Juan R. Menéndez Rodríguez
La estafeta de hoy
La burocracia en los países latinos parece que se ha establecido
para vejar al público.-
Pío Baroja
Marzo de 1994 vive en el recuerdo como el mes del magnífico discurso -de verdadera antología, insistimos en afirmar- de Luis Donaldo Colosio Murrieta, el asesinato del candidato presidencial del PRI y un momento terrible en la historia contemporánea de nuestro país que nunca quisiéramos revivir.
"Veo un México lleno de agravios", dijo Luis Donaldo el 6 de marzo, hace ya 13 años, "con sed de justicia" y de esperanza, y en ese preciso instante se convirtió, para docenas de millones de mexicanos, en algo más que el candidato de tal o cual partido: se transformó en el Político de la esperanza de un verdadero cambio que intentó sacar de la postración al Pueblo de México.
Quienes leímos su discurso ante la clase política y la Nación en el Monumento a la Revolución, incluso, aun aquellos acérrimos críticos del PRI, no pudieron menos que reconocer la valentía de un candidato que hablaba en tono desafiante y proponía cambios de tal magnitud a un sistema político obsoleto que, inevitablemente, afectaría intereses arraigados dentro y fuera del mismo. Estaba solo en el estrado. Bajo una cruz.
A la distancia de los años, amable y estimado lector, podemos ver que en ese momento, Luis Donaldo trascendía su condición de candidato contendiente a la Presidencia de la República para abanderar la causa del cambio del que, ciertamente, el Pueblo de México tenía una insaciable sed nunca satisfecha con las interminables promesas de sus políticos.
A partir de ese momento, sin embargo, Colosio Murrieta, el candidato, empezó a caminar entre las hienas (befa y canalla) sin mayor compañía que su esperanza del apoyo de la sociedad a su visión y propuestas políticas, pues prácticamente todos los grupos de interés que medraban en el sistema político se sintieron amenazados por el colosismo que ya sentían venir como una gigantesca ola.
Las hienas (befa y canalla), los beneficiarios ilegítimos de la falta de nacionalismo y modernización de la economía, los intereses obscuros, las alianzas inconfesables, las corporaciones resistentes al cambio, todos aquellos de cualquier signo partidario cuyo único motivo de vida es el poder y el dinero, no tardarían en dar su golpe mortal, perverso y traidor.
Luis Donaldo fue a la ciudad de Tijuana a encontrar su destino un 23 de marzo, apenas 17 días transcurridos desde su mensaje esperanzador del día 6. Pasadas las cinco de la tarde, supimos del atentado al candidato y las horas transcurrieron lentas, angustiosas, dolorosas, hasta que Liébano Sáenz Ortiz anunció al filo de las 20:00 horas, con voz entrecortada, el desenlace fatal.
Todos vimos a Diana Laura llevar con dignidad su duelo, la infinita tristeza de una mujer mexicana, como tantas otras, a quien le han arrebatado violentamente a su hombre, su refugio en los hijos y la familia, la entereza ante el drama y el acoso de la clase política y los medios de comunicación. Una hermosa mujer, admirable e inspiradora.
Ese día cayó en Lomas Taurinas el joven economista sonorense egresado del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), el funcionario público que, pacientemente, esperó la oportunidad para ser candidato a la Presidencia, el Político de sonrisa presta, el candidato que pasó apuros en su campaña, el joven franco y carismático que creyó que el cambio profundo, en México, era posible.
Y todos seguimos, 13 años después, con las mismas interrogantes en la mente: ¿quién fue?, ¿por qué?, ¿cuándo se hará justicia?
Nadie, absolutamente nadie, nos ha dado las respuestas, ni los "modernizadores invertebrados de alma y espíritu" que sucedieron a Colosio Murrieta en la candidatura, ni "el gobierno del cambio" panista del analfabeta moral y peligroso delincuente electoral, homosexual de corazón, Vicente Fox Quesada. Ninguna investigación judicial o periodística nos acercó siquiera a la Verdad pura y desnuda, nos dio nombres y rostros de los responsables para su vergüenza y puesta tras las rejas y para que la justicia se cumpliera.
Es cierto, Luis Donaldo: en el 2007, México es todavía un país lleno de agravios, con sed de justicia y esperanza. Mucho ha cambiado en la superficie, pero en el fondo sigue aún peor.
