1- Podemos imaginar la profunda perplejidad que a causa de la crisis de los mercados mundiales se ha abatido sobre los ideólogos del neoliberalismo, del Estado mínimo y de los vendedores de las ilusiones del mercado. La caída del muro de Berlín en 1989 y el desmantelamiento de la Unión Soviética provocó la euforia del capitalismo. Reagan y Tatcher, sin el contrapunto socialista, aprovecharon la ocasión para radicalizar los «valores» del capitalismo, especialmente las excelencias del mercado, que lo resolvería todo. Para facilitar la obra, comenzaron por desmoralizar al Estado como pésimo gestor y a difamar de la política como el mundo de la corrupción. Naturalmente había y todavía hay problemas en estas instancias, pero no podemos desentendernos del Estado y de la política si no queremos retroceder a la barbarie completa. En su lugar -se decía- deben entrar los ordenamientos ideados en el seno de los organismos nacidos en Bretton Woods y los grandes conglomerados multilaterales. Entre nosotros los brasileños se llegó a ridiculizar a quien hablara de proyecto nacional. Ahora, bajo la globalización, insistían, se fortalece el proyecto-mundo y Brasil debe insertarse en él, aunque sea en posición subalterna. El Estado debe ser reducido al mínimo y dejar campo libre para que el mercado haga sus negocios.
2- Los que venimos, como tantos otros, del compromiso con los derechos humanos, especialmente los de los más vulnerables, pronto nos dimos cuenta de que ahora el principal violador de esos derechos era el Estado mercantil y neoliberal, pues los derechos dejaban de ser inalienables y eran transformados en necesidades humanas cuya satisfacción debe ser buscada en el mercado. Sólo tiene derechos quien puede pagar y es consumidor. Ya no es el Estado quien va a garantizar los mínimos para la vida. Como la gran mayoría de la población no participa del mercado, sus derechos se han visto negados. Podemos y debemos discutir el estatuto del Estado-nación. En la nueva fase planetaria de la humanidad se notan cada ves más las limitaciones de los Estados y crece la urgencia de un centro de ordenación política que atienda las demandas colectivas de la humanidad de alimento, agua, salud, vivienda y seguridad. Pero mientras llegamos a implantar ese organismo corresponde al Estado llevar a cabo la gestión del bien común, imponer límites a la voracidad de las multinacionales e implementar un proyecto nacional.
3- La crisis económica actual ha desenmascarado como falsas las tesis neoliberales y el combate al Estado. Con miedo, un periódico empresarial ha escrito en letras enormes en su sección de economía «Mercado Irracional», como si alguna vez el mercado hubiese sido racional un mercado que deja fuera de él a dos tercios de la humanidad. Una conocida comentarista de asuntos económicos, verdadera sacerdotisa del mercado y del Estado mínimo, llena de arrogancia, ha escrito: «Las autoridades estadounidenses se equivocaron en la regulación y en la fiscalización, se equivocaron en la valoración de la dimensión de la crisis, se han equivocado en la dosis del remedio y se equivocan cuando tienen un comportamiento contradictorio y errático». Y por mi cuenta añadiría: se han equivocado en no llamarla a ella como la gran pitonisa que habría adivinado la solución a la actual crisis de los mercados. La lección es clara: dejada por cuenta del mercado y de la voracidad del sistema financiero especulativo la crisis se habría transformado en una tragedia de proporciones planetarias poniendo en grave peligro el sistema económico mundial. Lógicamente las víctimas serían los de siempre: los llamados ceros económicos, los pobres y excluidos. Fue el difamado Estado quien tuvo que entrar con casi dos trillones de dólares para evitar en el último momento lo peor. Son hechos que nos invitan a revisiones profundas o por lo menos, a algunos, a ser menos arrogantes….Leonardo Boff, Porto Alegre, Brasil.
"Llevaron el país a la quiebra"
Entrevista con James Petras
Guillo Pistonesi
Pateando el Tablero Guillo Pistonesi: ¿Cómo estas James? James Petras: Estamos bien aquí, con una afirmación de nuestro análisis sobre el sistema capitalista, en particular de los Estados Unidos, con los últimos acontecimientos. Han confirmado lo que hemos pronosticado hace tiempo. G.P.: ¿Alguna vez viviste una crisis de esta envergadura? J.P.: Bueno es lo más profundo en toda mi memoria. Como yo nací al fin de la Gran Depresión no tengo bien claro lo que pasaba en los 30. Ya tengo 72 años y esto es lo más grave que viví frente al colapso total del sistema financiero y la incapacidad de gobierno de reavivarlo. G.P.: Hace alrededor de 6 años el Secretario del Tesoro Paul O´Neill, decía en referencia a la crisis que tenía como eje a la Argentina, que no iban a malgastar el dinero de los plomeros y carpinteros norteamericanos en gente que se ufanaba de no tener industrias ni progresar. No iban a salvar a los bancos que se hundían entonces. Ahora hay un paquete de alrededor de 700 mil millones de dólares, para salvar a los bancos. ¿Cuál es tu lectura de esto? J.P.: Primero hay que analizar estructuralmente el problema. Hace años que hemos visto dos aspectos de la clase dominante que son muy importantes en lo que esta pasando. La ascendencia del capital financiero vinculado con la especulación y las grandes estafas por un lado, y por el otro tenemos la ascendencia del sector militarista del imperialismo. Es muy importante porque hay imperios como Europa y China capitalista que están extendiendo sus alcances a partir de inversiones, comercio y otros instrumentos mientras los Estados Unidos han enfocado toda su expansión a través de instrumentos militares, guerras, invasiones, ocupaciones. Entonces estos dos sectores, financistas especuladores y militaristas dominan y dictan el uso del presupuesto norteamericano y las actividades económicas que dominan en su conjunto. A partir de eso tienen influencia desmesurada sobre las políticas, regulaciones e incentivos de