Carlos Fernández-Vega
Retorna el discurso foxista de "la confianza" (en "el gobierno y sus instituciones"), y una vez más atiborra el ambiente, para celebrar (Calderón dixit) que "en ningún" trimestre de la historia nacional el río de dólares había irrigado al país en forma de inversión extranjera directa como lo hizo en el primero de este 2007.
Como el de las ideas cortas y la lengua larga, Felipe Calderón "olvidó" algo elemental: si la inversión extranjera se mantiene no es precisamente por "confianza" ni por "solidez" económica, sino porque México se ha convertido en uno de los paraísos más preciados para los capitales foráneos, y de ello dan cuenta los 26 mil millones de dólares que en el sexenio foxista remitieron a sus respectivos países de origen en forma de utilidades netas, sin considerar los casi 18 mil millones reinvertidos, por igual concepto en territorio nacional, ni las jugosas exenciones fiscales de las que gozan, ni mucho menos los excesos e impunidad que ese "gobierno" y esas "instituciones" les toleran y garantizan. Tampoco incluye las ganancias especulativas (léase mercado de valores), que se cocinan aparte.
El hecho es que en Durango el inquilino de Los Pinos estaba en plena advertencia de que "ni un paso atrás" en eso de que el Ejército regrese a los cuarteles (porque el que va pa'tras es él), cuando se acordó de la buena noticia y del discurso de la "confianza", que su antecesor elevó a grado de nembutal (va choro completo, con todo y sintaxis):
"Miren, hace un año, que fue buen año en inversión para México, el 2006. México recibió en los tres primeros meses del año 3 mil millones de dólares de inversión extranjera en México. Hoy me están dando la noticia de que México en los tres primeros meses de este año recibió 6 mil 554, es decir, más del doble de la inversión extranjera del año pasado. Creo que esta cifra es superior a la de cualquier trimestre, primer trimestre de un año y no contamos unas operaciones de compra de bancos que se hicieron en alguna ocasión, es el mayor flujo de inversión hacia nuestro país en todo lo que se tiene de registro para un trimestre. ¿Qué significa esto, duranguenses? Que hay confianza en el país, que se nos está viendo en el mundo que tenemos con qué y traemos ganas de salir adelante. Estas son buenas noticias, buenas noticias de que hay confianza en México, que hay confianza en el país. Así que, excluyendo aquellos trimestres en que se realizaron compra-venta de bancos, éste es el trimestre de mayor captación de inversión extranjera en toda la historia del país, casi el doble o más del doble de los primeros tres meses del 2006 es un buen augurio, ¿saben por qué? Porque eso va a significar a la larga más empleos y mejor pagados para los duranguenses y para los mexicanos". (Dos acotaciones: a) hasta ahora la presencia de inversión extranjera directa en el país no se ha traducido en "más empleos y mejor pagados" para los mexicanos; b) en 2006, de acuerdo con la Cepal, el flujo de capitales foráneos al país cayó 4 por ciento con respecto al monto de 2005).
Contento, pues, el inquilino de Los Pinos porque el primer trimestre de 2007 es el más bonito de la historia económica del país (con todo y 2.6 por ciento de "crecimiento" en el PIB y su 4 por ciento desempleo), porque oficialmente ingresaron 6 mil 553.6 millones de dólares en inversión extranjera directa, un monto 66.4 por ciento mayor con respecto a igual periodo de 2006.
El problema empieza cuando se desmenuzan esos 6 mil 500 y pico de millones de dólares que motivan la felicidad gubernamental y la "confianza" de los capitales foráneos: inversión nueva, lo que se llama nueva (ergo, billetes frescos) sólo llegaron mil 918.4 millones. El resto, son trucos contables, vestidos de reinversión de utilidades, cuentas entre compañías, e importación de activo fijo por empresas maquiladoras con inversión extranjera, renglones que representan poco más del 70 por ciento del total.
Cuando la información se desgrana, entonces la cacareada "confianza" ya no es tanta, y esa es la historia que registra la inversión extranjera directa en el país, porque de los poco más de 161 mil millones de dólares reconocidos oficialmente (1999-2007) como ingreso de capital foráneo productivo, sólo la mitad realmente corresponde a dinero fresco (incluidas fusiones y adquisiciones, como la de Banamex por parte de Citigroup y la de Bancomer por BBVA), y la otra mitad a los descritos trucos contables.
Para el caso del histórico primer trimestre de 2007, la propia Secretaría de Economía presenta el balance: de los 6 mil 553.6 millones de dólares, 29.3 por ciento (mil 918.4 millones) corresponde a nuevas inversiones; 36.9 por ciento a reinversión de utilidades (obtenidas en México y que sumaron 2 mil 421.1 millones); 23.3 por ciento a cuentas entre compañías (mil 524 millones) y 10.5 por ciento (690.1 millones) a importaciones de activo fijo por parte de empresas maquiladoras.
Ese es el grado de "confianza" real, que empeora cuando se conoce (información de la Secretaría de Economía) que de los mil 918.4 millones de dólares de inversión realmente nueve, sólo el 7.27 por ciento (139.6 millones) ha sido notificado al Registro Nacional de Inversión Extranjera. El resto, son estimaciones sobre flujo de inversión (mil 700 millones) y fusiones (78 millones).
Ese es el alegre motivo del inquilino de Los Pinos, y ese el tamaño real de la "confianza".
Las rebanadas del pastel
En Yucatán, Juan Camilo Mouriño creyó que negociaba más gasolineras para su Grupo Energético del Sureste, pero le salieron más respondones que cabezones, porque lo que estaba en juego era el gobierno de la entidad. Se quedó sin unas y sin otra, y ahora sólo falta la denuncia por delito electoral.
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