PERDIMOS?
Espino
Alvaro Cepeda Neri
Manuel Espino, el ultra pseudo panista ocultó la parte oscura de su pasado. Por ejemplo que en el gobierno de Francisco Barrio, fue encargado de los giros negros (cantinas, prostitución, casas de juego y todo lo relacionado con el ambiente más perverso de los vicios y debilidades de cierto sector humano) donde aprendió las mañas para usar la suciedad como armas, no de la más elemental política, sino de la irracionalidad. Leer el articulo completo en Poresto de Yucatan
Que este tecleador conozca, existen en español dos ediciones de Las cartas de Maquiavelo. Una incompleta (ediciones del FCE) y otra casi completa (ediciones EUDBA). En ellas se refiere a ese fanático religioso, más papista que el Papa, de Girolamo Savonarola, quien con padresnuestros quiso sustituir las políticas para una mínima gobernabilidad en épocas de crisis de legitimidad y hacer viable cierta estabilidad para permitir la vía pacífica sobre los riesgos de la violencia.
E incluso para impedir un golpe de Estado proveniente (en el caso mexicano) de la ultraderecha que abandera el borrachín de Espino, despotricador contra el panismo de Calderón (neoliberal en lo económico, liberal conservador en lo político) que pinta su raya de los neofascistas de El Yunque que encabezan Fox, Ramón Muñoz y Espino.
Este, con su diarrea verbal escribió su panfleto para abominar de la política y ensalzar los sermones como un predicador “malvado escondido bajo el manto de la religión”, que equivocó el “verdadero modo de llegar al paraíso y es conocer el camino al infierno para evitarlo”.
Y que (recomienda Max Weber) debió refugiarse en un convento y sobre todo de los que practican el silencio, para no decir tantas burradas. Como las que escupió al cielo y que la gravedad le embarró en su rostro diabólico (la foto de Espino en Siempre!, 20/VII/08, de la publicada por El Universal, lo muestra como el “coco” para asustar niños).
En esas cartas, la mayoría dirigidas a su amigo Francesco Vettori, Maquiavelo nos presenta al Savonarola que desafió la política llevándolo a la horca y la hoguera; como un “profeta desarmado”. Espino no le llega ni a los talones al monje. Es su caricatura resucitada. Con su libelo buscó meterle miedo a Calderón y a los calderonistas que hacen hasta lo imposible por conducir al deslegitimado presidencialismo, auxiliado por el Poder Legislativo, a un final menos desastroso que el foxismo al que representa Espino.
Este no terminará en la hoguera ni la horca, pero busca desesperado que Robinson-Bours, en Sonora lo promueva como candidato a gobernador, para que al menos le ofrezcan una senaduría.
Un convento o una cantina son el destino de Espino, impostor de Savonarola. Salvo que el PAN quiera un predicador que les enseñe el camino al Paraíso (¡oh, Maquiavelo!) en vez de seguir transitando al poder político de las negociaciones, y darle curso a los compromisos para la unión, gobernabilidad y estabilidad pacíficas del Estado. Espino es muy tonto para comprender esto.
cepedaneri@prodigy.net.mx
E incluso para impedir un golpe de Estado proveniente (en el caso mexicano) de la ultraderecha que abandera el borrachín de Espino, despotricador contra el panismo de Calderón (neoliberal en lo económico, liberal conservador en lo político) que pinta su raya de los neofascistas de El Yunque que encabezan Fox, Ramón Muñoz y Espino.
Este, con su diarrea verbal escribió su panfleto para abominar de la política y ensalzar los sermones como un predicador “malvado escondido bajo el manto de la religión”, que equivocó el “verdadero modo de llegar al paraíso y es conocer el camino al infierno para evitarlo”.
Y que (recomienda Max Weber) debió refugiarse en un convento y sobre todo de los que practican el silencio, para no decir tantas burradas. Como las que escupió al cielo y que la gravedad le embarró en su rostro diabólico (la foto de Espino en Siempre!, 20/VII/08, de la publicada por El Universal, lo muestra como el “coco” para asustar niños).