gobierno. El problema es que a partir de su control total del gobierno han hecho medidas que facilitan la elaboración de toda una serie de estafas, haciendo circular papeles sin respaldo, inventando paquetes financieros a vender en todo el mundo a partir de hipotecas y otros instrumentos que realmente están vacíos. Por eso digo que son enormes estafas, enormes ganancias, enormes salarios multimillonarios que son el producto de esta ascendencia y en el otro lado una serie de guerras con enormes costos y beneficios tanto para la industria militar como los beneficios al expansionismo sionista. Y estos factores, militarismo, finanzas especulativas, influencias bélicas pro sionistas, esta configuración, ha generado la desregulación, los incentivos a la especulación que han llevado al país a la quiebra. Y digo a la quiebra y no crisis porque el conjunto de las instituciones financieras, no simplemente una u otra, sino el sistema como lo han dicho los principales actores, incluso el ministro de hacienda, dice que el problema es sistémico. G.P.: Qué fuerte lo que decís, que es una quiebra. Ahora cuando las acciones por ejemplo de la banca de inversión estaban por las nubes con ganancias extraordinarias, estas no se repartían entre el pueblo norteamericano y ahora quieren hacerle pagar al todos los trabajadores y el pueblo norteamericano una cifra sideral para salvarlos. J.P.: Sí. Y el hecho más importante es que el 90% del público norteamericano está en contra de este proyecto de financiar a los estafadores. Un congresista mencionó que las cartas contra el acuerdo con el ministro están 100 en contra y una a favor. Es decir 99% del público que escribe o llama a los congresistas denuncian cualquier esfuerzo por facilitar y regalar dinero de los pagadores de impuestos a las multinacionales. No es simplemente 700 mil millones. El plan de salvar, por ejemplo al Seguro A&G es de 85 mil millones, y a las grandes hipotecas también en banca rota, significa mas de 5 trillones de dólares. Imposibles, no digo que toda las hipotecas son tóxicas pero un porcentaje de los 5 trillones también están en cuestión. Es decir, tenemos aquí una doble duplicación de lo que es la deuda pública de los Estados Unidos. En una semana duplicamos la deuda de 200 años de historia G.P.: Vos decías que el 90% del pueblo norteamericano está en contra de este salvataje. Sin embargo vemos que el partido demócrata que tiene mayoría en las cámaras en el Congreso Norteamericano se aprestaría a votar este plan de salvataje. ¿Cómo se explica? J.P.: Porque no tenemos democracia. Los congresistas demócratas responden a los que financian sus campañas, los principales voceros del acuerdo reciben grandes sumas de Wall Street para sus campañas electorales y responden más a los que financian sus campañas que a los que los votan a sus candidaturas. Hay una gran divergencia entre el pueblo que vota a los demócratas y los representantes que responden a Wall Street. No hay correlación entre quienes financian a las candidaturas y el pueblo que representan. Y en eso hay que ser claro. Las decisiones sobre la economía en este momento, las propuestas están hechas por personas que representan directamente a, por ejemplo, Goldman Sachs. El Sr. Paulson era gerente y tiene inversiones de millones en Goldman Sachs. ¿Cómo puede tomar decisiones alguien que va a apoyar o entregar dinero del gobierno a su propia empresa? G.P.: En los últimos tiempos hubo muchas ejecuciones de viviendas. ¿El plan que se discute en el Capitolio incluiría un salvataje a todos aquellos que no pueden pagar sus hipotecas? J.P.: Nada. Esa es una de las quejas que uno escucha de la gente que está criticando este proyecto. ¿Por qué no usan este dinero para salvar a los que no pueden pagar los hipotecas con los intereses variables? ¿Por qué sólo utilizan el dinero para salvar a los corruptos especuladores y estafadores y no hay ningún fondo para quienes están perdiendo su casa? Esa es una de las puntas de lanza del descontento popular. El contraste en el uso del dinero para salvar o comprar todos los activos tóxicos que no tienen ningún valor. Por eso no hay posibilidad para que el mercado salve al mercado. Es algo reconocido que los capitalistas son incapaces en este momento de evitar el colapso del sistema. Por eso necesitan atraer al gobierno y todo el tesoro del país para tratar de recuperar el capitalismo quebrado, no tiene el capitalismo los recursos para salvarse. Punto. G.P.: Que paradoja que aquellos que se vanagloriaban toda la vida del libre mercado ahora tienen que apelar al Estado para salvar sus negocios. J.P.: Sí. Incluso un político de porquería como Sarkozy, declaró ayer que es pura espuma decir que el mercado en si mismo puede regular el capitalismo, que el mercado es capaz de superar sus problemas. Todos los exponentes de la teoría del libre mercado en Financial Times, Wall Street Journal gritan ahora sobre la necesidad de la intervención estatal. G.P.: ¿Cómo está viviendo el pueblo norteamericano, los trabajadores, esta crisis? ¿Ya se empezaron a vivir los efectos de la recesión? J.P.: Sí. El primer resultado de la recesión es que ha bajado el consumo. Ya sea en la compra de artículos electrónicos, el consumo de comida, etc. Se ha eliminado la costumbre de salir por las noches, comer afuera, el recreo, los viajes, las vacaciones. El consumo de todo lo que no es absolutamente necesario ha caído radicalmente. También vemos que mucha gente esta tratando de hacer doble jornada de trabajo. Como no hay ninguna dirección sindical capaz de hacer la más mínima movilización, la gente busca soluciones individuales con una bronca generalizada pero no organizada. La gente que ha perdido su trabajo está buscando trabajos en negro, cualquier tipo de trabajo. Hemos visto un tremendo aumento del trabajo informal, de cualquier tipo que te puedas imaginar. Además, yo creo que hay un disgusto y una alineación total a las elecciones y el proceso político aquí. Vamos a ver una abstención de