viernes, diciembre 26, 2008

Boletín Informativo ISA núm 611

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Sumario:

I. La economía en 2009, por Rogelio Ramírez de la O

II. “México huele a muerte”, por Rosario Ibarra

III. ¿Obstáculo insalvable?, por José Agustín Ortiz Pinchetti

IV. Tres vidas, por Laura Itzel Castillo

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LA ECONOMÍA EN 2009

por Rogelio Ramírez de la O

(publicado en El Universal el 24 de diciembre de 2008

Los problemas desde 2007 han tomado por sorpresa al gobierno de Calderón, habiendo pasado más de un año argumentando que no había recesión, en lugar de tomar medidas urgentes.

Hoy el cúmulo de problemas económicos concretos es tan amplio que ni siquiera alcanzaría este espacio para enunciarlos. Vale la pena concentrarse en un problema muy grande, aún inadvertido en todas sus consecuencias.

El precio del petróleo se seguirá debilitando y no es de sorprenderse que alcance niveles como los de los años 80. Imaginemos lo que significa que el precio de la mezcla mexicana de petróleo exportado fue de 133 dólares por barril en julio y a mediados de diciembre alcanzó 33 dólares, cuando el petróleo aporta 44% del presupuesto.

En estas condiciones el gobierno ha dado pie irresponsablemente a un presupuesto para 2009 con un fuerte aumento para llegar a 3 billones 45 mil millones de pesos. No ha escuchado todas las advertencias que se le han hecho para que recorte su estructura burocrática y utilice bien los recursos.

La recesión o depresión estadounidense nos enfrenta también a una caída de las exportaciones no petroleras el próximo año. Si sumamos a este impacto que el menor precio del petróleo reducirá nuestro ingreso de exportación en 30 a 35 mil millones de dólares, entonces la balanza externa de México tendrá un déficit potencialmente explosivo.

Esto es aun con la cobertura de precios contratada por el gobierno, de la cual no se conocen detalles para juzgar el grado efectivo en el que cubrirá la caída de ingresos. Pero aun a 70 dólares por barril, de todas maneras el precio de 2009 será menor en 24 dólares por barril a lo obtenido en 2008.

Así, la cuenta corriente externa tendrá un déficit alarmante de más de 50 mil millones de dólares, aun suponiendo que el crecimiento de la importación sea mucho menor. Como la importación incluye gasolina y alimentos, de los cuales 30% y 35% de nuestro consumo se importa, implica que debe haber una fuerte caída del consumo doméstico. Si las importaciones no se frenan, el déficit sería todavía mayor.

Por lo anterior, evitar una crisis de balanza de pagos en 2009 va a depender de que haya entradas de capital extranjero. Una primera entrada será la cobertura petrolera, pero ésta no cubrirá más que alrededor de una quinta parte del déficit. Habrá que traer más capitales externos, pero en una recesión global, éstos serán raquíticos.

El sector privado mexicano, por su parte, tendrá un flujo de capitales negativo pues deberá pagar vencimientos de deuda sin que pueda obtener el mismo monto de refinanciamiento. Para cumplir, el gobierno los tendría que apoyar con créditos o con rescate.

Para eso el gobierno tendría que tener un gran endeudamiento y además consumir una buena parte de las reservas del Banco de México.

Por estas razones será difícil que el peso se recupere contra el dólar. Por el contrario, tendría que depreciarse aún más. El 2009 va a marcar seguramente no sólo que Calderón no pudo crear empleos, sino que tampoco pudo mantener el valor del peso.

Es esencial que el gobierno dé muestras de que entiende la realidad y que en consecuencia reduzca su gasto burocrático y negocie con los gobiernos estatales para que hagan lo mismo. Y debe transparentar cualquier apoyo que dé a las empresas privadas endeudadas.

Debe ante todo renovar su equipo con personas y proyectos pragmáticos y no ideológicos, y atender con prontitud y sin demagogia las demandas de apoyo. Si no lo hace así, habrá mucho malestar y resentimiento.

