¿Extinción de las trasnacionales petroleras en 10 años?
La prensa financiera anglosajona define unilateralmente como super-majors, que hemos traducido como “súper-trasnacionales petroleras privadas” (STPP), a “los siete (sic) principales grupos en términos de capitalización de mercado (Nota: por su cotización en Bolsa) de las mayores empresas de petróleo y gas natural del mundo” (The Financial Times, 16/11/05).
Valen cuatro acotaciones:
Valen cuatro acotaciones:
1. The Financial Times se equivoca; no son “siete”, sino cinco, como expuso en la Conferencia de Gas y Petróleo en Londres (30/10/07) Shokri Ghanem, presidente de la Corporación Nacional Petrolera de Libia (las dos estadunidenses ExxonMobil y Chevron-Texaco, dos británicas BP y Royal Dutch Shell y la francesa Total);
2. Aunque existen traslapes, las STPP no deben ser confundidas con las otrora célebres “siete hermanas” trasnacionales oligopólicas (en su mayoría anglosajonas), hoy desplazadas por las poderosas empresas estatales (ver Bajo la Lupa, 27/5/07);
3. La pirata trasnacional española Repsol YPF, hoy a la deriva (ver Bajo la Lupa, 26/12/07), no pertenece a las STPP; y
4. Mis fuentes en Shanghai me comentan que Repsol YPF (exageradamente mimada por el calderonismo-delamadridista-aznarista) buscaba desesperadamente rematar sus activos en Argentina a las petroleras estatales (¡súper sic!) chinas, quienes no mordieron el anzuelo.
Se desprende una pregunta inquisitiva: ¿de qué tamaño será la quiebra oculta de Repsol YPF, frente al ascenso y asedio del renacionalismo petrolero-gasero argentino, para que ni siquiera nuestros amigos chinos, sedientos de petróleo global, hayan rehusado caer en las trampas contables aznaristas?
En forma sorprendente el rotativo portavoz del neoliberalismo global, inició las exequias de las STPP en los “próximos 10 años” (9/1/08): “10 años después que las STPP entraron al léxico de la industria petrolera, el término está mostrando caducidad”.
Sin siquiera informar sobre las tratativas tras bambalinas para la megafusión de BP y Shell (The Observer, 29/11/06), The Financial Times se preocupa del devenir de las STPP para los próximos 10 años que dejarán atrás sus hazañas, como sucedió a finales de 2000, cuando “la capitalización de mercado combinada” de solamente tres de ellas –ExxonMobil, Royal Dutch Shell y BP– “era alrededor de 700 mil millones de dólares (Nota: ¡Cercano al PIB actual de México!), casi las “dos terceras partes del total global del sector”.
Pero ésos eran otros tiempos, Mariana, porque en la actualidad las STPP “representan apenas 23 por ciento” del negocio global; es decir: han sufrido un estrepitoso declive de más de 50 por ciento en siete años, ya que “han sido superadas por Gazprom y PetroChina (que entró en flotación en el año 2000) en medio del resurgente nacionalismo petrolero”, el cual, por cierto, todo el mundo ve, con la excepción del siniestro cuan ignaro Comité de Energía del Senado-Cenado que pretende rematar Pemex por la puerta trasera al peor postor y al mejor impostor texano y/o hispano.
El rotativo revela que las STPP “fueron formadas entre 1998 y el año 2000”, cuando en forma asombrosa “solamente detentaban menos de 3 por ciento (¡súper sic!) de las reservas probadas de petróleo y gas”. ¡Increíble! Lo más relevante que devela se centra en que “para los inversionistas, las STPP no representan más al sector petrolero”.
Más allá de los escabrosos escándalos sexuales y “contables” (e incontables) de BP y de Shell, el mundo se cayó sobre sus cabezas cuando “las compañías más pequeñas, especializadas, y las organizaciones en servicios petroleros se han desempeñado mucho mejor”. Sus exequias son trágicas: “en 10 años, la etiqueta de super de las STPP parece superflua”.
Según The Financial Times, las STPP representan 31 por ciento del total actual (sin la estadunidense Chevron y la francesa Total sería 21 por ciento) frente a 20 por ciento de la estatal PetroChina, al 7 por ciento de la estatal rusa Gazprom y al 42 por ciento clasificado como “otras” (donde se han de ubicar seguramente las estatales de la OPEP y otras estatales “independientes”).
Queda claro que se vive apenas el ascenso, sin llegar al auge, de las empresas estatales petroleras y gaseras del planeta. Pero queda más diáfano aún que el principal negocio legal del planeta (con el permiso de la globalización del narcotráfico que monopoliza la dupla anglosajona) es hoy el petróleo y el gas, con una cifra azorante de 4.3 millones de millones de dólares (trillones en anglosajón) es justamente esta gallina de los huevos de oro la que pretende rematar el disfuncional cuan mediocre calderonismo- delamadridista-aznarista impuesto en la Presidencia.
