jueves, febrero 21, 2008

Goles virtuales, goliza real

Carlos Fernández-Vega

Petrodólares, remesas, narcodólares y turismo sostienen el “navío de gran calado”

El maltrecho director técnico Felipe de Jesús La Volpe Hinojosa celebra los “muchos goles” virtuales anotados, dice, en la portería “de la criminalidad” (más de 3 mil muertos en el partido futbolero así lo certifican), pero en el mundo real tremenda goliza es la que registra en eso de la “Presidencia del empleo” y en aquello de “para que vivamos mejor”, entre otras contiendas.

Catorce meses de insistente discurso sobre las “cifras históricas” que en generación de empleo se registran desde que se instaló en Los Pinos, para que en el balance oficial el resultado de su inquilinato sea por demás espeluznante: más allá de los “logros” virtuales, como los “muchos goles” a la criminalidad, en ese periodo la tasa oficial de desempleo abierto en el país se incrementó de 3.58 a 4.06 por ciento (la más elevada del último trienio y la mayor, hasta ahora, del gobierno calderonista) de la población económicamente activa, lo que en términos netos quiere decir que lejos de generarse empleo, en ese periodo se ha cancelado, y a estas alturas un millón 865 mil mexicanos permanecen en la desocupación total. Sólo en el primer mes de 2008 se “perdieron” alrededor de 300 mil puestos de trabajo.

El inquilino de Los Pinos es un apasionado del futbol y goza al utilizar términos relativos a ese deporte, aunque la ocasión no lo amerite, pero al igual que al técnico argentino que dirigió la selección nacional hasta poco después del Mundial 2006 a Calderón le gana el micrófono y lo pierden los hechos. Así, Ricardo La Volpe, como un Fox pampero (con todo respeto a los de la pampa), incumplió todas sus promesas, resultó carísimo y sólo frustró a la afición: prometió que obtendría medalla olímpica en Atenas 2004 (México fue eliminado tempranamente), que ganaría la Copa América (el equipo nacional fue goleado por Brasil), que la selección mexicana jugaría cinco partidos en el Mundial de Alemania (a duras penas llegó a cuatro) y que se dedicaría al futbol infantil, pero tras el fracaso en Europa dijo que se quería quedar al frente de los ratoncitos verdes, pero tampoco lo logró.

En el mismo contexto, los “goles” a la “criminalidad”, las “cifras históricas” en generación de empleo y el “navío de gran calado” para que los mexicanos “vivamos mejor” son frases fácilmente atribuibles a La Volpe, pero que en realidad corresponden al goleado Calderón, director técnico del equipo llanero “la continuidad”, que no juega con el “honor” de los ratoncitos verdes, sino con la seguridad de los mexicanos y el futuro del país, de tal suerte que mejor hubiera sido que buscara la presidencia de un club de futbol y no la de la República.

Pues bien, “logros” virtuales aparte, el INEGI divulgó ayer su Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo correspondiente a enero de 2008, y entre sus resultados destaca el correspondiente a la tasa oficial de desocupación abierta en el país: 4.06 por ciento, contra 3.4 por ciento al cierre de 2007, es decir 300 mil empleos menos, en números cerrados, en sólo un mes.

Cuando el michoacano se sentó en Los Pinos, el primero de diciembre de 2006, la tasa oficial de desocupación abierta fue de 3.58 por ciento de la PEA. Afectaba a 3.58 por ciento de los hombres y a 3.86 por ciento de las mujeres en edad y condición de laborar, y entre la población urbana (la que habita en ciudades de la República con más de 100 mil habitantes, a 4.28 por ciento.

Catorce meses después, y en medio del machacón discurso de las “cifras históricas”, el desempleo abierto en el país afecta a 4.06 por ciento de la PEA, a 3.85 por ciento de los hombres, a 4.12 por ciento de las mujeres en edad y condición de laborar y a 4.81 por ciento de la población urbana. Y estos no son goles virtuales.

Por si fuera poco, entre los “muchos goles” y las “cifras históricas” de Calderón, y aún sin los “catarritos” económicos diagnosticados por Agustín Carstens, en 2007 el producto interno bruto mexicano “creció” 32 por ciento menos que en 2006: 3.3 contra 4.8 por ciento, respectivamente, es decir, el más bajo de los últimos tres años, con lo que difícilmente se fortalece aquellos de “para que vivamos mejor”.

En 2007, por grandes renglones de actividad, el PIB del sector servicios creció 4.4 por ciento; el agropecuario, silvícola y pesquero, 2 por ciento, y el industrial, 1.4 por ciento. En igual orden, al cierre de 2006 los resultados fueron los siguientes: 4.85, 4.8 y 5 por ciento.

En el cuarto trimestre del año pasado el PIB del sector servicios creció 4.9 por ciento, el industrial 1.8 y el agropecuario, silvícola y pesquero 1.9, y el “catarrito” de Carstens apenas va agarrando forma y profundidad.

Moraleja: con esos “goles” y “goleadores”, tal vez sea prudente que regrese La Volpe.

Las rebanadas del pastel

Por si existiera duda, las declaraciones del zar antidrogas de la Casa Blanca, John Walters, confirman que cuatro son las patas de la mesa que sostiene al “navío de gran calado” (Calderón dixit) que algunos ilusos llaman economía mexicana: petrodólares, los más, remesas, narcodólares y turismo receptivo, en ese riguroso orden. Informa Walters que los ingresos de los cárteles mexicanos de la droga, sólo por sus ventas en Estados Unidos, “ascienden a 13 mil 800 millones de dólares”, 61 por ciento de ellos del expendio de mariguana y 29 por ciento de cocaína (“si hay polvo que se levanta es porque estamos limpiando la casa y la vamos a dejar muy limpiecita”, dice Calderón). Entonces, el gobierno de baby Bush también anota “muchos goles” en la portería “de la criminalidad”; es el otro centro delantero en la relación bilateral… Un apretado y sentido abrazo para Fidel.

Petróleo: aumentos y riesgo

Editorial

Ayer, por segundo día consecutivo, el precio del petróleo rompió la barrera simbólica de los 100 dólares por barril. El fenómeno lo atribuyen expertos al temor de una escasez del hidrocarburo por eventuales recortes adicionales en la producción de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) antes de comenzar el segundo trimestre del año, a la explosión de una refinería en Texas el lunes pasado e incluso a las acciones de sabotaje a las instalaciones petroleras de Nigeria, ocurridas en el contexto del conflicto político que vive esa nación, principal productora de crudo en África.

Independientemente de ello, las trasnacionales y la administración de Estados Unidos han venido jugando en las semanas recientes con factores que alientan e incluso provocan la carestía de los hidrocarburos: el pleito que Exxon Mobil, el gigante energético de ese país, emprendió ante tribunales internacionales contra Petróleos de Venezuela (PDVSA), el cual ha derivado en el congelamiento de 12 mil millones de dólares en activos de la paraestatal, así como la persistente hostilidad de Washington contra Irán y la advertencia del gobierno de éste sobre una reducción en su producción en respuesta a una sanción a su programa nuclear por parte de la Organización de las Naciones Unidas.

Las alzas en las cotizaciones petroleras son, de suyo, un factor recesivo para el conjunto de las economías del mundo, que se vuelve incluso explosivo en el contexto de la desaceleración en que ya se encuentra la economía estadunidense: la conjunción de estos dos elementos, alza en los precios y recesión, podría tener efectos graves en la de por sí precaria economía internacional y generar un descarrilamiento financiero de proporciones graves. En su empecinamiento por mantener la ocupación en Irak y en su peligrosa actuación contra la estabilidad del mercado, el gobierno saliente de Estados Unidos, encabezado por George W. Bush, ha dado muestras de una actitud indolente e inhumana, similar a la que encierra la célebre frase de Luis XV de Francia, “después de mí, el diluvio”.

Por lo que toca a México, la situación dista mucho de ser esperanzadora. Aunque nuestro país es un importante exportador mundial y en su conjunto debería verse beneficiado, en teoría, por las alzas de los hidrocarburos, es pertinente recordar que durante el sexenio anterior los excedentes de la factura petrolera desaparecieron en un pozo sin fondo de opacidad administrativa, de dispendio y, presumiblemente, de corrupción, y no hay elementos para confiar en que bajo la administración de Felipe Calderón no ocurra otro tanto.

Por añadidura, ante la falta de inversiones en sectores estratégicos de esta industria, como la refinación, México se ha convertido en importador de derivados de crudo –cerca de 40 por ciento del consumo nacional de gasolina proviene del extranjero–, por lo que los incrementos al precio de los hidrocarburos afectan los bolsillos de los ciudadanos de manera directa e indirecta, al generar mayores costos en el transporte e impulsar los fenómenos inflacionarios en general. Estos elementos, aunados a los incrementos impositivos que se han decretado recientemente y que castigan a los sectores productivos e inhiben la inversión, como el nuevo Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU), constituyen un factor de riesgo para la economía mexicana y, por extensión, para la estabilidad política del país.

Ante este panorama, es imperdonable que no exista una estrategia de gobierno para rescatar a la industria petrolera nacional y en su lugar se piense en entregarla total o parcialmente a la inversión privada, con lo que se colocaría en unas cuantas manos el patrimonio de toda una nación. Al día de hoy, lo que se requiere es frenar la depredación que padece Petróleos Mexicanos mediante una política de moralización y de austeridad real y significativa, tanto dentro de la paraestatal como de la administración pública en general, a fin de que la empresa pueda invertir en la renovación y el desarrollo de infraestructura; por ejemplo, la apremiante e indispensable construcción de nuevas refinerías para satisfacer con producción local el mercado de gasolina. En suma, urge consolidar con medios propios una industria petrolera rentable, productiva y eficiente, no para venderla al mejor postor ni para comprometerla en aventuras de coinversión inciertas y hasta peligrosas –habría que escarmentar con la disputa de Exxon contra PDVSA—, sino para convertirla en motor del desarrollo nacional y en factor de estabilidad económica ante las turbulencias internacionales.

