Julio Hernández López
El Partido de la Revolución Democrática no podrá salir de la crisis de moralidad y política en que lo ha sumido la exhibición táctica de su larga tradición de fraudes electorales internos y de prostitución de cuadros directivos si no acepta su realidad y emprende acciones firmes y genuinas de corrección. Mientras Alejandro Encinas y Jesús Ortega sigan aferrados a la posibilidad de ser declarados vencedores de una guerra de lodo (por usar un término suave), la suciedad institucional los alcanzará a todos, minará la capacidad ofensiva del frente plural en defensa del petróleo y mantendrá vigente el material (cierto, real, así sea utilizado en las televisoras sesgadamente y con ánimos indagatorios nunca vistos en otros casos, como el fraude de las elecciones presidenciales de 2006, por ejemplo) con el que se seguirá instalando en el gran público cautivo de Televisa y Televisión Azteca el argumento de que la izquierda electoral no tiene autoridad moral para haber acusado de fraude al calderonismo y que su violencia intrínseca es un peligro digno de represión en movilizaciones venideras contrarias a reformas energéticas.
El envenenado “triunfo” dominical de Alejandro Encinas fue el punto de arranque de una sucesión vergonzosa de estampas y episodios del sol azteca que han reproducido, caricaturalmente, los peores momentos de los comicios del 2 de julio de 2006. Aberrantemente apoyados en datos de encuestadoras (como las acusadas de fabricar el vuelco favorable a Calderón), los mandos y contendientes del PRD vieron pasar la película de los conteos rápidos impugnados, los preliminares en los que ciertos resultados se retenían a conveniencia, la caída nocturna del sistema, la “experiencia” del Ugalde perredista, Arturo Núñez, el intento de control de daños en los recuentos estatales, el sometimiento de ocho casos a la intervención central, los atracos a oficinas con material oficial, las muy sospechosas reuniones a puerta cerrada y la confesional decisión de prolongar hasta el domingo venidero la emisión de cifras oficiales.
No habrá tesoro político que emerja de esas sucias aguas profundas. Nadie podrá darse por legítimo vencedor de un duelo de mapacherías en el que gobernadores de un lado y de otro invirtieron recursos para generar resultados evidentemente desproporcionados, como, por ejemplo, la mamá Amalia en Zacatecas o el hijo Sabines en Chiapas. Nadie puede aducir la tesis del “fraude patriótico” para justificar acciones contra uno u otro candidato, porque de esa manera se estaría también justificando lo hecho por la derecha en 2006, supuestamente en salvación de un país bajo amenaza de un “peligro” tabasqueño. Encinas y Ortega deben declinar sus pretensiones de ser declarados triunfadores de un proceso que en estos días seguirá causando vergüenza y alejamiento ciudadano (esas renuncias también deben alcanzar a los “líderes” estatales elegidos en el mismo torneo de marrullerías), y abrir el camino a una recomposición genuina, larga, incluso dolorosa y con rupturas.
Astillas
Hay lectores que, disintiendo casi al cien por ciento con lo que aquí se expresa, mantienen la costumbre de escribir al tecleador astillado para manifestar con respeto, pero no sin acidez ni enjundia, los puntos en los que advierten incongruencia, ligereza, parcialidad o error (o todo junto, y más). Uno de esos apreciables lectores-escritores, presente durante años en el buzón electrónico de esta columna, es Fernando Avelar, quien así opina: “No cabe duda que usted vive en otro planeta. Describe al pobre gobierno de Calderón destruido, sin legitimidad, casi casi manco, y sostiene que no le queda otra que meter las tanquetas contra AMLO y que eso será su estocada final; que no le queda otra más que los balazos. Recuerdo que hace algunos meses, con los mismos argumentos, con ‘pruebas’ y saliendo con Brozo en las mañanas, usted mismo aseguraba que el fraude electoral no podría ser tolerado, que Calderón tenía las de perder, que los cuates de usted en Internet y en la UNAM tenían todas las pruebas, que nacía espurio y que AMLO y su convocatoria triunfarían, que tenían testigos irrefutables, bla, bla, bla y bla. ¿Qué pasó? Respuesta: no se tuvo que usar la violencia, el tribunal avaló al señor Calderón como presidente constitucional de México, los países del mundo así lo reconocen, él maneja el presupuesto (olvídese del poder político, dígame ¿quién maneja la lana?), ya se realizaron cambios en las leyes del ISSSTE y del IMSS, encerraron a los