Otra conversión extraña es visible en la persona del licenciado Felipe Calderón. El país en vías de incendio le parece combustible adecuado para alimentar un farol de la calle y proponerse como mediador internacional en escenarios prebélicos. Llegado al precario poder gracias (entre otros factores) a una campaña agresivamente negativa sustentada en la descalificación y la difamación de Hugo Chávez, transferida arbitrariamente a Andrés Manuel López Obrador, el michoacano se cree en condiciones de negociar con aquel a quien golpeó por motivos electorales. La mexicana oscuridad de la casa también olvida que en el escenario latinoamericano, cargado a la izquierda, en términos generales se le considera manejable por Washington, así que su participación en pláticas pacificadoras se daría en función de los intereses del país que representaría, es decir, Estados Unidos. Calladito se vería más bonito, sería la recomendación que una buena institutriz política daría al jefe del jardín de niños Los Pinos, que tiene al país en desorden y sin visos de arreglo.
sondeo
¿Debe intervenir Calderón en el conflicto entre Colombia y Ecuador?
a) Si
8.15 % 178 votos
b) No
91.85 % 2005 votos
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