Por Alvaro Cepeda Neri
Conjeturas
De tarde en tarde (para no decir que cada semana) en la viejísima programación televisiva de uno de los canales del duopolio, insisten en exhibir, de la llamada "época de oro del cine mexicano", el filme protagonizado por el sonorense Luis Aguilar (tío-abuelo del ex vocero de Fox y ahora "periodista" Rubén Aguilar, a su vez hijo del millonario banquero Rubén Aguilar quien se molestó con su hijo cuando el Jr. se fue a Nicaragua, ingresó a la Revolución Sandinista, se hizo guerrillero de pacotilla y luego tomó los hábitos religiosos para finalmente desertar y volverse panista-foxista).
El otro actor es Pedro Infante, sinaloense y con mucho el "ídolo" que ha permanecido más en la vida colectiva de cierto sector femenino. Los dos: Aguilar e Infante, pues, participantes en la película: Dos tipos de cuidado, traigo a colación a esto, porque se ha puesto de actualidad, como él mismo se anuncia, el "historiador, periodista y escritor" Héctor Aguilar Camín (también locutor de televisión) y el ex presidente del montón, globalifóbico y genocida Ernesto Zedillo Ponce de León.
Los dos dan el perfil. El bajacaliforniano Aguilar Camín, de Pedro Infante. Y el quintanarroense Zedillo se parece a Luis Aguilar. Y es que no cantan "mal las rancheras" cuando se trata de encontrarle la cuadratura al círculo criminal de la matanza de Acteal, el 22 de diciembre de 1997, cuando hace una década los paramilitares, manipulados por el zedillismo y el desgobernador chiapaneco Ruiz Ferro, penetraron en una iglesia y por la espalda asesinaron a 45 indígenas que rezaban, integrados por 14 niñas, 6 hombres y 21 mujeres de las cuales seis estaban embarazadas.
Aguilar Camín, el moderno Pedro Infante, lleva ya dos sesudos ensayos de "investigación" (a control remoto y con fuentes manoseadas de justificaciones para ver color de rosa el baño de sangre), para darnos su versión arreglada para echarles la culpa a otros indígenas de los brutales homicidios. Y Zedillo, desde su dorado exilio en la Universidad de Yale, en su patria estadounidense, de visita en España, declaró, ya no con su voz antigua llena de autoritarismo cuando, suplente de Colosio, fue inquilino de Los Pinos (para luego traicionar a Salinas, como también lo hizo Aguilar Camín), que lo de Acteal se resume en la investigación de la PGR y ya.
Héctor Aguilar Camín la caricatura de Pedro Infante y Ernesto Zedillo, copia de Luis Aguilar, a dúo, se han ocupado del genocidio de Acteal para, yéndose por las ramas, como tarzanes, decir que la masacre fue la culminación de rencillas religiosas y diferencias políticas. Aguilar Camín ya encontró tema para su novela, como las anteriores, del montón. A la mejor hasta para tejer una de sus historias de "tijeras-y-engrudo". Y Zedillo, con la misma música de la PGR, se limitó, chicamente, a decir que recuerda el genocidio "con mucha tristeza". Aguilar Camín y Zedillo: dos tipos de cuidado y tal para cual.
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