dirigentes de la APPO y ni quien se acuerde ahora de Oaxaca, ya hubo cambio en la ley fiscal, el SME no fue a huelga, consiguieron sacar al presidente del IFE y con eso se lavó la elección, ahora hay otro IFE con los mismos vicios (¡valiente triunfo!). ¿Qué más le puedo comentar? Llevamos semanas hablando de Mouriño y, después de otras más, el caso quedará en alguna carpeta de San Lázaro, ¿cuánto quiere apostar? Y si no fuera así, ¡qué victoria sería sacarlo de Gobernación para que Calderón ponga a otro!, un golpe político durísimo, tal vez Calderón lo intercambie por la reforma energética, ¿no cree? Mi humilde opinión es que para ser un gobierno sin poder, espurio y con secretarios mediocres, ha hecho algunas cositas y sin mencionar que puso en la mesa el tema de Pemex, algo que nadie se había atrevido a hacer. Para ser un gobierno mediocre, como que le salieron muchos tamaños, ¿no? (…) Así que no me quiera ahora espantar con el petate del muerto. Si algo TAN grave, como robarse la Presidencia de México, ha quedado aceptado por millones de mexicanos, algo que no era posible en su mundo, ahora ya es caso cerrado (sólo usted en su columna lo revive de vez en cuando), así que no me salga con que la reforma energética sí es la buena (…) Le apuesto que puede haber plantones, cierre de aeropuertos o lo que usted quiera y mande, pero en algunas semanas a todos les dará frío y volveremos a la normalidad, y sólo le escribiré para decirle ‘se lo dije’, y usted entonces tocará otro tema, como la privatización de los carros de camotes, el cual, ese sí, no pasará”… Y, mientras avanza la organización de los cercos ciudadanos, ¡hasta mañana, en esta columna vendedora de asados tubérculos morados!
jueves, marzo 20, 2008
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1 comentario:
Es verdad que muchas veces nos vemos abatidos por el peso de los ataques de la derecha, muchas veces también he dudado si de verdad seremos una fuerza de contrapeso contra las barbaridades que están cometiendo los panistas, que a la fecha forman parte de una lista bastante extensa de actos que los mexicanos, que hemos sufrido tantas décadas de priísimo, creímos que nadie podría superar en desvergüenza, criminalidad, corrupción, y los largos etcéteras que se vuelven tan significativos. Serán esas dudas las que me hacen molestarme en exceso cuando leo algunos desinformadores que se dicen ‘de izquierda’ y que en este tiempo al que López Obrador acertadamente calificó como tiempo de canallas, tiran su careta de personas objetivas y se vuelven una madeja de incongruencias y desatinos. Para muestra un botón; hace tiempo que no leo ya la columna del ‘astillero’, precisamente porque me he dado cuenta de que muchas veces no hace labor de investigación para sustentar sus afirmaciones y que también a veces ataca a sus propios lectores porque no sabe recibir las críticas que pueden ser benéficas y atinadas, me escandalizan los comentarios que leí en su columna publicada hace unos días en el blog, pero también se pueden considerar como un termómetro del pensamiento de estas personas y, en general, de todos los que reciben dinerito o dádivas de los azules. Dice Julio Hernández, en su ataque a un lector: "...el tribunal avaló al señor Calderón como presidente constitucional de México, los países del mundo así lo reconocen, él maneja el presupuesto (olvídese del poder político, dígame ¿quién maneja la lana?)” El tribunal y otros países no son los destinatarios de un poder emanado del fraude, si para el astillero los que manejan la lana son los que deben ser legitimados, entonces muchos de los comentarios vendidos y mala leche del supuesto periodista, se quedan plenamente justificados en la misma línea que Ruth Zavaleta, la bióloga y política improvisada, califica al pato que camina como pato y que hace como pato; luego dice: “…se realizaron cambios en las leyes del ISSSTE y del IMSS, encerraron a los dirigentes de la APPO y ni quien se acuerde ahora de Oaxaca, ya hubo cambio en la ley fiscal, el SME no fue a huelga, consiguieron sacar al presidente del IFE y con eso se lavó la elección, ahora hay otro IFE con los mismos vicios (¡valiente triunfo!). ¿Qué más le puedo comentar? Llevamos semanas hablando de Mouriño y, después de otras más, el caso quedará en alguna carpeta de San Lázaro, ¿cuánto quiere apostar? Y si no fuera así, ¡qué victoria sería sacarlo de Gobernación para que Calderón ponga a otro!, un golpe político durísimo, tal vez Calderón lo intercambie por la reforma