Carlos Fernández-Vega
Qué horror: Felipe Calderón es “un peligro para México”, porque en su desesperación lleva a la práctica lo que en los dorados tiempos de la campaña electoral repudiaba por ser, decía, “medidas populistas”, “falacias”, “trampas” y “salidas fáciles” (entre otros calificativos), pues “no se trata de sacarle a la gente de una bolsa para metérsela en la otra”.
Esa fue la respuesta calderonista a ciertas propuestas de campaña de un candidato con apodo de pez, que a los ciudadanos ofrecía reducir el precio de los energéticos, oferta que el michoacano y su séquito de jilgueros sonoramente calificaron de “peligro para México”.
Pues bien, poco más de un año después de que se desgañitó con aquello del “peligro para México”, Calderón procede al más puro estilo populista para lavar su imagen, atemperar la crítica por la escalada de precios provocada por su invento (el impuesto “especial” a gasolinas), contener, en la medida de lo posible, el crecimiento inflacionario que se les va de las manos, y lavarse de pies a cabeza (“que quede claro, el gobierno no genera el aumento de precios ni está de acuerdo con el mismo”).
En ese contexto fue el anuncio de ayer: “he decidido detener (en realidad posponer a enero de 2008) la entrada en vigor del aumento al precio de la gasolina en los términos solicitados por los legisladores. En el mismo sentido, anuncio que el gobierno federal cancelará cualquier aumento a los precios de la gasolina Magna, del diesel, el gas LP, el gas licuado de petróleo y las tarifas eléctricas ordinarias de consumo doméstico durante todo este año (el incremento mensual, que se retomará en enero)… con objeto de proteger la economía de las familias más pobres”(los que menos tienen no consumen gasolina, y pagan, si tienen el servicio contratado, mayores tarifas eléctricas que los grandes industriales, de tal suerte que en el mejor de los casos el beneficio de la nueva disposición será en el entorno inflacionario, aunque sin ingreso esto último es por demás difícil).
Se supone que Calderón “convenció” a sus votantes (ayuda extra aparte) por su compromiso de actuar diametralmente en sentido contrario al del “peligro para México”, pero ya instalado en Los Pinos hace lo que tanto cuestionó. De cualquier suerte, no dejen de preocuparse, que la escalada de precios va viento en popa y enero está a la vuelta de la esquina, con una nueva temporada de retiquetación.
En vía de mientras, recordemos algunas cápsulas de lo que en tiempos de campaña decía Calderón sobre las “medidas populistas” de reducir el precio de los energéticos:
Allá por marzo de 2006, uno de los entrevistadores oficiales al michoacano preguntó: “¿entrarías en ese juego?” (la reducción precios y tarifas de los energéticos). Y Calderón respondió; “no. Lo que hay que hacer es denunciar la falacia, y eso es lo que voy a hacer; no tiene sustento, no hay manera con qué pagar eso; (el “peligro para México”) está planteando una vuelta a la política de endeudamiento del gobierno, que ya sabemos en qué termina... Ya México, en nombre de los pobres empobreció, a través de gobernantes irresponsables, a la mitad de la población. Y eso es lo que pasaría si se llevaran adelante esas propuestas... La gente tiene que saber que la alternativa para salir adelante no es a partir de un capricho de un gobernante... No se trata de bajarlo por capricho del Presidente... La trampa, la salida falsa, es decir que se van a bajar los energéticos por decreto del gobierno”.
(El “peligro para México”) “está haciendo una promesa falsa. ¿Por qué? Porque si piensa bajar las tarifas y en consecuencia aumentar el déficit que tiene la CFE, lo único que va hacer es cobrarle más dinero a los contribuyentes. Lo que no le cobren a la gente a través de tarifas en el esquema que él propone, se lo van a cobrar a través de más impuesto o a través de más inflación o a través de más deuda, que también son más impuestos a final de cuentas. La clave está en desenmascarar ese engaño”.
Una más: “la gente tiene que saber que la alternativa para salir adelante (...) no (es bajar los precios y tarifas) a partir de un capricho de un gobernante, que luego se lo va a cobrar a la gente a través de peores servicios o a través de más inflación; es decir, no acabar en el absurdo de que por bajar la electricidad la gente va a tener que pagar más en tortillas... No se trata de bajarlo por capricho del Presidente, porque a la gente lo que le bajen por decreto en las tarifas se lo van a cobrar en deficiencia de los servicios públicos, se lo van a cobrar en inflación; lo que le bajen de tarifa de la luz se lo pueden cobrar en alza del kilo de tortillas, y esto es una ganancia cero para la gente, puede empeorar incluso... La trampa, la salida falsa, es decir que se van a bajar los energéticos por decreto del gobierno. Lo que se baje por decreto se le va a aumentar a la gente en impuestos, ahí no hay vuelta; no se trata de sacarle a la gente de una bolsa para metérsela en la otra”.
Las rebanadas del pastel
Y si de aplazamientos se trata, va otra de la “continuidad”: la Secretaría de Educación Pública “recomendó a la Cámara de Diputados posponer la entrada en vigor de la reforma que a partir de 2008 haría obligatorio a todos los niños del país cursar los tres grados de educación prescolar. Ante la falta de espacios, infraestructura y recursos del sistema educativo nacional, quedaría sin efecto el decreto publicado en noviembre de 2002, donde se establecía que el primer grado de prescolar sería obligatorio a partir del ciclo 2008-2009”. El anuncio fue hecho público por el yerno de Elba Esther, la que mete la mano en todas partes, menos en lo que le toca.
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