más del 50% en las próximas elecciones. Por otro lado, uno encuentra mucha inseguridad entre los trabajadores privados que sufren en silencio este gran problema de la recesión. Han aumentado los trabajadores registrados por desempleo y se han agotado el pago de un subsidio por desocupación. Hay mucho miedo, eso es lo que puedo decirte. Miedo de que cualquiera pueda perder su trabajo. Y perder el trabajo significa perder cualquier plan de salud. Y si pierdes el plan de salud, vas a la bancarrota. Porque en este momento con la crisis financiera nadie puede conseguir crédito si no tiene un trabajo bien pago. Aumenta tremendamente la gente que va a hospitales a ser tratada en lo que se llama "emergencias". Esperar 4, 5, 6 hs. por cualquier problema de salud, si tienes suerte con algunos interinos que recién terminaron las escuela de medicina. G.P.: Estamos en medio de esta crisis que se augura que se va a profundizar... J.P.: Estamos recién en el comienzo. Ahora afecta al sistema financiero pero nadie duda que va a perjudicar a todo el sistema productivo porque no hay crédito. No hay forma de financiar cualquier inversión, si no se tiene autofinanciamento, todos van a la bancarrota. G.P.: Hay muchos que sostienen, particularmente muchos de los que vienen del progresismo, que lo que entró en crisis es el neoliberalismo y no el capitalismo. ¿qué pensás? J.P.: Bueno eso es muy artificial y falso por el simple hecho de que entre los involucrados en el sector financiero se incluyen las grandes industrias como General Electric. ¿Qué creen?, ¿que Goldman Sachs y Morgan viven aparte de lo que es lo que ellos llaman el "capitalismo productivo"? ¿Y cómo explican que el capitalismo productivo está ahora perjudicado precisamente porque han invertido en los bancos, han cruzado los directorios, han colaborado en la guerra que está perjudicando el presupuesto, etc. Esta es una crisis del capitalismo, porque son visibles los efectos de la crisis financiera sobre el capitalismo productivo. El capitalismo manufacturero no ha tomado posiciones críticas a este acuerdo. Incluso ahora General Motors pide lo mismo que Goldman Sachs y los demás. General Motors pide 25 mil millones de dólares para evitar la bancarrota en la industria de automóviles, Ford, Chrysler también. Entonces hemos visto cómo el sector financiero es una extensión del capitalismo "normal" y no algo perverso. Es simplemente la culminación del capitalismo y ahora que interviene el estado no se puede llamar neoliberalismo. Ahora el neoliberalismo como se entendía en el pasado no existe. Sí existía en el pasado. El estado era el arquitecto de lo que llaman el neoliberalismo. Es el estado el que generó todas las regulaciones permitiendo los instrumentos y estafas. No existía el libre mercado, ni antes, no ahora ni en el futuro. Siempre el capitalismo en todas sus formas, manufacturero o financiero siempre utilizaba los presupuestos, los impuestos y los incentivos para generar su expansión, mucho más de lo que la gente que habla del neoliberalismo quiere reconocer. Y las regulaciones que proponen ahora son ineficientes porque el problema no es simplemente buenas o malas regulaciones, sino que son los capitalistas que controlan las inversiones los que determinan quién va a regular a quién, a qué costo y para el beneficio de quien. G.P.: Esta claro que para el pueblo y lo los trabajadores norteamericanos la crisis recién comienza y que van a haber más penurias. ¿Qué opinas que pasará con el resto de los pueblos del mundo, particularmente para América Latina? J.P.: A causa de la crisis y la recesión, los Estados Unidos han bajado sus importaciones de Asia. Por ejemplo, en el trimestre pasado las exportaciones de Japón a Estados Unidos bajaron un 25%. Estados Unidos empieza a bajar sus importaciones porque los consumidores no compran, las industrias no importan, etc. En la medida en que China y Asia bajan sus exportaciones a Estados Unidos, van a bajar sus importaciones de soja, de minerales, etc. de América Latina. La recesión, sino hablamos de depresión norteamericana, va a tener un efecto sobre Asia y a partir de Asia va tener un tremendo efecto sobre el modelo agro-mineral exportador en Argentina, Brasil, Chile, etc. Hay que pensarlo como una cadena que empieza con la depresión norteamericana. Hay una posibilidad de que el efecto no sea tan profundo en el grado que China pueda reorientar su economía hacia la producción para el consumo interno. Entonces, seguiría creciendo a partir de la producción para el mercado interno. Pero eso implicaría una revolución social en China porque las masas en China, que tienen muy bajos ingresos, no pueden consumir y sin tener ningún plan de salud, sin tener educación pública gratuita, no hay eso ahora en China (por eso la gente no puede consumir porque bajo el capitalismo en China ahora todo hay que pagarlo, medicina, educación, etc.) En la medida en la que no haya una transformación social en China para aumentar el poder de consumo y el poder de ingresos de las masas, China no puede reorientar su economía hacia adentro porque hay cientos de millones de chinos que viven en la pobreza. Esta posibilidad de reemplazar las altas importaciones de América Latina no creo que sea factible dada la composición de clase de los gobiernos de China, India, Japón. G.P.: Te agradecemos mucho por este diálogo, muy interesante. Siempre conversamos con vos sobre lo que pasa en Medio Oriente, en América Latina, ahora estamos hablando con vos sobre lo que está sucediendo en el corazón del capitalismo, en los Estados Unidos. Muchísimas gracias. J.P.: Un placer. Sigan adelante, la lucha se va a profundizar. Como decía, estamos en el comienzo de esta catástrofe y como decía el Financial Times "las convusiones del capitalismo de los Estados Unidos"... utilizan nuestro lenguaje la misma prensa financiera… (risas). Un abrazo, chau. *Realizada en el programa radial Pateando el Tablero, Buenos Aires, Argentina el sábado 27 de septiembre de 2008 .
