Antonio Gershenson
La derecha del PRI, que ha tenido a su cargo los "arreglos" con el PAN y con los gobiernos panistas ha sido transada otra vez. Se había llegado a un "arreglo" entre líderes de ambos partidos en le Congreso. El PRI apoyaría las reformas a la Ley del ISSSTE (de la que sólo resumimos lo ya publicado al decir que afectó a fondo a los trabajadores afiliados a esa institución, y a la institución misma) a cambio de modificaciones en otras leyes, que harían que el nombramiento del director del mismo instituto tuviera que cumplir algunos requisitos. Supuestamente, éstos impedirían a líderes como la maestra Elba Esther Gordillo, ya expulsada del PRI por la transa anterior, colocar a un adepto suyo en ese puesto.
Pero entonces vino lo que se ha conocido como "el sabadazo". Se publicaron las reformas a la Ley del ISSSTE en sábado, día en que no se acostumbra publicar el Diario Oficial de la Federación, y sin ninguna otra reforma "de acompañamiento". El gobierno podrá consumar las transas y nombrar a quien sea, sin ninguna restricción. Tal vez luego se publiquen las otras reformas, pero tendrían efecto sólo a partir del siguiente director general, a ver cuándo.
Los líderes de la derecha priísta van a tener cada vez más dificultades para convencer a sus seguidores -o a los que sigan siéndolo- de que lo que hay es una "alianza" con el PAN y los gobiernos panistas, el anterior y el actual. La anterior transa fue muy escandalosa, no podrán decir que ya se les olvidó. La citada maestra habló con varios gobernadores del PRI, durante el día mismo de las elecciones federales, para "informarles" que el PRI ya no podría ganar y que habría que apoyar al candidato presidencial del PAN, a cambio de agradecimientos que se verían con el entonces secretario de Comunicaciones y Transportes. Este les ofreció obras públicas específicas a cambio de su apoyo. Y circularon grabaciones de varias de estas conversaciones por teléfono.
Para cambiar los resultados de la elección presidencial en el mismo día de realizadas, quedaba sólo la falsificación de las actas. Y, pese a que todo el aparato electoral era parte del juego, quedaron huellas. Tal vez la más notoria fue la diferencia de unos dos millones de votos entre la elección presidencial y otras votaciones por el mismo partido, el mismo día. Diferencia de 10 por ciento, y recordamos que la brecha oficial entre los votos de Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador fue mínima, menos de medio punto porcentual.
Buena parte de los priístas no estará a gusto con esto. Unos pensarán que esa "alianza" sólo los coloca a la cola del PAN y de los gobiernos panistas. Que les va a costar más trabajo conseguir votos en lo sucesivo. Tal vez otros se consideren dañados en su profesionalismo. Después de décadas de hacer ellos las transas y salirse con la suya, ahora se ven transados una y otra vez. Varios de ellos se preguntarán: ¿cuándo será la siguiente transa? ¿Hasta qué punto afectará más nuestra imagen ante nuestros seguidores?
Y habrá ciudadanos que se pregunten: ¿irá a "tronar" esa alianza llamada PRIAN? Si no es así, ¿cuántos priístas abandonarán su partido?
Todos estos son efectos "colaterales" de la aprobación de las reformas al ISSSTE, agravada para el PRI por esta nueva transa panista.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario