Mario di Costanzo
La proyección de un menor crecimiento económico para el presente año, anunciada por el Banco de México, pone de manifiesto la incapacidad del equipo económico de Agustín Carstens para reactivar la economía mexicana. Hay que recordar que desde que el autodenominado "presidente del empleo" anunció la incorporación de Carstens al equipo económico, señalé que la política económica del país no plantearía ninguna diferencia con la del gobierno foxista. De hecho, el principal problema económico del sexenio anterior fue la falta de crecimiento y de empleo. Por tanto, Carstens, al aplicar las mismas medidas económicas que su antecesor, no ha podido, ni podrá, obtener resultados diferentes a los actuales.
Es pertinente recordar que durante la gestión de Agustín Carstens como subsecretario de Hacienda (2001-2003) fue cuando se observó la menor tasa de crecimiento económico de la anterior administración. El argumento, hace ya casi siete años, fue que la economía de Estados Unidos se encontraba "en un bache". De esta manera y hasta el momento Carstens ha insistido en las principales líneas de política económica, fiscal y presupuestaria emprendidas en la pasada administración.
A lo anterior se ha sumado el repunte en el crecimiento de los precios, que está obligando al Banco de México a aplicar una política monetaria más restrictiva mediante el incremento de la tasa de interés. Esto se ha combinado con las proyecciones de un menor crecimiento en Estados Unidos. Así, las posibilidades de crecimiento y creación de empleos se están esfumando, y ahora la propia Secretaría de Hacienda (SHCP) ha aceptado que durante el presente año se dejarán de crear cerca de 350 mil empleos. Más aún, en los Criterios de Política Económica para 2008, entregados hace casi un mes a la Cámara de Diputados, las autoridades hacendarias no descartan movimientos "bruscos" en el tipo de cambio.
Mientras tanto, la SHCP ha anunciado jubilosamente que durante el primer trimestre del año se obtuvo un "superávit fiscal", es decir, que al gobierno le sobraron 102 mi millones de pesos, pero que, sin embargo, durante el mismo periodo Pemex registró una pérdida cercana a los 10 mil millones de pesos.
¿Pero cómo puede ser que en un país que enfrenta rezagos en infraestructura social y productiva, el gobierno pueda decir que al resultado de sus finanzas públicas le sobró dinero? ¿Cómo puede ser que mientras que al gobierno le sobra dinero, a Pemex le falten recursos y que opere con pérdidas?
Esta incapacidad de acción se ha querido explicar nuevamente diciendo que la economía estadunidense tiene "gripe", así que a los mexicanos nos va a dar "pulmonía". Si bien es cierto que la reducción en las posibilidades de crecimiento de la economía estadunidense impacta al entorno económico de nuestro país, también lo es que la existencia de los monopolios y oligopolios en sectores estratégicos incide fuertemente en las posibilidades de crecimiento económico y del empleo en nuestro país. De hecho, y de acuerdo con el Banco Mundial, la existencia de estos monopolios y oligopolios le cuesta al país entre dos y tres puntos de crecimiento anual.
También es cierto que la astringencia presupuestaria en materia de inversión pública directa, la falta de atención al mercado interno y la absoluta incapacidad para resolver el problema tributario en el país son factores que repercuten en las posibilidades de crecimiento y empleo en México. La teoría económica concibe al gasto público como un detonante del crecimiento económico. La existencia de presupuestos contracíclicos es precisamente para contrarrestar los efectos de una caída en la actividad económica externa.
Hasta el momento Carstens y su equipo no han mostrado la menor imaginación y voluntad de acción para contrarrestar los efectos del menor crecimiento esperado para la economía estadunidense. Al contrario, se han esmerado por continuar desmantelando el Estado mexicano, por dejar intactas las comisiones bancarias y los paraísos fiscales de las grandes empresas, por continuar protegiendo a los monopolios, por seguir estrangulando al campo y privatizando la seguridad social y la educación.
Por ello, Carstens y su equipo deben saber que existen diversas acciones que tienen que llevar a cabo como respuesta a lo que está sucediendo en Estados Unidos, y no sólo sentarse a llorar y lamentar su tragedia, o a pelearse con Guillermo Ortiz, porque éste elevó la tasa de interés, como consecuencia de la escalada de precios.
Finalmente, sobre Pemex, sólo basta decir que la pérdida registrada no obedece a la improductividad de la empresa, pues mientras Grupo Alfa paga una tasa de impuesto que equivale a menos de cuatro por ciento de sus ventas totales, Pemex paga una tasa que equivale a 56 por ciento de sus ventas totales.
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