Carlos Fernández-Vega
Beneficios a quienes tendrían que cubrir mayor tributo
Privilegios erosionan la base fiscal
Se ha institucionalizado la queja gubernamental sobre la carencia de recursos públicos para hacer frente a las urgencias nacionales, pero tal reclamo suele ser de dientes para afuera, porque desde el centro mismo de la administración federal se promueve una recaudación impositiva cada vez más raquítica, por medio del otorgamiento de subsidios, exenciones, estímulos y demás gracias fiscales a quienes, en el papel, tendrían la obligación de cubrir mayor tributo.
Año tras año se escucha la cantaleta: México es el país de la OCDE que menor captación fiscal reporta, de tal suerte que urge una reforma fiscal que ponga orden. Pero en contrasentido al discurso, está la acción gubernamental, tendiente a exprimir más a los causantes cautivos y liberar a los grandes consorcios.
Ya viene la nueva intentona sobre el "reformón" fiscal (que no alterará los beneficios que en este sentido, como en tantos otros, el gobierno otorga al gran capital), de tal suerte que bien vale el paseo sobre la realidad nacional en este renglón, cortesía del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados:
Existen impuestos en los que se han incorporado una gran variedad de regímenes fiscales, tanto al impuesto sobre la renta empresarial y personal, que además de crear una serie de privilegios fiscales, han provocado erosión en la base fiscal, con las consecuentes repercusiones en los niveles de recaudación fiscal. De igual forma, en el impuesto al valor agregado, existen tratamientos diferenciales por tipo de bienes, de servicio y de región, por lo que se a perdido la generalidad y neutralidad, ocasionando evasión y elusión, pues con las diferentes tasas que se aplican y de las exenciones de que es objeto, ha dejado de ser un buen instrumento de política fiscal de recaudación.
Esos regímenes fiscales especiales cuentan con estímulos, exenciones y facilidades administrativas, al tiempo que hacen que el sistema tributario se caracterice por un alto nivel de complejidad, y erosionan los ingresos de la Federación. Se entiende como gastos fiscales la cantidad que se deja de recaudar por la existencia de tratamientos fiscales especiales, facilidades administrativas, deducciones autorizadas, ingresos exentos, tasas preferenciales, estímulos fiscales y resoluciones particulares.
En este sentido, durante el periodo 2002-2007, el presupuesto de gastos fiscales (PGF) ha crecido 19.4 por ciento en términos reales al pasar de 5.26 por ciento del producto interno bruto a 5.38 por ciento. En 2005 se registró la mayor cantidad de gasto fiscal con 528 mil 873.5 millones de pesos equivalente a 6.32 por ciento del PIB; en 2002 y 2004 se registraron las "menores" cantidades: 329 mil 445.5 y 407 mil 142 millones de pesos equivalente a 5.26 y 5.28 por ciento del PIB, respectivamente.
El renglón más representativo del PGF corresponde a los conceptos del impuesto sobre la renta (ISR) con 3.2 por ciento del PIB promedio durante el periodo 2002-2007; a su vez, se subdivide en ISR empresarial e ISR personas físicas, que representan 1.71 y 1.49 por ciento del PIB promedio por el mismo periodo, respectivamente.
El siguiente renglón en importancia corresponde a los referidos al impuesto al valor agregado (IVA), que representa el 1.85 por ciento del PIB promedio durante el periodo 2002-2007. Asimismo, se divide en tasa cero, exentos y tasa 10 por ciento en frontera, equivalentes a 1.37, 0.36 y 0.12 respectivamente, como por ciento del PIB promedio en el periodo en comento.
Los impuestos especiales, durante 2002-2007, registran en promedio el 0.42 por ciento del PIB. Se integran por los impuestos especial sobre producción y servicios (IEPS), sobre automóviles nuevos (ISAN) y sobre tenencia y uso de vehículos (ISTUV), siendo el IEPS el más representativo con 0.41 por ciento del PIB. Por último, los estímulos fiscales representan el 0.18 por ciento del PIB en promedio durante el periodo en estudio.
En el contexto internacional, la recaudación proveniente de los impuestos en nuestro país se encuentra rezagada, amén de existir distorsiones en los impuestos que impiden fortalecer los ingresos tributarios. Existe consenso sobre la necesidad de llevar a cabo una modernización al sistema tributario en México, pues las finanzas públicas sanas no deben depender de la actividad petrolera, para lograr la estabilidad macroeconómica y un crecimiento sostenido.
La debilidad estructural del sistema tributario ha generado que la insuficiencia de recursos sea uno de los problemas más importantes de la hacienda pública federal; más aún, si se considera que los requerimientos presupuestarios en cada ejercicio fiscal van en aumento.
En consecuencia, es necesario reducir los rezagos en materia de bienestar social e infraestructura productiva para lograr el desarrollo sostenible del País. Para garantizar la generación de estos recursos, es necesario replantear y mejorar las políticas, estrategias y esquemas de tributación y recaudación.
La modernización del Sistema Tributario Mexicano, deberá ser una alternativa integral, lógica y coherente, que grave al ingreso y al gasto en forma general, con sencillez, con uniformidad de tasas, con deducciones y exenciones que contemplen la necesidad de todos los sectores y no en provecho de unos cuantos.
Para lograr un sistema tributario eficientemente recaudatorio y equitativo, se requiere ampliar la base de contribuyentes, fortalecer la recaudación, combatir a la ilegalidad fiscal (freno a la evasión y elusión fiscales); dar seguridad y certeza jurídica para la autoridad y los contribuyentes.
Las rebanadas del pastel
Dicen que la Secretaría de Hacienda es una gran consumidora de condones: condona impuestos, condona deudas, condona intereses, condona recargos, condona multas, condona todo lo que incomode al gran capital, que para eso está el resto.
¿Hasta cuando la parte de las clases medias que se oponen al movimiento por una nueva República se darán cuenta que el verdadero peligro para México es el gobierno espurio?
sábado, abril 07, 2007
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