Los que festejan con George Bush y el gobierno gringo que los compró.
Festejo de opositores por el triunfo del no en el referendo del domingo pasado Foto: Reuters
Nueva York, 3 de diciembre. El gobierno estadunidense dio la bienvenida al resultado del voto que derrotó el referéndum constitucional en Venezuela, expresando que “es un buen augurio… para la libertad” y que es un mensaje de que ese pueblo no desea “mayor erosión” en su democracia.
Pero hasta ahora, aún no hay disculpas por parte del gobierno estadunidense, los políticos o los editorialistas que habían denunciado a lo largo de más de un mes la propuesta y el proceso como “antidemocrático”, advirtieron que ese país estaba al borde de convertirse en una “dictadura” y que esto representaba “un golpe de Estado” por medio de un engañoso proceso democrático donde el voto se compraba con la riqueza petrolera.
¿Se compra con la riqueza petrolera? ¿Pues que no el petróleo de Venezuela es de los venezolanos? ¿Cómo se puede comprar algo a sí mismo?
De pronto, con este resultado, aparentemente funciona perfectamente bien esa democracia. “Parece que el pueblo se expresó y votó en contra de las reformas que Hugo Chávez había recomendado y eso es un buen augurio… para la libertad”, afirmó la vocera de la Casa Blanca Dana Perino.
Sí, como la libertad que le fueron a llevar a Irak. ¡Qué padre!
El subsecretario de Estado para asuntos políticos, R. Nicholas Burns, declaró que “fue noticia positiva ver esta victoria de los ciudadanos de Venezuela porque sentimos que este era un referéndum para hacer presidente vitalicio a Chávez y eso nunca es un acontecimiento bienvenido en un país que desea ser una democracia….”. Agregó, en conferencia de prensa durante una gira por Singapur, que “el pueblo se expresó por la democracia y contra el poder ilimitado. En ese sentido fue un triunfo para el pueblo de Venezuela y como vivimos en ese hemisferio, somos un amigo del pueblo venezolano”.
El vocero del Departamento de Estado, Sean McCormack, dijo en Washington que “no tenemos razón para dudar que este resultado refleja la voluntad del pueblo venezolano”.
Pero el viernes pasado, el mismo McCormack ya había casi descalificado el resultado (en ese tiempo, aún se pronosticaba un triunfo para Chávez) argumentando que a falta de observadores internacionales para el proceso, “el mundo exterior verdaderamente no tendrá mucha información sobre los procedimientos que son aplicados no sólo el día del voto, sino también para el conteo”. Por lo tanto, dijo, no se podía asegurar “si el resultado reflejará la voluntad” o no del pueblo.
Algo aparentemente cambió en dos días, porque hoy, como dijo el vocero, no hay ningún motivo para dudar del resultado.
La noticia fue la principal en los principales rotativos de este país, como el New York Times y Los Angeles Times, entre otros, donde se reportaba el “acontecimiento asombroso” de la primera derrota electoral de Chávez en sus nueve años en la presidencia.
Editoriales en los principales periódicos, desde el Times al Wall Street Journal, y el Washington Post se habían inclinado en favor del “no”, advirtiendo que Chávez deseaba convertir a su país en una “dictadura estilo cubano”. Además, casi todos sembraron la duda de que el proceso sería transparente, ya que más allá del supuesto control del electorado a través de los programas sociales, no se habían aplicado medidas suficientes para el escrutinio del resultado, ya que no se había invitado a observadores internacionales.
A pesar de todo esto, hoy ninguno de los reportajes –y ninguno de los funcionarios y otros políticos– mencionó estos supuestos problemas electorales que sus editorialistas habían señalado.
Al parecer, una vez más se comprobó que cuando el resultado de un proceso es el deseado por los árbitros y políticos de este país, se festeja y es coronado como un triunfo “democrático”. Pero cuando no es conveniente, como el caso en las últimas elecciones palestinas o el de Chávez, el proceso es cuestionado si es que no abiertamente reprobado como “antidemocrático”.
Eso sí, cuando al vocero McCormack le preguntó un reportero si Washington estaba satisfecho con los resultados, éste respondió que “no es tarea de nosotros juzgar”, sino de los venezolanos expresar “cómo y quién” los gobierna.
El mercado bursátil, feliz
Los valores bursátiles venezolanos registraron su mayor alza en 10 meses, y los bonos de deuda venezolana tuvieron su mayor alza en dos meses, con la noticia del resultado del referéndum. “Fue un paquete poco amistoso para los negocios y el hecho de que fue derrotado es maravilloso”, afirmó Greg Lasko, de Deltec Asset Management, en esta ciudad, a la agencia noticiosa Bloomberg. Agregó que “no hay duda que, desde un punto de vista tradicional, un voto de no es muy positivo para las perspectivas económicas”. Edwin Gutiérrez, de Aberdeen Asset Management en Londres, casa que maneja deuda venezolana, indicó a Bloomberg que el voto “demuestra que Chávez no tiene carta blanca para hacer lo que desea”.
Luego entonces, Venezuela sí es un país democrático...
Un ejecutivo de una petrolera trasnacional comentó a Business Week que “el resultado demuestra que el país no va hacia una dictadura”.
Luego entonces, Chávez no es un dictador...
Al parecer, ahora sí hay un consenso de que existe una democracia efectiva y transparente en Venezuela. ¿Este consenso entre editorialistas, financieros y funcionarios gubernamentales en Estados Unidos hubiera sido el mismo con el resultado opuesto?
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