Los embustes de Felipe Calderón

México: Repsol y bancos españoles en la retaguardia del engaño a la nación mexicana

por Gaston Pardo*

En México se ha desatado la cacería de brujas contra la oposición, como era de esperar de un régimen basado en la falta de respeto a la diferencia y en el clericalismo abyecto. Los últimos en la lista son los periodistas Humberto Hernández Haddad, que ha padecido el ataque desesperado de un sistema judicial corrupto que se deshace sin remedio, y César Augusto Vázquez Chagoya, director de enlaceveracruz212. Pero la designación de un español de nacimiento, Camilo Mouriño, para ocupar la secretaría de estado para la Gobernación por Felipe Calderón en medio de mentiras oficiales, pone de relieve el desdén de este gobernante por sus gobernados y su incapacidad para seguir ocupando el cargo de jefe del Estado.

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La última cena del obispo con las panteras (Paraguay)

(Luis Agüero Wagner)

En su inmortal “Balada de la cárcel de Reading”, el escritor irlandés Oscar Wilde había escrito que con diferentes variantes, el hombre inexorablemente mata lo que ama. Wilde lo comprobó en carne propia cuando la misma aristocracia y nobleza victoriana, que había elevado su talento al Parnaso de la gloria artística, arrojó su nombre al abismo de la ignominia condenándolo a prisión, por enredos de su vida libertina con el hijo del honorable Marqués de Queenberry.
La misma relación de amor y odio que el genial dramaturgo supo describir con irrepetible gracia literaria, evidenciaron los miembros de la oposición paraguaya en el Parlamento, perfectos ejemplos de cinismo siempre dispuestos a encontrarle precio a todo pero valor a nada.
Apasionados amantes de la democracia, asestaron al objeto amado varias estocadas mortales, alimentando al mismo monstruo (la Justicia Electoral) por el cual están a punto de ser devorados. La fecha marcada es el 20 de abril.
A la vez es al mismo objeto odiado al que le dedican incontables adjetivos descalificadores desde la prensa, y al que han llenado de querellas en los tribunales, al que una y mil veces rindieron el más lisonjero homenaje con el dinero público, aumentando por enésima vez su presupuesto para sostener la estructura prebendaria sobre la que asientan su base de votantes.
A ninguno de ellos interesó que el miembro del Supremo Tribunal Electoral tenga antecedentes de haber servido en la policía política de Stroessner cuando desfilaron por su oficina para solicitar sueldos para su electorado o cobros de los subsidios que el estado paraguayo paga a los partidos políticos supuestamente para fortalecer la democracia.
Si algo han dejado en claro con sus actitudes es que no debemos tomar muy en serio lo que dicen estos grandes demócratas, que se llenan la boca condenando dictaduras, pero se elevan y se mantienen en sus puestos partidarios por los buenos oficios de un represor que les concede espacios en el presupuesto de la Justicia Electoral y amenaza con distribuir las listas de estos ganapanes con ínfulas de perdonavidas.
Aunque se ha podido comprobar en forma irrebatible que los partidarios del obispo Fernando Lugo aceptan sin objeción a un represor como árbitro de la democracia en la Justicia Electoral, le aumentan el presupuesto, le piden favores, todavía pretenden que se les crea cuando se autoproclaman como luchadores y “próceres” de la democracia. Increíblemente, también son los mismos personajes quienes airados reaccionan al sentirse agredidos, cuando desde el Caribe Hugo Chávez les acusó con toda la razón del mundo de carecer de autoridad moral y política.
Todos los dictadores y tiranos siempre han buscado arrinconar al individuo, luego someter a escrutinio su individualidad y finalmente con todas las piezas domeñadas controlar al conjunto de la sociedad.
Este régimen clientelista, prebendario y aniquilador que nos oprime, ha empezado de la misma manera apoderándose de cada uno de los partidos del sustrato político paraguayo, los ha convertido en tributarios y hoy los humilla y denigra obligándolos a alimentarlo a pesar del supuesto odio que existe de por medio. Tal es la incoherencia de quienes hoy en Paraguay se presentan como alternativa de cambio, cuando en realidad constituyen un pequeño círculo de inamovibles burócratas que sólo se reproduce de manera endogámica.
La incoherencia es tanto o más notoria considerando que alegan en defensa de las grotescas repartijas de dinero que acostumbran hacer desde las cámaras legislativas que sólo pretenden así separar la labor legislativa de la política. Resulta que sobre ésta última no se discute, porque al fin y al cabo al final de la jornada también se puede subastar.
De sus “cenas con panteras” -como llamaba a sus inmersiones en el mundillo de la prostituciòn homosexual londinense a fines del Siglo XIX- aprendió Oscar Wilde el alto precio de los amores osados en una época marcada por la hipocresía moral, el cinismo político, la prepotencia colonialista y finalmente la más desproporcionada intolerancia imaginable. El dramaturgo demostraba estar conciente de los costos y riegos asumidos cuando decía que bajar a esos mundos subterráneos del Londres victoriano, era como estar siempre expuesto al zarpazo, al chantaje que tales licencias suponían a manera de resaca ineludible. Su percepción devino en vaticinio porque estos viajes demenciales y arriesgados entre dos mundos, el de Oxford y el de los barrios bajos, fueron la causa de una tragedia y humillación que terminó en desamor y odio. Aquel hombre enviado a trabajos forzados por un amor prohibido, también comprendió que las formas de dar muerte al objeto amado podían adoptar las formas más inesperadas, desde una mirada amarga hasta una palabra zalamera.
Estaba claro, por supuesto, que la madera de la que estaban hechos los hombres determinaba modos diferentes de dar muerte al objeto adorado; de allí que mientras los valientes lo hacían con la espada, al cobarde le bastaba un beso. Incapaces de hacerlo a la manera de los valientes, nuestros próceres de la archicorrupta oposición paraguaya agrupados con hipocresía en torno a un obispo han entregado a la Democracia maniatada a sus verdugos, previo beso de Judas Iscariote.
Exultantes y desbordados por el propio cinismo político, hoy se sacuden el polvo de la faena y junto a los represores que dicen repudiar, se disponen imperturbables a disfrutar de su última cena con panteras.

¿Sabes qué es la ley Gestapo?

¿Sabías que… la Reforma Judicial que aprobó ayer la Cámara de Senadores constituye un grave atropello a nuestros derechos?

¿Sabías que a partir de estas reformas la policía –cualquier policía, puede ser preventiva, municipal, PFP, agentes, etc.- puede detenerte sin orden de aprehensión o allanar tu casa sin orden de cateo? ¿sabías que ya se puede mantener incomunicada a una persona hasta por 40 días?

Estas reformas son un grave atropello a nuestras garantías individuales fundamentales, anteriormente otorgadas por la Constitución de 1917 y significan un grave retroceso respecto e esa legislación, además de contravenir acuerdos internacionales suscritos por México.

El gobierno del usurpador calderón y, como siempre en contubernio con la TV, mienten, ocultan la verdad a la ciudadanía respecto a estas gravísimas reformas judiciales, ocultan que se abrió la puerta a más atropellos y abusos por parte de la policía y a todavía más violaciones de los derechos humanos elementales. No dicen que en el fondo estas reformas dan más facultades a las policías, (no se especifica cuáles, PFP, SSP, bancaria, etc) para que puedan reprimir -legalmente- cualquier manifestación social de descontento, o reuniones de 3 ó más personas que les parezcan sospechosas de "asociación delictuosa" -como en los peores años del PRI-.Con esa reforma penal, ahora la policía, quien depende directamente del ejecutivo, tiene las facultades para poder acusar, investigar y también perseguir un delito (lo que solamente hacían los ministerios públicos). ¡Infórmate!

¡NO A LA LEY GESTAPO!
¡NO A UN ESTADO POLICIACO Y REPRESOR!

Escríbeles o llámales a los legisladores, diputados y senadores que aprobaron esa terrible reforma penal, pídele cuentas a tu diputado si votó a favor!! Debemos exigirles que trabajen para servir a sus representados y no encontra de ellos ¿para eso les pagamos ESOS SUELDAZOS?

Piden acostumbrarse a la "guerra perpetua" de Calderón

PARA ENTENDER LA NOTICIA

Por Benjamín Castro

Una de las declaraciones más desafortunadas de los últimos tiempos ha sido, sin duda, la del almirante Francisco Saynez, Secretario de Marina del Gobierno Usurpador, un día después de la explosión de una bomba en la ciudad de México el pasado viernes 15 de febrero. Saynez dijo que "la gente se acostumbrará a las bombas" y que así había sido en Irak en donde al principio de la intervención norteamericana había bombazazos que causaban "20, 30 o 50 muertos "y causaban mucha conmoción pero que ahora siguen los bombazos y siguen matando gente "pero ya no es noticia, la gente se acostumbra". Obviamente, el almirante Saynez matizó sus declaraciones diciendo que "no queremos que eso nos pase a nosotros" y que las fuerzas armadas buscarían darle muy buenos golpes al crimen organizado este año.

Felipe Calderón ha declarado en varias ocasiones que la lucha contra el narcotráfico es una "guerra larga y penosa" y que había que "perseverar en ella" y "no bajar la guardia". Algo similar dijo este 19 de febrero en su discurso del Día del Ejército Mexicano en donde además anunció que se otorgarían 500 pesos mensuales de "compensación técnica" a la tropa, es decir a los niveles mas bajos de la jerarquía militar, que son los que, dijo Calderón "representan la base del Ejército" y de sus operaciones.