Mientras tanto, una certeza persiste: las hienas (befa y canalla) siguen ahí, incrustadas en el sistema salvajemente neoliberal, rondando en su alrededor, llenándose de dinero los bolsillos y de poder el ego, confiados en la eterna ignorancia y apatía del Pueblo, en la insuficiencia de la justicia mexicana, perfectamente impunes.
Luis Donaldo Colosio Murrieta veía, hace 13 años, lo que desde el poder Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León siempre minimizaron:
"Veo un México de comunidades indígenas, que no pueden esperar más a las exigencias de justicia, de dignidad y de progreso; de comunidades indígenas que tienen la gran fortaleza de su cohesión, de su cultura y que están dispuestos a creer, a participar, a construir nuevos horizontes.
"Veo un México de campesinos que aún no tienen las respuestas que merecen. He visto un campo empobrecido, endeudado, pero también he visto un campo con capacidad de reaccionar, de rendir frutos si se establecen y se arraigan los incentivos adecuados. Veo un cambio en el campo. Un campo con gran vocación productiva, un campo que está llamado a jugar un papel decisivo en la nueva etapa de progreso para nuestro país.
"Veo un México de trabajadores que no encuentran los empleos ni los salarios que demandan; pero también veo un México de trabajadores que se han sumado decididamente al esfuerzo productivo, y a los que hay que responderles con puestos de trabajo, con capacitación y con mejores salarios.
"Veo un México de jóvenes que enfrentan todos los días la difícil realidad de la falta de empleo, que no siempre tienen a su alcance las oportunidades de educación y de preparación. Jóvenes que muchas veces se ven orillados a la delincuencia, a la drogadicción; pero también veo jóvenes que cuando cuentan con los apoyos, que cuentan con las oportunidades que demandan, participan con su energía de manera decisiva en el progreso de la Nación.
"Veo un México de mujeres que aún no cuentan con las oportunidades que les pertenecen, mujeres con gran capacidad para enriquecer nuestra vida económica, política y social. Mujeres, en suma, que reclaman una participación más plena, más justa, en el México de nuestros días.
"Veo un México de empresarios, de la pequeña y mediana empresas, a veces desalentados por el burocratismo, por el mar de trámites, por la discrecionalidad en las autoridades. Son gente creativa y entregada, dispuesta al trabajo, dispuesta a arriesgar, que quieren oportunidades y que demandan una economía que les ofrezca condiciones más favorables.
"Veo un México de profesionistas que no encuentran los empleos que los ayuden a desarrollar sus aptitudes y sus destrezas.
"Un México de maestras y de maestros, de universitarios, de investigadores que piden reconocimiento a su vida profesional, que piden la elevación de sus ingresos y condiciones más favorables para el rendimiento de sus frutos académicos; técnicos que buscan las oportunidades para aportar su mejor esfuerzo. Todos ellos son las mujeres y los hombres que mucho han contribuido a la construcción del país en que vivimos y a quienes habremos de responderles.
"El México con hambre y con sed de justicia.
"Veo un México con hambre y sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales".
Lo vio el joven Luis Donaldo, el carismático y profesional Político sonorense... Después, ya nadie más vio a ese México que es real.
¿Quién mató a Luis Donaldo Colosio Murrieta? continúa siendo, todavía, tras 13 años, la pregunta vigente, pero agregaríamos otra: ¿quién asumirá, en serio, la bandera contra los agravios y la injusticia prevalecientes en México aunque en ello corra un gran riesgo? Hoy, vislumbramos a otro joven y carismático profesional Político, éste tabasqueño, Andrés Manuel López Obrador; no lo dejemos solo e indefenso ante esa jauría de hienas perversamente amamantadas por la befa y la canalla, genocidas de origen neoliberal.
Así que, amable y estimado lector, es hora ya de poner en marcha los pies y de hacer camino con la buena gramática, esa que se escribe despacito y con buena letra, con todos los puntos sobre las íes y sus acentos; es hora ya de andar el camino de los saberes y deberes que reclama nuestra amada Patria, basamento generoso y macizo que nos brinda la oportunidad de vivir dignamente un saludable Clima y Ambiente como aquel que, con verdadera pasión, supo conjugar, en todas sus formas y tiempos, el genial y eterno Caballero de punta en blanco... Periodista y caminante, son tus huellas el camino de la Verdad.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario