Carlos Fernández-Vega
Caída del PIB y de la actividad industrial
Cada día más nerviosos (léase al borde del infarto) por los negros resultados ofrecidos por las siempre amables “administradoras” de sus fondos de retiro, millones de trabajadores voluntariamente a fuerza inscritos en una Afore observan cómo se deteriora su perspectiva de jubilación: convidados de piedra (ellos aportan el dinero, pero no deciden cómo ni dónde se invierte) en este exquisito negocio de unos cuantos, en junio esos trabajadores registraron una “minusvalía” (término favorito de los técnicos para describir las pérdidas) superior a 50 mil millones de pesos, un monto que al cierre de octubre pasado se incrementó a casi 65 mil millones.
Nadie ha metido la mano para frenar el deterioro. Ningún plan “contracícilico”, ninguna institución pública y, aunque parezca increíble, ningún discurso oficial ha metido la mano o la voz para paliar la caída, en sentido contrario de lo hecho por el gobierno en los casos de grandes corporativos especuladores en problemas, como la Controladora Comercial Mexicana, de cuyo “rescate” ya se encargó Nacional Financiera.
El problema se agudiza cuando se sabe que casi siete de cada 10 cuentas de los trabajadores “aforados” no registran movimientos, están “inactivas” (término oficial que debe entenderse como desempleo, subempleo o informalidad del “beneficiario”), o lo que es lo mismo al no aumentar la inyección de dinero fresco, el ahorro acumulado se consume a ritmo de crisis.
En vía de mientras, va un paseo por el comportamiento del mercado de las Afore en el primer semestre del año, cortesía del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados: los ingresos de las Administradoras ascendieron a 7 mil 352.7 millones de pesos, monto mayor en 2.2 por ciento al obtenido en el mismo periodo de 2007; los gastos y obligaciones ascendieron a 6 mil 338.3 millones de pesos, 2 por ciento más que el registrado en enero-junio de 2007. Resultado de lo anterior las Afores alcanzaron una utilidad neta de mil 14.4 millones de pesos, cifra mayor a los 980.8 millones que en el mismo renglón obtuvieron en el citado lapso de 2007. De 2003 al primer semestre de 2008, las utilidades netas de las Afore superaron los 18 mil millones de pesos.
No obstante el incremento en el flujo de aportaciones a las Afore, el saldo de los recursos administrados por las Afore en el periodo de referencia creció apenas 2 mil 522.6 millones de pesos (0.3 por ciento), al pasar de un saldo de 822 mil 175.3 millones de pesos al cierre de 2007 a 824 mil 698 millones al final del primer semestre de 2008, “debido a la volatilidad e incertidumbre de los mercados financieros, situación que provocó una disminución en los rendimientos netos de las Siefores básicas”.
Durante el primer semestre de 2008, dejaron de operar la Afore Santander, Actinver y de la Gente, las dos primeras fueron adquiridas por Afore ING y Metlife, respectivamente, en tanto que Afore de la Gente, que pertenecía al Banco del Ahorro y Servicios Financieros (Bansefi) dejó de operar y su cartera fue adquirida por el Pensionissste, institución que manejará las cuentas individuales del nuevo régimen de pensiones de los trabajadores del sector público; este hecho implicó que al cierre del primer trimestre de 2008 operaran sólo 18 administradoras de fondos para el retiro. Con las fusiones realizadas en la primera mitad del año, las Afore Banamex, Bancomer e ING administran en conjunto 40.3 por ciento del mercado potencial de cuentas individuales para el retiro.
De acuerdo con la cobertura de mercado ocho administradoras de fondos para el retiro (Banamex, Bancomer, ING, Banorte Generali, Santander, Inbursa y Siglo XXI) acaparan 80.4 por ciento del mercado potencial, este indicador muestra una mayor concentración del mercado, ya que al cierre de 2007 esta proporción era cubierta por 10 Afore.
De los 38 millones 908 mil afiliados, 38.8 por ciento, que equivale a 15 millones 85 mil, corresponden a cuentas que se encuentran en actividad y el restante 61.2 por ciento (23 millones 823 mil), son cuentas que no presentaron actividad durante el primer semestre de 2008. En el mismo periodo, se cancelaron 141 mil 506 cuentas que no registraban recursos por ningún concepto (cuentas con saldo cero). De acuerdo a su composición por sexo, del total de afiliados en las Afore 36.56 por ciento en promedio corresponden a registros de mujeres y el restante 63.44 por ciento son hombres. El salario promedio de las mujeres fue de 3.4 veces el salario mínimo del Distrito Federal; el de los hombre fue de 4.1 veces.
En el periodo las Afore recaudaron (aportaciones obrero patronales, y voluntarias, cuota social del gobierno federal e intereses generados) 44 mil 43.4 millones de pesos; sin embargo, el saldo de los ahorros de los trabajadores que administran las Afore crecieron 2 mil 522.6 millones de pesos, al pasar de 822 mil 175.3 millones al final de 2007 a 824 mil 698 millones al cierre de junio pasado. Lo anterior “debido a la volatilidad de los mercados financieros internos y externos. Al cierre del primer semestre de 2008, el saldo de la subcuenta de vivienda, administrado por INFONAVIT y FOVISSSTE, ascendió a 405 mil 580.50 millones de pesos, 8.05 por ciento más que el registrado al finalizar el primer semestre del año previo”.
Con las modificaciones al régimen de inversión se autoriza la ampliación de dos a cinco el número de Siefores Básicas; con esta nueva modalidad se permite que las inversiones se realicen de acuerdo con la edad del trabajador; por ello, en la Siefore Básica 5 estarán los ahorros de los trabajadores más jóvenes, ya que su ahorro es de un mayor horizonte, por lo que podrán contar con un régimen de inversión más abierto y con mayor rendimiento en el largo plazo. En contraste, los ahorros de los trabajadores de 56 años y más se invertirán en la Siefore Básica1 y sus ahorros serán invertidos en un fondo de perfil “más conservador”.
Con los cambios al régimen de inversión, al cierre del primer semestre de 2008, el portafolio de inversión de las Siefore se encuentra distribuido de la siguiente manera: 61.3 por ciento de los ahorros de los trabajadores están invertidos en deuda gubernamental (Cetes, Udibonos, BPAS y Bondes, principalmente); 16.6 por ciento en el sector privado para financiar construcción y ampliación de activos fijos del sector hotelero, industrial, transporte, vivienda y alimentos, principalmente; 6.5 por ciento en deuda externa y 15.6 por ciento en instrumentos de renta variable.
Las rebanadas del pastel
La sacudida ya se manifiesta en el comportamiento del producto interno bruto: en el tercer trimestre de 2008 “creció” 1.6 por ciento, el más famélico de los últimos 30 meses, con resultados de por sí raquíticos. Y el sector en el que no hace mucho se tenían todas las esperanzas para que éste fuera un país de vanguardia, el industrial, cayó 1.3 por ciento. ¡Ah!, el “catarrito”.
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