Entrevista con James Petras
Guillo Pistonesi
Pateando el Tablero Guillo Pistonesi: ¿Cómo estas James? James Petras: Estamos bien aquí, con una afirmación de nuestro análisis sobre el sistema capitalista, en particular de los Estados Unidos, con los últimos acontecimientos. Han confirmado lo que hemos pronosticado hace tiempo. G.P.: ¿Alguna vez viviste una crisis de esta envergadura? J.P.: Bueno es lo más profundo en toda mi memoria. Como yo nací al fin de la Gran Depresión no tengo bien claro lo que pasaba en los 30. Ya tengo 72 años y esto es lo más grave que viví frente al colapso total del sistema financiero y la incapacidad de gobierno de reavivarlo. G.P.: Hace alrededor de 6 años el Secretario del Tesoro Paul O´Neill, decía en referencia a la crisis que tenía como eje a la Argentina, que no iban a malgastar el dinero de los plomeros y carpinteros norteamericanos en gente que se ufanaba de no tener industrias ni progresar. No iban a salvar a los bancos que se hundían entonces. Ahora hay un paquete de alrededor de 700 mil millones de dólares, para salvar a los bancos. ¿Cuál es tu lectura de esto? J.P.: Primero hay que analizar estructuralmente el problema. Hace años que hemos visto dos aspectos de la clase dominante que son muy importantes en lo que esta pasando. La ascendencia del capital financiero vinculado con la especulación y las grandes estafas por un lado, y por el otro tenemos la ascendencia del sector militarista del imperialismo. Es muy importante porque hay imperios como Europa y China capitalista que están extendiendo sus alcances a partir de inversiones, comercio y otros instrumentos mientras los Estados Unidos han enfocado toda su expansión a través de instrumentos militares, guerras, invasiones, ocupaciones. Entonces estos dos sectores, financistas especuladores y militaristas dominan y dictan el uso del presupuesto norteamericano y las actividades económicas que dominan en su conjunto. A partir de eso tienen influencia desmesurada sobre las políticas, regulaciones e incentivos de gobierno. El problema es que a partir de su control total del gobierno han hecho medidas que facilitan la elaboración de toda una serie de estafas, haciendo circular papeles sin respaldo, inventando paquetes financieros a vender en todo el mundo a partir de hipotecas y otros instrumentos que realmente están vacíos. Por eso digo que son enormes estafas, enormes ganancias, enormes salarios multimillonarios que son el producto de esta ascendencia y en el otro lado una serie de guerras con enormes costos y beneficios tanto para la industria militar como los beneficios al expansionismo sionista. Y estos factores, militarismo, finanzas especulativas, influencias bélicas pro sionistas, esta configuración, ha generado la desregulación, los incentivos a la especulación que han llevado al país a la quiebra. Y digo a la quiebra y no crisis porque el conjunto de las instituciones financieras, no simplemente una u otra, sino el sistema como lo han dicho los principales actores, incluso el ministro de hacienda, dice que el problema es sistémico. G.P.: Qué fuerte lo que decís, que es una quiebra. Ahora cuando las acciones por ejemplo de la banca de inversión estaban por las nubes con ganancias extraordinarias, estas no se repartían entre el pueblo norteamericano y ahora quieren hacerle pagar al todos los trabajadores y el pueblo norteamericano una cifra sideral para salvarlos. J.P.: Sí. Y el hecho más importante es que el 90% del público norteamericano está en contra de este proyecto de financiar a los estafadores. Un congresista mencionó que las cartas contra el acuerdo con el ministro están 100 en contra y una a favor. Es decir 99% del público que escribe o llama a los congresistas denuncian cualquier esfuerzo por facilitar y regalar dinero de los pagadores de impuestos a las multinacionales. No es simplemente 700 mil millones. El plan de salvar, por ejemplo al Seguro A&G es de 85 mil millones, y a las grandes hipotecas también en banca rota, significa mas de 5 trillones de dólares. Imposibles, no digo que toda las hipotecas son tóxicas pero un porcentaje de los 5 trillones también están en cuestión. Es decir, tenemos aquí una doble duplicación de lo que es la deuda pública de los Estados Unidos. En una semana duplicamos la deuda de 200 años de historia G.P.: Vos decías que el 90% del pueblo norteamericano está en contra de este salvataje. Sin embargo vemos que el partido demócrata que tiene mayoría en las cámaras en el Congreso Norteamericano se aprestaría a votar este plan de salvataje. ¿Cómo se explica? J.P.: Porque no tenemos democracia. Los congresistas demócratas responden a los que financian sus campañas, los principales voceros del acuerdo reciben grandes sumas de Wall Street para sus campañas electorales y responden más a los que financian sus campañas que a los que los votan a sus candidaturas. Hay una gran divergencia entre el pueblo que vota a los demócratas y los representantes que responden a Wall Street. No hay correlación entre quienes financian a las candidaturas y el pueblo que representan. Y en eso hay que ser claro. Las decisiones sobre la economía en este momento, las propuestas están hechas por personas que representan directamente a, por ejemplo, Goldman Sachs. El Sr. Paulson era gerente y tiene inversiones de millones en Goldman Sachs. ¿Cómo puede tomar decisiones alguien que va a apoyar o entregar dinero del gobierno a su propia empresa? G.P.: En los