Inicia Amnistía Internacional una campaña por el cierre de la prisión en esa base de EU
“Es una mancha” para Estados Unidos, dice Kissinger; “nos da muy mal nombre”: James Baker
David Brooks (Corresponsal)
Nueva York, 28 de marzo. Un inusual coro de activistas contra la guerra, agrupaciones de derechos humanos y algunos de los más prominentes diplomáticos de este país abogan por la clausura de la prisión de Guantánamo.
Amnistía Internacional anunció este viernes el comienzo de una campaña de acciones en que miles de estudiantes de mil 600 preparatorias y universidades de Estados Unidos realizarán durante una semana eventos para demandar la clausura del campo de detención estadunidense en la base naval de Guantánamo, Cuba.
“Los estudiantes entienden que las violaciones contra los derechos humanos, especialmente aquellas cometidas por su propio gobierno, no se detendrán si ellos permanecen al margen”, aseguró Njambi Good, de la campaña contra tortura de Amnistía Internacional, sección Estados Unidos.
Agregó que estas movilizaciones son en favor de las “libertades fundamentales y, por tanto, contra instalaciones como la de (la base de) Guantánamo…”
Mientras tanto, cinco ex secretarios de Estado –Colin Powell, Henry Kissinger, James Baker, Warren Christopher y Madeleine Albright– instaron este viernes a que el próximo presidente estadunidense clausure el centro de detención en Guantánamo.
Todos ellos, reunidos en un foro de la Universidad de Georgia, coincidieron en afirmar que Guantánamo mancha la reputación internacional de Estados Unidos.
Cerrar la prisión, dijo Powell, quien fue jefe de la diplomacia estadunidense en el primer periodo presidencial de George W. Bush, “anunciaría al mundo que ahora estamos regresando a nuestras respectivas formas tradicionales de cómo manejar gente que potencialmente ha cometido delitos.
Colin Powell debería estar metido debajo de la mesa de vergüenza después de su discurso sobre las armas de destrucción masiva que aseguró que Irak tenía, que se calle no tiene autoridad moral para decir nada.
Kissinger señaló que Guantánamo es “una mancha” sobre Estados Unidos, mientras que Baker afirmó que “nos da un muy mal nombre, y no sólo internacionalmente”, reportó la agencia Ap.
Otro sátrapa de siete suelas cuyo premio Nobel de la Paz es una burla después de lo de Vietnam.
Otras agrupaciones y organizaciones de derechos humanos, defensa de derechos civiles y legales, junto con un sinnúmero de políticos, han condenado la existencia del centro de detención.
Ya se habían tardado ¿no creen?
Junto con Amnistía Internacional, Human Rights Watch y casi todo grupo destacado de derechos humanos, han llamado durante años a cerrar esa prisión, mientras que organizaciones como el Centro de Derechos Constitucionales y otras han presentado casos legales ante los tribunales nacionales (incluso la Suprema Corte) e internacionales para denunciar la violación de derechos civiles y legales que se comete con la existencia de ese centro de detención.
Un abogado prominente de Estados Unidos comentó en Washington a La Jornada que “nunca en mi vida esperé ver que mi propio país operara un campo de concentración. Qué vergüenza”.
El centro de detención en la base naval estadunidense de Guantánamo empezó a operar en 2002 y hoy día hay aproximadamente 275 hombres detenidos procedentes de unos 30 países –algunos llegaron como menores de edad y otros después de ser torturados en prisiones secretas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) o por las autoridades de otras naciones como un supuesto favor a Washington.
La abrumadora mayoría nunca ha sido formalmente acusado de algún delito, y no goza de casi ninguna garantía legal acordada a los prisioneros de guerra por las Convenciones de Ginebra ni las otorgadas por la Constitución de Estados Unidos, por orden ejecutiva del presidente George W. Bush, y, por tanto, no tienen derecho a cuestionar su detención ante algún tribunal independiente.
Vayamos más allá, los Estados Unidos es el país más terrorista del mundo, después del genocidio que a perpetrado en Irak, después de la tortura a la que somete a cuanto humano encuentre sospechoso de terrorista aunque no tenga pruebas, después de lo de Guantánamo, después del espionaje y de la represión que ejerce sobre sus propios ciudadanos, no tiene autoridad moral para hablar sobre derechos humanos. Un imperio sediento de sangre y lleno de avaricia que quiere explotar los recursos petrolíferos del planeta, despilfarrarlo a discreción, dirigir las políticas de todos los gobiernos y asesinar a quien se le de la gana.
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