Otros personajes han defendido la participación del Ejército en la lucha contra el narcotráfico, entre ellos Manlio Fabio Beltrones del PRI. Este afirma que aunque el ejército no debe salirse de la guerra contra el narcotráfico puesto que sería un "error" y causarla un "desastre", si debe fijarse ya una "fecha definitiva" de cuando deberá de participar en ella porque resignarse a que siempre lo haga sería "necio" dijo el sonorense.

Sea como sea, todos los personajes que hablan del combate al narcotráfico lo hacen como hablando de una guerra que no terminará nunca o al menos no a corto plazo. Se esta asumiendo que el narcotráfico ha recibido "muy buenos goles", como dijo Calderón aquí en Monterrey, pero que sin embargo no disminuye sus actividades y la violencia no cesa en el país sino que al contrario se incrementa como si fuera a durar para siempre.

Es parecido a la "guerra contra el terrorismo" de George Bush y Dick Cheney que se inicio en el 2001 y que parece que nunca terminara tampoco. En ese caso sabemos que se trata en realidad de un truco, de una estrategia para imponer un estado policiaco dentro de su propio país y lanzar a los Estados Unidos a una serie de "guerras preventivas" que juntándolas todas hacen una "guerra perpetua", ocultando así el derrumbe económico evidente de la economía mundial. En ese país eso es explicable porque Bush y su grupo están pensando así y tienen ese proyecto en marcha, pero en el caso de Calderón lo único que explica su guerra perpetua contra el narcotráfico que no va ganando y en tanto que no tiene un ejercito poderoso para librarla sino mas bien uno muy empobrecido, sería simplemente el afán de militarizar al país. De tal palo.....

El autor es miembro del Movimiento Internacional del economista Lyndon H. LaRouche.

benjamincastro_1@hotmail.com

Una Leccion para Hoy: Volver a la defensa del Petróleo de Cárdenas y Roosevelt en contra de los británicos en 1938.

Una pequeña nota que nos muestra el carácter, además de ambicioso, también racista de quienes utilizan al Gobierno Usurpador y sus peleles del PRI para quedarse con nuestra industria petrolera nacional. Hoy como hace casi 70 años, es necesaria una lucha férrea por la soberanía de nuestros recursos, y estar mano a mano con quien así lo esta haciendo.

Cuando el Presidente de México Lázaro Cárdenas nacionalizó la industria petrolera de México en marzo de 1938, los intereses financieros Anglo-Holandeses (Royal Dutch Shell), y sus aliados de Wall Street, intentaron castigar a Cárdenas por haber asertado la soberanía de Mexico, en orden de restablecer sus derechos perdidos.

La multitud de argumentos racistas fueron que los mexicanos (mestizos, hijos de españoles y de sangre india), posiblemente no podían desarrollar su propia industria petrolera.

El Embajador Británico, Sir Owen O`Malley, el cual es citado mas abajo, ejemplificó lo peor de su pensamiento, y a últimas fue forzado a salir del país como resultado de la astuta diplomacia sobre las partes de Cardenas y el Ministro de Relaciones Britanico Hay.

En contraste, Franklin Roosevelt, trabajo con su Embajador en México Josephus Daniels, y otros aliados cercanos, conteniendo la conducta criminal no solo de los británicos, sino también de los elementos probritánicos dentro del propio gobierno de Roosevelt. Ellos establecieron una relación con Cárdenas basada en un diálogo y comunicación constante, el cual aun con desacuerdos, resolvió la disputas sobre el petróleo y lo cual en ultima instancia dejó satisfechos a los dos gobiernos.

Como el desgraciado O`Malley fue sacado en barco hacia Londres desde Mèxico en 1938, lo que el escribió en su diario refleja la misma mirada racista de los financieros fascistas Anglo holandeses que salieron a tomar el petróleo de México hoy, mientras el sistema monetario global se derrumbaba alrededor de ellos. El escribió:

"La Ciudad de Mèxico es una combinación siniestra y rimbombante. Representa una respuesta mas macabra al problema biológico insoluble. Encuentro imposible creer que la mezcla de sangre Española con la sangre de numerosas tribus de indios degenerados, pueda hacer una valuable y permanente contribución a la humanidad. Por todo el "amanecer y brillo de de su habitación", la gente de la Ciudad de Mèxico, me parece a mi el haber perdido la inocencia y belleza de los animales, sin ningún prospecto de aprendizaje para entender la vida del espíritu. Mientras por lo tanto, uno puede simpatizar con sus dificultades y con sus algunas jóvenes tentativas de hacer crecer su estándar de vida y cultura, eso fué por mas el mismo sentido de escape y que digo adiós a eso como mi experiencia sobre la terminación de una jornada sobre Rusia en 1925".


Calderón y Bloomberg le ofrecen a los super ricos la mano de obra esclava gratis para levantar la dizque "infraestructura"

Calderon and Bloomberg Offe the Super Rich Free Slave Labor to Help Build "Infrastructure"

15 de febrero del 2008 (LPAC).— ¿Cuándo se va a elevar de modo oficial el TLCLAN al rango de "Acuerdo Norteamericano de Trabajo Esclavo? En cuanto Michael "Mussolini" Bloomberg se convierta en Presidente de los Estados Unidos.

El presidente mexicano Felipe Calderón dio un adelanto sobre ese plan en su mensaje ante la sesión conjunta de la Legislatura Estatal de California el 13 de febrero, donde ofreció convertir a la fuerza laboral mexicana a esclavos. Calderón habló de una idea económica norteamericana unificada, organizada en torno al concepto de que las economías de México y los Estados Unidos son "complementarias": México cuenta con una fuerza de trabajo que se muere de hambre y los Estados Unidos con capital financiero que puede obtener ganancias de las carreteras, aeropuertos, puertos... y del petróleo mexicano.

"Mientras su economía es intensiva en capital, México es intensivo en mano de obra", dijo Calderón. "Trabajemos juntos para aprovechar la complementaridad de nuestras economías y preparar el camino a la prosperidad", dijo. Norteamérica sólo puede ser competitiva con otras regiones del mundo, si ustedes aportan las inversiones y nosotros la mano de obra. De esto se trata nuestro "ambicioso" paquete de "infraestructura": 250 mil millones de dólares en los próximos cinco años, para puertos, aeropuertos, carreteras... y "sector energético" de México (es decir, su petróleo).

Si bien Calderón no se reunió con Bloomberg en esta gira, al menos en público, ambos han estado trabajando juntos el último año en el programa "contra la pobreza" tipo nazi que la compinche de Bloomberg, la presidenta de la Fundación Rockefeller, Judith Rodin, se adelantó en aplicarlo en la ciudad de Nueva York. El programa "Opportunity NYC", tomado del modelo mexicano conocido como "Oportunidades" se puso en marcha en marzo del 2007, con Rodin y "Mussolini" Bloomberg visitaron México en abril del 2007 para reunirse con Calderón y estudiar el programa mexicano original.

Un boletín de prensa de la Fundación Rockefeller del 17 de diciembre pasado resume los primeros "éxitos" alcanzados con el programa 'Opportunity' de Bloomberg, descrito como un proyecto piloto para sustituir los servicios sociales proporcionados como una red de seguridad con una "estrategia con base en incentivos". Opportunity NYC es el primer programa de "transferencia condicional de dinero" (CCT en inglés: "Conditional Cash Transfer Program (CCT) que se lleva a cabo en los Estados Unidos, mediante el cual se distribuyen "incentivos monetarios" minúsculos entre familias escogidas que puedan proporcionar facturas cada dos meses, demostrando que han cumplido las condiciones específicas de educación, salud y trabajo.

Este programa de trabajo de control social tipo nazi, en el caso de Nueva York, es financiado por un grupo de inversionistas privados fascistas: la Fundación Rockefeller, el Open Society Institute de George Soros, los rateros de seguros del American International Group (AIG), las generosas Filantropías Bloomberg del propio alcalde, y otros grupos similares.

Boletín Informativo ISA núm 357

http://serviciodenoticiasisa.blogspot.com

Sumario:

I. Política pública descuadrada, por Rogelio Ramírez de la O

II. La crisis en vivienda se agrava en México, por Laura Itzel Castillo

III. La renuncia de Fidel, por Frei Betto

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POLÍTICA PÚBLICA DESCUADRADA
por Rogelio Ramírez de la O
(publicado en El Universal el 20 de febrero de 2008)

Frente a una situación internacional crecientemente complicada por la parálisis parcial de los mercados de crédito en Estados Unidos y capital insuficiente de los bancos, la estrategia del gobierno mexicano, consistente en medidas convencionales equivocadas o de poco alcance y reformas “estructurales” provenientes de una agenda 20 años vieja, resultará inadecuada y podría ser una fuente de gran desánimo para el gobierno mismo y sobre todo para el sector privado.


En EU será imposible una recuperación en forma de “V” (es decir, un repunte fuerte después de una caída), pues tomará años restablecer el crédito y reconstruir el capital de los bancos.


En México el gobierno ya reconoce que habrá menor crecimiento y por ello su reducida estimación de crecimiento del PIB de 3.7% a 2.8%. Aún esta tasa es demasiado alta, pero lo más frustrante es que sus prioridades siguen siendo las mismas: aplicar el IETU, gastar un poco más en infraestructura y programas sociales, proponer una reforma energética y asegurarse de que los medios sigan presentando la situación nacional como positiva.


La realidad es muy diferente y rebasa los alcances de las varias medidas tomadas o anunciadas, algunas de ellas mal llamadas “reformas”. Hoy las quiebras de las hipotecas estadounidenses y sus ligas con instrumentos financieros estructurados han contaminado a otros mercados, los cuales explican la mitad del crédito que hasta antes de la crisis se otorgaba en EU. Así, un mercado financiero eficiente, capaz de asignar crédito a sectores esenciales para la inversión y el crecimiento está prácticamente cerrado. En entredicho y riesgo quedan emisiones de papel estructurado que respaldan hipotecas, créditos de automóviles, tarjetas de crédito, papel comercial, bienes raíces comerciales y deuda de empresas.