últimos tiempos hubo muchas ejecuciones de viviendas. ¿El plan que se discute en el Capitolio incluiría un salvataje a todos aquellos que no pueden pagar sus hipotecas? J.P.: Nada. Esa es una de las quejas que uno escucha de la gente que está criticando este proyecto. ¿Por qué no usan este dinero para salvar a los que no pueden pagar los hipotecas con los intereses variables? ¿Por qué sólo utilizan el dinero para salvar a los corruptos especuladores y estafadores y no hay ningún fondo para quienes están perdiendo su casa? Esa es una de las puntas de lanza del descontento popular. El contraste en el uso del dinero para salvar o comprar todos los activos tóxicos que no tienen ningún valor. Por eso no hay posibilidad para que el mercado salve al mercado. Es algo reconocido que los capitalistas son incapaces en este momento de evitar el colapso del sistema. Por eso necesitan atraer al gobierno y todo el tesoro del país para tratar de recuperar el capitalismo quebrado, no tiene el capitalismo los recursos para salvarse. Punto. G.P.: Que paradoja que aquellos que se vanagloriaban toda la vida del libre mercado ahora tienen que apelar al Estado para salvar sus negocios. J.P.: Sí. Incluso un político de porquería como Sarkozy, declaró ayer que es pura espuma decir que el mercado en si mismo puede regular el capitalismo, que el mercado es capaz de superar sus problemas. Todos los exponentes de la teoría del libre mercado en Financial Times, Wall Street Journal gritan ahora sobre la necesidad de la intervención estatal. G.P.: ¿Cómo está viviendo el pueblo norteamericano, los trabajadores, esta crisis? ¿Ya se empezaron a vivir los efectos de la recesión? J.P.: Sí. El primer resultado de la recesión es que ha bajado el consumo. Ya sea en la compra de artículos electrónicos, el consumo de comida, etc. Se ha eliminado la costumbre de salir por las noches, comer afuera, el recreo, los viajes, las vacaciones. El consumo de todo lo que no es absolutamente necesario ha caído radicalmente. También vemos que mucha gente esta tratando de hacer doble jornada de trabajo. Como no hay ninguna dirección sindical capaz de hacer la más mínima movilización, la gente busca soluciones individuales con una bronca generalizada pero no organizada. La gente que ha perdido su trabajo está buscando trabajos en negro, cualquier tipo de trabajo. Hemos visto un tremendo aumento del trabajo informal, de cualquier tipo que te puedas imaginar. Además, yo creo que hay un disgusto y una alineación total a las elecciones y el proceso político aquí. Vamos a ver una abstención de más del 50% en las próximas elecciones. Por otro lado, uno encuentra mucha inseguridad entre los trabajadores privados que sufren en silencio este gran problema de la recesión. Han aumentado los trabajadores registrados por desempleo y se han agotado el pago de un subsidio por desocupación. Hay mucho miedo, eso es lo que puedo decirte. Miedo de que cualquiera pueda perder su trabajo. Y perder el trabajo significa perder cualquier plan de salud. Y si pierdes el plan de salud, vas a la bancarrota. Porque en este momento con la crisis financiera nadie puede conseguir crédito si no tiene un trabajo bien pago. Aumenta tremendamente la gente que va a hospitales a ser tratada en lo que se llama "emergencias". Esperar 4, 5, 6 hs. por cualquier problema de salud, si tienes suerte con algunos interinos que recién terminaron las escuela de medicina. G.P.: Estamos en medio de esta crisis que se augura que se va a profundizar... J.P.: Estamos recién en el comienzo. Ahora afecta al sistema financiero pero nadie duda que va a perjudicar a todo el sistema productivo porque no hay crédito. No hay forma de financiar cualquier inversión, si no se tiene autofinanciamento, todos van a la bancarrota. G.P.: Hay muchos que sostienen, particularmente muchos de los que vienen del progresismo, que lo que entró en crisis es el neoliberalismo y no el capitalismo. ¿qué pensás? J.P.: Bueno eso es muy artificial y falso por el simple hecho de que entre los involucrados en el sector financiero se incluyen las grandes industrias como General Electric. ¿Qué creen?, ¿que Goldman Sachs y Morgan viven aparte de lo que es lo que ellos llaman el "capitalismo productivo"? ¿Y cómo explican que el capitalismo productivo está ahora perjudicado precisamente porque han invertido en los bancos, han cruzado los directorios, han colaborado en la guerra que está perjudicando el presupuesto, etc. Esta es una crisis del capitalismo, porque son visibles los efectos de la crisis financiera sobre el capitalismo productivo. El capitalismo manufacturero no ha tomado posiciones críticas a este acuerdo. Incluso ahora General Motors pide lo mismo que Goldman Sachs y los demás. General Motors pide 25 mil millones de dólares para evitar la bancarrota en la industria de automóviles, Ford, Chrysler también. Entonces hemos visto cómo el sector financiero es una extensión del capitalismo "normal" y no algo perverso. Es simplemente la culminación del capitalismo y ahora que interviene el estado no se puede llamar neoliberalismo. Ahora el neoliberalismo como se entendía en el pasado no existe. Sí existía en el pasado. El estado era el arquitecto de lo que llaman el neoliberalismo. Es el estado el que generó todas las regulaciones permitiendo los instrumentos y estafas. No existía el libre mercado, ni antes, no ahora ni en el futuro. Siempre el capitalismo en todas sus formas, manufacturero o