Como sabemos el obsesivo malabarista de la palabra, a veces afortunado a veces forzado, Julio Hernández, ha sido un asiduo crítico de López Obrador respecto a sus giras y siempre me he preguntado cuáles serían las recomendaciones que este periodista que no luchador social le daría al presidente legítimo si fuese su asesor (¡Dios no lo quiera!). A ver si en este parrafito nos da una luz de lo que sería su sapientísimo consejo:
Frente a esas maniobras anunciadas y cantadas, el más reciente de los que han sido candidatos del PRD a la Presidencia sigue gira y gira, colocándose geográficamente a distancia o en la imposibilidad técnica de tener comunicación plena y oportuna con sus lugartenientes operativos.
En primer lugar, decir que alguien está gira y gira, de cierta manera implica que no sabe a dónde va. No sé si JHL no escucha a AMLO como gran parte de los mexicanos por el cerco informativo, pero para un periodista que se jacta de ser de izquierda es inexcusable, porque sabemos que quien quiere, y en este caso no se trata de querer sino de deber profesional, está al día sobre las actividades del presidente legítimo. AMLO no gira y gira, sino que anda y anda hacia adelante por los caminos de México para llevar su mensaje de transformación del país a los mexicanos que más marginados están, para darles esperanza y animarlos a luchar por este cambio que urge, además de escuchar las demandas de sus localidades. En segundo, no está colocado geográficamente a distancia o en la imposibilidad técnica de tener comunicación plena y oportuna con sus "lugartenientes operativos" como él los llama, porque está en la ciudad de México tres días a la semana y al tanto de lo que aquí acontece con sus "lugartenientes operativos" ¿de qué? no sé pero en fin. Aunque así fuera JHL muestra, cada vez que critica las giras de AMLO, su camauflageado racismo y su clasismo pues parece que para él es más importante el contacto con estos "lugartenientes" que el que tiene con la gente de los pueblos que mucha falta les hace la información, la esperanza y el ánimo que AMLO pueda llevarles. Primero los Pobres no es una frase propagandística sino un empeño real que el Presidente Legítimo ha cumplido. Primero son ellos antes de cualquier "lugarteniente operativo", porque no se trata de estar grillando, sino de manifestar su posición y seguir trabajando con la gente pobre, nadie que gira visita casi 700 municipios en ocho meses. Así que ahí o hay mala leche o hay desconocimiento.
Andrés Manuel López Obrador es el gran perdedor del congreso nacional perredista, pero a pesar de todo continúa con la repetición ritual del mismo esquema de trabajo, que a lo largo de meses consume su atención invariable. La elección del nuevo dirigente perredista a partir del padrón de militantes, la instalación mediática de la tesis de que por errores internos se perdió en 2006 y la apertura de una vía para el diálogo con Calderón son golpes directos a AMLO que no serán contrarrestados con declaraciones tibias, mutismo “táctico” o protestas y movilizaciones de grupos afines. Seguir jugando con las mismas cartas marcadas y en el terreno sucio de los arreglos “pragmáticos” podría colocar a López Obrador en un ambiente de decepción y parálisis, que minará fuerzas y mellará armas cuando –algún día– se pretenda enfrentar y colocar a un lado a los oportunistas y claudicantes hoy formalmente victoriosos.
A JHL, como a la derecha, le encanta hablar de perdedores cuando se trata de mencionar a AMLO. Decir que el presidente legítimo es el "gran perdedor" del congreso nacional perredista es una frase insignificante y relativa, depende de cuál es el supuesto premio y de quién lo gana y en este caso la presea está muy desdibujada y "el ganador" indefinido. Si bien pudiéramos decir que la elección del nuevo dirigente perredista a partir del padrón de militantes, la instalación mediática de la tesis de que por errores internos se perdió en 2006 y la apertura de una vía para el diálogo con Calderón serían golpes directos a AMLO, habrá que aclarar que en el Congreso se dijo que los errores no habían sido del presidente legítimo sino de los operativos perredistas y la apertura al diálogo aún está por verse. Ahora, en lo que se refiere a contrarrestar esos golpes, también es muy cuestionable que sus declaraciones sean tibias, porque otros muchos creemos que son absolutamente contundentes; por otra parte, no hay un mutismo "táctico", AMLO no es un dirigente tradicional ni ningún cacique, él externa su opinión y no trata de controlar al partido sino que lo deja libre de tomar sus decisiones, por tanto, las protestas y movilizaciones de grupos afines son genuinas y espontáneas, no es él quien las está promoviendo ni constituyen parte de su "táctica".
No se trata de jugar con las mismas cartas marcadas en el terreno sucio de los arreglos "pragmáticos", porque, en primer lugar, este no es un juego ni siquiera metafóricamente, es una línea de conducta apoyada en convicciones, acertada o no, pero honesta, y él no tiene el poder de evitar que integrantes del PRD hagan arreglos sucios, lo más que puede hacer es instarlos a conducirse con ética y definir su postura, lo que ellos hagan ya es cuestión de ellos. El decir que esto puede colocar a López Obrador en un ambiente de decepción y parálisis vuelve a colocar al periodista en la posición de ignorante respecto a las acciones de la resistencia, una gran parte de la población se está organizando y de ninguna manera está paralizada, por el contrario hay una intensa actividad que avanza y los logros que ha tenido a un año de iniciarse es excepcional. Ni ha minado fuerzas ni ha mellado armas por el contrario cuando llegue la hora del enfrentamiento aunque no de la claudicación con los oportunistas que por cierto no son "formalmente victoriosos", primero porque la batalla no ha terminado, y segundo, porque no sé que es lo que han ganado aún, no irá sólo sino con muchos millones y veremos entonces de que lado está la victoria.
Todo esto me recuerda las viejas tácticas de la derecha (se usa desde el siglo XVIII, que yo sepa) y la nueva película de "Los infiltrados", en que un supuesto izquierdista se infiltra para desde ahí atacar al grupo al que pretende pertenecer para debilitarlo o sabotearlo. Algunas voces afirman que JHL es susceptible al maiceo, o como me lo han dicho, es corrupto, no lo sé, ni me atrevería a sostenerlo, porque no es ético decir algo de lo que no se tiene la seguridad, pueden ser chismes, pero con estas inserciones que a veces tiene en sus escritos parece que lo fuera, la duda me queda. A veces tiene artículos muy acertados, sin embargo, pocos tienen una propuesta o una disertación que verdaderamente apoye al movimiento de AMLO, y algunos son francamente en su contra. Por otro lado, tiene derecho a no comulgar con las ideas o con el movimiento de transformación del país, sólo me gustaría saber con que línea comulga o si simplemente es un amargado, que ha caído en la "decepción y la parálisis" y gira y gira en el mismo lugar criticando lo que no entiende, lo que no sabe o lo que le han dictado.
Por lo que se deslinda del parrafito, parece que su consejo sería no irse de gira sino mantenerse aquí con sus "lugartenientes operativos" en la grilla para controlar al partido, no irse de gira a los municipios más apartados pues total esa gente no es la importante, hacer declaraciones más agresivas para que la derecha pueda televisar que es un loco violento, y parar las protestas o movilizaciones de grupos afines. ¡Que bueno que no es su asesor!
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