Una implicación es que la gran mayoría de bancos tendrán deficiencias de capital que les tomará años reconstruir. Mientras no lo hagan, faltará crédito a la economía global y el crecimiento será menor.


Las menores tasas de interés en EU, la gran devolución de impuestos de 168 mil millones de dólares y el congelamiento de tasas de algunas hipotecas alivian a los deudores. Pero no han evitado que el crédito desaparezca de varios mercados.


Al irse reconociendo, las pérdidas que aún están por materializarse serán como piezas de dominó cayendo y dañando aún más la confianza. Estos choques obligarán a la Reserva Federal a reducir más el interés. Como su tasa ya bajó a 3%, pronto no habrá mucho más que bajar.


Todos los países serán afectados, pero México más que ningún otro. Lo poco conocido, sin embargo, es que el ajuste que requiere hacer EU es tan grande que sólo es posible si lo reparte mediante bajo crecimiento en su ingreso y su consumo a lo largo de varios años, quizá hasta 2010. Y en condiciones tan frágiles, la economía quedará muy expuesta a cualquier sorpresa negativa que la haría empeorar.


Y las sorpresas negativas pueden ser muy malas en el terreno social y político. Para comenzar, harán que EU se concentre en sus problemas internos y no en la cooperación internacional. Crecerán las tensiones comerciales, el proteccionismo y el resentimiento hacia extranjeros que compran bancos estadounidenses. Los emigrantes mexicanos son el primer blanco de ataques de quienes los ven como un problema y, en partes del sur estadounidense, como enemigos.


Por eso la agenda de políticas del gobierno mexicano, tan convencionales como son, resulta inadecuada para un cambio tan radical en el ambiente global. Aún es tiempo, si el gobierno quisiera reconectarse con los problemas reales, para atender cuando menos cuatro frentes.


Uno es el menor crecimiento mundial y los sentimientos proteccionistas en EU, cuando aquí su agenda y retórica siguen siendo de más libre comercio, más acuerdos con países que facilitan sus exportaciones a México y más impuestos a las empresas. El segundo es la falta de competitividad de la economía, en especial por los precios de los energéticos y los dogmas que imperan para fijarlos. Aquí debe entenderse que sin insumos competitivos no habrá capacidad para crecer y crear empleo.


El tercer frente es el empeoramiento de las condiciones sociales, la menor oportunidad de empleo y la pérdida de ingresos, especialmente si muchos emigrantes tienen que regresar a México. Aquí debe entenderse que lo que se requiere es crecimiento y menos barreras burocráticas y no programas sociales electorales. El cuarto frente son los precios de los monopolios y su dominio en mercados que castiga los negocios competitivos.


Atender estos frentes sería mucho más efectivo que una agenda grandiosa de reformas de cuestionable viabilidad.

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LA CRISIS EN VIVIENDA SE AGRAVA EN MÉXICO
por Laura Itzel Castillo

(publicado en El Gráfico el 20 de febrero de 2008)

México lleva 25 años siendo el laboratorio de las medidas económicas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. A pesar de que la derecha ha insistido hasta el cansancio sobre sus beneficios, los lamentables resultados están a la vista.


40% del PIB de México depende de Estados Unidos. Por esto, no son nada alentadoras las expectativas que tenemos. Recientemente, en esa nación se produjo lo que se llama rompimiento de la burbuja hipotecaria. Es decir, una crisis que afecta al sector inmobiliario y bancario provocada por un diseño financiero irresponsable que otorga créditos hipotecarios de riesgo, los denominados subprime. Actualmente, el problema tiene alcances nacionales graves porque el sector inmobiliario ocupa el cuarto lugar como palanca de la economía norteamericana, según el reconocido economista James Galbraith.


No obstante, Felipe Calderón se ufana de la “sólida estabilidad económica del país” y dice estar preparado para superar el problema, para lo cual según él “estamos poniendo motores a la economía”.


En el mismo tenor Carlos Gutiérrez, director general de la Conavi, anunció que no habrá repercusiones de la crisis hipotecaria de EU en nuestro país, ya que “el sector de la vivienda es un buen pivote para mantener el crecimiento y el desarrollo económico”, y que debido a que 80% del ejercicio hipotecario se realiza a través de los organismos públicos, es decir Infonavit, FOVISSSTE y Fonhapo, está garantizado el pago de los créditos, ya que se adquieren a partir de la capacidad económica de los trabajadores.


Se pasa por alto que los créditos de estas instituciones se aplican a través de la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF) y las Sociedades Hipotecarias de Objeto Limitado (Sofoles), donde las tasas de interés llegan a 23% anual; es decir, más elevadas que las bancarias, que andan alrededor de 13 por ciento.


Además, el Índice Habita, formado por las empresas del sector que cotizan en la BMV, cayó a fin de enero dramáticamente: en dos días GEO perdió 9%; SARE, 7.6%, y URBI y ARA 7%. Por si fuera poco, Banxico dijo que la morosidad de quienes obtuvieron un crédito bancario para vivienda de interés social, media y residencial, llegó a fines de 2007 a 6 mil 600 millones de pesos, 55% más que la de 2006.


También olvidan que la tasa de desempleo nacional fue de 3.8% a diciembre de 2007, y que la cartera vencida del Infonavit ascendió a 115 mil créditos, lo que diario genera cientos de desalojos extrajudiciales contra familias enteras donde se violan derechos humanos. ¿A eso se debe entonces su optimismo?

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LA RENUNCIA DE FIDEL
por Frei Betto

Fidel Castro, de 81 años, renunció a sus funciones de presidente del Consejo de Estado de Cuba y de Comandante en Jefe de la Revolución. Dedicado a cuidar su salud, prefiere mantenerse fuera de las actividades de gobierno y participar en el debate público —que siempre le encantó— a través de sus artículos en los medios. Permanece, sin embargo, como miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba.

El próximo domingo día 24 Raúl Castro, de 77 años, será elegido, por los nuevos diputados de la Asamblea Nacional, para ocupar las funciones de primer mandatario de Cuba.

Es la segunda vez que Fidel renuncia al poder. La primera fue en julio de 1959, siete meses después de la victoria de la Revolución. Elegido primer ministro, chocó con el presidente Manuel Urrutia, que consideró muy radicales las leyes revolucionarias, como la de reforma agraria, promulgadas por el consejo de ministros. Para evitar un golpe de estado, el líder cubano prefirió renunciar. El pueblo salió a las calles apoyándole. Presionado por las manifestaciones, Urrutia no tuvo otra alternativa que dejar el poder. La presidencia fue ocupada por Oswaldo Dorticós, y Fidel volvió a la función de primer ministro.

Estuve en Cuba en enero de este año, para participar en el Encuentro Internacional sobre el Equilibrio del Mundo, a la luz del 155º aniversario del nacimiento de José Martí, figura paradigmática del país. Regresé a mediados de febrero para otra reunión internacional, el Congreso Universiade 2008, en el que participaron varios rectores de universidades brasileñas.

En ambas ocasiones me encontré con Raúl Castro y otros ministros cubanos. Me reuní también con la dirección de la FEU (Federación Estudiantil Universitaria); con estudiantes de la universidad de Ciencias Informáticas; con profesores de nivel básico y medio; y con educadores populares.

Se engaña quien crea que la renuncia de Fidel significa el comienzo del fin del socialismo en Cuba. No hay ningún síntoma de que sectores significativos de la sociedad cubana aspiren a que regrese el capitalismo. Ni siquiera los obispos de la Iglesia católica. Con excepción de unos pocos, a quienes no les importaría que el futuro de Cuba fuese equivalente al presente de Honduras, Guatemala o Nicaragua. Además, ninguno de los que salieron del país continuó la defensa de los derechos humanos al insertarse en el mundo encantado del consumismo.

Cuba no es reacia a los cambios. El mismo Raúl Castro desencadenó un proceso interno de críticas a la Revolución a través de las organizaciones de masas y de los sectores profesionales. Son más de un millón de sugerencias las analizadas por el gobierno. Los cubanos saben que las dificultades son enormes, pues viven en una cuádruple isla: geográfica, única nación socialista de Occidente, desprovista del apoyo que le daba la Unión Soviética y bloqueada hace más de 40 años por el gobierno de los EE.UU.

A pesar de todo ello el país mereció elogios del papa Juan Pablo II con ocasión de su visita en 1998. En el IDH 2007 de la ONU el Brasil se alegró de figurar en el puesto 70. Los primeros setenta países son considerados los mejores en calidad de vida. Cuba, donde no se paga nada por el derecho universal a la salud y educación, figura en el puesto 51.

El país presenta una tasa de alfabetización de 99.8%; cuenta con 70 594 médicos para una población de 11.2 millones (1 médico por cada 160 habitantes); un índice de mortalidad infantil de 5.3 por cada mil nacidos vivos (en los EE.UU. son 7, y en Brasil 27); 800 mil diplomados en 67 universidades, en las que ingresan cada año 606 mil estudiantes.

Hoy día Cuba mantiene médicos y profesores trabajando en más de 100 países, incluido Brasil, y promueve en toda América Latina la “Operación Milagro”, para curar gratuitamente enfermedades de los ojos, y la campaña de alfabetización “Yo sí puedo”, con resultados que convencieron al presidente Lula a adoptar el método en el Brasil.

Habrá, sí, cambios en Cuba cuando cese el bloqueo de los EE.UU.; cuando sean liberados los cinco cubanos presos injustamente en la Florida por luchar contra el terrorismo; y si la base naval de Guantánamo, utilizada ahora como cárcel clandestina —símbolo mundial del irrespeto a los derechos humanos y civiles— de supuestos terroristas fuera devuelta.

