LEVANTADO EN TIJUANA. En Baja California, Fernando Ocegueda Ruelas (ángulo inferior izquierdo, con traje y corbata) fue golpeado frente a familiares y secuestrado en la vía pública por elementos del crimen organizado que lo confundieron con uno de sus hermanos, de quien pretendían vengarse por haberlos enfrentado en una fiesta Foto: Alfredo Sánchez Ortíz
Oficialmente ya hay mexicanos de primera y de quinta. A unos se les privilegia con sentidas expresiones de condolencia desde Los Pinos y Bucareli y a otros se les relega al más común de los silencios y al desentendimiento institucional.
Al muy criticado oportunismo declarativo y propositivo (la demagógica cárcel vitalicia) del ocupante de Los Pinos se sumó en estos días el clasismo funerario y políticamente exculpatorio del funcionario Mouriño, que se permitió adelantarse a las indagaciones judiciales de lo sucedido el pasado jueves en Culiacán y privilegió las hipótesis menos oscuras. Resulta que Marco Iván del Rincón Jarero apareció muerto el pasado jueves en su auto, estacionado a unos metros de una unidad habitacional militar, con un letrero que decía “Por quedar mal, pinche Jorgito, faltan 7 zetas, zzz”.
La referencia parecería destinada a Jorge del Rincón Bernal (panista histórico de Sinaloa, que fue tío e iniciador político de Manuel J. Clouthier) y a sus siete hijos restantes. Hay quienes suponen que la colocación de ese mensaje es una maniobra de distracción con la que se quiere inocular el expediente con el virus paralizante llamado narcotráfico (que, aplicado a miles de casos sucedidos a mexicanos de quinta a lo largo del calderonismo, constituye una virtual sentencia instantánea de culpabilidad que hace que las autoridades anexen esos crímenes a la lista de asuntos por olvidar). Pero existen indicios que abonan la suposición de la procuraduría estatal de justicia de que habría sido una ejecución “por venganza”. Sin que se haya esclarecido nada, y a riesgo de que el crimen tenga connotaciones menos heroicas, “el gobierno federal” expresó condolencias oficiales al señor Del Rincón, el licenciado Calderón prometió a la familia Clouthier que el asesinato no quedará sin castigo y el gobierno estatal nombró a su director de averiguaciones previas fiscal especial para atender el caso.
La destacada pertenencia al sector empresarial de los dos padres de hijos recientemente asesinados ha movido los mecanismos de acomedimiento político selectivo del poder calderonizado, pero también ha servido para avivar los deseos de participación política explícita de ese mismo segmento de elite. La sangre múltiple derramada a lo largo del país, y las muestras de bestial violencia que ya son noticia cotidiana, no habían provocado en el ámbito de los capitanes de empresa la indignación y el deseo de expresión política que sí han generado las muertes de personas cercanas a ellos.
El interés político militante de los timoneles del sector privado (han publicado manifiestos, mantienen una campaña mediática de indignación focalizada y han lanzado con fines exploratorios la idea de hacer una gran marcha) coincide con los tiempos en que el segmento social defensor del petróleo como bien público habrá de entrar en la anunciada fase de resistencia civil a que encaminan los acomodos de líderes formales tripartidistas que parecen totalmente decididos a transitar el sendero institucional de la aprobación de las maquilladas propuestas privatizadoras hechas por el calderonismo.
Aún cuando no sea ésa la intención, los ánimos manifestantes de ambos segmentos permiten confrontar diagnósticos y recetarios. Los grandes beneficiarios económicos de un régimen injusto pretenden organizar manifestaciones y ganar presencia política para que sea restituida una paz pública que les preocupa cuando es rota en sus cotos pero no cuando se van creando socialmente las condiciones de esos estallidos y rupturas (mucho menos si esas condiciones les producen “legítimas” ganancias, como si la extrema concentración de la riqueza –que en México se asocia en gran medida a la corrupción– no fuera también un secuestro y un asesinato de las expectativas de desarrollo de las grandes mayorías empobrecidas y sin futuro). Quienes están dispuestos a resistir al extremo pacífico el intento de nuevo saqueo en puerta, el de los recursos petroleros, saben que las historias de “éxitos” empresariales que se pretende tejer a partir de la mayor privatización del petróleo mexicano (el estilo Mouriño, pero a lo grande) significarán el ahondamiento de la división social en el país, la consolidación de los estamentos que clasifican a los mexicanos en primera o quinta clase, el abandono criminal de lo que queda de políticas sociales y la conversión de la convivencia colectiva en una selva en la que los poderosos redoblarán agresivamente sus mecanismos de defensa, mientras el resto de los pobladores deberán arreglárselas como puedan.
La organización empresarial de la protesta masiva por la inseguridad pública podría ayudar a que los medios de comunicación comprometidos con la privatización del petróleo tengan material para colocar ese esfuerzo “sano” y “plausible” de la sociedad, “sin distingos de partidos”, unidos todos por el genuino y desinteresado amor por México (¡oh, sí!) frente a la información derivada de los actos de protesta, malvados y antipatrióticos, del izquierdismo violento y fraudulento y su mesías ambicioso (¡oh, no!). Pero es posible que las tretas y las maniobras estén llegando tarde, pues la suerte principal del tema petrolero está echada y, como nunca antes, frente a las pretensiones de resolver “institucionalmente” el diferendo básico sobre el petróleo hay una fuerza social organizada durante largos meses y lista para oponerse activamente a las previsibles decisiones de la nomenclatura legislativa federal.
Astillas
La CNDH podría haber comenzado muchos años atrás su “reingeniería institucional” con ella misma, dejando de ser un instrumento de mediatización y convalidación… Por lo pronto, el Opus Dei de Soberanes y la Nueva Izquierda de Zavaleta (con Creel a un ladito) proponen acuerdos de Estado y pactos nacionales contra la inseguridad…Y, mientras el cardenal Rivera llama a no dejar que la barca de su iglesia se hunda, a pesar de las aves de mal agüero (¿como la pederastia clerical tolerada y protegida?), ¡hasta mañana, con Evo Morales confirmado en el cargo, luego de un referendo revocatorio al que hay mexicanos que no se atreverían a someterse!
Astillero
Julio Hernández López Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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