán realizar amortizaciones de deuda externa por 67 mil 836.9 millones de dólares, unos 268 mil 500 millones de pesos al tipo de cambio actual. Se trata de una cantidad ligeramente superior al gasto en inversión productiva que realizan en un año las empresas estatales de energía: Petróleos Mexicanos (Pemex), la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Luz y Fuerza del Centro, que para 2009 está presupuestado en 267 mil 951.5 millones de pesos.
El total de deuda del sector público, que considera los pasivos contratados por el gobierno federal, paraestatales y banca de desarrollo fuera de México y con la banca que opera en el país, sumó en junio de este año 4 billones 515 mil 380 millones de pesos. Es un monto que prácticamente cuadruplicó al registrado al finalizar 1995, año en que la crisis financiera y de balanza de pagos llevó a la administración a contratar un masivo programa de endeudamiento en el exterior para hacer frente a compromisos de pago inmediatos. En diciembre de 1995 el total de requerimientos financieros del sector público era de 916 mil 641 millones de pesos.
Comparado con el inicio de la actual administración federal, en diciembre de 2006 el saldo del endeudamiento del sector público aumentó de 3 billones 364 mil 700 millones de pesos a los actuales 4 billones 515 mil 38.6 millones, un repunte de 34.19 por ciento. Y, respecto del cierre de 2000, el aumento ha sido de 94.77 por ciento, según el documento.
El monto sobre el endeudamiento del sector público es una medida amplia de los pasivos que gravitan sobre las finanzas del Estado, tanto de los contratados en el exterior como en el mercado interno.
A partir de 2008 incorporan las obligaciones del gobierno federal por la reforma del sistema de pensiones de los burócratas y, desde este año, consideran el efecto del reconocimiento como deuda pública de Pemex de los pasivos de los Proyectos de infraestructura productiva de largo plazo (Pidiregas). Éste es un mecanismo iniciado durante la gestión del ex presidente Ernesto Zedillo (1994-2000), por el que el sector privado realiza y financia obras de infraestructura para Pemex y la CFE.
La deuda externa
En junio de este año, la deuda externa total –que considera los pasivos de los sectores público y privado– alcanzó un saldo neto de 153 mil 693.3 millones de dólares, cantidad que, para efectos comparativos, fue más del doble de la reserva internacional de divisas, que para esa fecha era de 74 mil 380.4 millones de dólares, de acuerdo con el anexo estadístico.
La deuda externa total en junio pasado fue superior en 53.5 por ciento a la registrada en diciembre de 2006, cuando se situó en 100 mil 121.8 millones de dólares.
En particular, el endeudamiento externo del sector público –que incluye al gobierno federal, paraestatales y banca de desarrollo– llegó en junio pasado a 86 mil 82.4 millones de dólares, un incremento de 57.18 por ciento respecto del nivel registrado en diciembre de 2006. En este caso, también, el saldo final incorpora el reconocimiento de la deuda generada por los Pidiregas.
El mismo documento indica que el sector privado mexicano ha registrado una dinámica de endeudamiento comparable a la observada en los años previos a la crisis de 1995.
En junio de este año, la deuda externa del sector privado –sin considerar a los bancos– ascendió a 63 mil 937.6 millones de dólares, cantidad superior en 34 por ciento a los 47 mil 535 millones registrados al cierre de 2006.
La deuda externa del sector privado en 1995 era de 23 mil 457.3 millones de dólares, mientras en 2000 sumó 41 mil 886 millones de dólares.
A la par del endeudamiento externo, el gobierno federal enfrenta pasivos contratados en el mercado interno por 2 billones 469 mil 415.6 millones de pesos, monto superior en 59.6 por ciento respecto del registrado al inicio de la actual administración federal, y de 307 por ciento superior a la registrada al cierre del año 2000, cuando por primera vez un gobierno del Partido Acción Nacional llegó a la Presidencia.

jueves, agosto 27, 2009

Soluciones del vientre terráqueo


Francisco Rodríguez
Indice Político
En la naturaleza están todos los estilos futuros.
-Auguste Rodin-

LAS MEDIDAS URGENTES que los administradores públicos de la Federación –no merecen el calificativo de gobernantes— deberían estar ya adoptando, si es que quieren evitar un estallido social, también abarcan los temas energéticos y mineros, de acuerdo a las propuestas del grupo interdisciplinario del maestro Juan Ramón Jiménez y de las cuales le comencé a platicar ayer aquí.

