Blanche Petrich, de La Jornada, advierte sobre la regresión de la libertad de expresión en México
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid, 2 de marzo. ¿Es posible la libertad de expresión y el pluralismo informativo en un mundo globalizado? ¿De qué manera afecta la calidad del ejercicio periodístico el hecho de que cada vez están más concentrados los dueños de los medios de comunicación? ¿Medidas como la supresión de la publicidad pública a un medio de comunicación se pueden considerar una acción de censura?
En torno a estas cuestiones se inició un apasionado debate en Fuenlabrada, Madrid, en el contexto del Foro de las Ciudades, en el que participaron destacados representantes de los medios informativos de Iberoamérica. En la mesa Los medios de comunicación en un mundo globalizado, se confrontaron dos visiones antagónicas de la forma de entender el ejercicio del periodismo: por un lado -la mayoría-, los que abogaban por combatir una gangrena que se extiende día a día en los medios, que es la alta concentración de grandes corporaciones en el sector, y por otro -representado únicamente por el director general del Grupo Prisa, Ignacio Santillana-, quienes conciben el mundo de la información como un "juego, en el que para ser buen jugador el tamaño sí importa".
El argentino Juan Carlos Camaño, presidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap), señaló que "el periodismo actual no es ni el cuarto poder ni un contrapoder. Es una parte constitutiva del poder dominante, en el que se ha aumentado el descrédito de la profesión por el propio descrédito del modelo neoliberal y por la resistencia de algunas organizaciones empresariales y de los medios a informar sobre lo que interesa de verdad a la sociedad".
Camaño consideró "ilusorio" pensar que el modelo neoliberal sea capaz de dotar de pluralidad y libertad al modelo de convivencia, al sostener que su propia raíz le desacredita para esta tarea. "Hay que recordar que este modelo asentó sus bases en la persecución, elminación y ajusticiamiento de los enemigos del gran capital trasnacional, como sucedió en las dictaduras de América Latina".
Juan Pedro Valentín, periodista español y ex director de Informativos de Tele 5, añadió que el ejercicio del periodismo requiere de "compromiso social", que muchas veces implica "pelearse" con los empresarios y los dueños de los medios. Asimismo, desmitificó uno de los supuestos sostenes de la profesión: "la objetividad en el periodismo es una entelequia que no creo que ya casi nadie defienda. El mero hecho de seleccionar las noticias ya es un acto subjetivo, pero lo que sí es esencial es la honestidad para contar la información".
A su vez, Blanche Petrich, periodista de La Jornada, describió el "intenso momento político" que ha vivido México en los últimos seis años, desde la ilusión que inundó a la sociedad con la caída del régimen priísta y la llegada del llamado "gobierno del cambio"; hasta la "gran decepción" ante la evidencia de que las estructuras corruptas y mafiosas del viejo sistema permanecen intactas hoy en día.
Petrich añadió que la herencia del gobierno de Vicente Fox a su sucesor es un "desastre", ya que renació la duda del fraude, la represión y la violencia contra movimientos sociales, y se "estrechan espacios de participación civil en los que no se construyen puentes de diálogo con otros partidos políticos".
Hizo un repaso de la evolución de los medios mexicanos en las últimas décadas, para constatar una realidad preocupante: "actualmente sólo hay dos medios, La Jornada y Proceso, que gravitan fuera de la esfera del control gubernamental, que a su vez son víctimas de los nuevos métodos coercitivos del gobierno para acallar las voces críticas, que utiliza el arma de la publicidad oficial a modo".
Mientras, Bernard Cassen, director general de Le Monde Diplomatique, señaló que el "modelo de concentración de medios no es sano para el pluralismo democrático", ya que un diario que pertenece a un gran grupo financiero tiene límites, y el primero es la propagación de la autocensura". Añadió rotundo que "no puede haber un sistema plural y democrático si no hay un mundo global y democrático".
La única voz discordante con el consenso sobre la "atrofia" que provoca la concentración en el periodismo fue la del representante de Prisa, quien abogó por el crecimiento y la unión de empresas en todas las áreas del sertor de la comunicación, como la publicidad, el cine y los medios electrónicos.
Explicó que el grupo que representa tiene influencia en 22 países de América Latina -incluido México-, y que en pocos años ha pasado del lugar 40 al 22 en el ranking mundial de los emporios mediáticos más poderosos del planeta.
Y claro, si el grupo Prisa fue de alguna manera cómplice del fraude electoral en México. Es un grupo de maleantes.
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