financiero siempre utilizaba los presupuestos, los impuestos y los incentivos para generar su expansión, mucho más de lo que la gente que habla del neoliberalismo quiere reconocer. Y las regulaciones que proponen ahora son ineficientes porque el problema no es simplemente buenas o malas regulaciones, sino que son los capitalistas que controlan las inversiones los que determinan quién va a regular a quién, a qué costo y para el beneficio de quien. G.P.: Esta claro que para el pueblo y lo los trabajadores norteamericanos la crisis recién comienza y que van a haber más penurias. ¿Qué opinas que pasará con el resto de los pueblos del mundo, particularmente para América Latina? J.P.: A causa de la crisis y la recesión, los Estados Unidos han bajado sus importaciones de Asia. Por ejemplo, en el trimestre pasado las exportaciones de Japón a Estados Unidos bajaron un 25%. Estados Unidos empieza a bajar sus importaciones porque los consumidores no compran, las industrias no importan, etc. En la medida en que China y Asia bajan sus exportaciones a Estados Unidos, van a bajar sus importaciones de soja, de minerales, etc. de América Latina. La recesión, sino hablamos de depresión norteamericana, va a tener un efecto sobre Asia y a partir de Asia va tener un tremendo efecto sobre el modelo agro-mineral exportador en Argentina, Brasil, Chile, etc. Hay que pensarlo como una cadena que empieza con la depresión norteamericana. Hay una posibilidad de que el efecto no sea tan profundo en el grado que China pueda reorientar su economía hacia la producción para el consumo interno. Entonces, seguiría creciendo a partir de la producción para el mercado interno. Pero eso implicaría una revolución social en China porque las masas en China, que tienen muy bajos ingresos, no pueden consumir y sin tener ningún plan de salud, sin tener educación pública gratuita, no hay eso ahora en China (por eso la gente no puede consumir porque bajo el capitalismo en China ahora todo hay que pagarlo, medicina, educación, etc.) En la medida en la que no haya una transformación social en China para aumentar el poder de consumo y el poder de ingresos de las masas, China no puede reorientar su economía hacia adentro porque hay cientos de millones de chinos que viven en la pobreza. Esta posibilidad de reemplazar las altas importaciones de América Latina no creo que sea factible dada la composición de clase de los gobiernos de China, India, Japón. G.P.: Te agradecemos mucho por este diálogo, muy interesante. Siempre conversamos con vos sobre lo que pasa en Medio Oriente, en América Latina, ahora estamos hablando con vos sobre lo que está sucediendo en el corazón del capitalismo, en los Estados Unidos. Muchísimas gracias. J.P.: Un placer. Sigan adelante, la lucha se va a profundizar. Como decía, estamos en el comienzo de esta catástrofe y como decía el Financial Times "las convusiones del capitalismo de los Estados Unidos"... utilizan nuestro lenguaje la misma prensa financiera… (risas). Un abrazo, chau. *Realizada en el programa radial Pateando el Tablero, Buenos Aires, Argentina el sábado 27 de septiembre de 2008 .
Alfredo Jalife-Rahme
El tsunami financiero azota Europa
El rescate de Paulson-Bernanke-Bush se parece más a sus similares fracasados de Japón y México, en lugar del exitoso modelo escandinavo. Desde la década de los noventa Japón no sale de su inopia económica (ahora acaba de volver a entrar en recesión, según The Economist, 03/10/08) y sobre el cataclismo del Fobaproa/IPAB en el “México neoliberal prianista” es preferible callar ante tanta evidencia nauseabunda. Apenas vamos en la segunda fase del tsunami financiero global (ver Bajo la Lupa, 21/9/08), creado por EU, el país más irresponsable del mundo. Dean Baker, analista del rotativo británico The Guardian (3/10/08), fustiga que “el pánico financiero fue provocado por el presidente Bush”.
Una “deflación financiera” con un “desapalancamiento” brutal (deleveraging) sumado de una “estanflación económica” –por cierto, título de nuestra reciente ponencia magistral premonitoria en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM (ver Bajo la Lupa, 17/9/08)– no deja ileso a nadie; ni a las ilusiones del jihadista neoliberal Calderón.
Los suicidios ya empezaron, los linchamientos de empresarios y el reclamo de encarcelar a los banqueros (sobra sentenciar que son unos “bandidos”, como les llaman en EU, porque constituye un pleonasmo a su profesión desregulada), en particular, los gobernadores centralbanquistas del G-7 correctamente puestos en la picota por Ambrose Evans-Pritchard, aterrado ante la probabilidad de una “desintegración” (¡súper sic!) del sistema financiero internacional (The Daily Telegraph, 6/10/08).
¿Y qué de la periferia tropical como el “gobernador” cordobista Ortiz Martínez, del Banco de México, quien tanto daño ha causado en México desde el Fobaproa/IPAB, al unísono de los hermanos Werner Wainfeld (Martín y Alejandro Mariano), quienes se despachan con la cuchara grande en la Secretaría de Hacienda mediante sus presuntos vínculos obscenos con Goldman Sachs y banca Mifel?
En forma demencial, Ortiz Martínez elevó las tasas de interés en la peor coyuntura, en lugar de reducirlas, lo cual aceleró la inanición económica en México. Su demencia es producto de la “autonomía” del Banco de México, “un estado dentro del Estado”, gracias a un Congreso castrado y a un Ejecutivo postrado ante el fracasado monetarismo neoliberal centralbanquista.