En política energética, las recomendaciones dan comienzo con un nuevo énfasis a la exploración petrolera para buscar nuevos yacimientos, darle valor agregado al petróleo con la refinación, instalar refinerías para maquilar el petróleo de otros puntos del planeta; auditar a PMI de Houston, negociar netbacks con Valero Group de los Bush y con Shell de las reinas de Inglaterra y de Holanda, las mayores beneficiarias de la refinación de nuestro crudo, que no es una materia prima cualquiera, es la sangre misma del sistema.Transparentar los precios de transferencia de Cantarell a Deer Park de Houston. Negociar profusamente los yacimientos transfronterizos entre Texas y México. Pedir cuentas a los negociantes del petróleo mexicano de los mercados de futuros —Hedge Funds— establecidos en los paraísos fiscales y del mercado spot de Rotterdam. Controlar el Mexico Equity Fund (MXE) de la NYSE de Nueva York, pues se dice que lo controla el Deutsche Bank.Reevaluar la cadena productiva del petróleo desde su exploración y extracción hasta su refinación primaria, secundaria, transporte, distribución, comercialización y mercados financieros de deuda, repudiar los PIDIREGAS porque no fueron aprobados por el Congreso, son deuda contingente. Ligar el petróleo con los fertilizantes y la electricidad para abaratar los costos de producción que sólo benefician a empresas trasnacionales. El Instituto Mexicano del Petróleo debe de retomar su labor de inteligencia petrolera e impulsar las carreras técnicas y administrativas ligadas con toda la cadena petrolera, especialmente en los estados petroleros de Veracruz, Tamaulipas, Campeche y Tabasco.Definitivamente, terminar con los Contratos de Servicios Múltiples: el artículo 27 Constitucional es muy claro al respecto. Separar a Hacienda de Pemex, pues la gran plutocracia no paga impuestos porque siempre han existido los recursos del petróleo y desde 1901 han vivido de nuestro recurso no renovable.El gas natural es parte de la cadena de los hidrocarburos y se deben nacionalizar la Cuenca de Burgos y el Golfo de Sabinas (Coahuila), pues fueron entregados a una empresa asociada con la nefasta Enron, y su control es un problema de costo vital para el triángulo industrial de Monclova, Saltillo y Monterrey, en donde se produce el 50el PIB industrial del país. El gas del Sureste no debe de ser quemado criminalmente. El MTBE de las gasolinas que se consumen en el país, debe de ser estudiado científicamente, pues la ciudad de Nueva York lo ha prohibido por ser un agente cancerígeno, por ello el Presidente José López Portillo lo había cancelado, y luego fue de nuevo utilizado en la administración de Vicente Fox.Por lo que hace a la actividad minera –prácticamente en manos canadienses—, el grupo de estudiosos y estudiantes aglutinados desde la Facultad de Economía de la UNAM por Juan Ramón Jiménez señala que, al igual que en el caso del petróleo, la observancia del 27 constitucional debe de ser excesivamente rigurosa, ya que ambas actividades son la columna vertebral de nuestra economía. Proponen, por tal, nacionalizar el oro y la plata, así como los minerales estratégicos como berilio, cobre, titanio, zirconio, uranio, para que conformen la Reserva Minera de Banco de México.Asimismo, mexicanizar el resto de la industria minero-metalurgia y sólo permitir la inversión extranjera en minerales marítimos. Negociar con Canadá los netbacks mineros del saqueo de nuestro oro, y con los Guggenheim el control de enormes depósitos de oro con el que apalancan su riqueza. El carbón mineral debe de ser tratado como excepcional dada su escasez, la enorme explotación de los mineros, de la gigantesca destrucción del medio ambiente regional, una comisión ex profeso debe de ser instalada para regular su consumo entre las industrias siderúrgica, eléctrica y cementera. Pasar a la moderna carboquímica.Tareas para titanes, dirá usted. Poco accesibles para la fallida Administración que padecemos.

Índice Flamígero: Extraña a los editores del semanario estadounidense Time que ni en las calles, ni en los medios ni en el gobierno estadounidense haya reacciones a la reciente promulgación de la legislación que descriminaliza la posesión de drogas. Recuerdan que una ley similar fue vetada por Fox, a instancias de George W. Bush, y se preguntan el porqué del actual silencio de Washington al respecto. ¿Seremos el conejillo de indias con el que experimentan los estadounidenses despenalizar el consumo de estas sustancias tóxicas en su territorio?

www.indicepolitico.com / pacorodriguez@journalist.com / www.twitter.com/pacorodriguez

domingo, abril 19, 2009

Se cuadruplica en este sexenio el pago de intereses por Pidiregas

Devuelve Hacienda a grandes empresas más de la mitad de recursos generados por Pemex

En el primer bienio del gobierno de Calderón se erogaron $208 mil 720 millones de réditos

Israel Rodríguez J.

Durante los dos primeros años de la gestión del gobierno de Felipe Calderón, el pago del servicio de la deuda contratada con particulares para expandir las obras de infraestructura en Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ascendió a 208 mil 720 millones de pesos, monto 440 por ciento superior al pagado en el primer bienio del sexenio anterior.

De acuerdo con el calendario de amortizaciones de los Proyectos de Infraestructura con Impacto Diferido en el Registro de Gasto (Pidiregas), durante 2001-2002, primeros dos años del gobierno panista de Vicente Fox, se erogaron por servicio de la deuda Pidiregas, entre amortizaciones e intereses, 38 mil 625 millones de pesos.

En cambio, durante los dos primeros años del gobierno de Calderón Hinojosa, solamente por el servicio de la deuda de los Pidiregas se pagaron 63 mil 993 millones de pesos en intereses, cifra que casi duplica a los 38 mil 625 millones de pesos que se pagaron entre amortizaciones e intereses en los dos primeros años de la pasada administración.