No esperemos, sin embargo, que Cuba quite de las entradas a La Habana dos carteles que nos avergüenzan a nosotros los latinoamericanos, que vivimos en islas de opulencia rodeadas de miseria por todos lados: “Cada año 80 mil niños mueren víctimas de enfermedades evitables, Ninguno de ellos es cubano”. “Esta noche 200 millones de niños dormirán en las calles del mundo. Ninguno es cubano”. (Traducción de J.L.Burguet)

Sofismas petroleros

Del Por Esto

jueves, 21 de febrero de 2008

Por Ricardo Monreal Avila

Está por librarse una nueva disputa por el petróleo y el gas mexicanos. Son nuestros principales recursos energéticos nacionales y nuestra principal riqueza. Está en curso un debate técnico, económico, jurídico, legislativo, pero ante todo, político. Sin embargo, predominan los sofismas, es decir, las verdades relativas con premisas absolutamente falsas. Es importante identificarlos para no considerarlos la última palabra.
De inicio, hay un consenso en el diagnóstico: Pemex, CFE y CLF necesitan modernizarse. El problema es cómo y con quién. Para unos, el camino es la privatización. Para otros es hacer eficientes las empresas públicas, sin modificar su régimen de propiedad nacional.

Sofisma 1: Pemex carece de recursos para modernizarse.

En los últimos cinco años, Pemex ha tenido los ingresos más altos en toda su historia. Ha generado anualmente un superávit de 60 mil millones de dólares, más del 6% del PIB. Es antieconómico e ilógico que, justo cuando mejor le va a Pemex, el gobierno la quiere vender, concesionar o asociarse con capital privado para desarrollar sectores estratégicos como la refinación, la transportación por ductos y la perforación en mar profundo. Pemex es la segunda empresa petrolera con mayor flujo de efectivo en el planeta. Lo que acontece es que el gobierno le ha confiscado ese superávit al entregar al fisco 4 de cada 10 dólares que obtiene.

Sofisma 2: México sólo tiene reservas petroleras en mar profundo, en el Golfo de México, y la tecnología únicamente la poseen algunas empresas trasnacionales privadas.

El Instituto Mexicano del Petróleo tiene identificados más de 300 puntos puntos susceptibles de exploración en territorio nacional y aguas someras, cuyas reservas probables y posibles ascienden a 30 mil millones de barriles de crudo. En tres años estos puntos podrían estar produciendo petróleo. En cambio las reservas probables en mar profundo ascienden a 25 mil millones de barriles y se requiere 7 años para empezar a extraerlas.
La tecnología para la exploración en aguas profundas se encuentra disponible en mercado abierto. Se anuncian hasta por Internet. No requiere de contratos de riesgo ni de asociaciones desventajosas. Pemex tiene técnicos que se han capacitado en este campo con distintas empresas que actualmente perforan en el Mar del Norte, Brasil y Sudeste asiático. Todo indica que, ante el agotamiento de las reservas del Mar del Norte, las empresas norteamericanas y británicas que allí operan están presionando ahora para abrir el Golfo de México; especialmente la formación geológica marina conocida como el “hoyo de dona”.

Sofisma 3: El petróleo dejará de ser el principal energético en unos cuantos años. Fuentes “limpias” como el etanol, el hidrógeno, la energía solar, la energía eólica y hasta la energía nuclear desplazarán inevitablemente al petróleo, el cual es además el causante directo del calentamiento global. Cuando esto suceda, el petróleo mexicano tendrá valor cero.

En efecto, hay una transición energética a escala mundial, no sólo necesaria sino deseable. Pero es eso, una transición, no una revolución. Los mismos especialistas y técnicos que alientan esa transición reconocen que la demanda de energéticos petrolíferos y de gas seguirá en aumento. Se estima que en el 2020 será un 50% mayor que la actual. Y sólo a mediados de siglo empezaremos a ver su declive y la utilización a escala industrial de fuentes alternas de energía. Es decir, durante los próximos 40 a 50 años los hidrocarburos seguirán dominando el panorama energético. Es aquí donde Pemex, CFE y CLF pueden servir como palancas del desarrollo nacional, no como cotos privados para el provecho personal de unos cuantos.

Sofisma 4: Sin inversión privada, México seguirá importando gasolinas y gas a tal grado de convertirse en un importador neto de hidrocarburos en el 2010.

La reciente reforma fiscal le entregará a Pemex 150 mil millones de pesos, suficientes para construir en los próximos tres años tres nuevas refinerías. Con estas tres nuevas refinerías dejaríamos de importar gasolinas en el 2012. Por ello, no tiene sentido concesionar a particulares la refinación, porque si algo sabe hacer Pemex —y es autosuficiente en la materia— es construir y dar mantenimiento a las refinerías.

Sofisma 5: La tendencia mundial es a la apertura y a la asociación de empresas públicas con empresas privadas. Hasta Cuba lo está aplicando.

La privatización de sectores claves de Pemex va en sentido contrario al resto del mundo petrolero. Arabia Saudita, Argelia, Venezuela, Nigeria, Brasil y Noruega están modernizando y fortaleciendo sus empresas públicas, no las están vendiendo todo o en partes. El 70% de las reservas mundiales de petróleo pertenecen a empresas estatales, el 25% son mixtas (estado y particulares) y sólo un 5% son de empresas trasnacionales. El gobierno mexicano, en cambio, sólo tiene ojos para la vía privatizadora.

Sofisma 6: Si sólo el Estado mexicano se hace cargo de la modernización de Pemex, estará desviando recursos necesarios para el combate a la pobreza, la educación y la salud.

Este argumento no es un sofisma propiamente dicho, sino un chantaje descarado. No se vale que el gobierno federal chantajee con el argumento de la pobreza. Si el gobierno necesita más recursos para cumplir con sus programas sociales, que recorte primero su gasto corriente que es enorme, antes de vender Pemex en una especie de venta de garage. Tan sólo por excedentes petroleros, entre el 2004 y 2006 se recibieron 30 mil millones de dólares. ¿En qué se utilizaron? En altos sueldos de la burocracia, en seguros de gastos médicos privados, en jubilaciones millonarias, en obras faraónicas como la Megabiblioteca y en asignar prestaciones extraordinarias a los aliados políticos, como fue la devolución de impuestos y créditos fiscales a grandes corporativos privados.

Sofisma 7: Sólo mediante la privatización, en su modalidad de asociación con capital privado, se puede modernizar el sector energético.

Desafortunadamente, las privatizaciones en México no han sido para beneficiar a los mexicanos. Las privatizaciones en nuestro país son sinónimo de corrupción política, carestía de servicios, abusos a los consumidores e ineficacia económica. Ordeñan a las empresas privatizadas y luego las regresan al gobierno cuando no son rentables.
La reforma que están dispuestos a aprobar PAN y PRI no es para modernizar a las empresas públicas. Se puede y se debe modernizar Pemex, sin privatizarla. La reforma energética en realidad es para cumplir compromisos políticos y económicos del actual gobierno. Las petroleras internacionales están mirando al Golfo de México y el gobierno de Felipe Calderón está a punto de abrirles la puerta de par en par.

ricardo_monreal_avila@yahoo.com.mx

Columna Asimetrías. Fidel

Del Diario Libertad. Columna Asimetrías

Por Fausto Fernández Ponte

I

Hace casi 50 años triunfó la Revolución en Cuba y, en ese lapso, notorio por una agresión sistémica feroz del poder en Estados Unidos, tres generaciones de cubanos le han dado continuidad a aquella.

Cierto antójase y vero es, documentadamente. La misma dialéctica del proceso revolucionario agota las generaciones y reduce, a no dudarlo, los años de vigencia de cada camada de poder en Cuba.

Han sido --y son, diríase a fuer de precisión-- tres generaciones completas, si incorporamos en la definición los años desde la salida del barquichuelo Granma del puerto veracruzano de Tuxpan, en 1956.

La intensidad cualitativa y, desde luego, en lo cuantitativo, de las etapas de desarrollo de la Revolución en Cuba exacciona un costo elevado: el plazo generaciones es de 15 a 18 años.

Hágase la salvedad pertinente que éste escribidor se refiere a las generaciones del poder o, por mejor decir, en el poder político y en ámbitos potestarios de la dirección política --la del Estado-- del país.

II

En otras latitudes --en México, por ejemplo-- el desgaste generacional y su cortedad cronológica es también acusado. En nuestro país, la dinámica de las generaciones abarca sólo 15 años y no 20 ó 25.

En el caso mexicano ese desgaste generacional obedece, presumiríase, a causales distintas a las de la Revolución en Cuba. La dialéctica del proceso cubano nútrese de los fenómenos de la realidad.

Y, cabe añadir, aliméntase también de su automovimiento, sobre basamentos de las contradicciones internas y cómo éstas son resueltas política y socialmente, mas no en términos de poder.

Las causales del desgaste generacional mexicano son:

Una, el contexto demográfico mismo --es decir, sociocultural--, que es denso en extremo, pues el crecimiento poblacional ha rebasado la capacidad de previsión e incluso facultades del Estado mexicano.

Y, otra, la inviabilidad social de la forma de organización económica y política prevaleciente, que impide resolver las contradicciones propias, internas y externas.

III

No es el caso en Cuba, pero podría darse. La Revolución Mexicana cesó, en los hechos y cronológicamente, con la asunción de Manuel Avila Camacho a la Presidencia de la República.

Pero fueron los mandatarios civiles --desde Miguel Alemán hasta el actual Presidente de Facto-- los que iniciaron un proceso de reversión revolucionaria, hasta estratificar a la RM.

Cada sexenio era una mutación generacional, aunque había excepciones individuales de quienes saltaban de una administración a otra. La vida políticamente útil de una generación es corta.

Esa experiencia mexicana --ciertamente triste y, ergo, patética, por trágica, pues ha convertido a México en anexado coto estadunidense-- es histórica. Pensaríase que Fidel quiere evitarla en Cuba.