“Casi 80 por ciento de las reservas mundiales se encuentran en manos de las empresas estatales petroleras”, según The Financial Times (16/11/07). Más aún, Carola Hoyos del mismo rotativo (30/6/06) comenta con sapiencia: con las mediciones que mayor pesan, Exxon y las otras STPP son empequeñecidas por las empresas estatales de hidrocarburos como Aramco, de Arabia Saudita, y Gazprom, de Rusia.
En reservas petroleras, ExxonMobil tiene un rango de décimo tercer lugar con 11 mil 200 millones de barriles, ni siquiera 5 por ciento del primer lugar (Nota: que por cierto es estatal). En gas natural, las reservas de 66.9 millones de millones de pies cúbicos de reserva también colocan a ExxonMobil en el décimo tercer lugar frente al líder: la estatal rusa Gazprom, con más de un cuatrillón de pies cúbicos”.
En su gráfica amañada, The Financial Times no explica la razón por la cual se abrió en forma dramática la brecha del Índice de Exploración y Producción Mundial, que se expandió en forma exponencial a partir de 2004, con las tres STPP: ExxonMobil y las dos británicas Shell y BP. Pero, más allá de sus nimiedades gráficas, en el contexto de la enriquecedora visión multidimensional, un análisis geopolítico más acucioso demuestra que antes de la ilegal invasión anglosajona a Irak todo era un mar de perlas para las STPP. Pero, a partir de la derrota militar de EU y Gran Bretaña, que le proveen su cobertura militar-nuclear a sus trasnacionales petroleras y gaseras, se gesta el nuevo periodo geoenergético global cuando se abre la brecha en favor de las empresas estatales.
En términos de capitalización de mercado del sector petrolero y gasero global, su total pasó de 1.1 millones de millones de dólares (trillones en anglosajón) en 2000, cuando ni PetroChina ni Gazprom aparecían en el horizonte bursátil, a 4.3 millones de millones de dólares.
Conclusión: como dato didáctico para los siniestros cuan ignaros senadores (mejor dicho, cenadores por su patente hambruna en triangulaciones) “mexicanos”, la estatal PetroChina ostenta el primer lugar en capitalización de mercado del mundo con 880 mil millones de dólares (Red Cat Journal, 11/11/07), mientras la rusa estatal Gazprom ocupa el tercer lugar planetario con 345 mil millones de dólares a punto de desplazar al segundo lugar que detenta la trasnacional estadunidense ExxonMobil con 511 mil millones de dólares.
Quizá la historia posmoderna de la geoenergía global del siglo XXI se haya escrito el día en el que la estatal PetroChina superó en casi 60 por ciento de capitalización de mercado a la trasnacional estadunidense ExxonMobil, en espera de que la estatal rusa Gazprom desplace a todos en los próximos 10 años a lo sumo.
Se desprende una pregunta inquisitiva: ¿de qué tamaño será la quiebra oculta de Repsol YPF, frente al ascenso y asedio del renacionalismo petrolero-gasero argentino, para que ni siquiera nuestros amigos chinos, sedientos de petróleo global, hayan rehusado caer en las trampas contables aznaristas?
En forma sorprendente el rotativo portavoz del neoliberalismo global, inició las exequias de las STPP en los “próximos 10 años” (9/1/08): “10 años después que las STPP entraron al léxico de la industria petrolera, el término está mostrando caducidad”.
Sin siquiera informar sobre las tratativas tras bambalinas para la megafusión de BP y Shell (The Observer, 29/11/06), The Financial Times se preocupa del devenir de las STPP para los próximos 10 años que dejarán atrás sus hazañas, como sucedió a finales de 2000, cuando “la capitalización de mercado combinada” de solamente tres de ellas –ExxonMobil, Royal Dutch Shell y BP– “era alrededor de 700 mil millones de dólares (Nota: ¡Cercano al PIB actual de México!), casi las “dos terceras partes del total global del sector”.
Pero ésos eran otros tiempos, Mariana, porque en la actualidad las STPP “representan apenas 23 por ciento” del negocio global; es decir: han sufrido un estrepitoso declive de más de 50 por ciento en siete años, ya que “han sido superadas por Gazprom y PetroChina (que entró en flotación en el año 2000) en medio del resurgente nacionalismo petrolero”, el cual, por cierto, todo el mundo ve, con la excepción del siniestro cuan ignaro Comité de Energía del Senado-Cenado que pretende rematar Pemex por la puerta trasera al peor postor y al mejor impostor texano y/o hispano.