Es importante recordar que los Pidiregas nacieron al final de la administración del presidente Ernesto Zedillo para financiar las obras de infraestructura en el sector energético ante la astringencia financiera. Los Pidiregas son un esquema de inversión (exclusivo de Pemex y CFE) sustentando en financiamiento provenientes de inversionistas privados, donde el sector público comienza a pagar esta inversión, con recursos presupuestales, una vez recibidos los proyectos a entera satisfacción por la entidad contratante.

Según los informes oficiales del monto total por 208 mil 720 millones de pesos que se pagaron por el concepto de deuda Pidiregas, en el primer bienio de la actual administración gubernamental, 15 mil 934 millones de pesos correspondieron a las amortizaciones en la CFE y 10 mil 972 millones de pesos por intereses.

Entre 2007 y 2008 se erogaron por concepto de pago de principal de la deuda Pidiregas de Pemex 128 mil 793 millones y el pago de intereses en ese mismo periodo ascendió a 53 mil 21 millones de pesos. De esta manera, la actual administración ha pagado principal de la deuda Pidiregas en Pemex y CFE un monto que ascendió a 144 mil 727 millones de pesos y en intereses por los adeudos con particulares de estas dos entidades por 63 mil 993 millones.

Existen dos categorías de Pidiregas, la primera, denominada de inversión directa, que incluye aquellos proyectos en los que, por la naturaleza de los contratos, las entidades públicas asumen una obligación directa y firme de adquirir ciertos activos productivos construidos a satisfacción de las paraestatales.

La segunda, denominada de inversión condicionada, incluye proyectos en los que los activos son propiedad privada y que en caso de alguna eventualidad contemplada en los contratos las paraestatales tienen la facultad de adquirir el bien construido por las empresas privadas.

Actualmente Pemex tiene 36 proyectos Pidiregas bajo la figura de inversión directa y uno sólo bajo la modalidad de inversión condicionada. Mientras que en la CFE están 183 proyectos inscritos bajo la modalidad de inversión directa y 26 como inversión condicionada.

Cabe mencionar que todos los proyectos, en este esquema de financiamiento, sólo son aprobados si demuestran ser autosustentables, los ingresos que generan deben ser suficientes para cubrir todos los costos (amortizaciones, depreciaciones, pago de intereses, costos asociados, nóminas, entre otros) y adicionalmente dar una utilidad en el flujo corriente de Pemex y de CFE.

Adicionalmente, la presente administración deberá enfrentar este año pagos por Pidiregas contratados con Pemex y CFE por 126 mil 911 millones de pesos, de los cuales 83 mil 146 millones será por concepto de amortización y 43 mil 765 millones por pago de intereses.

La petrolera entregó al fisco 494 mil 111 millones de pesos más de lo previsto

Israel Rodríguez J.

En 2008 las devoluciones de impuestos, principalmente, a las grandes empresas alcanzaron 206 mil 850 millones de pesos, monto que representa 57 por ciento de los ingresos propios de Petróleos Mexicanos (Pemex) obtenidos en el mismo periodo, de 359 mil millones de pesos según revela el último Informe Trimestral de las Finanzas Públicas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

De acuerdo con los datos oficiales se observa que durante 2008, los ingresos totales del sector público fueron de 2 billones 857 mil 149 millones de pesos, cifra que representó ingresos adicionales a lo programado originalmente por 311 mil 698 millones de pesos.

Este comportamiento se explica fundamentalmente por los diferentes impuestos y derechos que paga Pemex derivados de su actividad petrolera, los cuales ascendieron a 933 mil 770.2 millones de pesos y que representaron 34 por ciento de los ingresos totales del sector público.

Es importante destacar que los derechos que pagó Pemex fueron superiores en 494 mil 111 millones de pesos a los previstos originalmente en la Ley de Ingresos para 2008.

Si se consideran los impuestos y derechos que Pemex paga al fisco y se añaden los ingresos propios de esta paraestatal, que ascendieron a 359 mil millones de pesos, se concluye que durante el año pasado, 45 por ciento de los ingresos del sector público fueron generados por Petróleos Mexicanos.

En contraste, el impuesto sobre la renta (ISR) y el impuesto empresarial a tasa única (IETU), registraron un avance inferior a lo programado ya que en conjunto se ubicaron en 43 mil millones de pesos por debajo de lo programado en la Ley de Ingresos, correspondiente al ejercicio fiscal de 2008.

Devolvió $206 mil 850.7 millones

Pese a las menores recaudaciones del ISR y del IETU, se observa que las devoluciones de impuestos que se realizan principalmente a las grandes empresas fueron de 206 mil 850.7 millones de pesos, de los cuales 19 mil 693 millones de pesos, fueron devoluciones por concepto de ISR y 179 mil 646.4 millones de pesos fueron devoluciones por concepto del impuesto al valor agregado (IVA).

De esta manera, cabe señalar que la devolución de impuestos efectuada principalmente a los grandes corporativos por concepto del IVA, fueron equivalentes a la mitad de los ingresos propios de Pemex durante el año pasado.

Por su parte, las devoluciones de impuestos por concepto del ISR durante el año pasado, fueron ligeramente superiores a los 17 mil 756 millones de pesos que se recaudaron por concepto de la aplicación del impuesto a los depósitos en efectivo (IDE).

