Hundido en la corrupción, el Sindicato de Trabajadores Petroleros observa con bien pagada pasividad, cómo el PRI asociado al PAN entrega a voraces trasnacionales la exploración y explotación de yacimientos petroleros supuestamente "agotados".
Hundido en la corrupción, con su líder formal (Carlos Romero Deschamps) sometido por acusaciones penales "perdonadas", el Sindicato de Trabajadores Petroleros observa con callada pasividad el intento por quitarle su materia laboral, el trabajo petrolero de exploración y explotación de yacimientos, para entregársela a empresas extranjeras.
La promesa de sus líderes de que no perderán su empleo, pues las petroleras trasnacionales tendrán necesidad de mano de obra que ellos ofrecen, no les garantizará que lo conserven en las mismas condiciones que hoy tienen, especialmente con los cambios a la Ley Federal del Trabajo que se pretenden, ante los cuales su actual Contrato Colectivo se vendría abajo, "negociado" por sus líderes charros que aceptarían eliminar las cláusulas que los nuevos patrones consideren "lesivas" a sus intereses.
Los petroleros ya no podrían "heredar" sus plazas, que sus viudas e hijos alquilarían para seguir viviendo de Pemex. Tampoco habría la inamovilidad eterna de que hoy disfrutan, hagan lo que hagan, y se les pondría en la calle a las primeras de cambio si el superintendente holandés, gachupín o gringo así lo deciden.
El sindicato, ya lo ven ahorita, estará a las exclusivas órdenes del patrón extranjero. Y ni siquiera podrán quejarse en tribunales, pues también van a ser cambiados para darle "seguridad jurídica" a los nuevos explotadores. Los nuevos traidores a México no quieren repetir los errores que cometió Porfirio Díaz y sus sucesores en la Presidencia de la República. Por eso quieren "blindar" a las petroleras trasnacionales contra cualquier posible Lázaro Cárdenas que pueda surgir en el futuro. Ya no quieren otra "expropiación" y exigen garantías para evitarla.
Los trabajadores petroleros harían bien en cambiar de líderes, cuidando que no sean del PRI, pues este partido ya se descaró también como traidor a México, pues sus líderes en el Senado, en la Comisión de Energía de éste, en la Cámara de Diputados y hasta en su Comité Ejecutivo Nacional, son quienes han acordado la entrega de los ricos yacimientos petroleros a empresas trasnacionales, con el peregrino argumento de que "ya se acabó lo que había". No aclaran por qué, si México ya no tiene petróleo más que para los últimos 10 años, las petroleras extranjeras están tan ansiosas de "invertir" en algo vacío. Sólo los panazis fanatizados pueden creer tal patraña.
Parece mentira que sólo el peligro para México, como la Mafia Azul llamó a Andrés Manuel López Obrador, esté defendiendo a la nación y sus riquezas esenciales oponiéndose a su entrega al extranjero y, de paso, defienda la fuente de trabajo de los petroleros que no quieren sacudirse a sus líderes que los venden como ganado al matadero.
Todo el esfuerzo de Lázaro Cárdenas y los mexicanos que lo apoyaron para crear y hacer crecer a Pemex, los tecnócratas neoliberales (desde Carlos Salinas de Gortri) lo siguen tirando a la basura, ante la comprada pasividad del sindicato petrolero, supuesto defensor de los trabajadores.
Con esos "patriotas", México no necesita enemigos.
La promesa de sus líderes de que no perderán su empleo, pues las petroleras trasnacionales tendrán necesidad de mano de obra que ellos ofrecen, no les garantizará que lo conserven en las mismas condiciones que hoy tienen, especialmente con los cambios a la Ley Federal del Trabajo que se pretenden, ante los cuales su actual Contrato Colectivo se vendría abajo, "negociado" por sus líderes charros que aceptarían eliminar las cláusulas que los nuevos patrones consideren "lesivas" a sus intereses.
Los petroleros ya no podrían "heredar" sus plazas, que sus viudas e hijos alquilarían para seguir viviendo de Pemex. Tampoco habría la inamovilidad eterna de que hoy disfrutan, hagan lo que hagan, y se les pondría en la calle a las primeras de cambio si el superintendente holandés, gachupín o gringo así lo deciden.
El sindicato, ya lo ven ahorita, estará a las exclusivas órdenes del patrón extranjero. Y ni siquiera podrán quejarse en tribunales, pues también van a ser cambiados para darle "seguridad jurídica" a los nuevos explotadores. Los nuevos traidores a México no quieren repetir los errores que cometió Porfirio Díaz y sus sucesores en la Presidencia de la República. Por eso quieren "blindar" a las petroleras trasnacionales contra cualquier posible Lázaro Cárdenas que pueda surgir en el futuro. Ya no quieren otra "expropiación" y exigen garantías para evitarla.
Los trabajadores petroleros harían bien en cambiar de líderes, cuidando que no sean del PRI, pues este partido ya se descaró también como traidor a México, pues sus líderes en el Senado, en la Comisión de Energía de éste, en la Cámara de Diputados y hasta en su Comité Ejecutivo Nacional, son quienes han acordado la entrega de los ricos yacimientos petroleros a empresas trasnacionales, con el peregrino argumento de que "ya se acabó lo que había". No aclaran por qué, si México ya no tiene petróleo más que para los últimos 10 años, las petroleras extranjeras están tan ansiosas de "invertir" en algo vacío. Sólo los panazis fanatizados pueden creer tal patraña.
Parece mentira que sólo el peligro para México, como la Mafia Azul llamó a Andrés Manuel López Obrador, esté defendiendo a la nación y sus riquezas esenciales oponiéndose a su entrega al extranjero y, de paso, defienda la fuente de trabajo de los petroleros que no quieren sacudirse a sus líderes que los venden como ganado al matadero.
Todo el esfuerzo de Lázaro Cárdenas y los mexicanos que lo apoyaron para crear y hacer crecer a Pemex, los tecnócratas neoliberales (desde Carlos Salinas de Gortri) lo siguen tirando a la basura, ante la comprada pasividad del sindicato petrolero, supuesto defensor de los trabajadores.
Con esos "patriotas", México no necesita enemigos.
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