Víctor Quintana
· · · · ·Primero fueron las mujeres asesinadas, pero, como eran mujeres, sus asesinos quedaron impunes. Luego fueron los sicarios, pero como eran tales, las ejecuciones quedaron impunes, pues "se estaban matando entre ellos". Ahora somos todos los que habitamos en el estado de Chihuahua, sobre todo en Ciudad Juárez los que en cualquier momento podemos ser extorsionados, vejados, secuestrados y ejecutados a resultas de la impunidad que se instaló en estas tierras norteñas desde hace varios lustros.
No es para menos. En las últimas semanas los delitos vinculados tanto al crimen organizado como a la delincuencia común y corriente han crecido de manera exponencial en Chihuahua. Las extorsiones comenzaron afectando a los dueños de bares, centros nocturnos y restaurantes. Quienes no cedieron a las demandas de los delincuentes vieron incendiados sus negocios. Siguieron los propietarios de lotes de autos, de lotes de chatarra –yonkes, como se les conoce por acá– y locatarios de los mercados de abastos.
La escalada de extorsiones se ha expandido: ya llegó a los negocios de los menonitas en el antes próspero corredor comercial Cuauhtémoc-Colonia Obregón. Ha empezado a tocar incluso a los propietarios de pequeños negocios en las zonas populares. En el medio rural los productores no hallan la puerta con el robo de tractores e implementos agrícolas, bombas para extraer agua, transformadores e instalaciones eléctricas.
Pero la semana pasada la inseguridad se trasladó a espacios adonde no se creía que iba a llegar: varias escuelas primarias, jardines de niños y secundarias de Ciudad Juárez fueron visitadas o alertadas por grupos de extorsionadores, ofreciendo supuesta protección a cambio de pagos, ya sea cubiertos por los maestros o por el dinero del consejo técnico. Los maleantes además emplazaron a los maestros que se fueran preparando para entregarles el aguinaldo.
Y como las ejecuciones se están convirtiendo en parte del macabro paisaje cotidiano, los sicarios han redoblado su saña. Ahora decapitan cadáveres, los crucifican, los cuelgan de los puentes de más tránsito. Abierto desafío y manifestación de poder y menosprecio a los precarios e ineficaces esfuerzos policiacos. Guerra sicológica que exacerba el miedo ambiente en esta entidad que, además de perder 26 mil empleos de la industria maquiladora en un año, tiene que afrontar ahora las consecuencias de la inseguridad generalizada: en Juárez el consumo de los restaurantes ha disminuido un 46 por ciento en lo que va del año. En los últimos días han cerrado sus puertas 14 locales. Los comerciantes menonitas han decidido empezar a cerrar sus negocios y migrar adonde puedan, igual que los propietarios de lotes de autos usados.
Mientras tanto las procuradurías y secretarías estatal y federal no dan pie con bola. El crimen organizado sigue matando policías y agentes de tránsito. Las fuerzas del orden tardan en llegar mínimo 40 minutos cuando son requeridas por temor a la saña de los sicarios. La coordinación de los tres órdenes de gobierno brilla por su ausencia. La ciudadanía se ve tan inerme que hasta algunos sacerdotes han empezado a recomendar que se armen para su propia defensa. Ni durante las guerras bárbaras contra los apaches a mediados del siglo XIX el terror se había apoderado tanto de esta entidad norteña.
Y, sin embargo, todo se pudo evitar. Porque la criminalidad desbocada de ahora es fruto de la reproducción ampliada de la impunidad permitida e incluso generada desde el Estado en décadas anteriores. Impunidad de los primeros cárteles, impunidad de los policías y soldados violadores de derechos humanos de principios de los años 90. Impunidad de los feminicidas y de los agentes judiciales que fabricaron culpables, sustrajeron pruebas o cobijaron asesinos. Impunidad de las pandillas urbanas y de los capos de la droga presentes en todo tipo de negocios.
Si en algún estado del país se vive la terrible dualidad de poder ahora es en Chihuahua. Al lado de la cada vez más debilitada república de instituciones y de leyes, ha medrado y se ha fortalecido una república de impunidad. Una república sceleris, como diría un teórico, es decir, república del crimen, de la maldad.
Por desgracia, a contrapunto de los desmesurados discursos fúnebres de Calderón, en esta dualidad no hay héroes. Sólo cómplices y víctimas.