Finalmente, es importante señalar que los créditos fiscales irrecuperables, mismos que son los impuestos que dejan de ingresar a las arcas nacionales, por haber perdido juicios el Sistema de Administración Tributaria (SAT), se ubicaron en 148 mil 154.9 millones de pesos, monto que equivale al presupuesto ejercido por la Secretaría de Educación Pública.

lunes, abril 13, 2009

Columna semanal del periodista Miguel Badillo

Hacienda ampara subfacturación de Pemex
Las 20 off shore y 25 subsidiarias petroleras
El mapa de la doble contabilidad petrolera

Inmersa en el desorden, la corrupción y la opacidad en el manejo de sus finanzas, la paraestatal Petróleos Mexicanos enfrenta también, con la reforma petrolera aprobada por el Congreso, el riesgo de que su nueva estructura legal sirva de pretexto para encubrir cualquier responsabilidad de funcionarios que se hayan aprovechado de las opciones financieras para obtener recursos dirigidos a inversiones como Pidiregas, pero también para ampliar los rendimientos financieros cuya fiscalización podría convertirse en un verdadero reto para el Congreso de la Unión.
¿Borrón y cuenta nueva? Allí está el desafío y la coyuntura, además, no favorece a Pemex. No hay mucho tiempo. La Suprema Corte de Justicia de la Nación emitió una resolución en contra de los Regímenes Fiscales Preferentes (Refipres) que entre 1998 y 2005 permitieron a esa empresa petrolera justificar la creación de 25 empresas subsidiarias (en donde Pemex tiene una participación superior al 50 por ciento) y constituir otras 20 sociedades anónimas que operaron recursos públicos por más de 70 mil millones de pesos.
A finales del año pasado, la Suprema Corte falló en contra de compañías como Cemex o Televisa que pretendían la devolución del Impuesto Sobre la Renta (ISR) enterado al reportar al fisco los resultados de sus operaciones en jurisdicciones del extranjero con regímenes tributarios laxos, con el propósito de mejorar las condiciones fiscales e incrementar su productividad.
Al menos esta fue la justificación –la misma que esgrimió Pemex– para que desde 1990 se permitiera la proliferación de empresas off-shore, a pesar de que algunos organismos multilaterales las consideraban, bajo algunas circunstancias de elusión tributaria, como una peligrosa competencia desleal.
¿Cómo podría la SCJN permitir la operación de subsidiarias y empresas off shore de Pemex cuando ahora ha fallado en contra de las principales multinacionales privadas del país y les exige pagar impuestos aún cuando genere o registre ingresos en este tipo de empresas?
Fue durante el segundo semestre del año pasado, ante la caída en los precios del petróleo y la contundencia de la crisis, cuando la Suprema Corte comenzó a revisar algunos de los privilegios que en las últimas décadas se habían venido otorgando a las empresas mexicanas con el pretexto de incrementar su productividad para competir en el extranjero.
Es cierto, como lo revela el reportaje de portada de Contralínea Semanal, de la reportera Nancy Flores, que a partir de los informes de la Auditoría Superior de la Federación que Pemex avanza a marchas forzadas en el desmantelamiento de la compleja red de contabilidad creada de forma paralela en paraísos fiscales, como una forma de borrar las huellas de la corrupción y el desvío de recursos públicos, y antes de que a alguien en el Congreso se le ocurra investigar el origen y el destino de los fondos.
Sin embargo, los compromisos y detalles de la operación que Pemex guarda celosamente impedirían su desaparición en el corto plazo. Ejemplo de ello, como lo ha documentado Contralínea en varias entregas, es Pemex Finance Ltd que logró ejercer su opción de compra frente al banco de inversión BNP Paribas Private Bank y Trust Cayman Limited hasta que la paraestatal mexicana garantizó la compra de la deuda resultado del proceso de bursatilización de cuentas por cobrar y para que ésta fuera reclasificada como deuda en su balance.
De hecho, Pemex ya comienza a resentir el costo de la transparencia. El detallado reporte a los mercados de valores de Estados Unidos, bajo la forma 20-F, que Pemex entrega a la Comisión de Valores de ese país (SEC), reconoce que al cierre de 2007 el registro contable de esta deuda significaba ya una diferencia.
Por ello, por la falta de transparencia, es que se ha censurado este tipo de manejos contables sustentados en empresas off shore y en lo que se conoce como leyes suaves (soft laws).
Fue en 1996 cuando la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico dio a conocer su reporte “Prácticas fiscales nocivas” (Harmful tax practices). Ahora, año con año la OCDE actualiza la guía de prácticas dañinas que se han desarrollado al amparo de la sofisticación de los mercados financieros que habían facilitado el acceso a los paraísos fiscales.
Aún más, en septiembre de 2002 el Fondo Monetario Internacional observó que las prácticas de registro de las transacciones de Pidiregas se desvían de los estándares de contabilidad. Es decir no califican con estándares internacionales y se les considera prácticas viciadas pero que fueron ampliamente aprovechadas.

