Teología y liberación
ASUNCIÓN.- “La Teología de la Liberación no es una teoría política”, pero uno de sus principios puede transformarse en “una política de Estado: el de atender a los débiles, a los grupos más vulnerables”.En vísperas de tomar posesión como presidente de Paraguay –país señalado por los organismos internacionales como el más pobre y corrupto del Cono Sur–, Fernando Lugo luce tranquilo, sonríe. De 57 años de edad, obispo de la Iglesia católica que abrazó la Teología de la Liberación y que ayudó a organizar a los campesinos “sin tierra”, ganó las elecciones del pasado 20 de abril, que acabaron con 61 años de hegemonía del Partido Colorado. Lugo recibe a Proceso en un amplio salón de reuniones del edificio de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), la coalición cívico-política que lo postuló como candidato presidencial. Con pantalones de hilo y una chamarra azul en la que sobresale el escudo de su país, dice que, a diferencia de otros presidentes de la región, no buscará su reelección y promete una reforma agraria para terminar con la exclusión del campesinado.
–Antes de asumir el cargo ya se habla de que se preparan sabotajes contra su gobierno, incluso con una campaña de desabastecimiento de combustibles. ¿Tiene miedo por este tipo de denuncias?
–La empresa estatal de petróleo (Petróleos de Paraguay) siempre ha tenido una reserva de casi un mes de combustible. En los últimos meses tenemos una gran deuda, con pérdidas de 1 millón de dólares diarios. Todas las reservas están vacías. Hay una situación de abastecimiento irregular, faltando incluso (combustible) para el transporte público. Todo eso nos hace pensar que hay una política del gobierno saliente de gran irresponsabilidad. Nosotros queremos tener una política de comunicación fluida con la ciudadanía. Y la ciudadanía va a saber la verdad de lo que pasa en todas las dependencias públicas del 15 de agosto en adelante.
–¿Le tiene miedo al Partido Colorado?
–No, en absoluto. El Partido Colorado está dividido. Se dio cuenta de que también se le puede ganar en elecciones claras, transparentes y limpias, como ocurrió el 20 de abril. El Partido Colorado es grande, mi familia pertenece a él, es un partido histórico pero que se ha desviado de sus principios fundacionales y que está en decadencia. No es de desconocer, pero tampoco de temer, porque limpiamente ha perdido las elecciones.
–En México pasó algo similar con el PRI, que gobernó durante 71 años. Usted, después de 61 años, acaba con la hegemonía en el poder del Partido Colorado. ¿Se puede hacer algún tipo de comparación política entre los dos países? ¿Ha estudiado el tema?
–Conozco muy poco lo que ocurrió en el PRI. Sé que es también un partido histórico, un partido que ha estado mucho tiempo en el poder. Pero yo creo que América Latina pasa hoy por nuevos paradigmas políticos. No hay dogmas políticos ni perpetuaciones de poder de un solo grupo hegemónico, como ha sido el PRI o como ha sido el Partido Colorado. Hay nuevas fuerzas políticas emergentes en el continente, de la mano de muchos grupos sociales, campesinos y también eclesiales. Así va creándose un paradigma de administración de poder con mucho más transparencia, democracia y más movilización, en una relación más fluida con la ciudadanía.
–El teólogo brasileño Leonardo Boff decía que, en el actual contexto mundial, hay que ser centrista en lo económico y de izquierda en las políticas sociales. ¿Se pueden aplicar estos conceptos? ¿Puede aplicarse la Teología de la Liberación en lo social desde el gobierno?
–La Teología de la Liberación no es una teoría política. (Pero) hay cosas muy importantes que señalan los principios de la teología: la atención a los más débiles, de una opción mucho más clara por los excluidos. Eso cualquier político latinoamericano lo tiene bien claro debido al alto índice de empobrecimiento de la gente en la región (…) En ese sentido, creo que hay un principio de la Teología que puede traspasar hacia una política de Estado: la atención a los más débiles, a los grupos más vulnerables.La reforma agraria El reportero comenta a Lugo que los campesinos de San Pedro Norte, donde él fue obispo, denuncian que pueblos enteros son regados con agrotóxicos que enferman a los habitantes, quienes están muy esperanzados con el gobierno que él encabezará.
–¿Qué es lo que piensa hacer para revertir esta situación de abandono? –se le pregunta.
–Que se respeten las leyes –contesta. Luego explica: “El delito ecológico fue establecido desde 2006 en Paraguay, pero su aplicación está lejos todavía. No rechazamos modelos agroexportadores, pero sí les pedimos a las multinacionales que respeten las leyes del país. Hay sobre todo un tema irrenunciable: la conservación, mantenimiento y mejoramiento del medio ambiente. Tendremos grandes conversaciones con ellos (los hacendados agroexportadores). Por ejemplo, que el uso de agroquímicos sea legal, que se hagan en tiempo y forma estas fumigaciones permitidas por la ley, siempre que tengan el permiso del fiscal del Medio Ambiente; que las fumigaciones se hagan de seis a nueve de la mañana, cuando no hay muchos vientos y no puedan perjudicar a las comunidades y a las poblaciones vecinas.
–Los “sin tierra” están hoy en las rutas. Están preparando una movilización, según dicen, para ayudarlo a usted a presionar por una reforma agraria. ¿Qué les espera a ellos?
–La reforma agraria es una promesa nuestra, que la vamos a cumplir. Ya hemos tenido una primera reunión. Comenzaremos con la elaboración de un catastro nacional de propiedades, especialmente en el área rural; con la transparencia en la tenencia de la tierra, con una distribución y saneamiento de los títulos de terrenos y la recuperación de tierras, especialmente de campos comunales que son intransferibles y muchos de los cuales se han vendido. Esos serán los primeros pasos. Después, diseñar juntos el modelo de reforma agraria menos traumática pero más beneficiosa para los “sin tierra” del país.