En esas cartas, la mayoría dirigidas a su amigo Francesco Vettori, Maquiavelo nos presenta al Savonarola que desafió la política llevándolo a la horca y la hoguera; como un “profeta desarmado”. Espino no le llega ni a los talones al monje. Es su caricatura resucitada. Con su libelo buscó meterle miedo a Calderón y a los calderonistas que hacen hasta lo imposible por conducir al deslegitimado presidencialismo, auxiliado por el Poder Legislativo, a un final menos desastroso que el foxismo al que representa Espino.
Este no terminará en la hoguera ni la horca, pero busca desesperado que Robinson-Bours, en Sonora lo promueva como candidato a gobernador, para que al menos le ofrezcan una senaduría.
Un convento o una cantina son el destino de Espino, impostor de Savonarola. Salvo que el PAN quiera un predicador que les enseñe el camino al Paraíso (¡oh, Maquiavelo!) en vez de seguir transitando al poder político de las negociaciones, y darle curso a los compromisos para la unión, gobernabilidad y estabilidad pacíficas del Estado. Espino es muy tonto para comprender esto.
cepedaneri@prodigy.net.mx
¿Es verdad que usted es un alcohólico?
Por: Alvaro Cepeda Neri
“…era un bebedor, o mejor dicho, un borracho”.
Joseph Roth.
C. Felipe de Jesús Calderón Hinojosa:
Para que Espino y Espina, la fascista pareja que manipula al PAN no lo vayan a mal aconsejar, fundamento mi pregunta: ¿es verdad que usted es alcohólico?, en el derecho de información conforme al artículo 6 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, vigente a pesar de las constantes interrupciones para su observancia por parte de la “pareja presidencial”. Se trata de que responda, públicamente, a este secreto a voces. Y que se mantiene bajo tratamiento médico. Y exorcismos religiosos, para no beber demasiado y mantener a raya el estado morboso producido por el abuso de bebidas embriagantes.
No sólo en Michoacán sino por casi todo el país, ha pasado a voz en cuello, lo de que usted sería alcohólico y tal adicción no es un asunto privado, dado que la resolución judicial del Tribunal Federal Electoral declaró válidas las elecciones y lo han investido como presidente electo, pudiendo culminar con la toma de posesión para que adquiera la calidad de presidente constitucional (si se cumplen los requisitos del artículo 87 de la Ley Suprema). Esto exige que sus 14 millones y fracción de ciudadanos y los más de 23 millones de la oposición, de una vez por todas sepan si es o no cierto que usted padece ese vicio.
El “yo etílico” de dos escritores (Jack London: Las memorias alcohólicas y Joseph Roth: La leyenda del Santo Bebedor), es irrelevante; no así tratándose de quien, con todo y el precedente de Bush y así le ha ido al mundo con la otra cara del terrorismo del inquilino de la Casa Blanca está siendo encaminado, forzando la legalidad con la falta de legitimidad, para ser en sentido estricto, el sucesor de Fox. De los ex presidentes, tras la renuncia de Díaz, que sepamos, a todos les ha gustado echarse sus tragos; pero, nada fuera de lo que puede calificarse de normal. A Zedillo, lo pescaron bebiendo cerveza e hipócritamente pidió que se la sirvieran en un vaso para, como dijo; “pareciera sidral”.
Otro, fue el golpista Victoriano Huerta. Alcohólico empedernido al grado de ordenar los homicidios de Madero y Pino Suárez y el resto de las matanzas para, momentáneamente, someter al pueblo y sus demandas republicanas, democráticas y constitucionales. Así que, cuando menos a mí, sí me interesa, pues, saber si usted es alcohólico ya que, en algunos medios de comunicación escritos, es una constante escribir su apellido: Calde-ron, para indirectamente señalar que cuando “el río suena” es que lleva alcohol. Ahora, que si no es verdad, debe usted hacérselo saber a los mexicanos. Así de fácil.
cepedaneri@prodigy.net
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