La prensa europea, en particular la británica, exhibe un pánico indescriptible y pone en evidencia la falta de acciones colectivas. Ambrose Evans-Pritchard alerta a la “desintegración de las finanzas globales en pocos días” de la que “nadie escapará” y hace el recuento de las múltiples nacionalizaciones de bancos en toda Europa.
Revela que el “mercado de papel comercial en EU ha sido cerrado. Se contrajo a 95 mil millones de dólares la semana pasada y ha perdido 208 mil millones de dólares en tres semanas”, y los préstamos interbancarios son inexistentes: “es un mercado fantasma”.
Bajo la Lupa (28/09/08) ya había descrito al “fantasma financiero” de los “derivados” para lo cual “hasta la fecha no existe terapia alguna para su captura”.
Al The Financial Times le aflora su racismo antilatino y anti Mediterráneo al burlarse del acrónimo despectivo “PIGS”, que engloba en sus siglas en inglés a Portugal, Italia, Grecia y España.
El presidente francés Nicolas Sarkozy, actualmente a cargo de la rotación de la presidencia de la Unión Europea, convocó a una reunión urgente de los cuatro miembros europeos del G-7 (Francia, Gran Bretaña, Alemania e Italia), que desafortunadamente no consiguió una posición unificada cuando cada país prefirió adoptar sus propias medidas de emergencia. Es el caso de Alemania, que después de haber criticado las medidas unilaterales de Irlanda (que garantizó los ahorros individuales y los extensos depósitos de las empresas), acabó aplicando la misma receta, mientras rescataba con 250 mil millones de dólares a su segundo banco hipotecario Hypo Real Estate, que había exhibido profundas horadaciones en su filial irlandesa Depfa.
Sucedió que las exageradas garantías a los depósitos en Irlanda provocaron una atracción masiva de capitales de Alemania y Gran Bretaña. ¿Quién empujó a Irlanda a tomar tal medida desestabilizadora? ¿Habrá sido Wall Stret, que aplicó el “síndrome Sansón”?
David Wighton (The Times, 6/10/08) teme que “el peor escenario se acerca rápidamente”, pues pone en peligro la cohesión de la eurozona (a la que no pertenece Gran Bretaña). Asistimos a la balcanización financiera de la Unión Europea y a la congelación del tratado de Maastricht que obliga a un tope deficitario de 3 por ciento, que no podrá ser respetado en un mínimo de cuatro años debido a las múltiples nacionalizaciones y rescates in extremis, que sería el caso de los despreciados “PIGS” y la respetable Francia.
La desarticulación es enorme y ha golpeado la cotización del otrora invencible euro. Es valiosa la idea francesa de convocar al G-8, sumada de China e India, para formular un nuevo sistema financiero internacional. Urge un nuevo Bretton Woods entre las grandes potencias del planeta, específicamente EU, la UE y el BRIC para limitar los daños creados por el régimen torturador bushiano. Solamente un triunfo de Obama en el espíritu de un nuevo pacto social al estilo de Franklin Roosevelt podría apaciguar el tsunami financiero y atemperar la neurosis entendible de los ahorradores.
El primer ministro francés François Fillon no se masca las palabras y sentencia que “el mundo se encuentra al borde del precipicio por culpa de un sistema irresponsable” y denuncia sin tapujos al “capitalismo descarriado”. A su juicio, “el desplome era “previsible (¡súper sic!) y obliga a ordenar un sistema “incontrolable y sin ética” mediante la “construcción de nuevas regulaciones” y la “instauración de nuevas relaciones entre el Estado y el mercado” (Le Monde, 4/10/08).
Lo peor es creer que algún rincón del planeta escapará del tsunami financiero estadunidense que se tornó global. Nadie se salvará: ni el fantasioso jihadista neoliberal Calderón, quien alardea de que le fascinan las “emociones fuertes”. La verdadera contabilidad consistirá en registrar quiénes perderán menos, como China, que, pese a todo, sufrirá severos coletazos económicos, según admiten sus lúcidos analistas. Hoy Calderón, como ayer el locuaz Fox, no se percata de la decadencia (peor aún: desintegración) del modelo estadunidense y su pulverización financiera, al haber alcanzado tales grados de adicción ideológica y/o sometimiento geopolítico petrolero para hacer el ridículo de tocar la campana, como vulgar monaguillo de Wall Street, del cierre bursátil en Nueva York en plena debacle.
Desenfreno neoliberal y guerras gestaron la crisis financiera de EEUU
by ABN
Global Research, Agencia Bolivariana de Noticias
Caracas, 26 Sep. ABN (Aurelio Gil Beroes).- La crisis financiera que remueve los cimientos de la economía estadounidense y cuyos efectos comienzan a sentirse en el resto del mundo, está estrechamente vinculada la desregulación neoliberal existente en los mercados financieros y las políticas guerreristas del gobierno del presidente Bush.
Así lo sostiene el conocido economista y profesor canadiense, Michel Chossudovsky, en un artículo titulado Colapso financiero total (localizable en Internet), donde analiza las causas y consecuencias de esta crítica situación en el país del norte.
Expresa que los efectos de este colapso son de largo alcance, que su proceso aún no ha tocado fondo, y que las repercusiones que podría tener sobre la vida de la gente en los Estados Unidos y en todo el planeta pueden ser muy graves.
El catedrático considera que se trata de la crisis financiera más seria desde el Crack de Wall Street en 1929.
Más allá de los mercados financieros
Plantea el autor que la crisis no se limita al derrumbe de los mercados financieros, “también está en peligro la economía real -nacional e internacional-, así como sus instituciones y subestructuras productivas”.