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“MÉXICO HUELE A MUERTE”

por Rosario Ibarra

(publicado en El Universal el 25 de diciembre de 2008)

“México huele a muerte”. La frase la he traído en la mente desde hace mucho, tras leer en todos los periódicos y enterarme por todos los otros medios de difusión del reguero de cadáveres que se encuentra en todos los estados de este territorio que se llama México y que la mayoría de los que aquí vivimos llamamos patria… mientras que “los otros” la quieren vender a retazos y se sentirían felices si la frontera norte, en vez de ser el río Bravo, lo fuera el Suchiate.

“México huele a muerte”, frase terrible, la leí en la contraportada del libro titulado Muertes históricas. En dicha obra se afirma: “Por encima de ideologías, proclamas incendiarias o discursos patrióticos, las páginas de nuestra historia se han escrito entre torrentes de sangre derramada”.

Es cierto, entre torrentes de sangre se han escrito las páginas de nuestra historia, pero entre los torrentes de sangre que hoy manchan el suelo de este trozo de América sólo se escriben historias de terror, de corrupción, de impunidad y, sobre todo, de simulación… Y qué decir de las otras historias, de las historias de dolor de los millones de hogares miserables donde los niños mueren víctimas de la desnutrición casi a la par de sus madres, y de los otros en los que se llora porque los hombres “se fueron al norte” porque aquí no hay trabajo, y de los otros, los que no viven en sus casuchas porque son los miles de pobres que llenan las cárceles…

Y de los nuestros, los de los hogares tristes, los hogares mermados, los hogares de los desaparecidos en los que el dolor punza las almas y la memoria de todos los que en ellos vivimos desde que nos los arrebataron, mientras quienes ordenaron su secuestro siguen impunes, cubriéndose los unos a los otros durante todos los sexenios...

Pero por demagogia no queda; por discursos de “mano dura” contra el “crimen organizado” quedan los tremendos intereses de los que “gobiernan” este país desde la ilegitimidad.

Todo aderezado con la invasión “verde olivo” que —aparte de intimidar al pueblo pobre— denigra a las Fuerzas Armadas, otrora dignas defensoras de la patria, pero cubiertas de ignominia el 2 de octubre de 1968 y en otras fechas en las que se pudieron repetir las palabras: “México huele a muerte”.

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¿OBSTÁCULO INSALVABLE?,

por José Agustín Ortiz Pinchetti, secretario de Relaciones Políticas el gobierno legítimo de México

(publicado en La Jornada el 21 de diciembre de 2008)

Nota periodística: La estructura del movimiento de AMLO está integrada por 2 millones 200 mil ciudadanos y podría crecer hacia mediados de 2009 a 2 millones 500 mil. Se han organizado unas 400 brigadas grandes, centenares de círculos de estudio y resistencia, así como 960 comités municipales. Estos son los frutos cuantitativos de la gira que el tabasqueño ha realizado por 80 por ciento de los municipios del país. Era lógico: AMLO ha trabajado para cosechar simpatías y sembrar grupos. Los resultados cualitativos son mayores. Está surgiendo una organización fuera de la partidocracia, con capacidad de movilización, iniciativa y coordinación. La aprobación de AMLO sube. Llega a más de una cuarta parte de la población electoral. Es asombrosa la “falta” de olfato probablemente intencional de los comunicadores que no investigan ni miden el impacto que puede llegar a tener este fenómeno. Esta indolencia no la comparte el Cisen, que observa con creciente interés y preocupación el proceso.

El cerco mediático es hoy un gran obstáculo para el movimiento. Los medios electrónicos y los periódicos, con raras excepciones, han tratado de banalizar, minimizar y ocultar estos hechos y descalificar y calumniar a AMLO. A cambio reciben jugosas ventajas y privilegios.

Un amigo culto, izquierdista de buena fe y que no se traga las ruedas de molino, me decía antier que está de acuerdo con nuestros objetivos estratégicos. Rechaza a Andrés Manuel por mesiánico, ávido de poder, lleno de rabia y amargura, enloquecido por la derrota, etcétera. Imagen siniestra compartida por millones que ven a la política como espectáculo y se nutren con la información convencional. Los que trabajamos con AMLO (ninguno ha desertado) somos gente crítica y damos testimonio unánime de la cordura, sobriedad, resistencia a la adversidad, sereno cálculo estratégico, astucia y buen humor del líder.

A pesar de que la información política oficialista ha tenido éxito en distorsionar y reiterar las mismas calumnias hasta volverlas verdades dogmáticas, no puede negarse que Andrés Manuel y su voto duro, que llega a 25 por ciento de los electores, han resistido la campaña de aniquilamiento. Hasta cierto punto, haber ocultado el perfil verdadero del movimiento lo favorece, porque cuando emerja en los próximos meses, el rebote de sorpresa dañará la de por sí dudosa credibilidad del aparato mediático: el peor obstáculo que enfrentan no sólo los obradoristas, sino la democracia mexicana.

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TRES VIDAS

por Laura Itzel Castillo, secretaria de Asentamientos Humanos y Vivienda del gobierno legítimo de México

(publicado en El Universal el miércoles 17 de diciembre de 2008)

Tres vidas fructíferas llegaron a su fin en fechas recientes. Primero falleció Othón Salazar, símbolo de la lucha magisterial por las mejores causas del país; después murió mi amiga Cecilia Loría, feminista, defensora de los derechos humanos; y apenas el viernes pasado concluyó su largo y productivo ciclo de vida una mujer excepcional: Amalia Solórzano, viuda del general Lázaro Cárdenas.

Estas tres vidas influyeron y marcaron muchas más, en distintos tiempos y niveles. Los testimonios de diversas personas han dejado constancia de ello en estos días. Los conocí a los tres y mucho podría decir, pero el reducido espacio de esta columna imposibilita que me extienda mucho.

Doña Amalia, sin embargo, está presente en mis primeros recuerdos de la niñez. Ella y el general Cárdenas. ¿Cómo no evocar la primera vez que acompañé a mis padres a visitarlos?
“Papá —le dije—, ese señor que me pellizcó el cachete es el mismo que aparece en mi libro de historia”. Y Heberto soltó la carcajada. Luego me explicó quién era ese hombre y lo que había hecho por nuestro país.

Siempre me impresionó la figura del general, pero también la de su esposa. Eran una pareja complementaria. El gran hombre quizá no lo habría sido tanto de no tener a su lado a una mujer como ella.

Amalia Solórzano encabezó la colecta pública que hizo el gobierno en 1938 para pagar la expropiación petrolera; impulsó también, durante el sexenio de su marido, el Frente Único Pro Derechos de la Mujer, organización plural que aglutinó a más de 50 mil afiliadas pertenecientes a 80 organizaciones.

Lázaro Cárdenas, haciendo eco de este movimiento, envió al Congreso una iniciativa para reformar el artículo 34 de la Constitución, a fin de otorgar los derechos ciudadanos a las mujeres. Pese a ser aprobada, la reforma no se publicó en el Diario Oficial porque parte del oficialismo consideraba al sector femenino “susceptible de ser controlado corporativamente”.

Doña Amalia recibió en Morelia a los niños huérfanos de la Guerra Civil Española, y a la mayoría los vio crecer y convertirse en personas de bien. Estuvo a favor de la Revolución cubana y en contra de la invasión de Bahía de Cochinos. Marchó discretamente —como era ella— junto a estudiantes y profesores en 1968. Apoyó a su hijo Cuauhtémoc en 1988 y fue fundadora del PRD. Simpatizó también, en su momento, con la causa zapatista.

La viuda del general Cárdenas fue una mujer de enorme dignidad, congruencia e inteligencia. Vivió 97 años y se mantuvo lúcida hasta el final. Ella es parte de la historia de este país. Pero mis recuerdos de ella son más personales. Ahora que estuvimos en su casa de la calle Los Andes, en Las Lomas, me vino a la mente una imagen, un olor y un sabor: ella fue quien descubrió, para aquella niña inquieta que alguna vez fui, el fruto jugoso llamado pérsimo.

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