2008: desafíos del movimiento social
La mañana del 15 de enero de 1972 se realizaron en la capital de Chihuahua tres asaltos bancarios. En uno fue asesinada la militante Avelina Gallegos, quien estaba por concluir sus estudios en la escuela de Derecho. No mencionaré detalles sobre la inteligencia y sentido del humor de quien fuera amiga y compañera de estudios ni las historias que nos contaba para encubrir su participación política clandestina. Nosotras sólo veíamos su promoción de un grupo universitario llamado Rosa Luxemburgo, conocido como las rosas.
Mi evocación de Avelina –y con ella de todos y de todas quienes han participado en las diversas opciones para lograr un país justo y realmente democrático– tiene que ver con la percepción de que hoy día se perfilan escenarios de regresión y persecución contra toda expresión de disidencia individual u organizada independientemente de la vía que se elija.
En sólo dos semanas de este nuevo año podemos observar una agenda cargada que va desde el aniversario número 14 del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que percibe una embestida orquestada desde tierras chiapanecas y al mismo tiempo se prepara para enfrentarla y avanzar además en su propuesta anticapitalista. Por cierto, no parece ajeno a ello el hostigamiento a Herman Bellinghausen, cronista privilegiado de dicho movimiento.
El mismo primero de enero arrancó formalmente la demanda del movimiento campesino en torno a la necesidad de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), cuyas claúsulas agropecuarias amenazan con ser la piedra de toque para exterminar a los productores, sobre todo de maíz y frijol. Por supuesto que ya está en marcha el plan oficial para dividir al movimiento en torno a una mesa de diálogo y al reparto de subsidios clientelarmente dirigidos con el fin de aislar al liderazgo consecuente.
Pero no sólo los movimientos organizados hacen frente al gobierno de vocación derechista: también desde las trincheras de la radio Carmen Aristegui había promovido y practicado un periodismo democrático, partidario de los derechos humanos y de pronto W Radio la hizo a un lado pretendiendo encubrir su decisión con argumentos de “modelos de información” y ahora, ante la indignación de su amplísima audiencia, pretenden difamarla (entrevista en semanario Proceso, 13 de enero de 2008).
Este caso resulta emblemático, pues el compromiso de Aristegui se ha dado dentro de los marcos de la legalidad, el estado de derecho y el ejercicio de garantías tan fundamentales como la libertad de expresión. La intolerancia frente a una labor de este tipo nos habla de que en el país se están traspasando los límites de lo imaginable cuando se había promovido el discurso de la supuesta transición democrática. A estas alturas y sobre todo después de 2006 ya es inocultable el tufo persecutorio del calderonismo.
También en estos primeros días se ha empezado a filtrar el plan de impulsar la reforma energética para favorecer la inversión privada. A este respecto destaca la reacción del movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador para impedir a toda costa que se consume tal pretensión. En ello le acompaña activamente el Sindicato Mexicano de Electricistas.
El movimiento campesino reivindica la consigna de que “sin maíz no hay país, y sin frijol tampoco”. A ella podemos agregar: y sin petróleo y electricidad menos. A este respecto será importante analizar el comportamiento de los legisladores de oposición, pues ha llegado la hora de que abandonen el pernicioso principio de que están en el Congreso para demostrar “vocación de poder” y ello implica acuerdos con el PRIAN. Particularmente en el Partido de la Revolución Democrática se observa esta tensión y ha sido la que lo ha colocado en situaciones en las que resulta muy difícil considerarlo partido de izquierda. Precisamente su próxima elección de dirigencia marcará un hito en las posibilidades de refundación de un árbol que ciertamente no nació torcido. Puede ser la última oportunidad para que se opere un golpe de timón. Por lo pronto, los candidatos en la contienda bien harían en posicionar sus planteamientos y compromisos frente a una interlocución más amplia que la de los militantes que formalmente votarán por ellos.
Los diversos movimientos y agendas se tendrán que ir cruzando con las que traen ya su impulso, como es el caso de los maestros contra la Ley del ISSSTE.
Mientras tanto, desde el PRIAN se afinan instrumentos para golpear a los movimientos sociales y en general a toda la ciudadanía: es el caso de la reforma en materia judicial que pretende legalizar el virtual allanamiento de morada a juicio de los policías que no traen credenciales de respeto a los derechos humanos.
Como vemos son muchos y muy variados los frentes que están abiertos. Hay disposición para resistir, pero también zonas frágiles que son explotadas con las prácticas priístas más tradicionales de las cuales el PAN resultó un alumno aplicado.
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