–Los “sin tierra” dicen que confían en usted pero desconfían del Partido Liberal (Radical Auténtico, PLRA) que integra la alianza del futuro gobierno...
–El Partido Liberal es un partido que acompaña nuestro proceso. Tiene gente con gran sensibilidad social. Confío mucho en el ministro de Agricultura (Cándido Vera Bejarano), que es de ese partido. Tendrá su contrapeso en el Indert (Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra), que es el encargado de las tierras, la colonización y la reforma agraria, y muy cercano a la gente del campo. El equipo pluralista no me asusta. Añade: “Me alegra poder tener un horizonte bien definido, un proceso marcado, una estrategia bien hecha, y seguir adelante con la promesa de reforma agraria, que vamos a comenzar con fuerza y decisión y en la cual estaremos involucrados todos: los “sin tierra”, gente del Estado, gente que tiene grandes extensiones de tierras, técnicos e incluso instituciones internacionales que nos ayudarán con su visión de reforma agraria”.
–El tema de los brasiguayos (hacendados brasileños y sus descendientes afincados en el país, acusados de utilizar de manera ilegal agrotóxicos en cultivos de soya) es un tema candente en San Pedro Norte. ¿Usted piensa hacer algún tipo de presión contra ellos?
–Hay dos cosas. Nosotros tenemos una ley de seguridad fronteriza que no se ha respetado. A 50 kilómetros de la frontera ningún extranjero puede tener terrenos. Pero están ahí. Yo creo que una de las salidas es que ellos puedan naturalizarse paraguayos. Y sobre el cultivo extensivo de la soya y las empresas multinacionales, éstas podrán continuar en Paraguay en tanto que se adapten y respeten todas las normas y leyes del país.
Sin alineamientos
Cuando el reportero pregunta si en el plano internacional su gobierno va a alinearse con los presidentes Hugo Chávez, de Venezuela, y Evo Morales, de Bolivia, Lugo interrumpe:
–No. Yo me voy a alinear con lo que Paraguay desea hoy día. En primer lugar, que sea recuperada su dignidad como nación, que tenga amplia y absoluta libertad y soberanía para relacionarnos con quien queramos, sin presión alguna. Abunda: “Paraguay retomará el acta fundacional de la independencia nacional, y ahí nos sentiremos libres de relacionarnos con todos los países del mundo en el marco del respeto, la consagración de la soberanía, la no injerencia en nuestro país. Son principios innegociables”.
–¿Pero se siente más cercano a gobiernos como el de Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, o el de Cristina Fernández de Kirchner, de Argentina, o a posiciones más radicalizadas, como las de Chávez?
–Yo respeto los procesos de los países vecinos de la región y más allá de la región (…) Buscaremos buenas relaciones con todos y buscaremos profundizar la integración. La política internacional está bastante clara en nosotros. Uno de los grandes ejes ha sido la recuperación de la soberanía en sus diferentes aspectos. Esto nos ayudará a que Paraguay no sea conocido como el país más corrupto de América y el mundo, sino que sea conocido por su transparencia y su honestidad.
–¿Cómo serán las relaciones con Estados Unidos? La prensa paraguaya denunció la existencia de un veto de Washington a su futuro canciller y exembajador en el Líbano, Alejandro Hamed Franco (señalado por tener una postura pro palestina y de autorizar visas a dirigentes del movimiento islámico pro iraní Hezbollah que tienen abiertas causas penales). Además, se sigue hablando de supuestas bases y de la presencia de soldados estadunidenses en Paraguay. ¿Cómo piensa encarar este tema?
–Yo creo que no hay bases militares estadunidenses en Paraguay. Y en todas las averiguaciones que hemos hecho no tenemos ningún documento oficial de Estados Unidos en el que se pueda vetar al nominado canciller. Si lo tuviéramos, lo repensaríamos con honestidad. El canciller nominado goza de nuestra confianza, creemos en su capacidad intelectual de negociación y de dar una visión diferente sobre el país.
–Usted cuando se va a dormir es, de alguna manera, todavía un hombre de Iglesia. ¿Qué le pide a Dios ahora que va a asumir la presidencia?
–Que nos siga ayudando ese buen Dios. Lo que le ha pedido Salomón en la lectura primera del domingo en la misa de la celebración: sabiduría, tener una buena comunicación con la ciudadanía, no excluir a nadie; que me dé la capacidad de discernimiento, de aceptación, dentro de un sano pluralismo ideológico e incluso económico. Poder desempeñar bien mi cargo de presidente de todos los paraguayos, sin exclusiones, sin distinciones...
–¿Cinco años de mandato son suficientes? Los campesinos hablan de una asamblea constituyente, de la posibilidad de reelección (actualmente prohibida por la Constitución).
–Fernando Lugo no tiene ningún interés (en la reelección). El interés que tiene Fernando Lugo es hacer un buen gobierno hasta 2013 y que en 2013 la clase política, la clase social y el liderazgo nacional puedan continuar las bases que nosotros podemos sustentar con una democracia horizontal, pluralista, y que gane el país, y menos quizá las personas y los grupos. No estoy de acuerdo con el endiosamiento de los líderes. Creo en el liderazgo colectivo, en el trabajo en equipo, en la participación de la gente. Y creo simplemente que el año 2013 nos encontrará en mejores circunstancias de lo que nosotros encontramos este año las instituciones estatales. l
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