sábado, junio 16, 2007

Los premios

Sábado, 16 de junio de 2007
Por Manú Dornbierer

Nadie podrá decir que Calderón no premia a los que lograron meterlo a Los Pinos. Los gringos son desde luego los primeros. Ya les pidió en Europa, pasándose al Congreso por donde se sabe, que vengan más elementos de Bush a México a vigilar su negocio de las drogas, ah, pero sin uniforme militar, por favor, porque acomplejan al Ejército Mexicano.

Por si fuera poco, el dócil Felipe obedece al Departamento de Estado de Condoleeza, que permite temporalmente a estadunidenses que vayan a Canadá, a México, el Caribe y las Bermudas salir sin pasaporte.

“En apoyo a las políticas puestas en marcha por Estados Unidos, el gobierno de México decidió permitir el ingreso al territorio nacional a los ciudadanos estadunidenses que presenten cualquier documento que acredite su identidad. La Secretaría de Gobernación (Segob) informó que para su internación los visitantes de la Unión Americana no requieren presentar su pasaporte, ni exhibir su comprobante de solicitud, el cual tienen la obligación de tramitar, de acuerdo con las nuevas normas de su país”, dice la información oficial.

Ninguna reciprocidad, por supuesto. Los gringos pueden ya entrar y salir de este país SIN PASAPORTE con todos los peligros que eso representa para nosotros. Para entrar a USA los mexicanos pobres seguirán arriesgando la vida y los que no lo son sufrirán toda suerte de vejaciones a cargo de la Maldita Migra. ¿Qué le pasa a Felipe, el breve? ¿qué rayos hará el Congreso? Y por su puesto Su Santidad Alan Greenspan amenaza a ¿nuestro? país con una crisis fiscal matadora si no entrega el petróleo a la brevedad. ¿Cuánto tardará Calderón en ir a Dallas no obstante que para taparle el ojo al macho se haya enojado en la OCDE el Angel de la Dependencia Gurría?

Fuera y dentro, todos los esbirros de Calderón están recibiendo su paga, sus premios. El granito de arena, Carlos Ahumada recibe su libertad, cuando aún tiene cuentas con la Justicia. A ver si nos explica mejor Marcelo cómo fue la movida. ¿Quién pompó? ¡Menos mal que lo ahumaron un poco al “pibe de conventillo” los judiciales del D.F. con una merecida y deleitosa patiza.

Felipe Calderón, presunto ganador con 0.56 puntos de la fraudulenta elección del 2006, premió a los jefes del PRIAN ampliado. Llevó a pasear a Europa a los líderes del PAN, PRI, PVEM, PANAL y PASC. ¿Para qué? Para legitimarlo frente al mundo que desde luego oyó hablar de su ilegititimidad: “A los europeos les pareció bien que dirigentes de varios partidos políticos fuésemos a una gira de Estado. No fuimos con la intención de integrar un bloque como se ha dicho... fuimos con la intención de presentar una imagen de un México democrático”, dijo ese chistosísimo y abucheado corderito con piel de lobo, Manuel Espino, en la pomposa conferencia que los líderes de los partidos viajantes dieron en un hotel de Reforma, para explicar que NO son “El bloque”, sobornado en pleno y además con nuestro dinero. Los abucheos que sufrió Calderón esta semana al ir al concierto a Bellas Artes, y luego entrando por la puerta trasera ¿será su eterno destino? a inaugurar la exposición de Frida Kahlo, deberían hacerlo reflexionar. Los mexicanos ya no tienen memoria corta. Se dan cuenta del peligro que es para el país, así el “El Bloque” coma de su mano y le acepte todas las reformas por entreguistas, vergonzosas y dañinas que sean. Así Beatriz Paredes, su muy amiga y solemne piñata del PRI, asegure cruzando los dedos bajo la mesa: “Seguiremos luchando desde la oposición”. Y es que ella ya había recibido otro premio prianista antes del viaje.

“Felipe ya entregó Yucatán”, fue el título de un artículo del yucateco Carlos Loret de Mola, en Milenio. Y en “Indice Político”, el siempre agudo Paco Rodríguez explicaba el 23 de mayo la extraña gesta “democrática”.

“Calderón gana perdiendo. Recupera para los más cercanos de su grupo la península -enclave geopolítico estratégico para todos los comercios con Estados Unidos-, hasta el domingo en poder de Roberto Hernández. Derrumba a Manuel Espino, el espinoso dirigente del PAN. Y con Beatriz Paredes, a la que fortalece, forma una mancuerna para enfrentarse a Beltrones y a Gamboa”. Por cierto, con PAN o sin PAN, Calderón fue siempre muy peninsular, gracias a su mentor Castillo Peraza. Los futuros presidentes de Acción Nacional vivieron años en el hotel “Baluartes” de Campeche trabajando para el priísmo, pagados por el gobernador Eugenio Echeverría Castellot (López Portillo) en el hoy desaparecido Diario de Campeche, cuya meta era destruir al poderoso político local Carlos Sansores Pérez. El jefecito Mouriño no había nacido ni su padre emigrado a América. Muchos recuerdan en Campeche las encerronas de los futuros jerarcas panistas en el restaurant-bar “303” en la calle 10, frente al Palacio Municipal, que hoy ¡es una estancia infantil! Así que con PAN o sin PAN, Felipe premia a quien le da la gana en la penísula.

Sí, los viajes son los iniciales premios de los esbirros. ¿Acaso hemos jamás salido de la muy cara práctica bananera de las mexicanas cortes despilfarrando nuestro dinero por el mundo y haciendo el ridículo? ¿Acaso Fox, presidente del cambio a la derecha que “ganó dos elecciones”, según sus propias palabras, no llevó en 2000 a toda su corte a China a jugar entre los guerreros de terracota de Xian, con todo y un gobernador priísta, Arturo Montiel cuyos hijos eran socios de los Bribiesca? El PRIAN es el PRIAN y no cambia. Que no le cuenten.

Las embajadas son también premios gordos, especialmente para alguien tan pedestre como Jorge Zermeño, nombrado embajador de México en España. El diputado Zermeño es “el héroe de la famosa puerta trasera”, como decíamos destino de Calderón. Su “gesta” fue descrita el 1º de junio pasado en el nuevo Excelsior, propiedad de Olegario Vázquez Raña y de Marta Sahagún, en impúdico desplegado de dos planas centrales bajo el título “La Batalla del 1-12”. A todo color, Andrés Becerril describe el acto circense más vergonzoso escenificado en el Palacio de San Lázaro, que vio la luz a partir de que Diego Fernández de Cevallos mandara incendiar el anterior Palacio Legislativo para que se quemaran las actas electorales de 1988.

Para entrar por la puerta trasera y escenificar una toma de posesión de 4 minutos, el 1-12-06, Calderón planeó la estrategia de “la batalla”, desde el 5 de septiembre de 2006: Durante semanas y varias veces al día, reporta Becerril, Calderón se reunió con Juan Camilo Mouriño, César Nava, Max Cortázar, el senador Santiago Creel, el diputado Jorge Zermeño y el general Jesús Castillo. Zermeño fue pieza clave del show y hoy recibe su premio. La embajada de México en esa España pujante ya tan de vuelta en su antigua colonia. Habría que ver quiénes entre los perredistas se prestaron a la maniobra.

Premios veredes mío Cid, pero desde luego no para el pueblo. Subieron más elementos de la canasta básica, subieron los servicios y no hay empleo.

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