domingo, febrero 18, 2007

Hoy estamos más endeudados

Editorial
Intercambio de deuda externa por deuda interna, peligro para México

Nuestro país ha pasado episodios amargos en el pasado debido a la gran cantidad de dinero que se debe al exterior, pues al amarrar los ingresos públicos al pago de la deuda externa se ha arriesgado el futuro de todos los mexicanos. En la actualidad, la deuda pública sigue siendo un factor determinante: de cada peso que se genera en la economía, casi 37 centavos se encuentran ya comprometidos, lo cual representa un verdadero lastre para la nación.

La situación es peor si se considera que las medidas establecidas para disminuir el monto de dicha deuda no han servido de mucho. A mediados de 2006, Fox anunció un pago anticipado de deuda externa directa. Para ello, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) colocó nuevos bonos de deuda interna para pagar por adelantado, el 25 de septiembre pasado, 7 mil millones de dólares del endeudamiento contraído con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM).

Como la operación consistió en una sustitución de deuda externa por interna, no implicó disminución alguna en el saldo del débito total del sector público; por el contrario, la deuda interna se triplicó. De acuerdo con el Informe sobre la situación de las finanzas públicas, al cierre de 2006 la deuda neta del sector público aumentó de 2 billones 318 mil 200 millones de pesos (2000) a 3 billones 358 mil 223 millones de pesos, 36.7 por ciento del producto interno bruto (PIB).

Así, ahora la deuda per cápita de los mexicanos es casi 35 por ciento mayor que hace un sexenio, es decir, cada uno debe 31 mil 983.1 pesos. En 2000 ese monto ascendía a 23 mil 776.4 pesos.

Esta estrategia fue establecida desde 1998, durante la administración del ex presidente Ernesto Zedillo. Entonces el gobierno federal modificó la política de contratación de deuda pública, al orientarla a contratar un mayor monto de pasivos en el mercado local y menor en el exterior. Esta política fue mantenida en el sexenio de Fox: en noviembre del año pasado, el gobierno federal lanzó un intercambio de deuda externa por interna por valor de 898.5 millones. El objetivo de la contratación de deuda en el mercado local es refinanciar pasivos ya existentes. El Fondo Monetario Internacional (FMI) justificó estas medidas, al señalar que "resultarían en una reducción de la deuda externa".

Ciertamente, la deuda externa disminuyó de manera importante, pero las medidas establecidas para ello generaron situaciones peligrosas. Para empezar, el grave incremento de la deuda interna pública (en agosto pasado el gobierno de Fox elevó hasta un billón 70 mil 971 millones de pesos el monto en circulación de instrumentos de deuda interna, cifra sin precedente que representa un aumento de 59 por ciento en comparación con diciembre de 2000, según datos oficiales) supera los pasivos públicos con el exterior e incluso el costo del rescate bancario.

Así, el sector público concentra ocho de cada 10 pesos disponibles de financiamiento en el mercado nacional de deuda, lo que encarece el crédito para las empresas. De esta manera, las compañías nacionales deben pagar un mayor costo por el financiamiento o recurrir a contratarlo en el exterior, algo que sólo pueden hacer pocas empresas privilegiadas. El resto, sobrevive como puede, lo que significa un duro golpe a la economía nacional.

En noviembre pasado, el FMI felicitó a las autoridades mexicanas "por haber establecido las condiciones de estabilidad macroeconómica y financiera necesarias para fomentar el crecimiento económico y la fortaleza ante eventos adversos".

Lamentablemente, existen graves fallas en tan ejemplar política, mantenida al pie de la letra por el gobierno de Felipe Calderón, pues no incluye aspectos vitales para el desarrollo nacional sustentable, como el fomento a los sectores productivos, el impulso de obras de infraestructura o de proyectos que beneficien al país, omisiones que pueden costar muy caro en un futuro cercano. Por lo pronto, es un hecho: los mexicanos estamos más endeudados que ayer.

Y si hoy estamos más endeudados, ¿qué es lo que festejan los panistas recalcitrantes que se solazan repitiendo que "¡qué bueno que no ganó el Peje!" (lo cual se traduce en "¡qué bueno que hicieron fraude!", háganme el favor con la moralidad de estos tipos. ¿Son pendejos, mulas o simplemente una bola de irresponsables e inmorales formados por la frivolidad de Televisa?

No hay comentarios.: