Jaime Avilés
Más testimonios sobre el dolor de Oaxaca
Contra Bimbo, un pan de caja alternativo
Lectores: Calderón debe aceptar el plebiscito
Hace pocos días pasó por aquí Ramón Cote Baraibar, uno de los nuevos poetas mayores de Colombia. Primero estuvo en Tabasco, platicando con los fantasmas de Carlos Pellicer, Celestino Gorostiza y José Carlos Becerra; luego vino a leer sus versos al Distrito Federal. Nunca había pisado la tierra donde echaron raíces para siempre tres de los más grandes creadores de su país: Gabriel García Márquez, Alvaro Mutis y Fernando Vallejo. Con apenas 42 años de edad, Ramón tiene ya en su haber cinco libros publicados, el más reciente de los cuales, Colección privada (Visor, 2003), recibió el premio Casa de América de Poesía. De ese volumen es esta joya, titulada Ginevra Benci:
Hay algo superior/ al amor/ y es el olvido/ porque silenciosamente/ va limando/ puliendo/ despojando/ todo lo que por pasión/ o soledad/ consideramos alguna vez eterno.
Un día cualquiera lo advertimos/ cuando al querer recordar la cara/ de una mujer mil veces besada/ en lugar de repasar sus párpados/ extraviarnos en la profundidad de su boca/ recuperar el doble salto de corza de sus cejas/ para nuestro desconcierto encontramos/ solamente/ un óvalo/ balanceándose en el aire del pasado/ como una fruta solitaria.
Entonces la memoria/ en una desesperada maniobra de rescate/ emplea palabras verdes/ como enebro/ enredadera/ boscaje/ y se vale de una mandolina/ como música de fondo/ para lograr su restitución.
Pero el veredicto del tiempo es inapelable. Y traicionero el trabajo del olvido.
Ahora te comprendo/ dolorida Ginevra Benci/ cuando en la oscura sala de un museo/ norteamericano miras hacia nadie/ sin esperanza, como una lámpara encendida/ en pleno día/ soportando impasible/ las parejas que pasan de largo sin detenerse a mirarte/ los cumplidos que hacen de otras madonnas.
De nada te ha valido tener la cara más perfecta/ la más delicada salida de manos de Leonardo/ porque cargas como una maldición/ la marca indeleble/ del olvido.
Oaxaca, la resistencia sigue
Hoy a las 12 del día, en el Club de Periodistas (Filomeno Mata 8, Centro), la Comisión Civil Internacional de Observación de Derechos Humanos (CCIODH) presentará, y entregará gratuitamente a quien lo solicite, un libro todavía oloroso a tinta fresca llamado Informe sobre los hechos de Oaxaca, una estrujante profusión de testimonios sobre la represión callejera, las torturas las amenazas, las matanzas y las desapariciones perpetradas por el gobierno del asesino serial Ulises Ruiz Ortiz y los soldados de la Policía Federal Preventiva a las órdenes primero de Vicente Fox y ahora de Felipe Calderón contra la Asamblea Popular de aquella entidad.
Los testimonios fueron recogidos y videograbados por la CCIODH en los meses finales de 2006, cuando la persecución indiscriminada contra los ciudadanos de Oaxaca estaba al rojo blanco. Algunos de esos videos fueron transmitidos la noche del pasado lunes (que ya era la una de la mañana del martes) por el programa La verdad sea dicha, de Andrés Manuel López Obrador, en Tv Azteca, donde se exhibió asimismo un reportaje sobre los presos políticos de Atenco, recluidos desde mayo en cárceles del estado de México. Si ustedes quieren ver ese material entren en la página www.laverdadseadicha.org.
Y hablando de Tv Azteca, dos poderosos magnates de ultraderecha, los hermanos Roberto y Lorenzo Servitje -dueños del monopolio Bimbo que acapara 99.9 por ciento del mercado nacional y ha destruido la industria panadera artesanal en no pocos países de Sudamérica- harán un boicot en contra de la telemisora del Ajusco si ésta no saca del aire el programa de López Obrador. Hace 10 años exactamente, esos dos señores retiraron toda la publicidad que tenían contratada con Canal 40, en protesta por el reportaje que esa estación difundió sobre los abusos sexuales del padre Marcial Maciel en contra de incontables niños.
Pero si éstos ahora pretenden repetir la dosis, abriendo un boquete en los ingresos de Tv Azteca, militantes del movimiento de López Obrador están a punto de lanzar una receta para que la gente hornee su propio pan de caja y deje de comprar Bimbo. El cálculo es que si al final de este año uno de cada cuatro hogares mexicanos adquiere ese hábito, las empresas de los Servitje cerrarían el ejercicio fiscal con una disminución de 25 por ciento en sus utilidades.
Plebiscito revocatorio
Muchas cartas han llegado al buzón de esta página apoyando la iniciativa de imponer la figura constitucional del plebiscito revocatorio de mandato para que Felipe Calderón pregunte al pueblo si debe permanecer al frente de la Presidencia de la República que no ganó el 2 de julio. Entre los comentarios a la propuesta -lanzada originalmente por Gilberto López y Rivas-, algunos lectores recuerdan que después de 17 años de dictadura, Augusto Pinochet se sometió a un plebiscito revocatorio, lo perdió y se fue del poder. Otros mencionan la decisión de Hugo Chávez quien, aunque arrasó limpiamente con el voto popular en diversos comicios, también aceptó un plebiscito revocatorio para refrendar su autoridad.
Alguien más exhumó de por ahí el siguiente cable de Notimex: "París, Francia. Las dos cámaras del parlamento francés aprobaron una reforma constitucional que instaura un procedimiento de destitución presidencial. Los diputados y los senadores adoptaron la propuesta, hecha por el propio presidente Jacques Chirac, para destituir al jefe del Estado en caso de una falta grave e incompatible con el ejercicio de su cargo. Antes, el presidente francés sólo podía ser destituido por traición a la patria. Pero la reforma, promovida por Chirac desde 2002, luego de que lo acusaran ante la justicia gala por varios casos de corrupción, fue aprobada por 449 votos a favor, 203 en contra y 217 abstenciones".
¿Alguien creería a Calderón capaz de un acto semejante? La respuesta es obvia, pero debe insistirse en que invitar al "presidente" espurio a poner su cabeza a merced de un plebiscito revocatorio de mandato en el fondo reditaría la demanda de voto por voto y casilla por casilla, que las fuerzas involucradas en el golpe de Estado contra López Obrador rechazaron sin justificación alguna.
Un artista dinamitero
Vecinos de la calle de Sullivan están furiosos porque tres domingos atrás, a las ocho de la mañana, alguien detonó un cartucho de dinamita dentro del Museo del Eco, que pertenece a la UNAM. Asustados por el estruendo, salieron de sus casas en paños menores pero el autor del happening los videograbó para "documentar sus reacciones" como si fueran ratas de laboratorio. Ahora los afectados piden la cabeza del director del museo, Roberto Santamarina, y del director de Difusión Cultural de la UNAM, Gerardo Estrada, por haber autorizado el experimento.
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