Pudiérese decir que Fidel ha andado ese camino. El estado cubano es traslape, si no entreveramiento, de generaciones. Esa es la verdadera transición, la del continuum evolutivo. Ese es el legado de Fidel.

ffponte@gmail.com

Glosario:

Alemán Valdés. Miguel: Presidente de México de 1946 a 1952.

Avila Camacho, Manuel: presidente de México desde 1940 a 1946).

Continuum: en sociología marxista, concatenación lógica de diferentes estructuras dentro de un mismo sistema, que expresa una línea de desenvolvimiento histórico.

Alejandro Encinas inicia campaña

Rumbo del petróleo mexicano

Publicado por El Imparcial de México

Para ampliar imagen AQUI.

La victoria final de Fidel


México, D.F., 19 de febrero (apro).- Desde que Fidel Castro conquistó el poder en 1959, Washington y la comunidad del exilio cubano han estado esperando ansiosamente el momento en que lo pierda, punto en el que, según su idea, tendrían el camino libre para reconstruir Cuba en sus propios términos. Sin el puño de hierro de Fidel para mantener a los cubanos en su sitio, toda la isla haría erupción en demanda de un cambio rápido. La población, largamente oprimida, derribaría a los socios revolucionarios de Fidel, y clamaría por la llegada de capital, experiencia y liderazgo desde el norte, para transformar a Cuba en una democracia de mercado con fuerte vínculos hacia los Estados Unidos.Pero ese momento ha llegado y se ha ido, y nada de lo que Washington y los exiliados anticiparon llegó a suceder. Mientras los observadores de Cuba todavía especulan cuánto tiempo más sobrevivirá el gravemente enfermo Fidel, la transición post-Fidel ya está ampliamente en curso. El poder ha sido exitosamente transferido a un nuevo grupo de dirigentes, cuya prioridad es preservar el sistema, permitiendo sólo una reforma sumamente gradual. Los cubanos no se rebelaron, y su identidad nacional sigue atada a la defensa de su patria contra los ataques de Estados Unidos a su soberanía. Conforme el régimen post-Fidel responda a las crecientes demandas de más participación democrática y oportunidad económica, Cuba indudablemente cambiará, pero el ritmo y la naturaleza de ese cambio serán mayormente imperceptibles para el simple ojo norteamericano.Los casi cinco decenios de Fidel en el poder llegaron a su fin el verano del 2006, pero no con el estallido esperado, en realidad ni siquiera con una sacudida menor, sino en cámara lenta, con Fidel mismo orquestando la transición. La transferencia de autoridad de Fidel a su hermano menor, Raúl, y a una media docena de sus leales –que han estado conduciendo el país bajo la vigilancia de Fidel por décadas – fue notablemente suave y estable. No hubo un solo episodio violento en las calles cubanas. No hubo un éxodo masivo de refugiados. Y, a pesar de una ola de euforia inicial en Miami, ni una sola lancha abandonó algun puerto de la Florida para hacer la travesía de 90 millas. Dentro de la propia Cuba, si Fidel mismo sobrevive semanas, meses o años ya no es en este momento el punto de discusión.En Washington, no obstante, la política hacia Cuba --enfocada esencialmente hacia un cambio de régimen-- ha estado dominada desde hace tiempo por un deseo fantasioso, siempre desvinculado de la realidad de la isla. Gracias a los votos y las contribuciones de campaña de los 1.5 millones de cubano-americanos que viven en la Florida y Nueva Jersey, la política doméstica ha guiado la elaboración de las estrategias. Esta tendencia ha sido convalidada por una comunidad de inteligencia estadunidense limitada por un asfixiante y ampliamente autoimpuesto aislamiento de Cuba, y reforzada por un entorno político que recompensa nutrir a la Casa Blanca con aquello que quiere oir. ¿Para qué alterar este status quo si es tan familiar, genera tantos fondos y retóricamente agrada a los políticos de ambos partidos? (…)Washington debe, de una vez por todas, despertar a la realidad del cómo y el porqué el régimen de Castro ha sido tan perdurable, y reconocer que, como resultado de su intencional ignorancia, tiene muy pocas herramientas para influir efectivamente sobre Cuba, una vez que Fidel ya no esté. Con la credibilidad de Estados Unidos en una baja contínua tanto en América Latina como en el resto del mundo, llegó el momento de dejar a un lado una política que, el traspaso de poder de Fidel, ha exhibido ya con claridad como un rotundo fracaso.
Cambio de clima
(…) A unas semanas del anuncio de la enfermedad de Fidel, Raúl dio una entrevista claramente orientada al consumo estadunidense. Cuba, dijo, “siempre ha estado preparada para normalizar las relaciones sobre la base de la igualdad. Pero no vamos a aceptar las políticas arrogantes e intervencionistas de esta administración”, ni tampoco Estados Unidos obtendrá concesiones sobre el modelo político interno de Cuba. Algunos días después, el secretario de Estado adjunto para Asuntos Hemisféricos, Thomas Shannon, respondió más o menos en el mismo tono. Washington, dijo, consideraría levantar el embargo – pero sólo si Cuba abría una vía hacia la democracia multipartidaria, liberaba a todos los presos políticos y permitía organizaciones independientes de la socidad civil. Con o sin Fidel, los dos gobiernos seguían atorados donde lo han estado por años: La Habana dispuesta a hablar sobre todo, excepto sobre aquella condición respecto de la cual Washington no va a transigir; Washington ofreciendo algo que La Habana no quiere incondicionalmente, a cambio de lo que éste no está dispuesto a dar.Desde la perspectiva de Washington, esta parálisis puede parecer sólo temporal. Shannon comparó a la Cuba post-Fidel con un helicóptero que tiene una hélice rota –siendo la implicación, que la caída es inminente. Pero esta visión, extendida entre los que diseñan la política en Estados Unidos, ignora la verdad incómoda sobre Cuba bajo el régimen de Castro. Sin menospreciar la desbordante autoridad personal de Fidel y la hábil capacidad de Raúl para construir instituciones, el gobierno descansa en mucho más que el carisma, la autoridad y la leyenda de estas dos figuras.
Infedelidad
Pese a que la administración de George H.W. Bush dio fin a los esfuerzos encubiertos por derribar a Fidel, actualmente Estados Unidos gasta alrededor de 35 millones de dólares en iniciativas que algunos califican como “promoción de la democracia” y, otros, como “desestabilización”.Radio Martí y TV Martí hacen emisiones hacia Cuba desde la Florida; otros programas del gobierno estadunidense pretenden apoyar a disidentes, familiares de presos políticos, activistas de derechos humanos y periodistas independientes. Aunque algunos cubanos sí escuchan Radio Martí, el gobierno cubano bloquea la señal de TV Martí y, sin lazos abiertos entre los dos países, tan sólo una fracción de la ayuda llega a los cubanos que viven en la isla; la tajada del león se distribuye a través de contratos no vinculantes a la industria anexa anti-Castro que ha emergido en Miami, Madrid, algunos países latinoamericanos y capitales de Europa del Este. Los receptores de esta generosidad federal –junto con los agentes de inteligencia cubanos que rutinariamente infiltran los grupos que se forman– se han convertido en los principales prendahabientes de la política de Washington hacia Cuba, bien nutrida de fondos, aunque evidentemente inefectiva.Peor todavía, dentro de Cuba estos esfuerzos son generalmente contraproducentes. Las sanciones económicas estadunidenses han dado a los dirigentes cubanos una justificación para controlar los pasos de la inserción de la isla en la economía mundial. La percepción, persistente en Cuba, de que Estados Unidos y la diáspora cubana conjuran para cambiar el régimen, fortalece aún más a los elementos locales de línea dura, quienes argumentan que sólo un modelo político cerrado, con una mínima apertura de mercado, puede proteger a la isla de la dominación de un poder extranjero, aliado con las viejas élites adineradas. Los disidentes que abiertamente se identifican con la política estadunidense y sus defensores en Miami y en el Congreso, se ven a sí mismos como arietes de Estados Unidos, aun si no lo son. Más todavía, el gobierno cubano ha socavado exitosamente tanto la legitimidad nacional como internacional de los disidentes, al “destapar” a algunos como fuentes, testaferros o agentes de Estados Unidos (o de los propios servicios de inteligencia cubanos). El arresto y encarcelamiento, en 2003, de 75 disidentes, intentó demostrar que Cuba quería y podía prevenir cualquier esfuerzo exterior para cambiar el régimen, sin importarle la consiguiente protesta internacional ni las represalias del Congreso estadunidense.En Cuba hay disidentes genuinos que no han sido contaminados por ninguno de los dos gobiernos ni debilitados por las luchas internas. Uno de ellos, Oswaldo Payá, es un devoto católico que encabeza el Proyecto Varela, que en el 2002 pudo reunir más de once mil firmas para solicitar al gobierno cubano que llevara a cabo un referendum sobre elecciones abiertas, libertad de expresión, libertad de empresa, y la liberación de prisioneros políticos. Sin embargo, ha sido sólo resistiendo cualquier compromiso con la comunidad internacional, y con Estados Unidos en particular, que Payá ha logrado conservar su credibilidad y autonomía. Entretanto, en la pantalla de radar (y dentro de instituciones cubanas oficialmente sancionadas), hay franjas enteras de reflexivos nacionalistas, comunistas, socialistas, socialdemócratas y progresistas, que tal vez no tienen todavía el espacio político para ventilar públicamente sus puntos de vista, pero que expresan su disidencia en términos que quienes elaboran las políticas de Estados Unidos o bien no reconocen, o no apoyan.La conclusión final de medio siglo de hostilidades –especialmente hoy con los lazos prácticamente cortados– es que Washington virtualmente no tiene forma de incidir sobre los acontecimientos en Cuba. Sin casi otra opción para cumplir con sus compromisos de campaña hacia los cubano-americanos que una invasión a gran escala, la administración Bush estableció en 2003 la Comisión de apoyo para una Cuba libre, y designó en 2004 a un “coordinador de la transición cubana”. Hasta la fecha dicha comisión, cuya membresía y deliberaciones han sido mantenidas secretas, ha elaborado dos informes, con un total de 600 páginas, sobre qué tipo de asistencia, “si se solicita”, podría proporcionar el gobierno de Estados Unidos a un gobierno de transición en Cuba.El planteamiento básico que sustenta los planes de la Comisión, es que con asistencia externa la transición en Cuba será un híbrido de aquellas en Europa del Este, Sudáfrica y Chile. Estas analogías y las recetas políticas que se derivan de ellas no se sustentan. A diferencia de los europeos del Este en el decenio de 1980, los cubanos, aunque entusiastas de la cultura y el dinamismo norteamericanos, no ven a Washington como un faro de libertad contra la tiranía, sino como un opresor imperialista que ha contribuido a justificar la represión doméstica (más aún, Estados Unidos promovió activamente los viajes, el comercio y los lazos culturales con el bloque soviético, antes de que ahí se iniciara la transición). En el caso de Sudáfrica, las sanciones que ayudaron a derribar el régimen del apartheid fueron exitosas porque, en contraste con el bloqueo unilateral de Estados Unidos contra Cuba, tuvieron alcance internacional. Y, en Chile, el gobierno estadunidense pudo facilitar la salida de Augusto Pinochet del poder, sólo porque lo apoyó firmemente