Víctor Quintana es colaborador regular del Programa de las Américas del Centro de Relaciones Internacionales y asesor del Frente Democrático Campesino de Chihuahua, investigador-docente de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, México.
La Jornada, 14 noviembre 2008
Cierran 11 negocios por la inseguridad
Dejan a mil 500 sin empleo
El Heraldo de Chihuahua
De la Redacción
De la Redacción
Chihuahua, Chihuahua.- La inseguridad, la extorsión y la incontrolable violencia en la capital provocaron que 11 negocios, cinco centros nocturnos, un restaurante-bar y cinco inmuebles incendiados cerraran definitivamente sus puertas este fin de semana y dejaran sin trabajo a alrededor de mil 500 empleados directos, a poco más de un mes para la Navidad.
Los restaurantes María Chuchena y Fandagos generaban empleo a 250 personas, asegurándoles una buena temporada decembrina para este año.
"Abrir es como retar a las personas que nos han mandado mensajes de extorsión y denunciar a las autoridades no nos sirve de algo, pues ellos tienen todo para detenerlos y por algún motivo no lo hacen", dijo anónimamente uno de los empresarios perjudicados.
Según los afectados por esta crisis de violencia, desde hace aproximadamente dos semanas el ambiente en dichos centros nocturnos se ha puesto tenso, pues la misma clientela teme que en algún momento de la noche o al cierre del turno un ocurra un acto violento, como ejecuciones, levantones, balaceras, por mencionar algunos delitos ahora comunes en la capital.
La decisión de cerrar los centros nocturnos se debió en gran parte -manifestaron- a la ejecución del empresario Wilberth Ponce de León y a fuertes rumores de que días antes fue amenazado por algún grupo criminal, sin que hasta la fecha se conozcan con exactitud los motivos.
Luego de la muerte de Ponce de León se supo que varios empresarios de los ramos gastronómico y de diversión nocturna habían tenido contacto con personas que les exigieron una cantidad de dinero a cambio de su seguridad personal, de sus familias y el bienestar de sus negocios.
Otro de los motivos que provocó el cierre masivo de bares es que sus elementos de seguridad no pueden impedir la entrada de sujetos armados de manera tranquila, pues se sabe que algunos guardias internos recibieron amenazas tras intentarlo, comentó gente allegada a los propietarios.
Pero la causa más impactante de dicha situación -agrega uno de ellos- es que la gente tiene miedo de salir a la calle, pues aunque las autoridades aseguran que el miedo civil no tiene bases sólidas, los ciudadanos ven a diario cómo sujetos son acribillados en la vía pública, a plena luz del día, entre ellos los mismos policías.
Los negocios que este fin de semana ya no abrieron sus puertas al público son Boga Sound-Vision, Level Bar-Lounge, Fandangos Restaurant, La Malcriada, El Rincón de Villa y El Bar-Baro.
"Lo más triste es que ya viene la Navidad y no hay trabajo en ningún lado para los que nos dedicamos a este ambiente, pues los negocios no abren por temor y los que estaban abiertos, mejor cerraron", dijo un mesero, ahora desempleado.
Luego de que grupos criminales incendiaran los primeros cinco negocios en la capital, el presidente local de la Cámara Nacional de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), José Antonio Blanco, informó que la pérdida de empleos era de 600 directos, ya que el sector restaurantero da trabajo a miles de personas en la capital.
Sin embargo, luego del incendio de otro negocio y el cierre de seis más, el desempleo se calcula que será de más de mil 500 ciudadanos, los cuales esperaban con ansia la temporada decembrina, considerada como la mejor del año.
Los negocios que fueron incendiados total o parcialmente en las últimas dos semanas son: El Bar-Baro, Santa Cecilia, María Chuchena, Mariscos El Pamo, Restaurante Mar y Tierra y El Dorado; este último reanudó actividades.
Al preguntarles a los entrevistados si pensaban denunciar ante las autoridades algún caso de extorsión, sin pensarlo mucho contestaron: "Claro que no, si el gobierno sabe quiénes son los delincuentes en la ciudad y la idea de que garanticen nuestra seguridad en verdad es nula".
Negocios incendiados:
El Bar-Baro
Santa Cecilia
María Chuchena
Mariscos El Pamo"
Restaurante Mar y Tierra
El Dorado (continúa abierto)
Negocios cerrados:
Boga Sound-Vision
Level Bar-Lounge
Fandangos Restaurant
La Malcriada
El Rincón de Villa
El Bar-Baro
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