La historia de los Pidiregas
Esta fue la historia de Pemex que, para operar el esquema de Proyectos de Impacto Diferido en el Registro del Gasto, conocidos como Pidiregas, constituyó un fideicomiso controlado por una correduría extranjera para dirigir recursos al pago de una deuda que se generaría en el tiempo.
Así nació Pemex Finance Limited, la primera de muchas. Fue entonces cuando Pemex renunció al control de la fuente de ingresos, pero a cambio el gobierno federal sabía que obtendría el dinero necesario para financiar los Pidiregas, en un momento en el que la devaluación de 1995 impedía obtener créditos para la paraestatal con tasas atractivas.
Pemex Finance Ltd funcionó, al menos en ese momento: a través de esta sociedad Pemex logró emitir títulos respaldados por exportaciones de petróleo que obtuvieron un grado de inversión de BBB cuando a la deuda soberana de México le otorgaban tres calificaciones abajo.
Pero esa ventaja terminó junto con el auge de los mercados financieros que no premiaban las buenas prácticas de gobierno corporativo sino el rendimiento aunque éste estuviera acompañado por una terrible opacidad.
Aquel momento tal vez fue propicio para que Pemex creara, al margen de la Constitución y de sus reglamentos y normas que la rigen, toda una red de empresas subsidiarias para operar a la paraestatal prácticamente con una doble contabilidad y una subfacturación de la que tendrían que ocuparse los legisladores. Ahora, Pemex argumenta que pagará menos impuestos, podrá invertir más y no necesitaría de más paraísos fiscales. En teoría, claro, pues habrá que preguntar en dónde están todos los recursos que durante varios sexenios han sido triangulados y hasta ahora nadie sabe su paradero ni sus beneficiarios.
En las últimas décadas Pemex estuvo sujeta a una creciente presión fiscal, al operar como la principal fuente de ingreso de las finanzas públicas. Esta paraestatal no sólo estaba sujeta al ISR y al IVA, sino al Impuesto a los Rendimientos Petroleros y a los Impuestos Especiales a Hidrocarburos, Derechos y Aprovechamientos
Aún más, como resultado de la reforma a Pemex, al eliminarse el esquema de inversión sustentados en Pidiregas, una de las principales acciones derivadas de la reforma de octubre pasado, prácticamente se acabó el pretexto para mantener empresas off-shore. Ahora Pemex podrá mantener la operación de estas compañías si lo decide su Consejo de Administración, pero tendría que hacerlo bajo nuevas reglas del juego luego de que la gestión a través de empresas off-shore se desgastó al abusar del procedimiento.
En la edición de Contralínea Semanal que comenzó a circular a partir de este domingo, se presenta, por primera vez, el mapa de las inversiones de Pemex en organismos subsidiarios y en sociedades anónimas, lo cual podría dar sustento a una profunda investigación legislativa que termine por sancionar a todos aquellos, incluido el presidente Felipe Calderón, que en su momento permitieron, avalaron o autorizaron este tipo de operaciones financieras irregulares.
Se trata de 45 inversiones en acciones de empresas privadas, confirma el Informe de resultados de la revisión y fiscalización de la cuenta pública 2007 –entregado por la ASF a la Cámara de Diputados el pasado 12 de marzo– y las relaciones de inversión que se obtuvieron por medio de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental.
Cabe destacar que el informe bajo la forma 20-F en inglés Pemex sí ha realizado una pormenorizada descripción de la, operación de sus subsidiarias dada la mayor exigencia de información en el mercado estadounidense.
Estas participaciones de la petrolera del Estado y de sus subsidiarias –Pemex Exploración y Producción, Pemex Refinación y Pemex Gas y Petroquímica Básica– se mantienen en cinco monedas: peso mexicano, dólar estadunidense, euro, franco suizo y libra esterlina.
Aunque no son consideradas paraestatales, de las 45 empresas privadas, 25 son propiedad directa o indirecta de Pemex; de éstas, 20 operan sin empleados ni oficinas y reciben servicios administrativos, comerciales y “otros” por “partes relacionadas”; 12 de ellas están radicadas en el extranjero, en territorios considerados paraísos fiscales, y tienen carácter de international bussines corporation (sociedades instrumentales o fantasmas), según se desprende de los datos que proporcionó la paraestatal a la ASF el 18 de diciembre de 2008.
La Gerencia de Control de Gestión de Pemex Corporativo indicó que, por su naturaleza, algunas de las empresas son “sociedades unimembres y meramente instrumentales”. A éstas, las describió con características jurídicas que les permiten carecer de personal y de oficinas establecidas.
Respecto de la negativa a reconocerlas como paraestatales, la gerencia encabezada por Hilda Guadalupe Delgado Anzaldua precisó: “Las empresas no fueron creadas con el objeto de auxiliar al Ejecutivo en el desarrollo de las áreas prioritarias a que se refiere el artículo 30 de la Ley Federal de las Entidades Paraestatales, en relación con el artículo 6 del propio ordenamiento, pues la mera tenencia de acciones no podría calificarse como área prioritaria del desarrollo nacional”.
