viernes, mayo 11, 2007

Todos somos terroristas

Mientras pasa la estrella fugaz
acopio en este deseo instantáneo,
montones de deseos hondos y prioritarios.

Por ejemplo que el dolor no me apague la rabia,
que la alegría no desarme mi amor,
que los asesinos del pueblo se traguen
sus molares, caninos e incisivos
y se muerdan juiciosamente el hígado.

Que los barrotes de las celdas
se vuelvan de azúcar o se curven de piedad,
y mis hermanos puedan hacer de nuevo
el amor y la revolución.

Mario Benedetti

Victor G. Ayluardo

Una vez más, somos testigos de cómo el aparato gubernamental pone en evidencia su desprecio ante las injusticias sociales, ante la defensa de un derecho tan elemental como es el de pertenencia, a defender algo tan personal y representativo como es donde se nace, donde se crece, la tierra misma.

En los seis años que duró el infame e infumable intento de gobierno de Vicente Fox Quezada, nunca tuvo empacho alguno en demostrar la repulsión que los movimientos sociales despertaban en él, lo ocurrido en Atenco, la represión ejercida en Sicartsa, el movimiento de los familiares después de la explosión ocurrida en Pasta de Conchos, el heroico movimiento popular en Oaxaca y el movimiento post electoral, siempre dejaron claro y puesto sobre la mesa, el desdeño que le producían al señor de las botas el tener que lidiar con una bola de "renegados" casi casi mal olientes, que estaban, bajo su limitado entendimiento, frenando el desarrollo económico y la estabilidad social que reinaba, según él, durante su sexenio, porque para él, todo iba " de pelos".

Los hechos ocurridos el 3 y 4 de mayo en el pueblo de San Salvador Atenco, son sin duda alguna la muestra del revanchismo político y mediático al que las autoridades son capaces de llegar cuando el pueblo logra grados de organización tales como el haber echado atrás el proyecto del nuevo aeropuerto de la ciudad de México, (una de las obras que serían el orgullo del sexenio foxista), podríamos decir que Vicente Fox se las tenía guardadas y no dudó cobrárselas en cuanto pudo. El pretexto podría ser cualquiera, incluso, algo tan simple como el evitar que un grupo de mujeres pudiera ejercer el comercio de flores a las afueras del mercado Belisario Domínguez el 3 de mayo, día de la Santa Cruz, siendo que hay documentos audiovisuales donde el delegado regional y el subprocurador de justicia de Texcoco se habían comprometido frente a Ignacio del Valle y otros integrantes del FPDT, a remover el operativo policiaco que rodeaba dicho mercado de las cuatro de la mañana a las once a.m., horario en que se instalarían a vender sus flores; las cosas no ocurrieron así, al contrario, el operativo continuó durante las horas acordadas y en su intento por instalarse a efectuar su digno trabajo, fueron reprimidos violentamente por granaderos a las órdenes de Enrique Peña Nieto, gobernador del Estado de México, Humberto Benítez Treviño, Secretario General de Justicia del Estado de México, Abel Villicaña Estrada, Procurador General de Justicia del Estado de México y el presidente municipal perredista Nazario Gutiérrez Martínez.

Los hechos que ocurrieron el día 4 de mayo todos lo conocemos, la artera, cobarde y vil incursión de efectivos de la policía política represiva PFP a cargo de Wilfrido Robledo Madrid, —que entre sus linduras cuenta con el operativo que ingreso a la Universidad Nacional Autónoma de México para romper la huelga estudiantil del 99-2000—, todo al conocimiento y las órdenes de Vicente Fox, Carlos María Abascal (ex Secretario de Gobernación), Miguel Ángel Yunes (ex Secretario Ejecutivo del Consejo Nacional de Seguridad Publica), Daniel Cabeza de Vaca (ex Procurador General de la República), y Eduardo Medina Mora (ex Secretario de Seguridad Publica del Gobierno Federal), hoy premiado por Felipe Calderón con la Procuraduría General de la República por su invaluable ayuda en reprimir al pueblo atenquense y oaxaqueño sin olvidar al ya mencionado Wilfrido Robledo responsable en aquellas épocas del valuarte delictivo represivo llamado PFP.