El rotativo revela que las STPP “fueron formadas entre 1998 y el año 2000”, cuando en forma asombrosa “solamente detentaban menos de 3 por ciento (¡súper sic!) de las reservas probadas de petróleo y gas”. ¡Increíble! Lo más relevante que devela se centra en que “para los inversionistas, las STPP no representan más al sector petrolero”.
Más allá de los escabrosos escándalos sexuales y “contables” (e incontables) de BP y de Shell, el mundo se cayó sobre sus cabezas cuando “las compañías más pequeñas, especializadas, y las organizaciones en servicios petroleros se han desempeñado mucho mejor”. Sus exequias son trágicas: “en 10 años, la etiqueta de super de las STPP parece superflua”.
Según The Financial Times, las STPP representan 31 por ciento del total actual (sin la estadunidense Chevron y la francesa Total sería 21 por ciento) frente a 20 por ciento de la estatal PetroChina, al 7 por ciento de la estatal rusa Gazprom y al 42 por ciento clasificado como “otras” (donde se han de ubicar seguramente las estatales de la OPEP y otras estatales “independientes”).
Queda claro que se vive apenas el ascenso, sin llegar al auge, de las empresas estatales petroleras y gaseras del planeta. Pero queda más diáfano aún que el principal negocio legal del planeta (con el permiso de la globalización del narcotráfico que monopoliza la dupla anglosajona) es hoy el petróleo y el gas, con una cifra azorante de 4.3 millones de millones de dólares (trillones en anglosajón) es justamente esta gallina de los huevos de oro la que pretende rematar el disfuncional cuan mediocre calderonismo- delamadridista-aznarista impuesto en la Presidencia.
“Casi 80 por ciento de las reservas mundiales se encuentran en manos de las empresas estatales petroleras”, según The Financial Times (16/11/07). Más aún, Carola Hoyos del mismo rotativo (30/6/06) comenta con sapiencia: con las mediciones que mayor pesan, Exxon y las otras STPP son empequeñecidas por las empresas estatales de hidrocarburos como Aramco, de Arabia Saudita, y Gazprom, de Rusia.
En reservas petroleras, ExxonMobil tiene un rango de décimo tercer lugar con 11 mil 200 millones de barriles, ni siquiera 5 por ciento del primer lugar (Nota: que por cierto es estatal). En gas natural, las reservas de 66.9 millones de millones de pies cúbicos de reserva también colocan a ExxonMobil en el décimo tercer lugar frente al líder: la estatal rusa Gazprom, con más de un cuatrillón de pies cúbicos”.
En su gráfica amañada, The Financial Times no explica la razón por la cual se abrió en forma dramática la brecha del Índice de Exploración y Producción Mundial, que se expandió en forma exponencial a partir de 2004, con las tres STPP: ExxonMobil y las dos británicas Shell y BP. Pero, más allá de sus nimiedades gráficas, en el contexto de la enriquecedora visión multidimensional, un análisis geopolítico más acucioso demuestra que antes de la ilegal invasión anglosajona a Irak todo era un mar de perlas para las STPP. Pero, a partir de la derrota militar de EU y Gran Bretaña, que le proveen su cobertura militar-nuclear a sus trasnacionales petroleras y gaseras, se gesta el nuevo periodo geoenergético global cuando se abre la brecha en favor de las empresas estatales.
En términos de capitalización de mercado del sector petrolero y gasero global, su total pasó de 1.1 millones de millones de dólares (trillones en anglosajón) en 2000, cuando ni PetroChina ni Gazprom aparecían en el horizonte bursátil, a 4.3 millones de millones de dólares.
Conclusión: como dato didáctico para los siniestros cuan ignaros senadores (mejor dicho, cenadores por su patente hambruna en triangulaciones) “mexicanos”, la estatal PetroChina ostenta el primer lugar en capitalización de mercado del mundo con 880 mil millones de dólares (Red Cat Journal, 11/11/07), mientras la rusa estatal Gazprom ocupa el tercer lugar planetario con 345 mil millones de dólares a punto de desplazar al segundo lugar que detenta la trasnacional estadunidense ExxonMobil con 511 mil millones de dólares.
Quizá la historia posmoderna de la geoenergía global del siglo XXI se haya escrito el día en el que la estatal PetroChina superó en casi 60 por ciento de capitalización de mercado a la trasnacional estadunidense ExxonMobil, en espera de que la estatal rusa Gazprom desplace a todos en los próximos 10 años a lo sumo.
Bajo la Lupa
Alfredo Jalife-Rahme
Alfredo Jalife-Rahme
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