En el oficio DCO-GCG-5226/08 citado por el informe de la ASF, también justificó que, “como parte de su estrategia comercial y de negocios, Petróleos Mexicanos ha constituido diversas empresas filiales no paraestatales que realizan en forma preponderante actividades comerciales. Las filiales constituidas en el extranjero adoptan la figura de la legislación del lugar donde se constituyen. Son personas morales de derecho privado extranjero y, por ende, no están sujetas a las disposiciones legales nacionales”.
Omitió decir, de acuerdo con el reportaje periodístico de Nancy Flores, que hasta antes de 1988, año en que comenzó la estructuración de este esquema empresarial “privado”, Pemex contaba con oficinas de representación en Londres, Inglaterra; Madrid, España; Nueva York y Houston, Estados Unidos. Éstas dependían de la entonces Coordinación Ejecutiva de Comercio Internacional de la paraestatal, que actuaba como enlace con clientes y proveedores de petróleo crudo y derivados del energético.
¿Borrón y cuenta nueva? Allí está el desafío y la coyuntura, además, no favorece a Pemex. No hay mucho tiempo. La Suprema Corte de Justicia de la Nación emitió una resolución en contra de los Regímenes Fiscales Preferentes (Refipres) que entre 1998 y 2005 permitieron a esa empresa petrolera justificar la creación de 25 empresas subsidiarias (en donde Pemex tiene una participación superior al 50 por ciento) y constituir otras 20 sociedades anónimas que operaron recursos públicos por más de 70 mil millones de pesos.
A finales del año pasado, la Suprema Corte falló en contra de compañías como Cemex o Televisa que pretendían la devolución del Impuesto Sobre la Renta (ISR) enterado al reportar al fisco los resultados de sus operaciones en jurisdicciones del extranjero con regímenes tributarios laxos, con el propósito de mejorar las condiciones fiscales e incrementar su productividad.
Al menos esta fue la justificación –la misma que esgrimió Pemex– para que desde 1990 se permitiera la proliferación de empresas off-shore, a pesar de que algunos organismos multilaterales las consideraban, bajo algunas circunstancias de elusión tributaria, como una peligrosa competencia desleal.
¿Cómo podría la SCJN permitir la operación de subsidiarias y empresas off shore de Pemex cuando ahora ha fallado en contra de las principales multinacionales privadas del país y les exige pagar impuestos aún cuando genere o registre ingresos en este tipo de empresas?
Fue durante el segundo semestre del año pasado, ante la caída en los precios del petróleo y la contundencia de la crisis, cuando la Suprema Corte comenzó a revisar algunos de los privilegios que en las últimas décadas se habían venido otorgando a las empresas mexicanas con el pretexto de incrementar su productividad para competir en el extranjero.
Es cierto, como lo revela el reportaje de portada de Contralínea Semanal, de la reportera Nancy Flores, que a partir de los informes de la Auditoría Superior de la Federación que Pemex avanza a marchas forzadas en el desmantelamiento de la compleja red de contabilidad creada de forma paralela en paraísos fiscales, como una forma de borrar las huellas de la corrupción y el desvío de recursos públicos, y antes de que a alguien en el Congreso se le ocurra investigar el origen y el destino de los fondos.
Sin embargo, los compromisos y detalles de la operación que Pemex guarda celosamente impedirían su desaparición en el corto plazo. Ejemplo de ello, como lo ha documentado Contralínea en varias entregas, es Pemex Finance Ltd que logró ejercer su opción de compra frente al banco de inversión BNP Paribas Private Bank y Trust Cayman Limited hasta que la paraestatal mexicana garantizó la compra de la deuda resultado del proceso de bursatilización de cuentas por cobrar y para que ésta fuera reclasificada como deuda en su balance.
De hecho, Pemex ya comienza a resentir el costo de la transparencia. El detallado reporte a los mercados de valores de Estados Unidos, bajo la forma 20-F, que Pemex entrega a la Comisión de Valores de ese país (SEC), reconoce que al cierre de 2007 el registro contable de esta deuda significaba ya una diferencia.
Por ello, por la falta de transparencia, es que se ha censurado este tipo de manejos contables sustentados en empresas off shore y en lo que se conoce como leyes suaves (soft laws).
Fue en 1996 cuando la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico dio a conocer su reporte “Prácticas fiscales nocivas” (Harmful tax practices). Ahora, año con año la OCDE actualiza la guía de prácticas dañinas que se han desarrollado al amparo de la sofisticación de los mercados financieros que habían facilitado el acceso a los paraísos fiscales.
Aún más, en septiembre de 2002 el Fondo Monetario Internacional observó que las prácticas de registro de las transacciones de Pidiregas se desvían de los estándares de contabilidad. Es decir no califican con estándares internacionales y se les considera prácticas viciadas pero que fueron ampliamente aprovechadas.

