Alfredo Jalife-Rahme
La batalla judicial entre dos gigantes de la televisión global, EchoStar y News Corporation, propiedad de Rupert Murdoch (ver Bajo la Lupa, 14/5/08), deslumbra y preocupa, por el dominio mundial que ejercen sobre los impotentes ciudadanos.
Los oligopolios multimediáticos globales distorsionan la esencia democrática cuando los actores políticos carecen equitativamente de la disponibilidad de comunicación satelital, y atentan contra la paz mundial cuando alientan descaradamente la guerra unilateral, como es el caso de la tóxica Fox News, filial de News Corportation, ya no se diga la británica Sky News, otra de sus nocivas filiales.
Más que el terrorismo desinformativo, Rupert Murdoch practica el totalitarismo satelital en su amplia madeja de multimedia, que prácticamente controla las noticias locales y globales. News Corporation en considerada el principal oligopolio de los multimedia en inglés. Solamente en Latinoamérica, sus canales orwellianos intoxican con sus mendacidades a 17 países, sin contar su presencia en otras 30 naciones. Se calcula que Fox Entertainment Group penetra la intimidad de 85 millones de hogares en Estados Unidos, sin contar los otros tantos de millones de televidentes e invidentes en el mundo.
En detrimento de la neutralidad obligada, Fox News ha sido acusada de difundir información falaz y de proclividad obscena a la extrema derecha mundial y al belicoso Partido Republicano (Slate, 31/5/06). Ted Turner, el mandamás de CNN, una cadena más liberal, comparó a Murdoch con Hitler.
Las ciencias políticas y de la comunicación manejan la teoría del “efecto Fox”: su impacto tremendo en la conducta de la cobertura de los medios y la política doméstica (The Washington Post, 4/5/06). ¿No existe, acaso, un similar “efecto Televisa”?
¿Qué tanto ocultarán contra el género humano que sus conferencias corporativas anuales suelen ser secretas y lejos del escrutinio de los ciudadanos afectados? Al parecer, en sus recónditos cónclaves anuales se discuten temas geopolíticos (¡súper-sic!) vinculados a los medios. ¿Vendrá el diseño desinformativo de cómo capturar el petróleo mexicano a través de las campañas propagandísticas de Sky News, asociada a Televisa, o directamente de Fox News donde posee su asiento Aznar López, presuntamente ligado a la pirata española Repsol?
Los Angeles Times (28/7/06) filtró los temas candentes abordados en una de sus reuniones secretas en Pebble Beach, California, que naturalmente incluían el terrorismo islámico, así como la asistencia de personalidades de la talla de Bill Clinton, Tony Blair, el gobernador Arnold Schwarzenegger, Bono y hasta Nicole Kidman.
Uno de sus conspicuos miembros del consejo de administración, el estadunidense-vietnamita Viet Dinh, fue uno de los arquitectos jurídicos del Acta Patriótica, la quintaesencia del fascismo posmoderno.
El imperio mediático del superbélico y ultraconservador Murdoch controla poderosos multimedia en todos los continentes mediante centenas de periódicos (entre ellos The Wall Street Journal, The New York Post y el londinense The Times), decenas de revistas (TV Guide, The Weekly Standard, InsideOut, etcétera) e influyentes estaciones de radio y televisión; hoy es el líder inversionista en televisión satelital, la industria cinematográfica (dueña de The 20th Century Fox), Internet (v.gr. videojuegos, MySpace.com, etcétera), entretenimiento y deportes.
Así que muchas veces pagamos nuestros boletos de cine para que nos intoxiquen con el unilateralismo anglosajón y su cultura superbélica.
Una ex esposa de Rudolf Giuliani, cuando era alcalde de Nueva York, fue productora de una de las múltiples televisoras de Murdoch, quien aparece en el lugar 33 de los más ricos de Estados Unidos en Forbes 400 del año 2007, con una fortuna de 8 mil 800 millones de dólares. El inconveniente no es su riqueza, sino su control multimediático de gran parte del planeta.
Los magnates de los multimedia controlan tanto con relativamente poco capital. Así que no existen pretextos ni impedimentos válidos para que los ciudadanos no hagan sus propias “pollas” (pools) de dinero para poseer una radiodifusora o una televisora. El problema radica en las “concesiones”, es decir, en actos que deben ser políticamente democráticos y que hasta ahora, por desgracia libertaria, han favorecido exclusiva y perniciosamente a la plutocracia global.
La concentración oligopólica de los multimedia por la orwelliana News Corporation no hubiera sido posible en Estados Unidos sin la colusión y coalición de la dupla Bush-Cheney, que colocó al pusilánime Kevin Martin (inmiscuido en el escándalo del fraude electoral de Florida y anterior asistente especial de la política económica de Baby Bush) a cargo de la inexistente Comisión Federal de Comunicaciones. ¡Cómo se parece a la desregulación de los multimedia en México, en su tiránica etapa neoliberal!
Su símbolo diminuto en México es Televisa, que practica el terrorismo desinformativo en contra de sus adversarios y perturba la lid democrática para beneficiar unilateralmente a la plutocracia reinante gracias al antidemocrático régimen de las concesiones y cesiones libertarias.
El fascista neoliberal José María Aznar López, miembro del consejo de administración del canal ultraconservador y superbélico Fox News y aliado de Enrique Krauze Kleinbort, miembro de la Comisión Trilateral y del consejo de administración de la venenosa Televisa, recomendó bombardear la televisora de Belgrado para someter a Yugoslavia a los designios de Estados Unidos (El País, 30/9/07).
Se desprende un primer axioma para la democracia satelital del siglo XXI: la inalienable neutralidad de los multimedia y sus noticiarios y/o la imperativa necesidad de su control por los principales actores políticos de un país (candidatos presidenciales y/o la pluralidad de sus partidos), ya no se diga la necesidad de una televisión ciudadana local y global.
Es curioso que la batalla por la independencia nacionalista de Pemex desemboque ineludiblemente en la exigencia ciudadana por la libertad plural de las concesiones multimediáticas como un acto imperativo de la mayor jerarquía trascendental de la nueva democracia satelital del siglo XXI.
Sería conveniente para la salud planetaria que el BRIC (Brasil, Rusia, India y China) restituya el orden cosmogónico perdido y restablezca el equilibrio de la comunicación democrática satelital mediante la creación de competidores multimediáticos más creíbles y plurales.
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