Carlos Fernández-Vega
Las huellas de Salinas
25 años de privatizaciones
Ningún beneficio para México
Cuatro meses después del anuncio original (20 de diciembre de 2006), la empresa Siderúrgica Lázaro Cárdenas-Las Truchas (Si-cartsa, el gigante acerero construido por el Estado mexicano y prácticamente regalado al capital privado nacional en el salinato) quedó oficial y totalmente extranjerizada.
Apenas el viernes Arcelor-Mittal, la mayor siderúrgica del mundo, redondeó la compra de Sicartsa, mediante el pago de mil 439 millones de dólares al Grupo Villacero (el beneficiario de la privatización salinista), un monto 7.36 veces superior a los 195.5 millones que ese consorcio pagó en 1991 por (la mitad de) un gigante que entonces se valuaba en cerca de 2 mil 500 millones de billetes verdes.
De acuerdo con la nueva propietaria (desde 1991 Mittal es dueña de "la otra mitad" de Sicartsa), la operación se concretó tras "haber obtenido todas las aprobaciones requeridas", incluida las de la autoridad mexicana, que no ceja en su empeño de entregar el país a las trasnacionales.
Tras el anuncio decembrino, comentamos en este espacio que justo 15 años después del regalo salinista, Grupo Villacero vendió su mitad de Sicartsa al mayor consorcio acerero trasnacional del planeta por un monto 7.36 veces superior a los 195.5 millones de dólares que supuestamente pagó aquel 21 de diciembre de 1991, cuando la entonces Secretaría de Energía, Minas e Industria Paraestatal, con Fernando Hiriart al frente, se la entregó. Con esta operación de compra-venta a la trasnacional Arcelor-Mittal (un consorcio con capital de Luxemburgo, España, Francia, India e Inglaterra), alrededor de 75 por ciento de la industria acerera del país ya pertenece a capital extranjero, una proporción sólo superada, hasta ahora por el sector bancario (90 por ciento).
Con Sicartsa, una de las joyas de la industrialización promovida y financiada por el Estado, Grupo Villacero y su cabeza visible, Julio Villarreal Guajardo (uno de los enemigos de Napito), proceden de la misma forma en que lo han hecho otros selectos beneficiarios de la privatización de la infraestructura productiva del Estado, es decir, obteniendo bienes casi regalados, exprimiéndolos hasta la última gota, luego dejándose "rescatar" y "sanear" por el erario y proceder a la extranjerización, como sucedió con los especuladores que se quedaron con la banca, los farmacéuticos que se apropiaron de los satélites, los ex banqueros que acapararon las líneas aéreas, los traficantes de influencias que concentraron las concesiones carreteras, los refresqueros que acopiaron los ingenios azucareros y otros más en sectores estratégicos, quienes forman parte del grupo de "hombres de negocios" que en menos de lo que canta un gallo extranjerizó lo que al Estado le llevó décadas construir.
Tras 25 años de privatizaciones, ¿de qué sirvió el desmantelamiento de la infraestructura productiva del Estado? ¿Adónde nos llevó aquella política privatizadora que "modernizaría" al país y "confirmaría" que la iniciativa privada "siempre hace mejor las cosas", y que, sobre todo, "liberaría" abundantes recursos públicos para "atender las grandes urgencias sociales"? Sirvió para que esa infraestructura, una vez exprimida por el capital autóctono, terminara en manos trasnacionales; condujo a demostrar que los "hombres de negocios" mexicanos son saqueadores natos y confirmó que las urgencias sociales no sólo son cada día más grandes, sino que se cuenta cada vez con menores recursos.
Grupo Villacero y su presidente, Villarreal Guajardo (también beneficiario de la privatización de Banpaís y su posterior "rescate"), no son la excepción. Durante 15 años le sacaron raja, económica y política, a Sicartsa y ahora reciben mil 439 millones de dólares. Cuando el gobierno salinista se la regaló, supuestamente pagaron 195.5 millones de dólares, es decir, menos de 8 por ciento del valor real de la siderúrgica, calculado entonces en más de 2 mil 500 millones.
En 1991, el gobierno salinista decidió "partir en dos" a esa siderúrgica y crear seis entidades para el armado y venta del par de paquetes. El primero, con el que se quedó Grupo Villacero, se integró de la siguiente manera: Sicartsa, Servicios Minero Metalúrgicos de Occidente, 50 por ciento de Servicios Siderúrgicos Integrados, In-mobiliaria Sicartsa, Inmuebles Minero Metalúrgicos y 50 por ciento de Inmobiliaria Sersiin.
El segundo, "la otra mitad", quedó así: Siderúrgica del Balsas, 50 por ciento de Servicios Siderúrgicos Integrados, Inmobiliaria Siderbal, 50 por ciento de Inmobiliaria Sersiin y 29 por ciento de las acciones de Controladora Peña Colorada. Se le vendió a la trasnacional Mittal Steel Company, propiedad del Lakshmi Niwas Mittal, el quinto hombre más rico del mundo (Forbes calcula su fortuna en 32 mil millones de dólares), uno de los patrocinadores de la campaña de Tony Blair para ser primer ministro británico y ahora codueño, junto con Arcelor, de "las dos mitades" de Sicartsa, con la adquisición del segmento regalado a Grupo Villacero.
Quince años después, la industria acerera "nacional" pertenece en 75 por ciento al capital trasnacional. En ese lapso las utilidades empresariales crecieron sostenidamente, mientras cerca de 50 por ciento de la plantilla laboral del sector engrosó las filas del desempleo. ¿Qué ganó el país?
Las rebanadas del pastel
Sólo unos días más para el segundo capítulo de la crisis de la tortilla. El 30 de abril finaliza el "pacto" firmado el pasado enero en Los Pinos, y aunque desde allí mismo promueven su ratificación, ya los molineros y tornilleros dijeron no, "porque sólo favorece a los acaparadores y grandes empresarios", amén que "puso al borde de la quiebra a más de 10 mil expendios de ese producto". Preparaos, pues, para una nueva alza en el disco llenador y la subsiguiente escalada de precios en alimentos básicos.
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