Ellos son los principales responsables de los excesos ocurridos, las violaciones a mujeres, las golpizas con toda la saña y estupidez policial, los allanamientos a hogares donde presuntamente había integrantes del FPDT y un sin fin de detenciones arbitrarias que le siguieron varios días después, sin olvidar el asesinato de los compañeros Javier Cortés Santiago de 16 años y el estudiante de la Facultad de Economía de la UNAM, Alexis Benhumea Hernadez de 20 años quien se encontraba ese día en San Salvador Atenco junto con su padre en apoyo a los compañeros en resistencia.

Ha pasado un largo año de interminables marchas, de gritos ahogados que cuartean la voz exigiendo justicia, libertad para los que son nuestros presos, los presos del pueblo, un año, en donde el campamento a las afueras del penal de máxima seguridad de Santiaguito ha tenido que parir otro, a las afueras del penal del Molino de las Flores, los sueños de quienes seguimos luchando por la dignidad de nuestros hermanos de Atenco, de Oaxaca, de Chiapas, de Yucatán, de San Luis Potosí y de cualquier lugar en donde el estado haya estirado su garra para arrebatarnos a uno de los nuestros, sigue en pie, sigue intacto e hirviendo en nuestra sangre, quemando nuestras bocas para apretar las mandíbulas y mantener el puño en alto mostrando que aquí estamos, que seguiremos aquí sin importar que ahora, para sus leyes seamos terroristas.

¿Tan grande es su miedo que en un día pasamos de activistas y luchadores sociales a ser terroristas en potencia? Tendrán que trabajar muchísimas horas extras para rendirnos, para sobajarnos, para llenar sus cárceles que siempre serán insuficientes para un pueblo que esta lleno de dignidad, de sangre y sueños rebeldes, de libertad y justicia, no señores, nunca podrán porque en estas tierras la rebeldía florece en los campos, en las ciudades, en los rincones más apartados del país, siempre habrá rebeldía floreciendo frente a su poder de estado marchito.

Los 67 años de sentencia impuestos a los compañeros Ignacio del Valle, Felipe Álvarez Hernández y Héctor Galindo Gochicua nos duelen, nos lastiman, pero al mismo tiempo sabemos que ellos siguen firmes, mientras, afuera, en las calles, no habrá descanso hasta como con el proyecto del aeropuerto, echar esta sentencia para atrás, tan evidente es el miedo que le tienen al pueblo que siguen creyendo que sus penas "aleccionadoras" y llenas de revanchismo serán un escarmiento, que nos llenará de miedo para seguir gritando las injusticias y los abusos de los que creen tener el poder a sus manos, lo saben perdido, la fuerza está en las calles, no en sus tanquetas, la fuerza está en las movilizaciones sociales y no en la movilización de sus convoyes militares en las calles, ni en sus elementos policiales, el poder es del pueblo y para el pueblo.

Saldremos a tomar las calles, a movilizar la indignación, defenderemos la libertad a gritar lo que está mal y nos sume cada día más en la miseria y la insumisión, lucharemos por la liberación de nuestros mas de 400 compañeros presos políticos en el país, nos manifestaremos en contra de la aprobación a la ley del ISSSTE y apoyaremos cada uno desde nuestra propia trinchera el rechazo a las reformas estructurales que buscan llenar de capital privado los recursos nacionales, sabemos que no será tarea fácil frente a un estado fascista que día a día se descara más en complacer los intereses de los organismos económicos internacionales y los intereses empresariales del país que pusieron en el poder a Felipe Calderón, pero somos miles y saldremos a las calles sin importar que ahora, todos seamos terroristas.

Victor G. Ayluardo / Colectivo Escoria
beautiful_deadly_children@hotmail.com

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