(Luis Agüero Wagner)
Tanto el jefe de estado paraguayo Nicanor Duarte Frutos como otras altas autoridades paraguayas denunciaron ante la prensa una conspiración internacional gestada en Washington para desalojar a su partido (la ANR, Asociación Nacional Republicana) del poder en Paraguay, en coincidencia con la fecha conmemorativa del combate de Cerro Corá, en la guerra librada por el Paraguay contra Brasil, Argentina y Uruguay apoyados financieramente por Inglaterra entre 1864 y 1870. En el homenaje rendido al Mariscal Francisco Solano López este 1º de marzo, recordando al presidente paraguayo que cayó con sus últimos soldados en la espesura del Amambay, el actual gobernante estableció un paralelismo entre las fuerzas del inicuo contubernio anglo-brasileño-mitrista que devastó al Paraguay en el siglo XIX con el objetivo confeso de abrir el Paraguay al libre comercio, y las fuerzas que buscan tumbar al partido de gobierno con el apoyo de la embajada norteamericana en Asunción, que no ha podido disimular su contrariedad en los últimos tiempos ante la negativa paraguaya de convertirse en cabecera de playa para el Area de Libre Comercio de las Américas, en detrimento del MERCOSUR.
Habituado al manejo de la información en su antiguo oficio de periodista, el presidente paraguayo como pocas veces sabe de lo que habla. Aglutinadas frente al partido hegemónico en Paraguay desde hace varias décadas, se alinean las fuerzas financiadas por la embajada norteamericana, entre las que se cuentan algunos pequeños grupúsculos como Tekojoja y el PMas, que aunque hayan aparecido en la escena apenas hace unos meses, curiosamente hoy ocupan en la prensa adicta al imperio mayor espacio que los partidos centenarios y tradicionales.
Estos grupos pretenden aparecer con un discurso anti-imperialista de izquierdas, aunque el único imperialismo que reconozcan sea el brasilero, ignorando el de sus protectores estadounidenses por razones obvias. También constituye un contrasentido este libreto anti-brasileño si se considera que ha trascendido de que uno de los financistas de sus campañas es el derechista gobernador del estado brasileño de Paraná, Roberto Requiao, quien se autoadjudicó el título de vice-protector del Paraguay.
Estos y otros grupos hoy han unido fuerzas para dar impulso a la candidatura del Obispo Fernando Lugo, quien apareció en escena con ficticias credenciales de teólogo de la liberación izquierdista, para acabar siendo postulado por el conservador Partido Liberal, el mismo que en 1940 impuso en Paraguay una dictadura militar con la venia de Washington, al estilo de su homónimo nicaragüense que apuntaló a la dinastía Somoza.
Antes, el mismo partido que hoy da soporte a la candidatura del obispo había negociado el respaldo de Washington a cambio de entregar la zona petrolífera del Chaco, que Paraguay había arrebatado a Bolivia en una sangrienta guerra, a la empresa Standard Oil Company, quien así logró conservar el petróleo del subsuelo a pesar de la derrota del ejército boliviano al que sufragó desde Wall Street.
Uno más de los indicadores de la animosidad de Washington hacia el gobierno de Paraguay lo constituyó la designación como embajador en Asunción de James Cason, conocido en el mundillo diplomático latinoamericano por sus incontenibles afanes de desestabilizar gobiernos, quien recaló en las playas sudamericanas luego de jugar a los piratas en los malecones habaneros.
Coincidentemente con esta significativa presencia, el flujo de fondos de los organismos de penetración imperialista norteamericana como USAID, National Endowment for Democracy, IAF, etc., se multiplicó varias veces en el país. Al mismo tiempo se revitalizaron las campañas pagadas por los servicios de información de Estados Unidos para desacreditar al MERCOSUR.
El diario más leído en la capital paraguaya, ABC color, retomó una anacrónica campaña de descrédito contra el Tratado de Itaipú (represa hidroeléctrica compartida entre Paraguay y Brasil, en su momento la más grande del mundo) con argumentos chauvinistas de tinte entreguista, dado que el rotativo es uno de los eternos favorecidos de los dólares de la embajada norteamericana, y bien conocido por enfocar los temas políticos con una invariable obsecuencia a las políticas imperiales del norte, los económicos con un claudicante librecambismo lesseferista y los históricos desde la óptica historiográfica insoportablemente colonialista. A este periódico le secundó el matutino Ultima Hora, cuya redacción se encuentra salpicada de columnistas a sueldo de fundaciones y organismos imperialistas con sede en el norte, así como varias otros medios que reciben jugosas utilidades por publicidad de los programas de USAID, y las corresponsalías extranjeras que en su mayoría están en manos de periodistas de estos dos tabloides.
Las donaciones de Cason también incluyeron donaciones de fuertes sumas en dólares a grupos opositores disfrazados de asociaciones civiles, entre ellas la denominada “Red de Financiamiento Político” compuesta íntegramente por militantes de la oposición, la organización “Transparencia internacional” financiada por la ultraderecha de Washington para desprestigiar al gobierno promoviendo escándalos mediáticos, las ONGs Gestión Local y la Casa de la Juventud que entre muchas otras, malversan las donaciones con el guiño de Cason para costear las campañas políticas de sus miembros, redes feministas que en forma incongruente franquean la candidatura de un obispo católico por indicación de la embajada, sindicatos sobornados por la AFL-CIO y la ORIT, y medios de comunicación subsidiados por National Endowment for Democracy.
El Vaticano ha mantenido una rara prudencia acerca de la incursión de Lugo en la arena política, y varios estratos dentro de la estructura de la iglesia católica trabajan por la candidatura del Obispo, lo cual evidencia una velada aprobación de la misma. Para comprender cómo la CIA, el Vaticano y un partido Liberal al estilo somocista, pueden estar presentándose en la prensa como solícitos aliados de una candidatura izquierdista, sólo se necesita indagar sobre los índices de analfabetismo funcional que padece el Paraguay.
Otro de los presagios significativos en esta campaña es la aparición de encuestas irreales, realizadas por encuestadores conocidos por su venalidad, carencia de medios y rigor científico, cuyos resultados rayan en lo ridículo. En una de ellas, se afirma que una de las mayores bancadas del Parlamento se adjudicará el Movimiento Popular Tekojoja, un pequeño grupo hacia el cual se desvían donaciones de USAID y que lleva pocos meses activando en la política local.
En todas estas encuestas, algunas de las cuales dicen realizarse por teléfono, se da una amplia ventaja al obispo Fernando Lugo (que tiene familiares vinculados a USAID en EEUU) aunque ella no se perciba en las calles y sólo pareciera producto de un orquestaje mediático, sobre todo de la prensa vinculada a la embajada norteamericana. La finalidad de estos números fantásticos sería anticiparse a una derrota electoral y por medio de protestas callejeras y acusaciones de fraude desestabilizar al gobierno después de las elecciones, para imponer finalmente la candidatura bendecida por la embajada norteamericana a través de movilizaciones callejeras. Una experiencia similar ya se dio en Paraguay en marzo de 1999, cuando la especialista en affaires consulares Maura Harty coordinó la caída del gobierno de Raúl Cubas.
Queda por verse si todas estas fichas, que el imperio y sus aliados han puesto en juego, alcanzan para derrotar a la aceitada maquinaria de control de masas del mayoritario partido colorado el 20 de abril, en una pulseada que promete ser apasionante.. (Luis Agüero Wagner)
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