durante tanto tiempo.El segundo aspecto de la visión de Washington para la Cuba post-Fidel, es más peligroso que una mala analogía. La administración Bush ha dejado en claro que su prioridad número uno es interrumpir los planes de sucesión del régimen de Castro. Justo antes de que en julio Fidel se sometiera a una cirugía intestinal, un informe de la Comisión de asistencia para una Cuba libre afirmaba que “el único resultado aceptable de la incapacitación, muerte o salida del poder de Castro, es una genuina transición democrática. …Con el fin de socavar la estrategia de sucesión del régimen, es vital que el gobierno de Estados Unidos mantenga la presión económica sobre él”.Desde el inicio de la guerra en Irak, en 2003, los cubanos han observado de cerca los efectos que ha tenido ahí la eliminación del baasismo. Al igual que la membresía al Partido Baas bajo Sadam Hussein en Irak, la membresía al Partido Comunista en Cuba constituye un boleto para el avance profesional, tanto para creyentes devotos como para oportunistas agnósticos. Entre los miembros del partido se incluyen sofisticados intelectuales, economistas con mentalidad reformista, clérigos, osados líderes juveniles, científicos, profesores, oficiales militares, oficiales de policía, burócratas y hombres de negocios de los “sectores de ganancias de ingresos” de la economía. En breve, es imposible saber quién, del casi millón de miembros del partido (y 500 mil miembros más de la Unión de Juventudes Comunistas), es un verdadero fidelista o raulista. Purgar a los miembros del partido sería dejar al país sin los individuos capacitados que requerirá después de Fidel, cualquiera que sea el curso del cambio. Y si Estados Unidos, o un gobierno que Washington considere adecuado para la transición, estuviera alguna vez en posición de realizar dicha purga, entonces enfrentaría la insurgencia de milicias con alto adiestramiento, galvanizadas por un nacionalismo antinorteamericano.Un fenómeno que alienta, es que la comunidad cubano-americana ya no tiene una sola mentalidad respecto del futuro de Cuba y su papel en él. Durante décadas, una ruidosa minoría de exiliados de línea dura –algunos de los cuales, directa o indirectamente, defendieron la violencia o el terrorismo para derribar a Fidel– tuvo puesto un candado sobre la política de Washington hacia Cuba. Pero los cubano-americanos que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños pequeños, son como votantes menos apasionados, y tienen menos ideas fijas que sus padres y abuelos; y los casi 300 mil migrantes que han llegado desde 1994, generalmente están más preocupados por pagar sus cuentas y mandar remesas a sus familiares en la isla. Aunque sigue siendo anti-Castro, actualmente la mayoría de los cubano-americanos reconoce que el bloqueo ha fracasado, y desea mantener lazos familiares y humanitarios sin eliminar completamente las sanciones. Pero, ante todo, muchos desean reconciliación más que venganza.El Departamento de Estado está empezando a reconocer estos cambios y, ahora, muchos miembros del Congreso deben responder a constituyentes de otros países latinoamericanos, que resienten la desmedida influencia de los cubano-americanos. Pero los elementos de línea dura y sus aliados en Washington seguirán peleando contra cualquier propuesta de revisar la política. Temen que si Washington adopta una perspectiva más realista hacia la isla, el tren de la política pasará de largo por Miami y se enfilará directamente hacia La Habana – y ellos, entonces, habrán perdido su influencia justo en el momento en que más importa.
La Jugada de Washington
Aun con la economía creciendo y nuevas inversiones del sector público en transporte, energía, educación, asistencia médica y vivienda, los cubanos al día de hoy están profundamente frustrados por los rigores de limitarse a que les cuadren las cuentas. Están ansiosos de más participación democrática y oportunidad económica. Pero también reconocen que el modelo social, económico y político de Cuba sólo podrá cambiar gradualmente, y que una reforma de esta naturaleza será orquestada por aquellos a quienes Fidel ha estado formando desde hace tiempo para reemplazarlo. También Washington debe aceptar que no hay alternativa a quienes ya están dirigiendo la Cuba post-Fidel.Desde la perspectiva de los sucesores elegidos por Fidel, la transición se da en un contexto internacional particularmente favorable. Pese a los asiduos esfuerzos de Washington, Cuba está lejos de estar aislada: tiene relaciones diplomáticas con más de 160 países, estudiantes de casi cien estudian en sus escuelas y sus médicos están distribuidos en otros 69. El resurgimiento de la izquierda latinoamericana, junto con el reciente incremento de un sentimiento antinorteamericano en todo el globo, hace al desafío de Cuba hacia Estados Unidos inclusive más obligado y menos anómalo de lo que era al término de la Guerra Fría. La relación cubano-venezolana, que se basa en una crítica compartida del poder estadunidense, el imperialismo y el “capitalismo salvaje”, tiene un particular poder simbólico. Aunque esta alianza difícilmente será permanente, y los observadores norteamericanos con frecuencia exageran la influencia de Venezuela como un agente de poder, ésta abastece a Cuba con alrededor de 2 mil millones de dólares en petróleo subsidiado al año y le proporciona un mercado de exportación para su excedente de médicos y asesores técnicos (al aportar la columna vertebral de los programas sociales del presidente venezolano Hugo Chávez, y dar asistencia para la creación de organismos funcionales, La Habana ejerce más influencia sobre Venezuela, que Caracas sobre Cuba). Sin ceder ninguna autoridad a Chávez, La Habana optimizará esta relación mientras siga siendo beneficiosa.Tampoco será Venezuela el único país que resistirá los esfuerzos estadunidenses para dominar a la Cuba post-Fidel y purgar al país de su legado revolucionario. Todavía profundamente nacionalistas, desde hace mucho los latinoamericanos han contemplado a Fidel como una fuerza a favor de la justicia social y un dique necesario para la influencia de Estados Unidos (…)Latinoamericanos de diversas ideologías, la mayoría de ellos profundamente comprometida con la democracia en sus propios países, desean ver un aterrizaje suave en Cuba – no la violencia y el caos que ellos presumen la política de Estados Unidos va a traer. Dados sus propios fracasos en los noventa para traducir el compromiso con Cuba en democratización, y los actuales problemas de credibilidad de Estados Unidos en esta materia, es improbable que sus aliados en América Latina y Europa apoyen a Washington en cualquier tipo de iniciativa internacional para impulsar sus deseos de un cambio radical en Cuba.(…) Varios actores de Estados Unidos y la comunidad internacional se apresurarán a plantear y, si encuentran cómo, a poner en práctica una serie de demandas: llevar a cabo un referendum y elecciones multipartidarias, liberar inmediatamente a todos los presos políticos, devolver todas las propiedades nacionalizadas e indemnizar a sus anteriores dueños, volver a redactar la Constitución, permitir la libertad de prensa, privatizar las compañías estatales – en suma, volverse un país que Cuba nunca ha sido, ni siquiera antes de la Revolución. Muchos de estos objetivos serían deseables si se estuviera inventando un país de la nada. Pero, actualmente, muy pocos de ellos son realistas.(…)El palacio presidencial en La Habana no será ocupado por un gobierno de “transición” del tipo del que desea Washington. Esto significa, que la Casa Blanca no puede esperar, de manera responsable, a que llegue el feliz día en que pueda poner a prueba las recomendaciones del informe de su comisión. En su lugar, la actual administración debería iniciar inmediatamente pláticas con los altos dirigentes cubanos. Si se reconoce que Cuba y Estados Unidos comparten el interés de que haya estabilidad en ambas partes del estrecho de la Florida, la primera prioridad es coordinar esfuerzos para prevenir una crisis de refugiados o imprevistas provocaciones por parte de grupos de exiliados asentados en Estados Unidos, ansiosos de explotar un momento de cambio en la isla. Más allá del manejo de la crisis, Washington y La Habana podrían cooperar en un sinnúmero de otras preocupaciones en la Cuenca del Caribe, entre ellas el tráfico de drogas, la migración, la seguridad portuaria y aduanal, el terrorismo y las conscuencias ambientales de las perforaciones marítimas en el Golfo de México. En el pasado, ambos países han trabajado con éxito en algunas de estas áreas: los dos tienen burocracias integradas por profesionales que conocen la materia e, inclusive, se conocen unos a otros. Poner fin a la prohibición de Washington de viajar a la isla, medida que ya ha sido respaldada por una mayoría bipartidista en la Cámara de Representantes, abriría por su parte el camino a una nueva dinámica entre Estados Unidos y Cuba. Al igual que la Casa Blanca del primer presidente Bush dio formalmente fin a las opereaciones encubiertas contra la isla, la actual administración Bush, o su sucesora, debería también retirar decididamente de su agenda el cambio de régimen, hasta ahora pieza central de la política de Washington hacia Cuba.De proseguir el curso actual y continuar lanzando amenazas sobre qué tipo de cambio es aceptable o no después de Fidel, lo único que logrará Washington es hacer más lento el ritmo de la liberalización y la reforma política en Cuba, y asegurar muchos años más de hostilidad entre los dos países. Por el contrario, al proponer un manejo bilateral de la crisis, implementar medidas que den confianza, acabar con las sanciones económicas, despejar el camino para que los cubano-americanos u otros ciudadanos norteamericanos que lo deseen puedan viajar libremente a Cuba; y al dar a ésta el espacio para que diseñe su propia ruta después de Fidel, Washington contribuiría a terminar con la mentalidad de sitio que ha prevalecido durante mucho tiempo en el cuerpo de la política cubana y, con el aplauso de los aliados de Estados Unidos, tal vez a acelerar la reforma.Dentro y fuera de la isla, los cubanos siempre han peleado a causa de su futuro – e intentado, directa o indirectamente, involucrar al poder norteamericano en sus conflictos. A menos que en los próximos cincuenta años se quiera tener más de lo mismo, lo más sabio por parte de Washington sería quitarse del camino, saliéndose por completo de la política interna de Cuba.Los sucesores de Fidel ya están trabajando. Detrás de Raúl existen otras figuras con la capacidad y la autoridad para tomar las riendas y continuar la transición, aun después de que él tampoco esté. Para fortuna de ellos, Fidel les dio una buena enseñanza: están trabajando para consolidar el nuevo gobierno, cumplir con los asuntos de la vida cotidiana, crear un modelo de reforma con características cubanas, mantener la posición de Cuba en América Latina y a nivel internacional, y manejar las predecibles políticas de Estados Unidos. Que estos logros perduren después de Fidel, es una victoria final para el sobreviviente latinoamericano más paradigmático.
* Julia E. Sweig es alto miembro del Nelson y David Rockefeller (Center) y Directora de Estudios Latinoamericanos en el Council on Foreign Relations. Es autora de Dentro de la Revolución Cubana: Fidel Castro y la clandestinidad urbana y el fuego amigo: perdiendo amigos y haciendo enemigos en un siglo antinorteamericano.
Castro, los signos que vienen