energética, ¿no cree? Mi humilde opinión es que para ser un gobierno sin poder, espurio y con secretarios mediocres, ha hecho algunas cositas y sin mencionar que puso en la mesa el tema de Pemex, algo que nadie se había atrevido a hacer.” Qué cómodo y que barato le sale al señor astillero, tomar su información de las hazañas y trinquetes del ahora su héroe preferido “súper-calderón, sin constatar que los efectos de esas hazañas tienen al país en una efervescencia que nuestras generaciones no conocían. Los movimientos sindicales han despertado de su letargo, simplemente en la UNAM, hay una corriente bastante fuerte que está luchando por sacar a los charros sindicales, cosa a la que estaban habituados los trabajadores, todo esto fue producto de la aprobación anticonstitucional de la dizque “nueva Ley del ISSSTE”, sin mencionar la avalancha de amparos que están esperando fallo en las instancias legales correspondientes. Eso no lo vio nunca astillero en el paisaje de cartón pintado en el que vive llamado fecalandia. No percibe tampoco que los encierros injustos de líderes de izquierda son los generadores directos de movimientos antirepresivos importantes como los encabezados por la Sra. Rosario Ibarra de Piedra y numerosas protestas a lo largo del país que cuando se unan, serán un dolor de cabeza, sino es que más, para el gobierno fecalista. Las hazañas del héroe del astillero, tienen al campesinado alerta y en protesta por la entrada de maíz extranjero y por las desapariciones de líderes agredidos con la estupidez y el enanismo mental calderón. El caso Mouriño, el caso de los Bribiesca, el caso Fox y Sahagún, entre muchos otros, no hacen sino abultar el saco de la codicia que ya no tarda en romperse. Lo que tampoco ve astillero es que muchos mexicanos estamos despertando, estamos cobrando una conciencia política y un activismo que ha tenido resultados positivos. Si no me cree astillero, que se autoevalúe y que también evalúe el revés que ha sufrido su héroe en los medios que están evidenciando un descrédito y desgaste porque ya no pueden apuntalar tanta estupidez. Léanse algunos periódicos de fechas cercanas, posteriores al fraude y léanse ahora y se verá de qué tamaño es el prestigio de calderón y de su gabinetazo, los mexicanos en general, los perciben como unos rateros incompetentes y no veo de qué manera se pueda mejorar esa percepción en beneficio de los panistas. De igual manera, aunque calderón “maneje la lana”, no tiene poder de convocatoria más que el que da el untar las manos de gente necesitada para sus acarreos minoritarios cuando se le ocurre la puntada de sentirse presidente, en cambio nótese el poder de convocatoria de Andrés Manuel, o de cualquier otro líder que está en pie de lucha para defensa de la gente. Definitivamente, no se puede medir los efectos de acciones solamente a partir de los “logros” del calderonato, sino a partir también de las respuestas sociales. Mucho me decepciona haber leído a un periodista que resultó más bien un “chismoso de vecindad”. El colmo de sus desatinos y, ahora que lo pienso, hasta detalle cómico es lo siguiente: “Mi humilde opinión es que para ser un gobierno sin poder, espurio y con secretarios mediocres, ha hecho algunas cositas y sin mencionar que puso en la mesa el tema de Pemex, algo que nadie se había atrevido a hacer. Para ser un gobierno mediocre, como que le salieron muchos tamaños, ¿no?” Para astillero, a calderón ya le salieron “muchos tamaños”, solamente que no se le pueden apreciar por los miles de pefepos y demás agentes de seguridad de los que se rodea el hombrecito de los “grandes tamaños”. El columnista confunde la patología mental, la ignorancia y la falta de patriotismo con valor, eso sin contar que los hombres que tienen la sartén por el mango le están tronando ya los dedos a calderón para que cumpla a la brevedad las proezas que tanto admiran al astillero. Por lo del petróleo, que es el plato fuerte del calderonato, solamente le recuerdo a astillero que ese capítulo todavía no está cerrado y que la gente está presionando fuertemente, aunque tenga frío, para que México conserve lo que le pertenece. Estas serán las líneas últimas del desencanto y con esto me despido para siempre, porque no vale la pena seguir exhibiéndolo como lo que obviamente es, a alguien a quien yo solía admirar, que se hace apodar “astillero” y que solamente ha pasado a ser una sombra más en estos días de tormenta.
Atentamente,
Lectora Perpleja
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