La historia de los Pidiregas
Esta fue la historia de Pemex que, para operar el esquema de Proyectos de Impacto Diferido en el Registro del Gasto, conocidos como Pidiregas, constituyó un fideicomiso controlado por una correduría extranjera para dirigir recursos al pago de una deuda que se generaría en el tiempo.
Así nació Pemex Finance Limited, la primera de muchas. Fue entonces cuando Pemex renunció al control de la fuente de ingresos, pero a cambio el gobierno federal sabía que obtendría el dinero necesario para financiar los Pidiregas, en un momento en el que la devaluación de 1995 impedía obtener créditos para la paraestatal con tasas atractivas.
Pemex Finance Ltd funcionó, al menos en ese momento: a través de esta sociedad Pemex logró emitir títulos respaldados por exportaciones de petróleo que obtuvieron un grado de inversión de BBB cuando a la deuda soberana de México le otorgaban tres calificaciones abajo.
Pero esa ventaja terminó junto con el auge de los mercados financieros que no premiaban las buenas prácticas de gobierno corporativo sino el rendimiento aunque éste estuviera acompañado por una terrible opacidad.
Aquel momento tal vez fue propicio para que Pemex creara, al margen de la Constitución y de sus reglamentos y normas que la rigen, toda una red de empresas subsidiarias para operar a la paraestatal prácticamente con una doble contabilidad y una subfacturación de la que tendrían que ocuparse los legisladores. Ahora, Pemex argumenta que pagará menos impuestos, podrá invertir más y no necesitaría de más paraísos fiscales. En teoría, claro, pues habrá que preguntar en dónde están todos los recursos que durante varios sexenios han sido triangulados y hasta ahora nadie sabe su paradero ni sus beneficiarios.
En las últimas décadas Pemex estuvo sujeta a una creciente presión fiscal, al operar como la principal fuente de ingreso de las finanzas públicas. Esta paraestatal no sólo estaba sujeta al ISR y al IVA, sino al Impuesto a los Rendimientos Petroleros y a los Impuestos Especiales a Hidrocarburos, Derechos y Aprovechamientos
Aún más, como resultado de la reforma a Pemex, al eliminarse el esquema de inversión sustentados en Pidiregas, una de las principales acciones derivadas de la reforma de octubre pasado, prácticamente se acabó el pretexto para mantener empresas off-shore. Ahora Pemex podrá mantener la operación de estas compañías si lo decide su Consejo de Administración, pero tendría que hacerlo bajo nuevas reglas del juego luego de que la gestión a través de empresas off-shore se desgastó al abusar del procedimiento.
En la edición de Contralínea Semanal que comenzó a circular a partir de este domingo, se presenta, por primera vez, el mapa de las inversiones de Pemex en organismos subsidiarios y en sociedades anónimas, lo cual podría dar sustento a una profunda investigación legislativa que termine por sancionar a todos aquellos, incluido el presidente Felipe Calderón, que en su momento permitieron, avalaron o autorizaron este tipo de operaciones financieras irregulares.
Se trata de 45 inversiones en acciones de empresas privadas, confirma el Informe de resultados de la revisión y fiscalización de la cuenta pública 2007 –entregado por la ASF a la Cámara de Diputados el pasado 12 de marzo– y las relaciones de inversión que se obtuvieron por medio de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental.
Cabe destacar que el informe bajo la forma 20-F en inglés Pemex sí ha realizado una pormenorizada descripción de la, operación de sus subsidiarias dada la mayor exigencia de información en el mercado estadounidense.
Estas participaciones de la petrolera del Estado y de sus subsidiarias –Pemex Exploración y Producción, Pemex Refinación y Pemex Gas y Petroquímica Básica– se mantienen en cinco monedas: peso mexicano, dólar estadunidense, euro, franco suizo y libra esterlina.
Aunque no son consideradas paraestatales, de las 45 empresas privadas, 25 son propiedad directa o indirecta de Pemex; de éstas, 20 operan sin empleados ni oficinas y reciben servicios administrativos, comerciales y “otros” por “partes relacionadas”; 12 de ellas están radicadas en el extranjero, en territorios considerados paraísos fiscales, y tienen carácter de international bussines corporation (sociedades instrumentales o fantasmas), según se desprende de los datos que proporcionó la paraestatal a la ASF el 18 de diciembre de 2008.
La Gerencia de Control de Gestión de Pemex Corporativo indicó que, por su naturaleza, algunas de las empresas son “sociedades unimembres y meramente instrumentales”. A éstas, las describió con características jurídicas que les permiten carecer de personal y de oficinas establecidas.
Respecto de la negativa a reconocerlas como paraestatales, la gerencia encabezada por Hilda Guadalupe Delgado Anzaldua precisó: “Las empresas no fueron creadas con el objeto de auxiliar al Ejecutivo en el desarrollo de las áreas prioritarias a que se refiere el artículo 30 de la Ley Federal de las Entidades Paraestatales, en relación con el artículo 6 del propio ordenamiento, pues la mera tenencia de acciones no podría calificarse como área prioritaria del desarrollo nacional”.
En el oficio DCO-GCG-5226/08 citado por el informe de la ASF, también justificó que, “como parte de su estrategia comercial y de negocios, Petróleos Mexicanos ha constituido diversas empresas filiales no paraestatales que realizan en forma preponderante actividades comerciales. Las filiales constituidas en el extranjero adoptan la figura de la legislación del lugar donde se constituyen. Son personas morales de derecho privado extranjero y, por ende, no están sujetas a las disposiciones legales nacionales”.
Omitió decir, de acuerdo con el reportaje periodístico de Nancy Flores, que hasta antes de 1988, año en que comenzó la estructuración de este esquema empresarial “privado”, Pemex contaba con oficinas de representación en Londres, Inglaterra; Madrid, España; Nueva York y Houston, Estados Unidos. Éstas dependían de la entonces Coordinación Ejecutiva de Comercio Internacional de la paraestatal, que actuaba como enlace con clientes y proveedores de petróleo crudo y derivados del energético.
En todo caso, las contradicciones se asomarán en cualquier investigación que se realice sobre los procedimientos y justificaciones para crear esta Pléyades de empresas secundarias. En su momento los Pidiregas si se consideraron prioritarias para el desarrollo nacional, tan importantes que requirieron de varias juntas de los primeros círculos del gabinete económico de Ernesto Zedillo. Por cierto, también son varios expresidentes los responsables de dichas irregularidades.