Fidel Castro
Foto: benjamín flores

México, D.F., 20 de febrero (apro).- Paradojas informativas: el anuncio sobre el retiro de Fidel Castro como presidente y jefe de las fuerzas armadas cubanas se dio a conocer al mundo a través de las agencias informativas estadunidenses, en especial, la cadena CNN que desde la 1 de la mañana del 19 de febrero difundió este acontecimiento perfectamente modulado por el ministerio de Información de la isla.Sin ser sorpresivo, el anuncio constituye el cierre cronológico de un gobierno unipersonal que duró casi 50 años. Sin embargo, la ausencia de Castro al mando de las instituciones estatales cubanas no significa el fin del régimen.En todo caso, la renuncia puede significar dos cosas importantes para el futuro inmediato de la isla: un incentivo para acelerar el proceso de transición hacia un nuevo régimen soberano, democrático y con una nueva generación de políticos que oxigene a la gerontocracia caribeña; o un pretexto para reforzar la cerrazón de una nomenclatura que en su interior comienza a hacer agua por todos lados y a ser impugnada por las bases juveniles.Un primer signo, impresionante para todo el mundo, es que Fidel Castro sobrevivió a 9 presidentes estadunidenses, a decenas de intentos de asesinato orquestados por la CIA o por la disidencia, a un bloqueo económico que le apostó fallida e inhumanamente a la rebelión por asfixia, al fin de la Guerra Fría que obligó a los revolucionarios del 59 a adoptar el discurso hermético, burocrático y antidemocrático del socialismo realmente existente.Sólo Isabel II, la monarca de Gran Bretaña, ha permanecido en el poder más tiempo que Fidel Castro, pero es obvio que el nivel de concentración de las decisiones fue muy diferente en Cuba.En otras palabras, el fracaso de la política del bloqueo para derrocar a Castro está a la vista. Cinco décadas de Guerra Fría no le hicieron mella a la innegable astucia y habilidad del comandante para mantener el control del régimen.Sin embargo, las consecuencias de esta tensión las ha pagado la propia población cubana. Ese es el otro signo: el agotamiento del control ejercido durante estas cinco décadas. La eficacia del régimen castrista se midió a la defensiva y en función de la amenaza estadunidense. Sin embargo, ese discurso legitimador ya no funciona ni entre los más acérrimos simpatizantes del régimen.Una generación que nació, sobrevivió y creció en el régimen, más del 65 por ciento de la población, ahora reclama, con los propios argumentos del régimen, la conformación de un sistema de privilegios, de prebendas y corruptelas creado a “nombre de la Revolución”.La expresión más clara fueron las grabaciones difundidas en todo el mundo, a través de Internet, del debate que sostuvieron unos jóvenes universitarios con Ricardo Alarcón, uno de los delfines del régimen castrista. Su demanda era absolutamente básica: el derecho de los cubanos a tener acceso a las mismas instalaciones que tienen los turistas y a tener acceso a los elementos de la modernidad informativa (crear cuentas individuales de e-mail, tener varias opciones de prensa, pluralidad en los medios oficiales).Es de preverse una mayor presión en este sentido. El triunfo de los disidentes que se mantuvieron en la isla y no se alinearon al “imperio yanqui” será este punto: la apertura informativa, inevitable y necesaria, que determinará el desarrollo de la nueva era de Cuba.Sin apertura informativa difícilmente se podrá dar un debate sobre las libertades civiles, sobre la reforma educativa, sobre los alcances de una transición necesaria, sobre las nuevas expresiones culturales. En otras palabras, sin apertura informativa no entrará oxígeno a la isla.Comentarios: jenarovi@yahoo.com.mx
La batalla del guerrillero
Fidel Castro
Foto: jean-claude francolon

México, D. F., 19 de febrero (apro).- Fidel Castro. Su solo nombre polariza: dictador para unos, líder genial para otros. El poder como máxima divisa. Último prohombre del comunismo, encarna –para bien y para mal-- la historia de Cuba en el reciente medio siglo. Sus hitos lo definen: un puñado de hombres le bastaron para asaltar el cuartel Moncada e iniciar después en la Sierra Maestra una revolución triunfante. Desde una isla de escasos 10 millones de habitantes, instauró en las narices del Imperio un sistema socialista. En 72 horas derrotó en Playa Girón una invasión militar organizada por la CIA. Llevó al mundo al borde de la hecatombe nuclear durante la Crisis de los Misiles. Enfrentó la hostilidad permanente de diez administraciones estadunidenses, y logró que su régimen se sobrepusiera al colapso de la Unión Soviética y la desaparición del campo socialista de Europa del Este.El libro Guiness lo tiene registrado: el presidente que ha sobrevivido a más atentados contra su vida (630) y el que ha pronunciado el discurso más largo en la Asamblea General de Naciones Unidas (cuatro horas, 29 minutos). Un récord, sin embargo, es envenenado: ha sido el tercer jefe de Estado con más años en el poder (49 años), sólo superado por dos monarcas: Bhumibol Adulyadej, de Tailandia, e Isabel II de Inglaterra.Hiperbólico, se ha lanzado en proyectos descomunales para una revolución que navega a contracorriente: lo mismo una zafra de 10 millones de toneladas de azúcar que una insurrección en el continente americano. Poco ha importado que ambas terminaran en fracaso. No hubo mella en el mito del héroe revolucionario.Con poder indiscutido dentro su patria, buscó para sí un liderazgo allende sus fronteras: durante décadas sembró guerrillas en América Latina, envió 300 mil soldados a Angola, lideró el Movimiento de los No Alineados, encabezó la lucha contra la deuda externa y después se volcó contra el neoliberalismo y sus consecuencias. “Defensor de las causas de los pobres y débiles en el mundo”, “valladar del imperialismo en el continente”, dicen de él sus seguidores.“Autócrata”, “intervencionista”, “abogado en el mundo de los derechos y las libertades que niega a su propio su pueblo”, replican sus adversarios.Guerrillero siempre, ha aplicado en su política las tácticas y estrategias que utilizó en la Sierra Maestra: crear entornos a su medida, buscar nuevos aliados, convertir los reveses en victorias y lanzar el golpe certero para realizar después un rápido repliegue (“muerde y huye”, dicen en Cuba).Aclamado por “las masas”, siempre rodeado por colaboradores, adolece de alguien que le hable de tú con el desenfado y la naturalidad de un amigo íntimo. Ya no están quienes lo hacían: el Che Guevara y Celia Sánchez. Sufre la soledad que el poder impone.Montado en sus principios, ha desdeñado el pragmatismo de otros jefes de Estado. Aferrado a sus ideas, ha impuesto su verdad a golpes de discursos. Ha vivido como si librara una batalla sin descanso en la que no cabe la derrota.Ahora, con 81 años de edad, ha aceptado lo que la realidad le impone: su estado de salud no le permite el ejercicio indefinido del poder. Ha dado un paso al costado no sin antes preparar una transición controlada en su isla. Todavía, sin embargo, enfrenta un doble reto: que su máxima obra, la Revolución Cubana, sobreviva a su ausencia; y que la historia le otorgue la gloria de ser absuelto.Comentarios: hcampa@proceso.com.mx