Antonio Gershenson
Hemos visto en estas páginas un informe de la Agencia de Información de Energía estadunidense sobre la situación del petróleo en México. Creo que es necesario hacer algunas precisiones al respecto.
En el estudio se afirma que las reservas probadas de petróleo crudo han caído en cuatro años, de ser suficientes para 20 años de la producción actual en 2000 a 10 años en 2006. Si bien esos datos se desprenden, en efecto, de las cifras publicadas por Petróleos Mexicanos (Pemex), eso no quiere decir que se haya extraído en ese tiempo la mitad del petróleo que constituían las reservas probadas. En cantidad de crudo, las reservas probadas el primero de enero de 2000 eran de 24.6 miles de millones de barriles. El primero de enero de 2006 se ubicaron en 11.8 miles de millones.
Pero la diferencia, si se debiera simplemente a la extracción de crudo, debería ser de más de 12 mil millones de barriles. La realidad es que se extrajeron en este lapso, sumando la producción anual oficialmente anunciada en estos años, poco menos de 5 mil millones de barriles. Menos de la mitad. Además, durante este periodo se incorporaron nuevas reservas probadas, insuficientes pero muy reales, producto de la exploración.
La la reducción de reservas se debió a las exigencias de mayor rigor en la evaluación de las reservas. Para decirlo en otras palabras, la mayor parte de las anteriores reservas no eran reales, sino que las cifras estaban infladas. Y, por lo mismo, la afirmación del informe a este respecto no refleja la realidad de las reservas probadas.
El reporte afirma que Pemex no tiene recursos suficientes para llevar a cabo la exploración al punto de revertir la tendencia a la baja de la producción. En 2006 la baja frente al año anterior fue de 100 mil barriles diarios. La previsión que hace el estudio es de otro monto igual para 2007. Una baja real en el primer caso, una previsión a comprobarse en el segundo, pero en ninguno de los dos casos se puede hablar de un desplome, como se ha hecho en otros casos.
Y como las previsiones oficiales del precio promedio de las exportaciones mexicanas de crudo para 2007 están muy por debajo de la realidad, el ingreso económico efectivo no será menor que el previsto, sino al contrario. Pemex genera mucho más recursos que los que requiere para invertir en sus diferentes áreas. Lo que causa el problema no sólo es la carga financiera que el gobierno impone a la empresa, a la que se refiere el informe, y que es muy real. También hay un saqueo fiscal desmedido.
En el mismo escrito se menciona el planteamiento presidencial en el sentido de que será bienvenida la participación de compañías privadas en los nuevos proyectos de energía, lo cual supuestamente sería una solución a la falta de recursos de Pemex. En realidad la solución es la inversión asumida por Pemex, con al menos una parte del dinero del que ahora se le despoja.
La otra posibilidad está prohibida por la Constitución. Esta, en su artículo 27, dice que "la nación tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés público... En consecuencia... Corresponde a la nación el dominio directo del petróleo y de todos los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos y gaseosos."
(En estos casos) "El dominio de la nación es inalienable e imprescriptible, y la explotación, el uso o el aprovechamiento de los recursos de que se trata, por los particulares o por sociedades constituidas conforme a las leyes mexicanas, no podrá realizarse sino mediante concesiones otorgadas por el Ejecutivo federal... Tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos y gaseosos o de minerales radioactivos, no se otorgarán concesiones ni contratos ni subsistirán los que en su caso se hubieran otorgado."
En los casos que mencionamos se trata de la exploración del petróleo, y se deduce que también su extracción. No queda ninguna duda de que los fragmentos del artículo 27 que citamos aplican directamente a estas actividades. No sólo a ellas, pero en este caso es aún más evidente que aplican los textos constitucionales que reproducimos en las líneas anteriores.
No se trata sólo de la Constitución. Se trata de conquistas históricas de México, que, pese a todos los intentos en diferentes épocas, nuestro pueblo ha defendido a como dé lugar. Y seguirá haciéndolo.
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