oficiodepapel@contralinea.com.mxoficiodepapel@yahoo.com.mx

sábado, abril 11, 2009

Con Fox, los peores resultados económicos en 18 años: ASF

*Crecimiento promedio de 2.3%, pese a contar con fondos extraordinarios sin precedente
*Serios retrocesos en generación de empleo, competitividad, apoyo al agro y deuda pública
*En el sector energético, mayor dependencia del exterior y cada vez más endeudamiento


La Cámara de Diputados recibió el dictamen con las conclusiones de la fiscalización de la Cuenta Pública de 2006, último año de gobierno de Vicente Fox –que será debatida en el pleno la semana próxima–, en el cual se establece que en dicho periodo los ingresos adicionales de que dispuso la administración panista ascendieron a 310 mil millones de pesos y el crecimiento del producto interno bruto (PIB) fue de sólo 2.3 por ciento al año.
Ese hecho significó que el foxismo arrojó en los principales sectores productivos del país los peores resultados en el ejercicio de recursos.
La economía mexicana creció entre 2000 y 2006 a un ritmo de 2.3 por ciento, mientras con Carlos Salinas a 3.9 en promedio al año y con Ernesto Zedillo a 3.5, a pesar de la crisis en 1994-1995.
De acuerdo con los datos aportados por la Auditoría Superior de la Federación (ASF), la administración foxista tuvo los peores resultados en los últimos 18 años, porque en promedio sólo se generaron 224 mil empleos al año, mientras en el gobierno de Ernesto Zedillo ese número llegó a 600 mil. Además, sólo en 2006, en el ámbito de la competitividad mundial México pasó del lugar 42 al 64.
Prácticas irregulares
El dictamen, elaborado por la Comisión de Vigilancia de la Cámara de Diputados, sostiene que en 2006 se liquidó el sistema Banrural con prácticas irregulares que la ASF tiene documentadas. Los organismos con que se sustituyó ese esquema de financiamiento fueron modelos inoperantes y de alto riesgo, amén de estar canalizando crédito a los grandes productores.
En el terreno de la deuda pública, la administración foxista “acumuló 400 mil millones en Pidiregas, mientras el IPAB no se fondeó pero fue cubierto con recursos fiscales. No se redujo nada de la deuda pública en los seis años de Vicente Fox”.
La ASF detectó que no hubo metas ni indicadores en el programa de fomento agrícola. En el caso del sector pecuario, el proyecto sólo apoyó a productores con subsidios equivalentes a 17 por ciento respecto de los canalizados en gobiernos anteriores, en contraste con el alza de hasta 305 por ciento que ha tenido en países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
“En el caso de los 23 fideicomisos creados en 2006, 12 presentaban una pérdida acumulada de 547 millones de pesos. De los 11 restantes, nueve fueron devueltos a sus propietarios originales y las acciones de recuperación, por 579 millones de pesos, otorgadas como apoyo, no se realizaron.”
El uso indiscriminado de los Pidiregas, en el caso de la Comisión Federal de Electricidad, resultó en dependencia de empresas particulares para la producción de energía, que se extenderá hasta 2031.
En cuanto a Luz y Fuerza del Centro, la administración foxista “no hizo nada para paliar el peso de las pensiones en el presupuesto de la empresa, que al año 2006 significó 27.3 por ciento del gasto programable y 98.2 del pago en servicios personales. Eso ya es insostenible para la empresa”.
Por lo que hace a Petróleos Mexicanos (Pemex), de 2000 a 2006 la inversión “siempre fue menor a la programada, a pesar de los ingresos extraordinarios por el precio del petróleo. La inversión en investigación y desarrollo fue a la baja, dejando a entidades como el Instituto Mexicano del Petróleo en estrangulamiento presupuestal. Los pasivos laborales en Pemex crecieron 13.4 por ciento en promedio al año. El uso indiscriminado del modelo Pidiregas en la paraestatal ha dejado compromisos para el servicio de esta deuda, entre 2007 y 2012, por 769 mil millones de pesos”.
El dictamen, elaborado con datos de la ASF, establece que en el ámbito de la educación básica el programa Enciclomedia, amén “del gasto irregular en su implementación, muestra resultados negativos (en 23.8 por ciento menos) en la aplicación de la tecnología”.
Se erogaron 4 mil 857 millones de pesos y se equiparon 87.8 por ciento de las aulas programadas, lo cual significó 65.2 por ciento de los espacios educativos en quinto y sexto grados.
Además, “con una visión básicamente asistencialista, los programas de Fox en el ámbito del combate a la pobreza no consideraron bases metodológicas para la selección de beneficiarios y de operación. Los cambios en términos de indicadores permitieron al gobierno jugar con las estadísticas y llamar la pobreza de distintas formas”.