Y argumenta: “Cuando los valores de la bolsa se derrumban, los ahorros de toda la vida de las familias merman o se evaporan, por no mencionar los fondos de pensiones”.
Más adelante señala: “El colapso financiero repercute inevitable y violentamente en los mercados de consumo, en el mercado de la vivienda y, más ampliamente, en el proceso de inversión en la producción de bienes y servicios”.
Guerra y crisis económica
Chossudovsky destaca que la crisis se está produciendo en medio de una aventura militar. “La crisis financiera global va íntimamente relacionada con la guerra”.
El experto apunta que la economía de guerra incide directamente sobre la política monetaria y fiscal, y en el caso de Estados Unidos “los gastos en defensa ascienden a más de 500 mil millones de dólares.
Además, hay otros 70 mil millones de dólares destinados ya a cubrir costes de guerra en los primeros meses de la próxima administración. “Estas sumas combinadas, -agrega- representan el grado más alto de gastos militares desde el final de la Segunda Guerra Mundial”.
Para el economista, “la guerra es buena para hacer negocios” y afirma que los poderosos grupos financieros que habitualmente manipulan los mercados de valores, los mercados monetarios y las materias primas (petróleo, cobre, hierro, etc.) promueven la continuación de la guerra en el Medio Oriente (Irak y Afganistán)
Añade que la crisis financiera está estrechamente vinculada a la estructura de la inversión pública de EEUU en la economía de guerra, a través de la financiación, mediante los dólares de los impuestos, de programas sociales civiles.
“Esto cuestiona también, en un plano más amplio, el papel del Tesoro y del sistema monetario estadounidenses, dedicados de forma implacable a financiar el complejo industrial militar y la guerra en Oriente Próximo, a costa de la mayoría de sectores de la actividad económica civil”, dice.
Explica que guerra y globalización van de la mano y que, como consecuencia de la agenda militar, la economía civil de ese país está en crisis, “mientras los recursos de la nación, incluidos los dólares de los impuestos, se desvían para financiar una guerra multimilmillonaria en Oriente Próximo”.
Terreno neoliberal sin Ley
El economista canadiense define el mercado financiero estadounidense como una tierra sin ley, donde grandes consorcios se han dedicado desde comienzos de la administración de Ronald Reagan, a finales de los años 80, al comercio especulativo.
Informa que a partir de la crisis bursátil experimentada en los Estados Unidos, en 1987, Wall Street, el corazón financiero de ese país, localizado en la ciudad de Nueva York, logró que el Departamento del Tesoro dejara de interferir en los mercados financieros y las bolsas de Nueva York y Chicago establecieron las reglas.
Esto se hizo violando abiertamente el Acta Glass-Steagall, un cuerpo de normas establecido en 1933, que fue pilar de la recuperación económica del país, “como respuesta al ambiente de corrupción, manipulación financiera y ‘tráfico de influencias’, que provocaron más 5 mil quiebras bancarias en los años siguientes al crack de Wall Street de 1929”.
Pero para asegurar el ambiente de la desregulación y despejar el camino a los grandes consorcios financieros, en 1999, el Congreso estadounidense aprobó el Acta Gramm-Leach Bliley, conocida como Acta de modernización de los servicios financieros, que derogó “de un plumazo” todas las restricciones preexistentes sobre el desempeño de los grandes consorcios financieros.
“Bajo las nuevas normas -dice Chossudovsky- ratificadas por el Senado estadounidense y aprobadas por el presidente Clinton, los bancos comerciales, las firmas de broker (corredores de bolsa), los inversores institucionales y las compañías de seguros podían invertir libremente en cualquier negocio e integrar completamente sus operaciones financieras”.
Desenfreno especulativo
La abolición de la regulación en las actividades financieras, según el autor, dio origen a una carrera especulativa sin frenos en el sector financiero.
Por eso, dice: “El colapso financiero está íntimamente relacionado con el crecimiento incontrolado de operaciones especulativas muy apalancadas”.
Y subraya: “La contienda mundial para apoderarse de las riquezas a través de la manipulación financiera es la fuerza motriz que subyace en esta crisis. Es la fuente del torbellino económico y de la devastación social “.
De inmediato se formula una pregunta, que responde: “¿Cuáles son las causas subyacentes? Lo que prevalece es un entorno financiero sin regla alguna, caracterizado por un comercio especulativo extenso”.
La crisis: una operación rentable
La propia inexistencia de reglas, incluyendo las de carácter ético, en el ámbito financiero estadounidense, permiten a Chossudovsky afirmar que aún “El colapso del mercado bursátil puede ser una operación absolutamente rentable”, para los especuladores bursátiles.
“Con información previa desde dentro -dice- el colapso del mercado de valores constituye (mediante las ventas al descubierto) una oportunidad lucrativa para ganar muchísimo dinero para toda una categoría selecta de especuladores poderosos que tienen capacidad para manipular el mercado en la dirección apropiada en el momento adecuado”.
Se entiende por venta al descubierto, la operación que consiste en vender a plazo valores que no se tienen, con la intención de poder comprarlos en un momento más cercano a un precio inferior.
El catedrático canadiense señala que hay a indicios de “que ha existido una conspiración cuidadosamente orquestada para provocar el colapso de varias instituciones financieras importantes mediante descaradas manipulaciones”.
Y sentencia en un párrafo de su trabajo: “Las ventas al descubierto, junto a la propagación de falsos rumores, se han utilizado como estrategia para provocar el colapso de acciones en Wall Street, incluyendo las de Lehman, Morgan Stanley y Goldman Sachs”, gigantes financieros venidos a menos con esta crisis, que según los expertos, es de consecuencias impredecibles.
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